El Corral del Carbón o Alhóndiga Nueva

La portada consta de un arco de herradura ligeramente
apuntado que da acceso a un espacio de doble altura
cubierto por una bóveda de mocárabes.

"Desde el interior del funduq las voces de los mercaderes moviendo sacos y alforjas le trasladaron a otro mundo. Miró hacia dentro. Algunas mujeres, bien tapadas con sus velos, limpiaban los restos de comida almacenada. Eran viudas que se ganaban la vida honradamente al verse desprovistas de otro medio de subsistencia al faltarles su esposo. En el centro del gran patio una pila de agua humedecía el ambiente. Al atardecer los mercaderes acudían a sus habitaciones en el piso superior y dormían como bien podían, amontonados, calientes pero sin un humilde jergón, pues las alhóndigas, en su mayoría, sólo daban cobijo pero no comodidades."

Fragmento de "Sueños del Albayzín" de Carolina Molina




Fachada exterior del Corral del Carbón

Puerta principal del Corral del Carbón 


Este edificio se sitúa en la ciudad de Granada, en la calle Mariana Pineda, paralela a Reyes Católicos y a la que se accede por la calle peatonal llamada Puente del Carbón. En la época de su construcción, esta zona comprendía la Medina o núcleo principal de la ciudad, junto al floreciente centro de comercio que constituía la Alcaicería, separadas por el río Darro, pero comunicados a través del Puente Nuevo o al-Qantara al-Yadida. El barrio existente alrededor de esta alhóndiga conocida como Yidida o Yadida era llamado barrio de los Xelices un arrabal donde habitaban los funcionarios del mercado de la seda.



Bóveda de mocarabes de la
portada del Corral del Carbón 

Sólo los principales centros urbanos del reino nazarí tenían centros estables de comercio urbanos como en Málaga, Almería (al-Mariya) y Vélez-Málaga o la propia Granada. Estos centros se desarrollaban en los alrededores de la mezquita mayor (emplazada en el lugar que hoy ocupa la Catedral de Granada, como es este caso). Mientras que los artículos de lujo eran vendidos en la Alcaicería, el resto de mercancías lo hacían en tiendas, agrupadas normalmente en calles según el género, o bien en mercadillos ambulantes. Los vendedores, bien fuesen mercaderes, productores o propietarios, al llegar a la ciudad podían depositar sus productos en la alhóndiga. Estas alhóndigas eran edificios públicos destinados a albergar a los comerciantes y sus productos, así como a guardar cereales provenientes del campo para ser subastados. Poco ha llegado hasta nuestros días, por lo que este edificio, Alhóndiga Nueva o Corral del Carbón como fue llamada por los cristianos (al-funduq en la Granada nazarí), tiene un gran valor histórico, ejemplo único que se conserva en la península.

Sección del Corral del Carbón o Alhóndiga Nueva

Este tipo de inmuebles eran comunes en Oriente, conociéndose como caravasares si se ubicaban en el camino de rutas comerciales por regiones deshabitadas y que servían igualmente de albergues a intervalos fijos o jans o al-funduq si estaban en núcleos urbanos. En la medina de Granada había al menos tres al final del período nazarí:
  • Alhóndiga Nueva (en la orilla izquierda del río Darro), para almacenamiento de cereales y carbón, era la que mayor comercio mantenía, posiblemente por ser la más nueva y por su proximidad a la Alcaicería.
  • Alhóndiga de los Genoveses o Extranjeros (cerca de la Puerta del Perdón de la Catedral, en la calle de la Cárcel Baja, cerca del barrio de Abu-l-Así) a través de la cual las potencias, como Aragón, Pisa, Florencia y en especial Génova, suministraban los productos importados de los que el reino carecía o era deficitario.
  • Alhóndiga Zaida o Zayda de las frutas (en el Zacatín o al-Saqqâttîn, detrás de la Madraza), la más antigua, donde se vendía aceite, miel, queso, higos, pasas, castañas, bellotas, paja, leña y otros muchos productos y en cuya plaza se alzaban las mansiones de los mercaderes genoveses y la casa del Qadí al-Yama'a o juez supremo de la medina.
Hace 25 años, una excavación arqueológica sacó a la luz
los restos de la alhóndiga Zaida, bajo el antiguo Café Suizo

Este mural cerámico en el portal del edificio que se
levanta la antigua alhóndiga Zayda recuerda su pasado


Decoración del interior del zaguán

En estos establecimientos había un encargado, fundaqair, que en castellano había recibido el nombre de alhondiguero, que se ocupaban de abrir y cerrar las puertas de las alhóndigas, proporcionaban a sus huéspedes candiles, acetres o pequeños calderos para sacar agua de la fuente, y mantas y esteras para dormir. En las alhóndigas de Fez del siglo XVI, normalmente las mujeres viudas eran las que se ocupaban de la limpieza y ellas mismas cocinaban los alimentos que previamente los clientes habían comprado, pues las alhóndigas no ofrecían comida.

Las tres plantas de altura del patio interior 
(inferior almacenes y cuadras, 
las dos superiores alcobas)


Otro servicio que se ofrecía a los alrededores de las alhóndigas era la prostitución femenina, abundante en la ciudad y que se solía ejercer en casas cercanas. Las prostitutas o jaraiyyas pagaban una contribución al fisco por ejercer su oficio, el al-jaray, por ello los burdeles eran conocidos como dar-al-jaray.

Las alhóndigas podían pertenecer al estado por lo que su gestión dependía normalmente del tesoro público o de los wakf (arrendamiento) o a particulares. En el caso de la Alhóndiga Nueva, pertenecía a las esposas de los reyes nazaríes y posteriormente a los Reyes Católicos, quienes mantuvieron el cobro de los mismos derechos sobre los productos contratados en ella. Tal vez a este origen regio se debe su excepcional tamaño y riqueza decorativa de la portada, que constituye lo más monumental del edificio.

Tal vez la monumentalidad y riqueza decorativa
de la portada  se deba a su origen regio

Detalle pinturas y epigrafía en mocarabes
Detalle de las pinturas de la puerta principal




Ventanas geminadas y decoración de mocárabes

Diseño de la portada
Interior del arco
La magnífica portada, enmarcada por pilares de ladrillo, esta formada por dos cuerpos. El inferior que lo constituye un gran arco de herradura apuntado también de ladrillo, angrelado en su intradós -parte interior del arco- y con labor de ataurique en las albanegas. Encima un friso con inscripción cúfica de alabanza a Allah, que dice "Dios es único, Dios es sólo; no engendró ni ha sido engendrado, ni tiene compañero alguno". Sobre esta inscripción un dintel de ladrillo adovelado da paso al segundo cuerpo, formado por ajimez -ventana doble- en el centro y arquillos ciegos a ambos lados, con yeserías decoradas con motivos de paños de sebka, según disposición frecuente en edificios mamelucos de El Cairo. La portada esta rematada por un gran alero sostenido por canes de madera que protegería con su vuelo las labores, seguramente policromadas, del estuco. A través del zaguán, con bóveda de mocárabes, que también estarían pintados, y ventanas geminadas sobre el dintel de la puerta, que ventila y da luz a una habitación de la segunda planta que seguramente estaría destinada al guardián de la alhóndiga.

Detalle del techo del zaguán
Capitel nazarí de madeta tallada
Zaguán y acceso al patio

Planta del edificio

Representación de la actividad que se habría vivido
en el zaguán de la alhóndiga al-Yadida 

Su planta es casi cuadrada (28,05 x 29,60 metros), del que sobresale la portada que esta orientada al norte, hacia el lugar donde se encontraba el Puente Nuevo que cruzaba el río Darro y que se comunicaba con el Zacatín o al-Saqqâttîn y la Alcaicería o al-Qaysaryya. El edificio consta de tres plantas y se eleva 10 metros.







El interior se organiza alrededor de un patio porticado por los cuatro lados, en cuyo centro se encuentra una rústica fuente de piedra con dos caños laterales que recibían agua de las acequias del Darro y del Genil (Sinyil) respectivamente. Las escaleras se encuentran en el punto medio de las crujías laterales. Las galerías, cubiertas con alfarjes que en el último piso están inclinados para facilitar la evacuación del agua de lluvia, se sustentan por pilares cuadrados, de recia piedra en la planta baja y de ladrillos en las dos superiores, organizadas mediante crujías de habitaciones y que se destinaban a albergar a los comerciantes, mientras que la inferior estaba pavimentada de ladrillo y estaba destinada a almacenes y cuadras. Además, el edificio debió de contar con letrina, ya que había estrictas leyes al respecto en la Granada islámica, aunque no se han conservado. El alzado culmina con un alero de canecillos inclinados hacia arriba, como era habitual en los edificios nazaríes.

Pasillo de las alcobas de la segunda planta de la alhóndiga


Pilares de piedra de la planta baja


Esquina exterior del inmueble 

Se desconoce la fecha de edificación, aunque por las tallas en yeso de su decoración indican que pudo ser construido en la primera mitad del siglo XIV. En 1494 los Reyes Católicos concedieron la tenencia de la alhóndiga a su criado Sancho de Arana, a quien donaron el establecimiento en 1500 y a falta de herederos de éste, el edificio fue vendido en pública subasta tras su muerte para casa de comedias y casa de vecinos, amenazado de ruina fue adquirido a comienzos del siglo XX por el Estado a cargo de los ingresos percibidos por la venta de billetes de entrada a la Alhambra. Se puede acceder gratuitamente y prácticamente a cualquier hora del día.






Comentarios

Entradas populares

El legado nazarí por el mundo