Biografía de reinas: Aixa (finales del siglo XV, esposa de Muley Hacén)

Aixa, de blanco en el centro de la obra de Manuel
Gómez-Moreno (1880), pintada en Roma y titulada
"Salida de la Familia de Boabdil de La Alhambra",
se conserva en la Diputación Provincial de Granada.

Más conocida por la leyenda que por la historia, Aixa (a veces confundida con el nombre de Fátima) era una de las mujeres de mayor prestigio, abolengo y poder en la corte nazarí de finales del siglo XV. Aïsha bin Muhammad ibn al-Ahmar, llamada Aïsha al-Hurra, “La Horra” (es decir, la noble, la honesta), nació sobre el año de 1430 en la Alhambra, del rey Mohammed IX, que al carecer de descendencia masculina, le permitió todo tipo de caprichos y privilegios, convirtiéndose en una mujer temperamental, inteligente, valiente y dominante. 

Pero además era nieta de Yusuf II, biznieta de Mohammed V, tataranieta de Yusuf I y sobrina de Yusuf III y de Mohammed VII. De sangre real, muy rica y poderosa, presumía de ser descendiente directa de los Ansares (deriva de al-Ansár, los “defensores”, nombre que fue aplicado a los miembros de las tribus de Medina de los Aus y los Jazray por el apoyo que prestaron al profeta). Muy joven casó con Mohammed X “El Chiquito” (a pesar de intentarlo, no conseguía quedarse embarazada, y el Rey Chiquito la estaba relegando), que algunos autores dicen fue asesinado por Muley Hacén y su hermano El Zagal (o al menos con su participación). 

Al enviudar a los veintisiete años, se volvió a casar con Muley Hacen, primo hermano suyo por vía paterna que era cinco años más joven que ella. Este último matrimonio tenía como objetivo consolidar el poder del entronizado rey Saad Ciriza quien había derrocado a  Mohammed IX, a la postre padre de Aixa, y quien murió decapitado en los palacios de La Alhambra a manos de su nuevo esposo e hijo del advenedizo rey.

Parecían un matrimonio bien avenido, y fruto del mismo llegaron tres hijos: Aixa, Abd Allah o Boabdil en 1459 y Yusuf, aunque algunos cronistas apuntan un varón más llamado Algazir Muley al-Agmar, que murió siendo aún un niño. Pero quince años más tarde una esclava cristiana se cruzó en sus vidas, Isabel de Solís, capturada durante una incursión sarracena en territorio cristiano en la primera mitad de la década de 1470, contando entre 10 y 12 años de edad. Aixa, que había sido bella de joven, contaba con más de cuarenta años y la edad la había naturalmente privado de su belleza anterior. Los cronistas de la época la describen mencionando su voz grave, vello en sus mejillas, y con un desarrollo muscular más propio de un varón, pero también era una mujer enérgica, de carácter fuerte y hosco, y de acusada personalidad. Un viajero egipcio, Abd al Bassit, que visitó la Alhambra en el invierno de 1465, la describe como: “una mujer de buena opinión, sentido común, sabiduría, temperamento, valentía y coraje”.

La esclava sirvió a la hija de Muley Hacén, quien quedó prendado de su belleza, provocando las envidias entre las mujeres del harem del rey que buscaban el favor del monarca. Así, una noche, tras yacer con él recibió una paliza que por poco le costó la vida a la cristiana, y temiendo que el ataque hubiera sido urdido por su esposa Aixa, decidió instalar a la cautiva en su palacio de Daralcolota (emplazado donde hoy se encuentra el convento de Santa Isabel la Real, cercano al palacio de Dar al-Horra) ordenando que se vigilase la residencia por su guardia mayor y disponiendo ropas y joyas para su favorita, que se convertiría al Islam cambiando su nombre por el de Soraya

Según cuenta Hernando de Baeza, contemporáneo de aquel tiempo, al llegar la "pascua de los moros", era costumbre que los vasallos granadinos de cualquier condición accedieran a La Alhambra para rendir honores tanto al rey como a su esposa, besando los hombres el pie del monarca y las mujeres la mano de la reina. En ese momento aprovechó para desplazar a Aixa y sustituirla públicamente por Soraya.

La encumbró al poder tomándola como segunda esposa, tras sobornar a algunos jueces con dos mil monedas de oro y plata para que legalizaran su nueva unión, ordenando a los escribas que le redactaran un gran ketubbah (según el Derecho talmútico, un documento para legitimar el matrimonio). Este ultraje a su persona y abolengo, llevó a Aixa a pelear por todos los medios pero sólo consiguió un enfrentamiento directo con el rey. 

Aixa, en la serie Isabel, interpretada
por Alicia Borrachero

Aixa, muy implicada en la política y muy hábil en la manipulación de hechos y personas, al sentirse desplazada del trono por Soraya, “la pérfida infiel”, y sobre todo al ver en peligro la sucesión de Boabdil en favor de Nasr, el primogénito de su rival, la llenó de celos y odio hacia su marido, y sobre todo hacia la que consideraba infiel, advenediza e intrusa, a la que acusaba además de influir en Muley, distrayéndole de sus responsabilidades como gobernante. 

Muley Hacén no volvió a ver a Aixa, quien tuvo que trasladarse al Cuarto de los Leones de La Alhambra con su servidumbre y sus tres hijos, quienes estaban también resentidos con su padre, el rey, quien optó por habitar en la vecina Torre de Comares con la nueva consorte.

Esto aumentó el distanciamiento con los hijos que tenía de su matrimonio con Aixa y la animadversión de las principales familias del reino que también le retiraron su apoyo, salvo los Venegas, de lo más granado y belicoso de la nobleza granadina y los Alnayares. A pesar de todas las oposiciones, Muley Hacén continuó su unión con Soraya, quien le dió dos hijos: Saad (nacido alrededor de 1476) y Nasr (nacido a finales de la década de 1470). Estos nuevos vástagos supusieron una amenaza para Aixa, quien los veía como rivales para heredar el trono, destinado a su hijo mayor Boabdil

De hecho Soraya intentó conducir la voluntad del monarca para que designara a su primogénito Saad como su sucesor a la corona nazarí. Aixa y sus hijos fueron encerrados en la Torre de Comares pero era una hábil mujer, capaz de tomar importantes decisiones, decisiones que influyeron notablemente en la evolución política del Reino. Así temiendo por sus vidas si continuaban residiendo tan cerca de los monarcas en la ciudad palatina, sugestionada por el rencor y las amenazas, ideó una escapada deslizándose con cuerdas a través de la torre hasta el barranco del río Darro para huir a Guadix

En la lucha por la defensa de los intereses de su hijo, le apoyaban los Abencerrajes, una antigua, noble y muy poderosa familia de caballeros y feroces guerreros musulmanes granadinos (los Banu-Sarray), que ya anteriormente habían sufrido terriblemente la ira de Muley Hacén, cuando unos años antes se enfrentaron contra él. Pero además Aixa, que era ortodoxa en cuanto a su sumisión y seguimiento de los preceptos del Corán, contaba con el apoyo de los líderes religiosos más exaltados, ulemas y alfaquíes, que no aceptaban de buen grado la tibieza religiosa de Muley Hacén, su amor por los placeres de la carne y de la mesa (incluido el vino), y sobre todo, el ascenso al trono de una infiel, desalojando de sus derechos a una descendiente del Profeta como ya he comentado.

Las intrigas y el complot llevaron hasta la implicación de la rumí, la cristiana convertida al Islam, en el fallecimiento en oscuras circunstancias de Yusuf, quien se encontraba con su madre, cuando contaba con 17 años. Yusuf era el segundo hijo de Muley Hacén y de Aixa y aunque oficialmente se declaró que fue por unas fiebres durante una epidemia en Almería,  Hernando de Baeza cuenta en su libro “Las cosas que pasaron entre los Reyes de Granada…” declara que fue degollado por El Zagal siguiendo instrucciones de Muley Hassan, su padre, quien después lloró amargamente su muerte y dijo que su hermano El Zagal le había entendido mal.

Aixa sobreviviría a Muley Hacén, quien murió en Almuñecar (al-Munakkab) en 1485, y Soraya se exilió a Córdoba (Qurtuba), dejando a sus hijos bajo la protección de los Reyes Católicos en la Corte de Sevilla. Vería gobernar a su hijo Boabdil como Mohammed XII, e incluso intercedería para protegerle cuando, estando ya casi sitiada la ciudad de Granada, apeló al rey Fernando el Católico, suplicándole que le dejase en libertad a cambio de su vasallaje, el pago de doce mil ducados anuales y la entrega de trescientos cautivos, pero la Historia demostraría que de nada sirvieron tales negociaciones.

La leyenda dice que, tras la Toma de Granada por los Reyes Católicos, camino ya del señorío de Andarax en las Alpujarras (al-Busarrat), Boabdil se detuvo entre las actuales poblaciones de Villa de Otura y El Padul para volver la vista atrás llorando porque dejaba Granada. Fue entonces cuando su madre le increpó, "llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Y por este motivo, el puerto de montaña recibe el nombre del Suspiro del Moro; triste epitafio (e inventado por Antonio de Guevara, obispo de Guadix en el siglo XVI) para un hombre que se batió con firmeza para conservar su reino.

Aixa acompañaría a su hijo Boabdil al exilio en la ciudad marroquí de Fez en 1493, al amparo de los reyes meriníes, donde seguramente fallecería al poco tiempo, a la edad aproximada de setenta y cinco años, sumida en la desgracia tras haberlo perdido todo.

Delia Boccardo como Aixa en la serie "Requiem
por Granada" 

Comentarios

  1. Muhammad XI, el Chiquito, se casó con una hija de Muhammad IX (el Zurdo) llamada Umm. El Chiquito muere junto con sus hijos, asfixiado con toallas, en la Alhambra por orden de Sa´d. El hijo de Sa´d, Muley Hacen para los cristianos, casa con Aixa (para esta era su primer matrimonio)

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