Cerámica nazarí

Clasificación de los tipos de cerámica medieval

La cerámica nazarí conjuga una alta calidad formal, funcional y estética como en ninguna época de la historia de España, siendo la cerámica medieval hispanomusulmana considerada de modo general uno de los fenómenos más ricos y variados de nuestro patrimonio cultural.

Ataifores y jofainas de la exposición sobre la "Tipología de
la Cerámica nazarí" en la Alcazaba de Málaga; las piezas
se presentan desprovistas de su cubierta decorativa para
destacar su tipología y las técnicas de conformación
En mi reciente visita a la Alcazaba de Málaga, pude disfrutar de una exposición sobre la cerámica nazarí, didáctica a la vez que de investigación, en la que se unía interdisciplinarmente el estudio de la tecnología de la cerámica de los siglos XIII al XV y su aplicación como modelo de referencia para el aprendizaje del uso del torno como técnica de la alfarería.



Por un lado han conseguido recuperar un rico repertorio de piezas y por otro la visión de la dimensión formal y funcional que la fragmentación y la conservación de los restos arqueológicos no siempre permiten. Dichos fragmentos, a pesar de su modesta apariencia, permiten a los arqueólogos fechar los yacimientos y su distintos períodos de ocupación además de transmitirnos información sobre la vida cotidiana de sus poseedores, de cómo almacenaban los víveres, cocinaban, comían, se aseaban, alumbraban o se daban calor, etc. además de conocer otros aspectos de la vida social relacionados con su fabricación, comercio y uso como signo de estatus social; este es el caso de la loza dorada, cuyo dominio de la técnica fue tan apreciada como objeto de lujo que su fama sobrepasó el tiempo de la cultura que la inventó.

Reproducciones de redomas y tazas
Taza nazarí en miniatura de cerámica sin vidriar,
hallada en el Secano de la Alhambra
Esta pequeña tapadera circular de época nazarí es una
muestra de ornamentación incisa, aplicada con un instrumento
puntiagudo en el barro cuando estaba todavía blando

Dentro de la variedad de formas y diversas funciones de la cerámica, encontramos:

  • Recipientes para la preparación de alimentos: se caracterizan por tener un baño de vidrio por dentro para impermeabilizarlos y evitar que la arcilla contamine a los alimentos. Por ejemplo el almirez o mortero o los coladores, utilizados para escurrir alimentos, elaborar queso o hacer cuscús al vapor, un plato muy popular en al-Ándalus y los moriscos.
Ejemplo de mortero hallado en unas excavaciones de Málaga

Cuscusera medieval perteneciente a unas excavaciones
arqueológicas urbanas en Málaga y reproducción
  • Recipientes para la cocción de alimentos: elaborados con pasta refractarias para resistir al fuego, que solían tener las paredes altas e impermeabilizadas, el cuello corto y ancho, y unas asas que facilitaban su manejo, mientras que las bases eran planas para poder asentarse bien sobre las brasas o el anafre. Un ejemplo de estos tipos de recipientes son las ollas o marmitas para guisas con líquidos y las cazuelas apropiadas para guisos con poco líquido y ebullición a fuego lento.
Cazuela en primer plano y olla o marmita detrás
Anafre u hornillo de cerámica sin vidriar de gran
tamaño en cuyo hueco se insertaban las ascuas
para cocinar o como calefacción
  • Recipientes para contener líquidos y servirlos: se caracterizan por tener panza, un cuello más estrecho acabado en una boca con pico, pitorro o estrechamiento para poder escanciar líquidos. Por ejemplo las redomas o botellas eran utilizadas para contener y servir aceite, vinagre, agua, etc. o los jarros, que con una única asa servían para verter cualquier líquido, mientras que las jarras o jarritas tenían dos asas y servía para llevar el agua o el vino a la mesa pudiéndose beber en ella si la boca era ancha.
Jarra nazarí R. 111 (siglos XIII-XIV)
 hallada en la mazmorra de
la Puerta del Vino, Alhambra


Jarrita vidriada de un asa utilizada para servir liquidos
  • Recipientes para transportar y contener: podían ser muy grandes si estaban destinados a contener y transportar líquidos como vino, aceite, etc. o grano en cantidad, caracterizándose por tener un cuerpo ovoide y cuello corto, o bien un simple reborde alrededor de la boca (los de menor tamaño se usaban como contenedores para el servicio de mesa). Ejemplo se ellos eran los cántaros (vidriados o sin vidriar), orzas para conservar alimentos como aceitunas o al-zaituna en aliño o conservas en salmuera o grasa y cantimploras para transportar pequeñas cantidades de líquido.
Reproducción y fragmento de una cantimplora medieval
Recipiente con forma de cantimplora de época nazarí,
sin vidriar y pintada en negro conservada en el Museo de la Alhambra

  • Objetos para diversas funciones que contribuyeron a facilitar la vida y aportaron elementos lúdicos con tipologías muy variadas y de uso común como pudieron ser los orinales o bacines, candiles, juguetes, pipas que solían hacerse a molde y que tuvieron gran pervivencia o pesitas para los telares.
Los canjilones de noria eran recipientes que servían para
elevar el agua al estar atados a la rueda de la noria; de diversos
tamaños, eran siempre muy parecidos en su forma
Ejemplo de un juguete de cerámica, en este caso una casita
Por lo tanto, dependiendo de la utilidad del objeto de cerámica en cuestión, tenía una u otra forma; esta relación entre materia, forma y función nos permite saber para que sirvió, aunque fueron tan versátiles estos objetos que pudieron tener diversos usos. algunos de los recipientes nazaríes aún perviven con el mismo uso y nombre que en aquel entonces. y en su conjunto, representan casi la totalidad de enseres domésticos que una familia tenía, por lo que podemos conocer los utensilios que formaban parte de su ajuar y las comodidades de las que disponían, siendo en su mayoría objetos funcionales.

Arqueólogos, alfareros y ceramistas han dado
nombre a todas las partes de los recipientes
de cerámica para poder referirse a ellos y se
han servido para tal fin del parecido de las
mismas con las partes del cuerpo humano

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