Alcazaba de Málaga

Hasta el siglo XIX, la Alcazaba de Málaga tenía el mar en sus lindes

Situada sobre una colina, que hasta bien avanzado el siglo XIX, tenía el mar casi a sus faldas, a Alcazaba, cuyo nombre al-Qasba, viene a significar fortaleza urbana, aparece por primera vez en fuentes escritas en el siglo VIII, en época emiral, cuando se ordena la construcción de una mezquita aljama en su interior, posiblemente en la actual Plaza de Armas, sobre la que se construiría una nueva posteriormente y que se convirtió en Ermita consagrada a San Luis tras la conquista de los Reyes Católicos. De época califal, en el siglo X, se fecha la construcción de algunas zonas de la Alcazaba en las que su aparejo es de sillares a soga y tizón característico de esta época, pero que posteriormente fueron cubiertas por obras de período taifa y nazarí.

Maqueta de la Alcazaba de Málaga
 en el Museo Arqueológico de Málaga

Con la independencia local, la dinastía Hammudí, procedente de Ceuta y que se consideraba legítima sucesora del Califato de Córdoba, convierte a Málaga en un reino taifa e inicia la construcción de una zona palaciega en la Alcazaba sobre antiguos restos del siglo X, convirtiéndola en sede de su poder hasta ser expulsados por el rey de la taifa zirí de Granada, Badis, en el año 1056 quien anexionará Málaga a Granada. 

Fragmentos de arrocabes de los siglos XI y XII
procedentes de la Alcazaba de Málaga y
expuestos en el Museo de la Aduana de Málaga




Los ziríes de Granada continuarán con las obras de embellecimiento de la residencia palaciega de la alcazaba. De época zirí son gran parte de las fortificaciones de ingreso, destacando entre ellas la Puerta de la Bóveda, en recodo, la Puerta del Cristo, de igual tipología y reformada en época nazarí. La torre del homenaje fue fortalecida, pudiendo contar con una puerta de ingreso a la fortaleza, a juzgar por el arco monumental al estilo de los de Medina Azahara, y que fue rellenado y macizado por los nazaríes. 

Torre del Homenaje

De época zirí es el barrio de viviendas con baño y aljibe, pequeño y homogéneo, excepcional por sus características y por su grado de conservación, ya que ninguna construcción posterior lo ha desvirtuado. Ocupa el extremo este del segundo recinto de murallas, el que alberga los palacios, por lo que se deduce que pudo estar destinado a personajes de la corte o servidores del palacio, llegando a albergar una población de 50 personas.

Durante 50 años los Almorávides gobiernan el territorio malagueño con intransigencia religiosa, obligando a los descendientes de Badis a huir a Marruecos y poniendo fin a la convivencia con los mozárabes. De la presencia almorávide no quedan restos destacables. Les siguen los Almohades, fanáticos religiosos que no pueden contener el avance cristiano hasta que son vencidos en la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212. A los almohades se debe la construcción, para comunicar el arrabal de al-Tabbanin con la medina, del primer puente sobre el río Guadalmedina que curiosamente no dan ese nombre de "río de la ciudad", es decir Wadi Madina, sino que lo nombran como Wadi Malaqa.

Aunque se han detectado algunas reformas de época almohade, la gran transformación del complejo palaciego se produce en época nazarí, cuando el edifico se organiza a partir de tres patios.



Estos fragmentos de madera de pino tallada datados entre los
siglos XIV y XVI proceden de la alcazaba de Málaga
y se exponen en el Museo de la Aduana de la ciudad


En el período nazarí, al final del gobierno almohade, la alcazaba continua siendo una auténtica ciudad palatina, independiente en sus funciones de la medina de Málaga. La Alcazaba se convierte en un palacio-fortaleza, protegida por una serie de fortificaciones. Cuando en 1340 se generaliza el uso de la artillería, Yusuf I se da cuenta de que el interior de la alcazaba sería vulnerable desde el monte Gibralfaro, por lo que ordena la construcción de una coracha y acomete obras en el Castillo de Gibralfaro, aunque es probable que fuesen finalizadas por Mohammed V. De este período se conservan muchos escritos que destacan la inexpugnabilidad de las fortificaciones de la ciudad, como la obra de Ibn al-Jatib "Parangón entre Málaga y Salé", Abd al-Basit que visitó la ciudad en 1465 y que describe el uso del agua en la alcazaba o la de al-Maqqari que escribe sobre la conquista de las tropas cristianas y la entrega de la ciudad.

En ella ví una construcción hecha para el agua en la cual había tres grandes cántaros de porcelana. No he visto nunca nada igual ni similar, ni nunca he oído hablar de ellos. Estos tres cantaros estaban dispuestos el uno al lado del otro en esta construcción destinada al agua potable en el diblitz (vestíbulo) de aquella alcazaba (...) y estaban maravillosamente fabricados y magnificamente adornados con extraordinarios y raros trabajos en relieve

Abd al-Basit 

Bajo el dominio nazarí, la alcazaba seguirá funcionando como una pequeña medina, sede del gobierno y de las jerarquías de la ciudad, con funciones administrativas y residenciales, a la vez que defensivas, comprendiendo 14.000 metros cuadrados, 7.000 en superficie construida, repartido en 3.478 metros cuadrados de construcciones civiles y 3516 militares, según un estudio de Rafael Puertas Tricas y según las crónicas cristianas de Hernando del Pulgar contaba con 32 gruesas torres. Además de su uso militar, la alcazaba cuenta con una mezquita que asegura su autosuficiencia religiosa, hornos, aljibes de agua, silos destinados a guardar celerales, etc. No hay que olvidar que el conjunto estaba pensado para soportar asediod como el que sufrió en un caso y que duró seis mese, o para albergar a mil caballeros y sus caballos como ocurrió en otro.

Boca de silo construido en una pileta romana de garum

Sección del silo cuyo único acceso se encontraba en la
boca del silo por el que se descolgaban a los prisioneros
con escalas que posteriormente se recogían

Desde la medina se accedía por la misma puerta actual, aunque su estructura fue modificada tras la conquista, pues se encontraba protegida por una torre albarrana que se adentraba como un espolón a la urbe y al borde del mar. Desde ella el recorrido de ingreso se adaptaba al terreno irregular, obligando a los posibles asaltantes a realizarlo constreñido por los lienzos de muralla jalonados de pequeñas torres macizas de diversa tipología con adarve, realizando giros dominados por las defensas más altas y salpicado de numerosas puertas, siendo la más importante la que se encuentra en la Torre de la Bóveda Vaída. Esto llevó a Torres Balbás a considerar la Alcazaba de Málaga como prototipo militar hispanomusulmán, comparable al castillo de Krac de los Caballeros en Siria, que es prácticamente contemporáneo y que posee una estructura similar.

Acceso a la puerta de la Torre de la Bóveda Vaída, del siglo XI,
con reconstrucciones del siglo XIV y XVI
Bóveda de ladrillos que da nombre a la Torre de la Bóveda Vaída

Tras la puerta de la Torre de la Bóveda Vaída en recodo, amplia
y en pendiente, se alcanza la Puerta de las Columnas por un pasillo
dominado por adarves protegidos por pequeñas torres macizas

Puerta de las Columnas, con tres arcos en total, contiene fustes
de mármol blancos romanos y capiteles corintios reaprovechados

Tras la Puerta de las Columnas existe un acceso al Haza de la Alcazaba, un espacio amplio y amurallado hasta el siglo XIX en que fueron demolidas, que cerraba el recinto por el lado del mar, apoyándose en muchos casos sobre espolones rocosos que se adentraban en el agua. En esta zona se encontraba el Atarazanal Viejo, las atarazanas de la propia alcazaba o el llamado Arsenal de la Armada, lugar de protección para los barcos con puertas hacia el mar. En su extremo este partía un lienzo que protegía el acceso a la fortaleza al puerto y que garantizaba su salida al mar, algo muy valorado por los gobernantes nazaríes. Esta especie de coracha marítima desapareció cuando se construyó el Túnel de Puerta Oscura y los Jardines. Hay que tener en cuenta que en época islámica, el mar ocupaba lo que hoy es el Ayuntamiento, el Banco de España y el Rectorado. Fue llamado por los cristianos "Corral de los Cautivos" porque en este lugar se custodió a la población nazarí vencida antes de ser vendidos como esclavos.

Tunel de Puerta Oscura, este espacio estaba ocupado
por un espolón amurallado en época nazarí y de él
partió la población hacia la esclavitud tras la conquista
de Málaga por los Reyes Católicos en el siglo XV

Tras dejar atrás el adarve desde la Puerta de las Columnas, ascendiendo una cuesta se llega a la Puerta del Cristo, de origen taifa pero reforzada en época nazarí y de la misma tipología de la Torre de la Bóveda Vaída, en recodo. Entre ambas existiría una puerta intermedia en el ascenso de la cuesta del Cristo y que no se ha reconstruido. A través de ella se accede al recinto inferior de murallas, recinto cerrado, que engloba el recinto superior o área palatina, formando una alcazaba dentro de otra.



En el recinto inferior proliferan los bastiones exteriores adosados al muro, destacando la Puerta de la Coracha que da acceso a este camino murado junto a la Torre Quebrada, llamada también de los Abencerrajes. Hacia el norte, el pozo de igual nombre y similares características que el del Castillo de Gibralfaro, el pozo de Airón con restos de una noria en sus cercanías, y que surtía de agua al palacio, al barrio de viviendas y al baño del mismo. En este recinto también se encuentran las mazmorras excavadas en la roca con la misma forma de embudo invertido de los silos, con dos bocas estrechas, donde se encerraban tanto a presos políticos como a cautivos cristianos, que en principio no estaban destinados a permanecer allí mucho tiempo ya que se les hacía trabajar o se permutaban por cautivos del bando contrario o redimidos con el pago de un rescate.

Plano del aljibe del barrio castrense

En el extremo noroeste del recinto se encuentra la Torre del Tiro, de donde partía la cerca que bajaba hasta las murallas de la ciudad, donde se descubrió el arranque de otra torre junto al Teatro Romano.


Teatro romano junto a las fortificaciones de ingreso,
con la Torre Temboury en el extremo de la derecha 

Teatro romano a los pies de las murallas
de la Alcazaba de Málaga



La única comunicación con el recinto superior, el de los palacios taifa y nazarí y por el barrio castrense o de viviendas del siglo XI, se establece por la Puerta de los Cuartos de Granada, defendido por la torre del mismo nombre en el extremo oeste y por la gran torre del homenaje al este.

La Torre de los Cuartos de Granada es una puerta de acceso directo doble, abierto en una alta torre  con un patio estrecho en el centro y que fue reconstruida en la década de 1940. Tras el obligado quiebro del camino y subir una pequeña escalera se llega a la zona áurea. En las zonas que servían de salas de recepción y de residencia de los gobernantes todo se articulaba alrededor de patios con fuentes o albercas; el sonido de las fuentes y los olores de las plantas y perfumes eran el marco de un mundo que no se negaba al placer, el juego, la poesía y la sensualidad.

Puerta de los Cuartos de Granada y Torre del mismo nombre

Vista del interior de la Torre de los Cuartos de Granada

Puerta de los Cuartos de Granada, con su acceso directo doble,
en dirección a la Plaza de las Armas de la alcazaba

El palacio taifa fue construido siguiendo los modelos califales del Salón Rico de la ciudad palatina de Medina Azahara, con el clásico despiece de dovelas en rojo y blanco, atauriques tallados y columnas de mármol. Desde el patio de los Surtidores, un pórtico nazarí formado por tres arcos, -mayor el central-precede el acceso al interior de la sala. El pórtico fue renovado entre los siglos XIII y XIV, ya en época nazarí. Los arcos festoneados son similares a otros de la misma época de la Alhambra, conservando escritos en blanco sobre rojo en los cimacios, una alfaifa del Corán, lema de la familia real granadina: "No hay vencedor sino Dios".


Estos arcos del palacio taifa recuerdan al Salón Rico de Medina Azahara

Fragmentos decorativos procedentes de la
alcazaba de Málaga y expuestos en
el Museo de la Aduana de Málaga

El palacio nazarí debió construirse sobre restos de construcciones taifas y que esta formado por dos patios sucesivos, el de los Naranjos y el de la Alberca. Aunque en planta mantienen su estructura, los alzados son fruto de la restauración de los años 40. Ambos patios disponen de alberca, y conservan algunos restos decorativos originales, hallados descontextualizados en esta zona, ya que estaba completamente arrasada. Los restos aparecidos del palacio nazarí constituyen la distribución de las estancias, con arranques de estructuras con alturas variables entre medio metro y un metro, huecos de puertas, albercas, sin restos de construcciones modernas sobre ellos. Se planteó la disyuntiva de si cubrirlos para su conservación o reconstruir a partir de dichas evidencias, intentando que los alzados y cubiertas sean lo más neutros posibles. Con la intención de dar una idea del estado que tuvieron inicialmente y con el objetivo de musealizar el espacio se opta por esta segunda opción. Teniendo en cuenta la época en que se desarrollaron estas obras de recuperación, tras la Guerra Civil, es comprensible que primara el deseo de ofrecer a la ciudad, destrozada por la contienda, el resurgir de las ruinas de este palacio.


Perspectiva del interior de los Palacios Nazaríes desde el lado sur


Alzado del lado norte de los palacios nazaríes

La distribución en dos patios con pabellones enfrentados en los extremos más cortos, norte-sur, con pórticos de tres arcos, era clara, pero no se pudo determinar si se apoyaban en columnas o pilares, ni la disposición de las alcobas, la altura de las salas ni el tipo de cubierta que tuvo.

Patio de los Naranjos, constituido por dos alberquillas
El Patio de los Naranjos se organiza entorno a las dos alberquillas de las que aparecieron las trazas originales durante las excavaciones. Los pabellones fueron cubiertos con bóvedas esquifadas y pintadas por Hermenegildo Lanz.

Pavimento original nazarí de la sala norte

Pavimento de grandes sillares de piedra en el interior de los
palacios nazaríes de la Alcazaba de Málaga

El segundo patio, conocido como Patio de la Alberca o del Arrayán, se articula alrededor de una gran alberca central cuyas aguan hacen el efecto de espejo para el edifico, rodeada en los lados mayores por setos de arrayán. El pavimento de la sala norte es en parte original, así como una sala completa pavimentada de grandes sillares de piedra. La pared norte de este palacio presenta gran parte de los muros originales, lindero al barrio de viviendas, con grandes sillares de piedra y paramentos de mampostería que datan del siglo XI y XIII. En el extremo norte se levantó una torre-mirador, ya que aparecieron restos de la misma y el arranque de unas escaleras. La sala del pórtico sur está cubierta por una techumbre de madera traída de una de las salas de los pabellones militares demolidos en la zona del Túnel. 


Patio de la Alberca o Patio del Arrayán de la Alcazaba de Málaga

Perspectiva del Patio de la Alberca con la Torre Mirador al fondo

Tras el palacio nazarí se encuentra el barrio de viviendas del siglo XI, también llamado barrio castrense y al que se accedía por dos puertas en el camino de ronda que da paso a dos calles pavimentadas con losas de piedra y ornamentadas con zócalos pintados de almagra que bordean la muralla. Una de las casas también comunicaba con la sala norte del palacio por lo que se cree que pudo servir de alojamiento para el personal doméstico. Es un barrio muy homogéneo y con un urbanismo cuidado, sin igual por su conservación en la península.

A la izquiera puede verse sobresaliendo los restos de la Torre
del Homenaje de la Alcazaba de Málaga

Por último, cerrando el recinto al este, las ruinas de la Torre del Homenaje, conocida desde antiguo con ese nombre aunque el término no es muy apropiado ya que en el mundo islámico no existían las mismas relaciones de vasallaje que en el medievo cristiano. Dicha torre se reforzó en el siglo XIV o siglo XV, interceptando el camino de ronda. El hecho de que tanto el recinto inferior de la alcazaba como el superior se pueden recorrer en su totalidad por la parte alta de las murallas es característico en esta edificación defensiva, subiendo, entrando y saliendo de las distintas torres, que en algunos casos, como en la Torre del Cristo, el adarve esta separado del acceso al interior de la misma.
Torre del Cristo donde destaca el adarve que le atraviesa en
el discurrir de la muralla de la alcazaba

Las excavaciones llevadas a cabo en la Alcazaba para su rehabilitación a partir de los años 30 del siglo XX, especialmente en el entorno de la torre del homenaje, dieron lugar al hallazgo de una excepcional colección de cerámica islámica.

La calidad del material encontrado
en la Alcazaba de Málaga, permitió a
Manuel Casamar y Rafael Puertas Tricas,
directores del Museo de Málaga, realizar
una completa propuesta tipológica y decorativa
y con el tiempo, la colección se ha convertido en
una referencia para la investigación de estas
producciones (foto tomada en el Museo de Málaga,
en el Palacio de la Aduana)


Cuenco del siglo XIII procedente de la Alcazaba de
Málaga, con decoración de vidriado verde y estrella
en el centro que se expone en el Museo Arqueológico
Nacional de Madrid


La Alcazaba de Málaga se convertirá en un barrio marginal de la ciudad, en el que, según palabras de Torres Balbás, "sus antiguos habitantes son sustituidos por gentes de escasísimos recursos y menores necesidades y las viviendas siguieron naturalmente la decadencia de sus ocupantes". Este estado de abandono cambiará cuando es declarada Monumento Histórico Artístico, pasando a pertenecer al Tesoro Nacional. Las viviendas son demolidas y el académico Juan Temboury Álvarez se dedicará a su conservación y restauración hasta su muerte en 1965.

Busto en honor a Juan Temboury Álvarez

Estas imagenes de la maqueta
de la Alcazaba de Málaga
expuestas en el Museo Arqueológico
de la ciudad ayudan a comprender
su estructura y organización

Al igual que otras ciudades islámicas
como Almaría, Granada o Jaén, Málaga
contó con una fortaleza palatina que
fue fundada por la dinastía hammudi a
comienzos del siglo XI y siendo
ampliada y modificada hasta
alcanzar su máximo esplendor
en época nazarí

Toda ciudad islámica de importancia
contaba con un palacio fortificado, residencia
del gobernador, ubicado en una posición
dominante en altura sobre la medina


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