Los frisos nazaríes

Friso de yesería en el Patio de los Arrayanes

Empecemos por el principio ¿qué es un friso? El friso es una parte del entablamento, y el entablamento es el remate de la arquitectura arquitrabada, edificios clásicos donde predominan las columnas exentas de arcos. En matemáticas existen 7 tipos distintos de frisos, según contengan simetrías horizontales, verticales, con deslizamiento y giros de 180°. 

Friso epigráfico de yesería de la Alhambra en el
Museo de la Alhambra

Si nos centramos en la arquitectura y decoración nazarí, los frisos se desarrollan en una sóla dirección y son el soporte de las inscripciones epigráficas que delimitan campos o crean marcos para alfices, puertas o paneles de alicatados. 

Además, los frisos, en el arte nazarí sirven como soporte de las inscripciones epigráficas, tanto de caligrafía cúfica como nasji, con invocaciones y fórmulas piadosas, fragmentos del Corán y composiciones poéticas.

En la Alhambra abundan los frisos con
simetría vertical como elemento
separador en la pared

De los 7 tipos que comentaba al principio, de todos pueden encontrarse ejemplos en la Alhambra. Pero no hay reglas fijas, y esta clasificación es insuficiente ante la elaborada decoración nazarí. En ocasiones se apilan hasta 8 frisos seguidos, de diversos tipos, lo cual decora completamente paredes de escasa altura.

La profusión decorativa del arte nazarí llega a
acumular hasta varios frisos seguidos de 
diferentes materiales (yeso, cerámica vidriada)

En ocasiones, los frisos nazaríes se apartan de la línea recta para seguir geometrías angulares o circulares, adaptándose al espacio que decoran. A veces se mezclan frisos con mosaicos planos, frisos de distintos períodos, dando lugar a híbridos de una gran variedad y complejidad. 

Friso de almenillas (alicatado), alternando negras
y blancas (invertidas), siendo estas últimas
más grandes para asemejar el fondo de las negras 

En las paredes de La Alhambra hay una caligrafía que es probablemente una de las más bellas del mundo árabe, convirtiendo al monumento en una especie de libro de poemas, inscribiendo las formas en que deben descifrarse sus decoraciones y llama la atención el discurso que se plasma en estos lugares, tan poderosos y tan lujosos para un reino tan pequeño, así como la dignidad y la nobleza de la puesta en escena de una Corte que ya no tenía gran importancia internacional pero que busca impresionar a sus visitantes. Esta escritura realza los poemas que glorifican al soberano y al palacio. Es un arte que se expresa sobre todo en papel, que se utiliza en al-Ándalus desde el siglo X, llegando desde China a través del mundo musulmán antes de pasar al mundo latino entre los siglos XII y XIII. Al-Ándalus siempre se ha enorgullecido de haber producido la mejor poesía en lengua árabe de todo el mundo islámico, tanto es así que los cronistas solían decir que los niños aprendían árabe con los poemas más que con El Corán. En el Islam clásico, conocer el arte de la poesía forma parte del bagaje de un hombre honesto, no sólo saber y recitar poemas, también escribirlos, lo que explica en parte que los mejores poetas se conviertan en ministros, y no al revés, como sucedió con ibn al Jatib, el más grande de los poetas andalusíes.

Frisos epigráficos en un arco de los 
palacios nazaríes, que no están 
sometidos a proporción o
medida fija sino que la
longitud del lema epigráfico
hace de unidad variable
de medida

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