Muro almohade-nazarí en Plaza Nueva


Interior de La Cueva 1900, en la
Plaza de Santa Ana, donde los
restos arqueológicos se exponen
bajo un suelo de cristal


La Plaza del Hatabín -de los Leñadores- (hoy Plaza Nueva), fue uno de los ámbitos principales de la ciudad medieval islámica, si bien, tras la conquista por los Reyes Católicos (1492), sufrió una serie de transformaciones muy intensas que la ampliaron y ennoblecieron hasta su formalización actual.

El río Darro se constituía como eje vertebrador de la compleja trama urbana que, como un auténtico dédalo, ocupaba el cerro del actual Albaicín. A partir del s. XVI, el desarrollo urbano plantea la formalización de espacios más diáfanos favoreciendo la salubridad y el simbolismo propio del modelo de ciudad que alientan los monarcas. Se cubre el río y se dota a la plaza resultante de una gran cantidad de edificios, civiles y religiosos, representativos del nuevo poder castellano (como el Palacio de la Real Chancillería y la Iglesia de San Gil y Santa Ana entre otros). 

Solar junto a la Chancillería, en Plaza Santa Ana,
donde fueron hallados los restos de muralla en 2019

Los restos arqueológicos encontrados en las obras realizadas en 2019 (Plaza Santa Ana n°1) forman parte de un edificio de época almohade-nazarí, del que se conserva un gran cerramiento perimetral, asociado a otras estructuras murarias. Este muro está construido con tapiales de cal y cantos rodados de distinto tamaño, utilizando, en algunos tramos, piedras de arenisca. El color del tapial o tabiya, con tonalidades rojas anaranjandas, es característico de la zona ya que utilizaba, para su construcción, la tierra del lugar.

Detalle del muro de piedra y ladrillo

Paralelo a este muro y al edificio colindante de la Chancillería, aparecen los restos de lo que podría ser una acequia que, con el tiempo, se reutiliza como darro o alcantarilla. Los desagües de los edificios próximos vertían sus aguas sobre este ramal que desaguaba en el río (actualmente bajo la Plaza). Relacionada con esta estructura se encuentran los restos de un muro y el arranque de un arco construido a base de lajas de piedra de arenisca trabadas con mortero de cal. Es muy probable que esta estructura hidráulica recogiera aguas desde las zonas más altas del Albaicín vertiendo por esta ladera hacia el río Darro.

Vista del muro y de la acequia adosada

Acequia nazarí cubierta
por losas de piedra

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