La Batalla de Guadix (15 enero 1362)


La batalla de Guadix fue combate ocurrido el 15 de enero de 1362,
en la que las tropas del reino nazarí derrotaron a las castellanas

Tras la derrota de las tropas nazaríes en la batalla de Linuesa en diciembre de 1361, los mismos comandantes cristianos, es decir, Diego García de Padilla, maestre de la Orden de Calatrava, Enrique Enríquez el Mozo, adelantado mayor de la frontera de Andalucía y Men Rodríguez de Biedma, caudillo mayor del obispado de Jaén, penetraron con sus mil caballeros y dos mil peones en el reino de Granada, en dirección a Guadix. No obstante, las tropas cristianas no deseaban un combate directo, entre otros motivos, por los presagios funestos que los adalides habían tenido sobre la inminente batalla, según consignó el cronista Pedro López de Ayala en la "Crónica del rey don Pedro".

En previsión de un posible ataque cristiano,
Guadix fue guarnecido con 600 caballeros y
4.000 peones protegidos en su alcazaba

Las tropas cristianas decidieron dividirse en dos a su llegada a Guadix; mientras un gran grupo se mantendría en Guadix, el otro se dirigiría a atacar las tierras de Val de Alhama. Cuando los musulmanes vieron que el ejército enemigo se dividía, decidieron atacar pero fueron repelidos por doscientos jinetes cristianos que les obligaron a retroceder, siendo perseguidos por éstos. Los nazaríes, al ver que el resto de las tropas cristianas no socorrían a sus hombres, decidieron atacarles de nuevo, falleciendo Dia Sánchez de Rojas, Juan Sánchez de Sandoval, Simón González de Olite y Juan de Mendoza.

Entonces, Diego García de Padilla y Enrique Enríquez el Mozo ordenaron a sus caballeros regresar a las filas cristianas para que de ese modo todo el ejército castellano unido atacase al ejército granadino. Fue entonces cuando la caballería nazarí atacó al ejército castellano, librándose a continuación una batalla que duró desde la salida del sol hasta las tres de la tarde, donde las tropas cristianas, a pesar de combatir valerosamente, comenzaron a huir y a ser derrotados.

Sin embargo, Mohammed VI "el Bermejo", por entonces rey de Granada, deseaba congraciarse con Pedro I de Castilla, por lo que decidió poner en libertad a Diego García de Padilla, maestre de la Orden de Calatrava, y a sus compañeros de cautiverio, cargados de presentes y devueltos al reino de Castilla.

Comentarios

Entradas populares

El legado nazarí por el mundo