Las casas nazaríes nobles

Esta imagen recrea la vida
en una casa noble como
la Casa del Chapiz, en
la que varias generaciones
convivían en la misma
vivienda

Los valores de la arquitectura palatina de la Alhambra se extendieron de forma más modesta y en una escala más reducida a muchas viviendas nobles y pudientes de los hispanomusulmanes del Reino de Granada. En ellas convivieron varias generaciones de miembros de la familia, formando grupos más numerosos que las unidades familiares actuales.

Un zaguán en recodo garantizaba la privacidad del patio, que constituía el centro de la vida familiar y el lugar en el cual se concentraba la decoración y se desarrollaban la mayor parte de las actividades cuando el tiempo lo permitía.

Las salas estaban claramente jerarquizadas, existiendo siempre una crujía principal que era ocupada por la estancia más importante tanto en la planta baja como en la alta. Su forma habitual era la rectangular, bastante alargada, con su lado mayor paralelo al costado del patio al que se adosaba. El uso de estas salas era multifuncional, pues servían tanto para recepción de invitados como de estancia, comedor o dormitorio.

Este carácter polivalente implicaba un mobiliario mínimo, reducido a mesitas bajas, almadraques -una especie de almohada o colchón-, alfombras y braseros como único sistema de calefacción, donde se quemaba una mezcla de mejorana, tomillo y espliego que desprendía un agradable olor. Cuando la disponibilidad de espacio lo permitía, tenían en sus extremos alhanías, es decir, alcobas para las camas delimitadas por arcos de yeso. El pavimento solía estar elevado unos centímetros sobre el de la zona central de la sala y su techo siemre en plano, aún cuando el de la sala tuviera forma de artesa.

Jarras de arcilla con motivos pseudográficos
de manganeso (siglos XIII-XIV) que servían 
para contener líquidos y dispensarlos en las
redomas o botellas y en los jarritos para
el consumo

Tanto esta imagen como la superior
fueron tomadas en el Palacio de la
Aduana de Málaga