Espectáculos nazaríes

En el reino de Granada no eran extrañas las corridas de toros, que generalmente se celebraban en la plaza de Bibarrambla. A diferencia de las corridas de toros populares españolas, los nazaríes enfrentaban a toros con perros que luchaban a la vista de los espectadores desde las gradas que se montaban al efecto. En el centro de la plaza, una maydan o palestra rodeada por una empalizada permitía que al toro embestir contra varios perros entrenados para la lucha cuyos ladridos ponían los pelos de punta tanto a hombres como a mujeres.

Al finalizar el combate, si el toro seguía vivo, jinetes montados a pelo sobre alazanes le arrojaban lanzas para desangrarlo lentamente encrespando el deseo de sangre de los que disfrutaban de la escena.

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