Sistema monetario nazarí

Dirham de 1,52 gramos de
plata y 14 mm a nombre de
Mohammed I, acuñada en
la Ceca de Granada, sin fecha

Las monedas, en su viaje de mano en mano, nos hablan de las sociedades que las crearon, los gobiernos que las acuñaron y las personas que se sirvieron de ella. Además de ser u objeto práctico, tenían un alto contenido ideológico, emitida con el fin de cumplir diversas funciones en la sociedad: como medio de pago, por parte del Estado o entre particulares, instrumento de comercio, elemento de ahorro y símbolo de riqueza y prestigio social. Las monedas eran poder, tanto por su valor como por simbolismo.

Para empezar, los musulmanes trajeron a la Península Ibérica la numeración india, hoy llamada árabe, el sistema decimal y el número cero, que no existía entre los latinos. Europa, que no quería mantener relaciones culturales con al-Ándalus, no conoció la enumeración árabe hasta el siglo XII.

Aunque los nazaríes utilizaron las monedas existentes a su llegada al poder -continuando con los patrones establecidos por los almohades-, inmediatamente comenzaron a acuñar las suyas propias, sustituyendo paulatinamente las de épocas anteriores, incluyendo la inscripción con el lema de la dinastía "No hay vencedor sino Dios". La acuñación de monedas en la Granada nazarí, es junto al sello, el estandarte o la silla del trono, lo que le daba soberanía al reino.

En las monedas islámicas, como en las nazaríes, pero también en algunos Estados nazaríes, se renunciaba a las imágenes, recayendo todo el peso en los mensajes escritos. Las monedas acuñadas por los hispanomusulmanes llevaban una leyenda doble en cada cara, mencionando el nombre del soberano reinante y del lugar, el lugar y la fecha de emisión, e incluían alusiones religiosas. La moneda, generalmente tenía forma redonda, aunque adoptaron formas y tamaños muy diversos, como dinares y dírhames cuadrados.

El Arco de las Pesas de Granada
era utilizado para colgar las
pesas fraudulentas que se
requisaban en el zoco


Los materiales más empleados para la fabricación de monedas eran el oro, la plata y el cobre, con sus aleaciones, y su valor estaba en relación con la cantidad y la pureza del metal que contenía. El constante volúmen de acuñación requería de unas fuentes de abastecimiento regulares que llegaban a la Casa de la Moneda o Ceca, el edificio donde se fabricaba la moneda. La dar al-sikkah, de donde deriva la palabra ceca y dependía directamente de la administración judicial del reino nazarí.  El buen funcionamiento de la Ceca o Casa de la Moneda del reino de Granada, esta ligado a la figura de Muhtasid o de Sahib al Suq manteniendo el Estado un control sobre el proceso de la acuñación.

Aunque los recortes conservados son de la
ceca de Alhambra, pertenecen a la época cristiana,
por lo que se manifiesta que posteriormente a la
dominación musulmana en la Península Ibérica,
 se produjo un trasvase de prácticas en el sistema
de acuñación monetaria

La mayoría de las monedas se fabricaban en Granada por el método de acuñación a martillo para lo que se utilizaban dos cuños, o troqueles, que llevaban grabadas en hueco las dos caras de la futura moneda. Entre ambas caras se colocaba un disco en blanco, el cospel, en el que se imprimían los diseños con uno o varios golpes de martillo.

En la fachada de la iglesia de Santiago
en Carrión de los Condes (Palencia)
se despliega un conjunto de figuras
que representan los operarios de un
taller de fabricación de moneda,
ejemplo único en Europa por su
realismo

La acuñación era el último paso de una compleja serie de procedimientos entre los que se incluían el tratamiento y la depuración de los metales, la fabricación de los cospeles y los cuños y la comprobación de los pesos. El sistema de acuñación a martillo, en ocasiones provocaba que el cospel se abriera en capas, o tuviera defectos, por lo cual, el director de la ceca retiraba de circulación esas monedas.  La calidad del producto final, la moneda, estaba garantizada por los cargos públicos responsables. Controles oficiales y sanciones religiosas evitaban el fraude en el peso de las monedas y mercancías pues era un requisito fundamental asegurar la fiabilidad del peso para el desarrollo del comercio. Por ejemplo, el fraude se podía realizar disminuyendo el peso de la pieza, usando una aleación empobrecida o bañando en plata u oro un disco metálico de escaso valor.

Las emisiones de monedas en el Reino nazarí son regulares, tanto en dinares como en los dírhames; en el caso del oro y tras un comienzo de peor calidad se recupera superando el 90%, salvo en el caso de Mohammed IX. El dírham nazarí por su parte, es de gran calidad, con valores por encima del 95% manifestándose al parecer, una menor calidad en los emitidos por la Ceca de Granada que en los talleres de Málaga, Almería o Ceuta.

Dobla acuñada en Granada entre
1419 y 1431 bajo el reinado 
de Mohammed IX "El Zurdo"
 y que se conserva en el
Museo Arqueológico Nacional
en Madrid, una de las mayores
colecciones numismáticas
de Europa y la más importante
en España

Para las transacciones de comercio exterior, el sistema monetario granadino adoptó el modelo islámico del dinar de oro y el dirham de plata, aunque también había otras unidades como la dobla que se utilizaba sobre todo para pagar las parias a los reyes castellanos (una dobla de oro nazarí equivalía a 107 maravedíes y un maravedí a 16 euros, por lo que una dobla equivaldría actualmente a 1.712 euros). Pero la moneda que más circulaba en el comercio interior del reino de Granada era el pesante o mizcal, doble dirhem de plata sobredorada.

La circulación de la moneda, y por lo tanto la capacidad de acumular capitales, fue bastante limitada, con excepción de la aristocracia y la familia real. A pesar de la laboriosidad y carácter ahorrativo de los granadinos, la mayor parte de los excedentes del reino se consumían por ejemplo en forma de parias (tributos de dinero que se pagaban a Castilla), y también por la presión militar que sufría el reino nazarí. Incluso puede pensarse que si Castilla no ocupó antes Granada y toleró durante tanto tiempo la existencia de un reino musulmán en la Península, fue en buena medida por las rentas que obtenía de este territorio sin tener que invertir recursos para administrarlo.

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