Museo Hispanomusulman de La Alhambra
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El Arte andalusí es una de las aportaciones más genuinas y espectaculares que España ha dado a la cultura universal, resultado de la unión de corrientes enfrentadas que se fundieron en una sola |
En el año 711 las tropas musulmanas cruzan el Estrecho de Gibraltar y comienzan su asentamiento en el territorio del Reino Visigodo, formándose una delicada configuración política, el emirato, dependiente del Califa de Damasco, momento en que se producen conflictos étnicos entre árabes y beréberes. Tras la llegada de Abd al-Rahman | (755-822), un principe omeya huido de Damasco, surgen los primeros intentos para proceder a la construcción de unas estructuras estatales. Con Abd al-Rahmán III (891-916) hasta la muerte del califa al-Hakam II (915-976) se instaura el califato cordobés que sobresaldrá como potencia económica y política en el marco del mundo occidental del siglo X y su influencia en Oriente; la consolidación de las estructuras estatales, las victoriosas empresas militares y una enorme capacidad de centralización fiscal van a permitir magníficas expresiones artísticas de toda índole: arquitectónicas, artes menores y suntuarias, poesía y música, y siempre, como centro de toda esta actividad política, económica y cultural, la ciudad de Córdoba.
En este ámbito artístico, es en las ciudades andalusíes donde se generan y desarrollan unas manifestaciones artisticas y culturales que teniendo a la capital del Califato, Córdoba, como referente, van a tener una importante repercusión tanto en Oriente como en la Europa cristiana. Córdoba, con una población heterogénea, de diferentes procedencias, aprendió a combinar las modas orientales, traídas por especialistas tales como el mítico Ziryab, con las tradiciones clásicas y preexistentes así como las influencias procedentes del Norte. La ciudad de Córdoba, con sus califas al frente, fue una ciudad de mecenas, donde los artistas plásticos, los arquitectos, los poetas y los filósofos hallaron el ambiente propicio, de esplendor económico y de bonanza intelectual, para desarrollar unas manifestaciones artisticas y unas obras científicas que, durante muchos años, sirvieron de modelos y de pautas para Oriente y Occidente.
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Cuencos nazaríes de vidrio (siglos XIII-XV) procedentes de la Alhambra y expuestos en su museo (R. 1606 y R. 1604) |
Dentro de unas ciertas semejanzas, el Arte Andalusí se desarrolló en diferentes periodos: Período Califal (siglos VIII-X), Período de los Reinos de Taifas (siglo XI), Período Almorávide (siglo XII), Período Almohade (siglos XII-XIII) y Período Nazarí (siglos XIII-XV).
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Diferentes piezas de cerámica andalusí |
El Museo de La Alhambra expone las manifestaciones culturales de la civilización islámica en la Península Ibérica, durante la Edad Media y hasta el siglo XV, resultado de diferentes influencias cuyos componentes principales constituyen los trazos esenciales de lo que fue el Arte Andalusí, combinación de elementos artísticos, culturales e ideológicos hispanos con aquellos otros que procedían de Oriente y de la percepción que el Islam imponía a las formas y que, a su vez, influirá tanto en Europa como en los países de la cuenca mediterránea, ejerciendo su influencia en el arte hasta el siglo XVIII.
En la Sala I se exponen piezas relacionadas con la fe, la ciencia y la economía de al-Ándalus, como varios ejemplares de El Corán, la evolución de diferentes monedas (parte esencial de la historia política, social, cultural y económica desde el siglo VIII al XV) o un cuadrante solar que marcaba los momentos de las oraciones diurnas.
La ciencia y la cultura islámica son herederas de Grecia, Mesopotamia, Persia, India y China, desempeñando un importante papel en la transmisión del conocimiento hacia Europa.
En la Sala II se conserva in situ parte de la Calle Real de la Alhambra y una de las acequias de la ciudad palatina de La Alhambra, junto con diferentes objetos de los primeros años de presencia musulmana en la Península Ibérica, periodo Emiral, y su posterior evolución en uno de los momentos de mayor esplendor del arte andalusí: el Califato de Córdoba.
Las soluciones más comunes conservadas de bordillos de sepultura son las de piedra caliza talladas en su parte vista. Éstas fueron reutilizada en edificaciones mudéjares y en general, cristianas; prueba de ello la tenemos como losas tapando la acequia en la sala Il de esta Exposición en las que la talla aparece muy diferente en cada una de ellas.
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Vista de la Acequia Real a su paso por la sala II del Museo de la Alhambra ubicado en el Palacio de Carlos V |
Los elementos arquitectónicos decorativos y la pieza básica de la arquitectura, la columna (capitel, fuste y basa) van a mostrar desde esta Sala y a lo largo del recorrido de este Museo su evolución como objeto de decoración y de expresión artística. También pueden ser contemplados diversos objetos que formaban parte de la vida doméstica: candiles, braseros, platos, jarras y botellas, con decoración y técnicas diferentes según su destino palaciego o común, elementos para cocinar, comer, calentarse o iluminarse. Ejemplos directos de lo que pudo ser fruto de un ambiente doméstico de refinamiento, con la implantación de una etiqueta en la mesa de cuidada elegancia, con platos de cerámica de gran variedad de temas decorativos (vegetales, geométricos, epigráficos, figurativos).
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Medio capitel cúbico nazarí (s. XIII-XIV) procedente de La Alhambra R. 1275 |
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Jarra de época nazarí (segunda mitad s. XIII) expuesta en el Museo de la Alhambra R. 463 |
Al -Andalus alcanzó su cima política y artística durante en el siglo X, durante el período califal. La desintegración de esta formación política, por causas internas y externas, provocó que el siglo XI fuera un período clave da la historia medieval de la Península Ibérica, ya que en el curso del mismo se produjo una inversión de fuerzas existentes entre los cristianos del norte y los musulmanes de al-Andalus. La "fitna" (guerra civil entre andalusies y beréberes), la diversidad provocada por la existencia de diversos reinos (taifas) y las posteriores invasiones norteafricanas de los Almorávides y Almohades configuran unos siglos políticamente complejos y muy fructíferos desde el punto de vista cultural y artístico. La herencia cultural califal también se había fragmentado contribuyendo a que las manifestaciones artísticas durante estos siglos (XI-XIII) se enriquecieran y complicaran como fruto de la descentralización política y administrativa y por las influencias recibidas tanto del Norte como del Magreb, apareciendo expresiones locales con caracteristicas propias.
En la Sala III se exponen manifestaciones artísticas que sintetizan elementos constantes de los casi ochocientos de historia de al-Ándalus, siendo la pila excepcional traída por Badis desde Córdoba la pieza más importante.
Muchas de las piezas expuestas en la Sala IV estuvieron destinadas a cubrir necesidades domésticas cotidianas, formaron parte de la vajilla de mesa (botellas, jarras, cuencos...) y para el almacenamiento, transporte y conservación de alimentos (tinajas, paneras....). La riqueza decorativa de estas cerámicas estaría relacionada con el uso y su ubicación en el interior de la casa andalusí. Aquellas de uso común, destinadas al acopio de víveres, carecen de motivos decorativos o bien son muy simples, mientras que las de uso y exposición cotidiana tienen un importante elemento estético y depurada técnica. El yamur, remate simbólico que era colocado en el alminar de la mezquita y la placa delantera de una arquilla de marfil son otros objetos que completan una visión general del amplio periodo cronológico que muestra esta Sala. En esta sala se muestran piezas con una función arquitectónica y numerosos objetos cerámicos: tinajas que preludian las formas de los jarrones vidriados y diversas obras de piedra.
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Panera de cerámica (R.E. 4566) para la conservación y almacenamiento del trigo |
En la Sala V se exhiben una serie de piezas representativas de la Alhambra en diferentes materiales (madera, yeso, cerámica, mármol) y con diversos usos arquitectónicos: columnas, fuentes, celosías, puertas, capialzados, gorroneras y alicatados. Destaca en el centro de la Sala destaca el Jarrón de las Gacelas, pieza fundamental de la cerámica nazarí y que siempre se conservó en los Palacios Nazaríes de la Alhambra.
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El jarrón de las Gacelas expuesto en el Museo de la Alhambra |
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Sala V del Museo de La Alhambra |
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En la sala V del museo se expone este bello capitel nazarí del siglo XIV de procedencia desconocida |
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Columna y capitel nazarí (hacia 1348 d.c.) de procedencia desconocida; Museo de La Alhambra (R. 1657, 3889, 6294, 6293) |
La Sala VI presenta piezas relacionadas muy directamente con la Alhambra, piezas que formaron parte de sus palacios, como elementos arquitectónicos o mobiliario, losas sepulcrales del cementerio real y una lámpara de la mezquita mayor. Pero también una serie de objetos de cerámica suntuaria de época nazari que son un claro exponente de la vajilla más cuidada, piezas de uso cotidiano que mostraban el poder de quien las poseía.
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La sala VI del Museo de La Alhambra presenta piezas relacionadas muy directamente con los palacios de la Alhambra, objetos de cerámica nazarí, exponente de la vajilla de lujo |
Las losas sepulcrales proceden de la Rauda, el cementerio real en los jardines cercanos al Palacio de los Leones, y a la belleza de forma y composición ha de ser añadida la belleza de los versos de los epitafios dedicados a los sultanes Muhammad II y Yusuf III.
Es difícil hallar mobiliario de época nazari sin embargo en esta Sala se presenta una de las piezas mejor conservadas y ricas, en cuanto a su decoración y materiales: la Silla de caderas o Jamuga.
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Pequeñas piezas de ajuar de cocina que sirvieron como juguetes infantiles, estos juguetes hablan del sentido imitador que los niños tienen de las cosas "de los mayores" |
Por último la Sala VII, muestra a través de piezas de arte suntuario (tejidos, jarrones, cerámica vidriada, loza dorada que lucían en las mesas de los señores, taracea, juguetes) la fama de las grandes y ricas ciudades del Reino Nazarí que eran la envidia de los Reinos Cristianos de la Península Ibérica pero también por las ciudades-república italianas que mantuvieron consulados en ellas. Tras la incorporación del Reino nazarí a la Corona de Castilla, uno de sus cronistas describió la economía granadina como abundante en todo tipo de fruta, muy bien proveída de leña, bien abastecida de carnes, regalada de pescados frescos, tierra de pasas, higos y almendra, de mucho aceite, vino y hermosas hortalizas y de frutas como las naranjas, los limones y las cidras, bien provista de pan, trigo y cebada. Todos estos víveres eran consumidos en las casas, vendidos en los zocos, transportados desde el campo a la ciudad, para todo lo cual eran empleados recipientes de los que se presenta una variada selección en esta Sala que también muestra obras representativas, por su técnica y materiales, de la arquitectura nazari: yeserías, alicatados, armaduras o bóvedas de madera y celosías para el cerramiento de ventanas.
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Safa nazarí del s. XV, de procedencia desconocida (Museo de La Alhambra R. 1157) |
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Vitrinas de la sala VII del Museo de La Alhambra |
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Ejemplos de cerámica verde manganeso |
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Restauradas o que hayan resistido milagrosamente el paso del tiempo, las piezas de la colección del Museo de La Alhambra rebelan toda la delicadeza y diversidad de dicha producción |
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Distintas piezas expuestas en la sala VII que formaban parte del ajuar de las casas nazaríes |
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