La influencia nazarí en la Capilla o Sala de Embajadores del Castillo de Belmonte

Esta techumbre, original del siglo XV, fue restaurada
 parcialmente en el siglo XIX por orden de la emperatriz 
Eugenia de Montijo, y sus colores fueron finalmente 
recuperados en 2023 gracias a una subvención 
de la Diputación de Cuenca

La armadura más alta del castillo presenta
mocárabes de influencia nazarí, comparables 
en calidad a los de la Alhambra, lo que 
la hace única en la provincia de Cuenca

La capilla o sala de embajadores del castillo de Belmonte es considerada la estancia más destacada del castillo de Belmonte por su riqueza artística y arquitectónica. Su artesonado gótico-mudéjar octogonal, decorado con mocárabes de influencia nazarí, es comparable en calidad a los de la Alhambra y la Aljafería. El castillo de Belmonte, construido en 1456 por Don Juan Pacheco, fue el centro del poderoso marquesado de Villena y tuvo un papel clave en la guerra de sucesión castellana. En 1456, Don Juan Pacheco comenzó la construcción del castillo de Belmonte, adaptando su villa natal a su nueva posición como marqués de Villena y estableciéndola como cabeza del marquesado, acordando también con el concejo la edificación de una muralla defensiva. Se estima que el castillo de Belmonte quedó esencialmente terminado hacia 1467, ya que su construcción era prioritaria para el marqués y tomó un tiempo similar al del castillo de Garcimuñoz.

Una leyenda local afirma que Juana la Beltraneja
escapó por una de estas ventanas, aunque no
hay evidencia histórica que lo confirme

Los dos pisos de tableros trapezoidales 
ataujerados se caracterizan por estar
decorados con los escudos exentos 
de la familia sostenidos por tenantes
de clara influencia italiana


En dos de sus cuatro pechinas se repite el
escudo Pacheco-Acuña y en las otras dos
el de Girón mezclando sus armas con las
de el Reino de Castilla


No se sabe con certeza quién diseñó el castillo de Belmonte, aunque se cree que fue Hanequin de Bruselas; su singular forma poliédrica y estrellada lo hace único en España, sin parangón con otras fortalezas del país (parece que tiene ciertas semejanzas con el castillo de Caerlaverok en Escocia).

Sección del salón de embajadores y su cúpula 

La decoración, atribuida por algunos al flamenco
Juan de Malinas, es más probablemente obra
de artesanos moriscos que vivían en
Belmonte durante la construcción
del castillo

Cuando a mediados del siglo XIX J. Mª Quadrado visita el castillo, antes de su restauración, ésta es la habitación que más llama su atención y que describe así: ”Allí el suelo enlosado de menudos azulejos blancos y oscuros; allí la rica artesonada cúpula de alfarjía, de figura octógona entre gótica y arabesca, aunque en su dorado y colores deslustrada; allí las dos ventanas abiertas en el grueso muro, cuyo anchísimo alféizar arriba y a los lados reviste una densa enramada de pámpanos y cardos, formando hasta cinco nichos por lado en la parte inferior, y entre sus hojas presentando mil caprichos de fieras, murciélagos, aves fénix, frailes y cazadores”.


Estos mocarabes son equiparables en su calidad 
a los encontrados en la Alhambra de Granada y
en el palacio de la Aljafería de Zaragoza 

La armadura de la techumbre se compone de: un estribo de yesería; cuatro trompas rebajadas; un anillo ochavado con mocárabes; dos pisos de tableros trapezoidales decorados con escudos de familias nobles (Pacheco, Acuña, Girón, Portocarrero, Enríquez); un almizate con estrellas concéntricas de ocho puntas.

Los artífices de la techumbre fueron moriscos
anónimos que durante los años que se construyó 
el castillo está documentado que vivieron en
Belmonte (unas trece familias) y que a finales
del siglo XV ya no residían al lingotes 


Esta techumbre representa la síntesis del
gótico y el mudéjar 

Los frisos de la techumbre muestran escenas narrativas:

  • Noroeste: un caballero y una mujer juegan (posiblemente a dados o naipes), con paisajes, cazadores y animales.
  • Noreste: un personaje con espada seguido por un perro, frailes en un bosque y un unicornio.
  • Suroeste: san Jorge mata al dragón ante la ciudad de Silca, junto a escenas de caza y refugio.
  • Sureste: un gaitero, perros persiguiendo cerdos (símbolo de los judíos perseguidos), y san Jorge preparando su lanza.


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