El Mirador de Lindaraja o Daraxa (Palacio de los Leones)





Junto a la Sala de dos Hermanas, un
aposento rectangular con dos balcones
gemelos en su pared norte, entre los que
un gran arco apuntado lo conformaban como
un mirador de poca altura y alféizar muy bajo,
con vistas a un jardín inmediato extendido hasta
la muralla que separaba la fortaleza de la Alhambra
del barranco labrado por el río Darro, y tras el que
podía contemplarse el arrabal del Albaicín

Perspectiva desde la Sala de Abencerrajes pudiendo contemplar diferentes
contrastes de luz y el paisaje tras el Mirador de Lindaraja
El  mirador de Lindaraja, uno de los
más bellos rincones del palacio de los Leones,
 no conserva ni el nombre original ni
el paisaje para el que fue concebido



Tras cruzar la Sala de los Ajimeces, en el arco de entrada al Mirador de Lindaraja, un arco apuntado de mocárabes colgantes, inscrito en otro arco decorativo polilobulado y apuntado, existe una curiosa yesería con unas curiosas manos sobre fondo rojo integradas perfectamente entre los arabescos que decoran las paredes de la estancia y confrontadas en espejo a cada lado de la puerta (esta misma mano aparece en las ventanas de la Sala de Dos Hermanas y en la puerta del Peinador de la Reina); de esta mano surge una rama de ataurique (que se repite más arriba, junto a los rosetones de las albanegas, esta vez sin mano) y empuña un ramo con fondo azul. Sobre el arco de entrada al mirador hay tres ventanita de celosía, pero la central es falsa y cuenta con dos escudos nazaríes lisos dispuestos verticalmente. El suelo entre las dos jambas del arco conserva aún bastante del alicatado con un motivo geométrico diferente y de mayor escala. El magnífico zócalo de finísimo alicatado, casi en miniatura, se completa con dos de las pocas inscripciones realizadas con piezas de cerámica en la Alhambra.



Un arco apuntado de mocárabes
colgantes da entrada al Mirador
de Lindaraja, inscrito en otro arco
 decorativo polo lobulado y
apuntado, con dos escudos nazaríes
lisos en la falsa celosía central

Detalle de una de las manos del
arco de entrada al mirador

Según se accede al mirador, a la derecha, en cursiva con encabalgamientos hay delicados motivos vegetales en algunos huecos, sobre todo al final de la frase, la cual va dentro de una larga cartela que se enlaza con la cinta negra que enmarca la composición y con sendos círculos lobulados con el lema nazarí en escritura más fina, en dos líneas y con pequeño motivo vegetal de relleno. La inscripción traducida del árabe dice lo siguiente: "El auxilio divino, el dominio y la clara victoria sean para nuestro señor Abu 'Abd Allah, príncipe de los musulmanes". En cuanto a la inscripción de la izquierda, deteriorada en el tercio superior impidiendo la lectura completa, aunque todo indica que, como recogió lafuente Alcántara, la leyenda es traducida como sigue: "Gloria a nuestro señor el sultán Abu 'Abd Allah, hijo de nuestro señor el sultán Abu l-Hayyay" en referencia, primero a Mohammed V y, luego, a su padre Yusuf I.

Vista del Jardín de Lindaraja y del mirador nazarí; este patio
es el resultado de la reforma llevada a cabo en 1525 con
la visita del Emperador Carlos V en su viaje de bodas
El mirador de Lindaraja en 1871 por
Jean Laurent, en la Sala de las Dos
Hermanas 

"Dama asomada al Patio de Lindaraja" por
Heinrich Hansen, pintado en 1875 en
oleo sobre lienzo

Según la tradición, esta estancia era el 
lugar de esparcimiento de la mujer de Muley Hacén, 
ya que su nombre procede de las palabras árabes 
 Ayn Dar Aixa, que se pueden traducir 
como "ojos de la casa de Aixa"

Lo más interesante de este espacio es la tribuna o mirador que se abre en la mitad de su lado norte. El mirador de Lindaraja o de Daraxa es uno de los más bellos rincones de la Alhambra que como su nombre indica se abría originariamente al paisaje y no a un jardín como actualmente, permitiendo la vista del Albaicín sobre un huerto-jardín bajo que se prolongaba hasta la muralla norte de la ciudad palatina. Debió construirse en la segunda mitad del siglo XIV bajo el gobierno de Mohammed V (1354-1359; 1362-1391) junto al resto del Palacio de los Leones. La vista desde aquí debía ser espectacular antes de construirse las habitaciones de Carlos V.

Este capitel estuvo ubicado en el Patio de Lindaraja  que hasta el
 siglo XVI era un espacio abierto, pero la construcción de las habitaciones
del Emperador Carlos V hizo que este lugar quedara cerrado por tres crujías
mientras que en la parte baja se levantó una galería porticada en
 la que se utilizaron columnas procedentes de otros lugares de la Alhambra


Patio de Lindaraja,
construcción de época 
cristiana tiene una superficie
de 380 metros cuadrados
sin incluir las galerías

Patio de la Lindaraja pintado por José Garnelo a
comienzos del siglo XX y expuesto en
su museo de Montilla (Córdoba)

"Un jardín en la Alhambra parece improbable 
porque es más una fortaleza que un palacio
pero lo cierto es que aquí son dos conceptos
indisociables" Jesús Moraime


El nombre de Lindaraja parece proceder de la corrupción fonética de tres palabras árabes ain-dar-Aixa que viene a decir "los ojos de la Casa de Aixa" pero no es constantable con la documentación nazarí conocida; Yusuf III lo menciona con la única denominación de bahw o pabellón o aposento, contiguo a la Cúpula Mayor. Se trata de un espacio de planta cuadrada que se abre con ventanas gemelas en cada uno de sus tres lados exteriores y con el alfeizar o poyete inferior muy bajo porque los habitantes de la Alhambra solían sentarse en el ajimez, ocupando unas jamugas (unas sillas de tijera con patas curvas, brazos y correones para apoyar la espalda), junto con almohadones dispuestos en el suelo para divisar las vistas sentado en el suelo, así como disfrutar de la luz natural procedente de las ventanas que refuerzan el ambiente relajado del mirador. Para algunos este mirador podría ser el espacio que ocupara el trono del rey de Granada, atendiendo a la consideración de la Sala de Dos Hermanas como mexuar. Para otros, y de acuerdo con la tradición y por el nombre del lugar, era el lugar de esparcimiento de la favorita del monarca.

Este reducido espacio era hasta el siglo XVI un pabellón
abierto al paisaje sobre un jardín bajo

El interior del mirador de Lindaraja atesora una de las decoraciones más primorosas del Palacio de los Leones o al-Riyad al Said, con diversas composiciones geométricas y epigráficas y con unas delicadas yeserías que enmarcan la ventana frontal, bajo un arco ciego de mocárabes con forma de V invertida que se encuentra por encima de otro arco ficticio de medio punto y lobulado. El tímpano contiene una compleja composición caligráfico-lineal rellena de ataurique con una estrella de ocho puntas en la parte central formada por dos cuadrados superpuestos; sus lados llevan un pequeño semicírculo central y sus esquinas generan lazos. En su interior la inscripción árabe Allahu jayrun hifzan / wa-Huwa arhamu l-rahimin / Sadaqa Allahu al-'Azim o traducido al castellano Dios es Quien cuida mejor / y es la Suma Misericordia (Corán 12, 64) / Dios el Grandioso ha dicho la verdad. A ambos lados de esta estrella círculos polilobulados con sendos escudos lisos rodeados de elementos vegetales.

Merece la pena detenerse a admirar los alicatados
  y la cubierta original de madera y cristal
Sobre las ventanas de ambos lados aparecen las mismas inscripciones que en la central, salvo el tímpano sobre el arco, cuya estrella central alberga esta inscripción regia en el interior de la estrella de ocho puntas que se entrelaza con el resto de la decoración:

  • En la ventana izquierda: Gloria a la honra de los siglos / y conquistador de las ciudades, nuestro señor Abu / 'Abd Allah, orgullo de los Banu l-Ansar. El fondo del tímpano tiene, como en las ventanas compañeras, un rico fondo de ataurique en segundo plano.
  • En la ventana derecha: Gloria a nuestro señor el sultán / Abu 'Abd Allah al-Gani / bi-Llah, sustente Dios su autoridad

Los alicatados más exquisitos se encuentran
en las jambas del arco de acceso, compuestos por
aliceres diminutos -lo que debió de dificultar
enormemente el trabajo de los artesanos-, presentan una sofisticada trama de lazo, así como inscripciones realizadas
con piezas ceramicas en las que se alaba la figura del rey

Situado en una de las jambas del arco de
acceso del mirador de la Lindaraja, este
alicatado incluye piezas de poco más
de 2 milímetros de anchura
Pese a sus dimensiones modestas,
el mirador de Lindaraja concentra en sus
 muros un gran número de detalles
decorativos lo que evidencia la
importancia que tuvo durante
la época nazarí

Los alicatados más exquisitos se encuentran
 en las jambas del arco de acceso; compuestos
por aliceres diminutos -lo que debió de
dificultar enormemente el trabajo
de los artesanos- presentan una
sofisticada trama de lazo, así como
 inscripciones realizadas con piezas
 cerámicas en las que se
alaba la figura del monarca

Los zócalos de diminutos azulejos muestran una sencilla pero vistosa sucesión de ruedas de estrellas  con lazo de ocho en doble trama y bello colorido ocre, negro, berenjena, celeste y verde, y las cintas de lazo en tono marfil. rematados por inscripciones con caracteres recortados en piezas de cerámica negra sobre fondo blanco, dispuestas como un puzzle. 

Todos los zócalos de alicatados están aquí formados
por pequeñísimos aliceres que implica una mayor
dificultad técnica, siendo algunos de los alicatados
nazaríes originales más hermosos de La Alhambra

El mirador está cubierto por un techo con cristales de colores ensamblados en una estructura abovedada de madera que, a modo de linterna cenital, indica como serían la mayoría de los ajimeces o cierres de los palacios de la Alhambra. Similar a este habría sido el techo de cristal que el texto árabe del Mawlid de 1362 describe en el Mexuar. A Mohammed V le debía gustar este tipo de techumbre que probablemente tuvo también en su desaparecido palacio de los Alijares o Qasr al-Disar.

Los vidrios de colores incrustados en el
armazón reflejan la luz de las ventanas
superiores, reforzando el carácter aúlico
del mirador

La luz natural procedente de las ventanas refuerza el ambiente relajado del mirador de Lindaraja, con vistas a un patio


Coronando el mirador, una cristalera de vidrios de
colores engastados en un 
fino armazón de madera,
llenaban de luz policromada este pequeo

recinto que alguna vez fuera asiento del trono

Este techo, realizado a base de cristales ensamblados
en una estructura abovedada de madera, es el único
ejemplar de estas características que se conserva en la
Alhambra
Decoración de vidrio
de techo

El techo de este mirador consiste en una falsa
armadura de vidrios de colores con el esqueleto
o armazón de madera, penetrando por los vidrios
de colores procede de unas pequeñas ventanas que
hay entre esa armadura de vidrio y una techumbre
superior más resistente



El mirador está decorado con numerosas inscripciones epigráficas, tanto la ventana central como las laterales. La posibilidad de que fuese utilizado el mirador de Lindaraja como salón del trono otorgaría una gran importancia simbólica a los poemas que decoran las ventanas del mirador, en los que la estancia aparece definida como el lugar desde el cual el monarca nazarí podía contemplar la capital de su reino, en una alegoría del buen gobierno.


En su decoración interior, además del repertorio de zócalos alicatados,
probablemente los más primorosos de la Alhambra, muestra destacadas
yeserías policromadas, recientemente restauradas, con composiciones
geométricas y epigráficas en torno a un arco ciego de mocárabes

Ibn Zamrak es el autor de los cuatro versos que aparecen inscritos en cada jamba y que se presentan en su Diwan como un mismo poema, el cual fue dividido en dos partes al grabarse en la pared, igual que sucediera en la entrada de la Sala de Dos Hermanas:

"Todas la artes me han enriquecido con su especial belleza y dotado de su esplendor y perfecciones. Aquél que me ve juzgue por mí la hermosura de la esposa que se dirige a este vaso y le pide sus favores. Cuando el que me mira contempla atentamente mi hermosura, engaña a sus ojos con una apariencia. Pues al mirar en mi espléndido fondo cree que la luna llena tiene aquí fija su morada, habiendo abandonado sus mansiones por las mías. No estoy sola, pues desde aquí contemplo un jardín admirable; no vieron los ojos cosa semejante a él. Este es el palacio de cristal; sin embargo ha habido quien el verlo lo ha juzgado un océano proceloso y conmovido.
Aquí esparce el aire fresco su aliento; la atmósfera es sana y el céfiro agradable. He llegado a reunir todas las bellezas, en términos que de ellas toman su luz los astros en alto firmamento. Ciertamente yo soy en este jardín un ojo lleno de alegría y la pupila de este ojo es en verdad mi señor." 
Traducción de la poesía sobre el mirador 
Aunque algunos vidrios han sido sustituidos
en épocas posteriores no hay duda de que esta
techumbre de vidrio es de la época nazarí,
como lo afirma su inscripción

El poema que podemos considerar cabecera del eje poético del Jardín Feliz -por encontrarse en un extremo privilegiado del mismo en el que el propio poema dice que estaba el solio del soberano. aparece inscrito alrededor de las ventanas del mirador. Los versos van en cartelas rectangualres con laterales curvos, en clara cursiva de verticales bien marcadas, con entrecruzamientos y encabalgamientos sobre un fondo de atauriques. La distribución de los versos comienzan por la ventana de la derecha según se accede al mirador, aunque faltan de la pared el primer y último versos desde el siglo XVI en que, al parecer, el mirador se aguietó en los puntos de unión con la Sala de Ajimeces, y en la reparación se sustituyeron por la copia de otros versos. Sin embargo conocemos el poema completo gracias a Yusuf III (Diwan Ibn Zamrak). Yusuf III presenta el poema diciendo que "se grabó alrededor de las ventanas tiqan del pabellón de la Cúpula o al-bahw min al-qubba. Este es el primer verso desaparecido con el que comenzaría el poema:

Tengo la más alta atalaya (marqab), y el más sublime lugar de aparición (mazhar),
y, como en el Libro reza, "triunfará quien a lo más alto tienda" (Corán 20, 64)
Comenzando por la ventana de la
derecha, los marcos contienen un
poema de Ibn Zamrak

A continuación continuaría:

Tal límite alcanzo en toda clase de belleza,
que de la misma la toman, en su alto cielo, las estrellas.
Yo soy en este jardín el ojo fresco,
cuya pupila es, justamente, el señor
Muhammad, alabado por su valor (ba's) y generosidad (nadà),
de excelente conducta y suprema celebridad.
En el cielo del reino se manifiesta cual luna llena de la religión,
sus obras perduran, sus luces resplandecen.
Él no es sino el sol de una mansión,
en la que, con él, todo bien le da sombra.
Desde mí contempla la capital del reino (hadrat al-mulk)
cada vez que aparece en el trono del califato (kursi l-jilafa) y se manifiesta.
Envía el corcel de su mirada al espacio en que juega el céfiro
y regresa complacido por lo visto:
mansiones en las que los ojos amenidades encuentran
y donde la mirada es cautivada y la razón trabada.
En ellas, la brisa atrae el frescor del aire,
la brisa languidece, el aire sana.
El cielo de cristal muestra aquí maravillas
que escritas llenan la página de la belleza.
Una es aquí la luz, muchos los colores:
opuestos o iguales, como quieras.
(fragmento final desaparecido de las inscripciones de la ventana de la izquierda)
En el paraíso eterno [de estas mansiones] a nuestro señor se le ha hecho disfrutar
en recompensa por el bien que se le confió y supo continuar.


En la ventana de la izquierda hay las mismas
inscripciones que en la central, salvo
en el tímpano sobre el arco, cuya
estrella central alberga esta inscripción
 regia, con rima interna: Gloria a la
honra de los siglos / y conquistador
 de las ciudades, nuestro señor Abū /
 'Abd Allāh, orgullo de los Banū l-Ansār
 (Los Banū l-Ansār fueron los primeros
 defensores del profeta Mahoma, de
quienes decían descender los nazaríes)

La de la derecha, al igual que el de
la izquierda, está centrado por una
estrella de ocho puntas con la
inscripción regia: Gloria a nuestro
señor el sultán / Abū 'Abd Allāh
 al-Ganī / bi-Llāh,
sustente Dios su autoridad
 

 



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