La coronación de los reyes nazaríes
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| Los reyes nazaríes se mostraron a veces sobre un trono, quizá llevando un cetro o bastón de mando como el conservado en Alcalá de Henares |
La investidura de rey de Granada, al igual que otros períodos de la historia de Al-Ándalus, se realizaba por el compromiso de sumisión de sus súbditos o bay´a y el nombre del monarca era proclamado durante la oración de los viernes o Salât al-Yumu'a en todas las mezquitas aljamas del reino.
La larga duración del reino nazarí —más de dos siglos y medio— se debió principalmente a la solidez y continuidad de sus instituciones islámicas de gobierno y administración, más que a la estabilidad dinástica, ya que, pese a rebeliones puntuales, el emirato logró consolidar una soberanía territorial bien estructurada. Los reyes, sultanes o emires nazaríes, con el título oficial de "Emir de los musulmanes", concentraban los máximos poderes del Estado: autoridad militar, diplomática, fiscal, judicial, monetaria y religiosa, aunque su ejercicio variaba según el monarca.
Los nazaríes reforzaron su autoridad mediante un elaborado protocolo oficial, especialmente destacado en celebraciones como el Mawlid de 1362, según relata Ibn al-Jatib. El color emblemático de los reyes nazaríes era el rojo, y hacían abundante uso del rico tejido bordado en oro del tirāz. El sello fue también uno de sus principales emblemas soberanos.
El propio monarca podía designar a su sucesor, sin necesidad de tratarse de su primogénito, de hecho frecuentemente la sucesión se hizo entre hermanos, sin distinción de edades (pudiendo pasar de uno mayor a otro menor). Y aunque la línea de sucesión era fundamentalmente agnaticia, también se dio la sucesión por línea materna o cognaticia en dos casos: Ismail I y Yusuf IV, posiblemente por la intervención castellana en la política nazarí, necesitados de legitimidad política.
El matrimonio real en la dinastía nazarí, tradicionalmente se realizaba entre la mujer con un primo o tío por línea paterna, (como solía ser habitual también en otros reinos islámicos) pero dada la necesidad de casar a las hijas con maridos de la misma condición y nivel económico en un espacio tan reducido como el Reino nazarí de Granada, obligó a que esta endogamia abarcara también a visires y altos dignatarios de la administración nazarí, lo que ayudaba a reforzar los vínculos con las ramas laterales de los nazaríes y con linajes propios de la tierra como los Banu l-Mawl, los Banu Ashqilula, los Mufarraiy o los Venegas, especialmente en períodos de debilidad militar o política, con lo que se aseguraban la lealtad y el apoyo dentro y fuera de la familia.



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