La cantera de La Alhambra
La Alhambra se emplaza en la cima de la Sabika, una colina de 760 metros de altura, dominando la llanura granadina y rodeada de pendientes por los tres lados, protegiéndola de posibles ataques |
La ciudad a la que los granadinos nazaríes llamaron al-qalat al-Hamra, el Castillo Rojo, según dicen por el color de la arcilla con la que fue levantado, roja como la sangre brillante bajo el sol. También le llamaron ma'gil al-Hamra o refugio rojo o fortaleza roja.
Mohammed I mandó la construcción de La Alhambra en el siglo XIII, partiendo de una construcción fortificada anterior |
La construcción de La Alhambra fue una declaración para su pueblo, los reyes nazaríes podrán protegerlos pero también avisando que eran sus poderosos gobernantes. Construir una enorme fortaleza sobre un precipicio utilizando únicamente herramientas primitivas no era tarea fácil. Sin embargo tienen la fortuna de contar con una sustancia en el mismo barranco que sirve de defensa y que hizo posible la construcción de La Alhambra.
Bajo la Torre de la Vela, un corte en la pendiente de la Sabika rebela la sustancia que hizo posible que se levantase la Alhambra |
Uno de los secretos de la construcción de La Alhambra es este material, el famoso “conglomerado Alhambra”: una mezcla de arcilla, arena y piedra de una extraordinaria consistencia, muy coherente, hasta el punto de poderlo picar sin que se desmorone manteniéndose inalterables galerías subterráneas o cortes verticales de gran altura. Un puñado de este material mezclado con agua hace que la arcilla comience a pegarse permitiendo que se moldee.
Estas propiedades del “conglomerado Alhambra” están apoyadas en una composición heterogénea pero equilibrada, donde participan desde guijos o piedras de tamaño medio a partículas pétreas en forma de arena, con componentes de cuarzo y micas y una arcilla roja que colabora de forma natural en la aglomeración de estos materiales, dando una predominancia del característico color rojo anaranjado. Tiene una composición mineralógica de un 70% cuarzo, 20% minerales de arcilla y un 10% de otros componentes. El suelo donde se asienta la ciudadela es un estrato más arcilloso (hasta un 30%), conocido como “alpañata”, de un color rojo intenso. Materiales durables en su mayoría y fácilmente combinables para conseguir composiciones que se enriquecen con otras adiciones.
Un foto en detalle de la tierra roja sobre la que se levanta La Alhambra; este increíble antecesor del cemento permitió a los hispanomusulmanes granadinos construir una solida base de hormigón para la Torre de La Vela |
De este modo los obreros hispanomusulmanes granadinos disponen insitu de una fuente inagotable de materiales que les permitió llevar las obras de construcción a buen ritmo y mantenerse cerca de la fortaleza que construían, sin necesidad de transportar grandes cantidades de piedra recorriendo largas distancias.
Vista de la cantera que sirvió para construir la fortaleza de La Alhambra |
Las cualidades sobresalientes del “conglomerado Alhambra” en manos de las sabios constructores de la ciudad palatina permitió cimentaciones muy estables, mejorando sus cualidades con la adición de cal o de piedra. Los efectos de los movimientos sísmicos, tan comunes en esta región, son menores en suelos que flotan que sobre bases más duras como ocurres en la vega granadina, donde el sustrato Alhambra, más profundo, tiene encima tierras fértiles aluviales que se mueven con más facilidad ante los fuertes impulsos que provocan los terremotos.
A pesar de la pobreza del material, se consiguió levantar una imponente ciudad-palacio-fortaleza que ha durado hasta la actualidad, en un entorno de gran belleza que aún hoy día nos sorprende y agrada a nuestros sentidos.
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