Escalera del agua (Palacio del Generalife)




La escalera del agua es un lugar que se conserva
más o menos como era en los jardines originales
A pesar de los cambios experimentados en este espacio de El Generalife con el paso de los siglos, entre las terrazas se ha conservado uno de los elementos más originales y conocidos como la escalera del Agua. Esta parte está separada del edificio palatino del Generalife por un angosto callejón, casi un foso, que tal vez sirvió de acceso para abastecer de combustible al hammam.

Detalle del dibujo de Anton van der Wyngaerde
con la representación de la planta del palacio del
Generalife y la escalera del Agua en 1571


Esta escalera se distribuye en cuatro tramos con tres mesetas intermedias, ascendiendo pausadamente bajo una bóveda de laureles y entre muros sobre los que fluyen sendos canales con agua procedente de la al-Saqilla al-Sultan o Acequia Real, -bajando desde la Acequia del Tercio, más alta y que se contruyó para redimir un poco más los secanos de la montaña- creando un ambiente de sosiego y meditación con su rumor. Se trata de una escalera diseñada para disfrutar con los sentidos: el frescor del agua y la sombra, el canto de los pájaros y de los dos riachuelos al descender, el aroma de los laureles, etc.

Algunos autores consideran que a través de ella subía
el monarca a un Oratorio, situado donde hoy está el
Mirador Romántico de Orlando.

Mirador Romántico de Orlando visto
desde los jardines de El Generalife



Vistas actuales desde el Mirador
de Orlando; la separación entre la
zona residencial y la huerta adyacente
se delimita en estos jardines mediante una
simple tapia adaptada a la ladera descendente
del terreno, en cuyo límite se encuentra la puerta
de la Mercedería, también llamada de los Carneros
en documentos antiguos conservados y que daría paso
a los rebaños del rey, cuando llegaban de los pastos de
la dehesa a refugiarse a la sombra del olivar que había
tras la cerca, o para cruzar hacia cobijos más protegidos

En su ascenso, la escalera alcanza el punto más elevado de la finca, donde Don Jaime Traverso -administrador de las posesiones de los Marqueses de Campotejar desde 1823- erigió un mirador romántico en 1836, probablemente sobre un oratorio islámico, que según palabras de Jesús Bermúdez Pareja "De ser así, a este oratorio subiría el rey lentamente, sin esfuerzos, con sus pies lavados por el agua que rebosaba por los peldaños y las manos ablucionadas por la espuma de los pasamanos". Este oratorio inmerso en la naturaleza, tendría una posición semejante al oratorio de la Torre de las Damas o al de Machuca en el Mexuar.

El diseño del pasamanos de la escalera por la que
desciende el agua cuenta con rebosaderos y huecos
para que se acumulen los sedimentos y la suciedad
Se cree que de esta forma, el creyente (tal vez el rey de Granada) ascendería la escalera mientras realizaba la ablución ritual y simbólica. O bien pueda interpretarse como una licencia, pasando del respeto de la cultura islámica por el agua a un juego travieso para diversión de la corte.

La velocidad del agua cambia según la pendiente
"En la parte más elevada de estos sitios, y en un jardín, hay una ancha escalera por la que se sube a una explanada, en donde sale de un peñasco que hay en ella toda el agua que corre por el palacio y esta aquí encerrada con llaves y de tal modo, que se deja corres cuando se quiere, cómo y en la cantidad que se quiere. La escalera esta labrada por tal arte que los peldaños están ahuecados para poder recibir el agua, y los pasamanos tienen las piedras de la cimera talladas, formando una canal que corre de alto abajo; y como en lo alto están separadas las llaves de cada una de estas partes, cuando se quiere se abre la del agua que corre por los pasamanos, y otras veces la que corresponde al agua que se derrama por los peldaños de la escalera, pudiéndose también abrir todas a la par, aumentándose el canal de suerte que inunda toda la escalera y se mojan los que por ella suben, haciéndose de este modo varios juegos y burlas"

Andrea Navagiero: Viaje a España 

El interior de los canalillos del pasamanos
guarda el color de la teja y que sin duda los
murgos de años han eliminado parte del
reflejo de la cerámica vidriada
De lo descrito por Navagero en el siglo XVI, falta aquella piedra por la que el caudal de la acequia surgía para después distribuirse por todas partes mediante un ingenioso sistema de llaves. Falta también ese canalillo central en los peldaños ya mencionado (sólo conservado en parte).

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