Yaur al-Wada (Suspiro del Moro)
Por motivos religiosos, comerciales, intelectuales, etc, los granadinos nazaríes acostumbraban a viajar a Oriente, lo que difundió el nombre del reino de Granada por diversos reinos, cristianos e islámicos. Tantos fueron los viajeros que tuvieron que abandonar la ciudad de Granada que dejaron huella hasta en la toponimia, en un lugar a las afueras donde se despedían de sus acompañantes y también del paisaje de la ciudad camino de las costas del sur. Ese lugar era conocido como Yaur al-Wada y hoy se conoce como Suspiro del Moro, cerca del actual municipio de Otura.
Este lugar aparece escrito de nazaríes granadinos, un lugar teñido de nostalgia por su ciudad y el anhelo por sus seres queridos. Los suspiros allí lanzados no se reducen a la leyenda del que lanzó el rey Boabdil allí como mucha gente cree.
Desde allí les esperaban numerosos peligros hasta llegar a su destino: por mar eran numerosos los barcos que se perdían en el Mediterráneo y por tierra los incómodos y largos caminos estaban a menudo infestados de bandoleros.
Por eso, los viajeros solían llevar amuletos y reliquias que les cuidase de las inseguridades del trayecto. Por ejemplo Abu-l-Hasan al-Nubahi, un cadí, aseguraba que quien llevase los versos que componía con la forma y el tamaño de la babucha del profeta Mahoma estaría salvado de cualquier adversidad en el viaje. Y los peregrinos se encomendaban a "el Verde" o al-Khadir, su patrono, que les inspiraba en el camino recto y cuya morada estaba donde se reúnen los océanos y cuyo oficio era enseñar al hombre a conciliar los extremos.
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