Biografías: Ibn Zamrak (1333 - 1393)

"Ibn Zamrak, el poeta de la Alhambra" por 
Emilio García Gómez, reeditado por el
Patronato de La Alhambra y Generalife
en el año 2006, en conmemoración del
I Centenario del nacimiento de su autor

Ibn Zamrak fue un poeta aúlico de la corte nazarí, discípulo de Ibn al-Jatib, al que traicionó obligándole a buscar refugio en Fez. Muchos de sus poemas adornan las estancias de los palacios de La Alhambra. 

El nacimiento de Ibn-Zamrak en el Albaicín granadino, coincidió con la ascensión al trono de Yusuf I, en el año 1333. Su nombre era Abü 'Abd Alläh Muhammad b. Yüsuf Surayhi, procedente de una familia humilde (posiblemente su padre fuera un herrero y arriero) procedente de Valencia y que había huido tras la conquista cristiana del Levante.  

Gracias a su inteligencia pudo desarrollar sus conocimientos asistiendo a la recién construida Madraza, manifestando una especial afición por la mística y la poesía. 

Ibn Marzuq le consiguió un puesto como secretario del principe benimerín Abú Salim, que por aquel entonces residía en Granada, e Ibn al-Talü lo introdujo como auxiliar en la Cancillería real de La Alhambra Díwán al-Insa, pero al ser destronado Mohammed V en 1359, Ibn Zamrak acompaña al monarca en su exilio en Marruecos, donde precisamente reinaba Abu Salim. Durante los tres años que duró su estancia en el Magreb, siguió estudiando y dando pasos firmes como poeta hasta su regreso al reino nazarí, acompañando a Mohammed V, quien premiaría su fidelidad ofreciéndole el cargo de Secretario personal del rey o kätib sirri-hi en 1362, para trabajar con Ibn al-Jatib, su mentor, que había sido nombrado Primer ministro. 

Y la Alhambra (¡Dios vele por ella!) es un rubi en lo alto de esa corona.
Granada es una desposada cuya corona es la Sabika, y cuyas alhajas y vestiduras son las flores...
Su trono es el Generalife; su espejo la faz de los estanques;
Sus arracadas los aljófares de la escarcha.

             
              Ibn Zamrak, traducción de Emilio García Gómez

Durante diez años, Ibn Zamrak consolidó su situación como poeta palatino, medrando a ojos vistas en su carrera de funcionario y de cantor cortesano, hasta que en 1371-2 ocurre la huída de Ibn al-Jatib a Marruecos y su posterior detención, mientras que Ibn Zamrak le sustituye como Primer ministro. Con la intención de obtener la extradición de su antiguo maestro, se trasladó a Fez para presidir el tribunal inquisitorial del proceso, regresando a Granada tras el trágico asesinato de Ibn al-Jatib.

Ibn Zamrak fue el poeta capaz de hacer brillar por última vez en la poesía arábigoandaluza unos relámpagos de lirismo con temperamento y don divino. De la obra poética de Ibn Zamrak sabemos bastante precisamente por Ibn al-Jatib, así como por los 72 versos de su autoría, como poeta de Mohammed V, que se encuentran en los jeroglifos epigráficos de La Alhambra. Aunque no son los únicos, pues no debemos olvidar que en la Alhambra hay también versos de Ibn al-Yayyäb y de Ibn al-Jatib, considerándose el tercero de los poetas de la Alhambra, hablando en sus poemas de los jardines y de los surtidores con temple y estilo. Sus elaboradas y magistrales casidas constituyen, desde siempre, el obligado y cardinal punto de referencia de toda la rica manifestación de poesía de los recintos palaciegos nazaríes, siendo la destacada preferencia sobre los otros poetas áulicos, más que nada, en orden a la función sustancial y no sólo decorativa, que cumple la poesía epigráfica dentro de la compleja interrelación que existe entre arquitectura y simbolismo en este privilegiado y mágico lugar. Por ejemplo, una vez recuperada la ciudad de Algeciras en 1369, Mohammed V le ordenó que escribiera un poema encomiástico exaltando aquella gesta, que decoraría una de las paredes de la Sala de la Barca, en el Palacio de los Arrayanes, y que decía así: “Conquistaste Algeciras con la fuerza de tu espada abriendo una puerta antes cerrada”. Pedro I el Cruel había sido asesinado en Montiel el 22 marzo 1369 y ante la trágica desaparición del aliado de Mohammed V y el cambio de dinastía en Castilla, el rey nazarí, tuvo las manos libres para hostigar los territorios castellanos, entre ellos la zona importantísima de Algeciras. A esta actividad bélica se unía la fiebre constructora, con la creación y decoración de los más deliciosos y refinados parajes de la Alhambra. 

Mantuvo su puesto de Primer ministro hasta la muerte de Mohammed V  en 1391, pero Yusuf II es coronado e Ibn Zamrak es destituido, víctima de las continuas intrigas en la corte nazarí, siendo encarcelado en Almería. Sin embargo, tras veinte meses de prisión, es repuesto en el cargo en el año 1392. Vuelve a ser destituido tras la muerte de Yusuf II ese mismo año y repuesto de nuevo por Mohammed VII en el año 1393. Probablemente en el verano de ese año, cuando Ibn Zamrak tenía 60 años, unos asesinos entraron en su casa y, mientras leía el Corán con hijos y criados, fueron masacrados en presencia de las mujeres.

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