La decoración nazarí
La arquitectura musulmana a menudo se ha llamado "arquitectura oculta" porque suele separar claramente el exterior del interior. Por fuera, los edificios islámicos suelen ser simples y discretos, mientras que por dentro sorprenden con una decoración muy rica y detallada. Esta forma de construir refleja tanto el rechazo del Islam hacia la ostentación como la forma de vida sencilla de los pueblos bereberes. Un buen ejemplo de esto es la Alhambra de Granada, la imponente ciudad palatina fundada por Mohammed I en el siglo XIII para ser la sede del poder político y militar del reino nazarí de Granada: por fuera parece una fortaleza, pero sus interiores son impresionantes por su belleza y detalle.
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Esta alcoba, ubicada en el salón del Trono de la Alhambra, combina en sus paredes decoraciones de cerámica con ornamentaciones en yeso |
Desde que llegaron a la Península Ibérica en el siglo VIII, los musulmanes desarrollaron una arquitectura muy ligada al entorno. Sus construcciones se adaptaban al paisaje y usaban materiales locales como yeso, cerámica y madera, lo que abarataba costes y facilitaba el trabajo. Los nazaríes siguieron esta tradición, especialmente en la Alhambra, donde con materiales sencillos lograron un resultado artístico de gran belleza y refinamiento.
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Conservada en el Museo de la Alhambra, el Jarrón de las Gacelas es una pieza del siglo XIV realizada con la técnica de la loza dorada que está considerada un hito del arte nazarí por su cuidada decoración y su repertorio variado de motivos |
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Cúpula del salón del Trono de la Alhambra |
En el arte islámico, la cerámica siempre ha tenido un papel destacado, por lo que no sorprende que los nazaríes desarrollaran una gran habilidad en el uso de este material, muy presente en las estancias de la Alhambra. Su producción se dividía principalmente entre la cerámica de uso cotidiano —que incluía desde jarras decorativas hasta vajilla y recipientes para cocinar o guardar alimentos— y la cerámica arquitectónica, centrada en los coloridos azulejos que decoraban los muros. Para embellecer estas piezas, los artesanos de Granada utilizaron técnicas tradicionales del mundo islámico como la cuerda seca, el verde-manganeso y la loza dorada, esta última una técnica compleja que usaba pigmentos de cobre y plata para crear acabados con reflejos metálicos, y con la que se produjeron algunas de las piezas más valiosas del arte nazarí.
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Estos alicatados cerámicos elaborados con la técnica de cuerda seca y con diseños geométricos y vegetales, embellecen la Puerta del Vino, que durante el periodo nazarí era la entrada principal a la medina de la Alhambra |
El arte musulmán, aunque se desarrolló en distintos lugares y épocas, logró conservar una identidad común. Se caracteriza especialmente por el uso de motivos geométricos, vegetales y caligráficos, ya que se evitaba representar figuras humanas o animales. En la arquitectura nazarí, como la Alhambra, predominan los diseños geométricos repetitivos, los elementos vegetales naturales o estilizados, y la escritura decorativa con mensajes religiosos o relacionados con el poder.
Durante la época dorada del islam, se tradujeron y preservaron muchos textos antiguos, lo que permitió grandes avances en el conocimiento, especialmente en matemáticas y geometría. A partir de las ideas de pensadores griegos como Euclides y Pitágoras, los sabios musulmanes desarrollaron complejas formas geométricas que reflejaban simbólicamente la perfección divina.
En la Alhambra, la geometría es una característica esencial que se refleja en alicatados, yeserías y carpinterías mediante complejas redes de líneas, curvas y polígonos que forman composiciones infinitas.
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Alicatados de la sala del Mexuar de la Alhambra, con estrellas de ocho y 16 puntas |
El arte nazarí utiliza la teselación para crear patrones geométricos que cubren superficies sin dejar espacios ni solapamientos. Aunque partían de polígonos regulares como cuadrados, triángulos o hexágonos, los artesanos transformaban estas formas para generar diseños más complejos y decorativos, como mosaicos, frisos o ruedas geométricas.
El alicatado es una técnica decorativa musulmana que imita los mosaicos antiguos, mediante el corte de piezas de cerámica vidriada para formar diseños geométricos como si fueran un puzle. Aunque su origen es incierto, ya se usaba en el norte de África en el siglo X y llegó a la península ibérica en el XII con los bereberes. Los nazaríes lo perfeccionaron, destacando especialmente en los muros de la Alhambra.
Este fragmento resalta cómo la arquitectura musulmana, ejemplificada en la Alhambra, es intencionalmente "oculta": simple por fuera como fortaleza, pero de una riqueza deslumbrante en su interior. Este arte nazarí, que valora la sencillez y evita la ostentación, logra una belleza refinada combinando materiales locales, un magistral uso de la cerámica (alicatado y loza dorada), y complejas redes geométricas que simbolizan la perfección divina. En esencia, la Alhambra es un testimonio de cómo la maestría artesanal y la geometría elevada pueden transformar materiales humildes en una obra de arte monumental y simbólica.
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