La sortija de Boabdil: leyenda o realidad

Don Iñigo López de Mendoza, cuadro del Museo del Prado

Cuentan las crónicas, seguramente fruto de una leyenda, que el 2 de enero de 1.492, Boabdil además de entregar las llaves de la ciudad de Granada, hizo entrega a Íñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla y Alcaide de La Alhambra -como propuso el Infante don Juan, hijo de los Reyes Católicos-, de una sortija de oro con una piedra preciosa y una inscripción en la que se podía leer en árabe "la Alah ile Alah e ban Aben Abi Abdallah" que traducido sería “no hay otro dios sino el verdadero y éste es el sello de Abén Abí Abdallah. Al desprenderse de esta joya, el último rey nazarí de Granada le dijo: Con este sello se ha gobernado Granada; tomadlo para uqe gobernéis, y Dios os haga más venturoso que a mí.

Desconocemos si existió realmente este anillo, si el hecho es real, pero lo que sí es cierto es que el Gran Tendilla, fue también conocido como "padre de los moriscos", ya que a pesar de amortiguar una primera insurgencia morisca a comienzos del siglo XVI, se instaló en el Albaicín con su familia como muestra de confianza y respetó las costumbres de los moriscos como se había firmado en las Capitulaciones de Santa Fé, incluso les protegió a menudo de la Inquisición. Así cumplía la última voluntad del monarca nazarí.

Sobre la sortija, según el testimonio del marqués de Mondéjar en la historia manuscrita de su casa "esta sortija, que entregó el rey de Granada al conde de Tendilla, la conservaron sus descendientes hasta que muerto el marqués Don Iñigo, último varón de esta casa, en Málaga año 1636, sin sucesión, se perdió por no haber atendido doña María su hermana, hallándose en Madrid, a recobrarla, o no teniendo noticia de cuan apreciable prenda era".
 

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