¿Qué es la cuerda seca?
Ejemplo de una jarra nazarí decorada con la técnica de la cuerda seca, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid |
La técnica decorativa conocida como cuerda seca viene a ser una imitación cerámica del esmalte sobre metal, consistente en trazar sobre las vasijas de arcilla, aún sin cocer, el contorno de la ornamentación elegida, empleando un pigmento de manganeso puro o mezclado con grasa (para evitar las mezclas con otros colores), rellenando los espacios interiores de las siluetas con vedríos de diferentes colores. Cuando se hornean la línea de manganeso actúa de límite entre los esmaltes y queda sin vitrificar; de ahí el nombre de cuerda seca.
Cuando toda la superficie interior o exterior de los cacharros está cubierta con esta técnica se dice que es decoración de cuerda seca total y cuando sólo se cubren zonas limitadas de la vasija se denomina cuerda seca parcial. No queda demasiado claro si la cuerda seca total es una evolución o, por el contrario, un precedente de la parcial, aunque en ciertos casos bien documentados, como por ejemplo, Badajoz , ambas variedades aparecen simultáneamente en las primeras décadas del siglo XI.
También se la llamó técnica de verdugones porque su aspecto recuerda entonces, mucho más si el vedrío usado es verde, a las señales dejadas por una vara cuando golpea sobre la piel |
La cuerda seca parece tener origen andalusí, siendo una forma de ornamentación que se inicia a comienzos del siglo XI (si bien, sus inicios, teóricos e indemostrados, pudieran remontarse a las últimas décadas del X, en época califal), y alcanza su máximo esplendor en época nazarí, entre los siglos XIII y XV. A pesar de todo, no sería descartable su llegada desde Mesopotamia en torno a mediados del siglo X, a juzgar por algunos pocos ejemplos recogidos en las excavaciones de la ciudad palatina abbasi de Samarra. Fue tal la difusión alcanzada por la cuerda seca que se convirtió en el producto alfarero más característico de los talleres del siglo XI y de una buena parte del XII, llegando a alcanzar una gran difusión y a ser apreciada por su muy particular estética en otros puntos del Mediterráneo, principalmente en el Magreb y en Egipto. A partir de la segunda mitad o quizá del último tercio del siglo XII el gran momento de la cuerda seca andalusí parece haber pasado, en provecho de otros modos ornamentales más desarrollados, en el aspecto técnico, y más novedosos y atractivos, en el estético. Sólo algunos centros siguieron fabricándola y raramente en su versión total. La mayoría de los objetos de este grupo conservados y atribuibles a fines del siglo XII y a todo el XIII emplean cuerda seca parcial sola o combinada con otras técnicas como el esgrafiado R. 4639. Algunos talleres, como Sevilla y, quizá, Toledo parecen haber mantenido la producción hasta fines del siglo XV o principios del XVI, logrando en ese momento un apreciable nivel técnico y de corativo en productos donde se acusa ya el impacto estético del Renacimiento.
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