“Execution sans jugement sous les Rois maures de Grenade” por Henri Regnault (1870)

 

“Execution sans jugement sous
les Rois maures de Grenade” por
Henri Regnault (1870)

Henri Regnault, pintor orientalista francés del siglo XIX, pintó en 1870 “Execution sans jugement sous les Rois maures de Grenade” (expuesto actualmente en el Museo Quai D'Orsay), donde muestra de brillante manera la leyenda del Ciprés de la Sultana y los Abencerrajes, una estimulante historia de amor, celos y violenta pasión de venganza que tiene por escenario inicial el Palacio del Generalife

El Ciprés de la Sultana es un árbol centenario que aún se mantenía enhiesto hasta pasada la mitad del siglo XX en que se secó, situado en la terraza superior al patio de la Acequia. Bajo sus ramas, cuenta la leyenda, un caballero zegrí descubrió los amoríos entre la sultana Moraima, esposa de Boabdil, y un caballero abencerraje. Rendida a la seducción del amante, la sultana decía preferir la corona de rosas que le ofrecía el enamorado a la corona real que le daba el marido. Todo esto se lo transmite el zegrí al propio rey cuando este más ensalzaba el valor de los abencerrajes, tras la batalla de Riofrío, lo que daría pie a la leyenda de la matanza de estos caballeros en la sala de Abencerrajes de La Alhambra, cuyas huellas durante tanto tiempo -y aún hoy- de forma tópica quieren verse en las manchas de óxido de la taza que ocupa el centro de aquella dependencia.

La fuerza de la leyenda del ciprés de la sultana ha merecido ser recordada, aparte del tronco, que subsiste y de los innumerables poemas y textos que ha suscitado, con una lápida de azulejos que reza así: “Cuenta la leyenda, que este ciprés de la Sultana, fue testigo de los amoríos de un caballero abencerraje y la esposa de Boabdil”.

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