Biografía de reyes: Boabdil o Mohammed XIII (1459-1533)
Predecesor: Muley Hacen
Sucesor: con Boabdil termina la dinastía nazarí y desaparece el Reino de Granada en 1492
Manuel Bandera como Boabdil en la serie "Requiem por Granada" |
"... el más tremendo infortunio ha azotado esta
tierra, que no tiene semejante en hermosura, y por
su maridaje con aquél, todo le ha nacido defectuoso
y corrupto. De todo esto ha sido causa la discordia
entre sus arraeces y grandes, entre adelantados y alcaides,
entre sus emires y visires; porque cada uno ha buscado
el poder para sí, arrimando el fuego a su alcorza..."
Poema anónimo andalusí, siglo XV
Quisiera comenzar aclarando que hasta hace poco tiempo se identificaba erróneamente a Boabdil con Mohammed XII, pero gracias una fuente escrita por Ibn Casim en época nazarí se debe rectificar esta enumeración que afecta al que ahora sabemos es Mohammed XII, al-Zagal.
Boabdil, coronado como Mohammed XIII como indicaba, en realidad se llamaba Muley Mohammed ben Abul Hassan Abu Abd Allah, y le apodaron Abu Abdil-lah o "el Chico" por contar con 19 años la primera vez que fue nombrado rey, y también "Al-Zugaibí" o desventurado, al ser preso en Porcuna.
"El Chico" es un epíteto que equivale al latino junior, para distinguirlo de su tío Abu 'Abd Allāh "el Viejo", El Zagal |
Nació en La Alhambra en 1459 y su árbol genealógico no podía ser más ilustre, ni más puro su linaje, al igual que era su educación refinada: por parte paterna era hijo y nieto de los reyes Muley Hacen y Saad Ciriza, y por parte materna -hijo de Aixa- nieto del monarca Mohammed IX. Los astrólogos pronosticaron en su cuna una vida de pena e infortunio, y un destino desgraciado contra el que nada podría hacer. Las cartas astrológicas realizadas por el Al-muwaqqit, el astrólogo real, en su nacimiento, no auguraron nada bueno, presagiando un carácter enfermizo, la intervención de mujeres ajenas a la familia que amargarían su existencia y el rechazo y abandono de sus subordinados, y finalmente la pérdida del reino si caía en sus manos.
El 26 de diciembre de 1479 se celebra la boda del príncipe Boabdil, heredero al trono de Granada, con Morayma de 15 años, hija de Aliatar famoso General y Alcaide de Loja, señor de Xagra, primer mayordomo de la Alhambra y alguacil mayor del reino de Granada.
En 1482, Aixa, su madre le salvó de la crueldad de su padre una vez que fueron repudiados en favor de Zoraida; la sóla presencia de Boabdil ocasionaba el rechazo de su padre y desdén. Temerosa de que lo matase se dice que Aixa consiguió que huyera de La Alhambra descolgándose secretamente por una ventana de la Torre de Comares. La ruptura entre padre e hijo es definitiva y de esta manera estalla una guerra civil en el reino.
“En la Torre de Comares y debajo del Salón de Embajadores hay dos habitaciones abovedadas, separadas entre sí por un estrecho pasadizo, que fueron, según dicen, prisiones de Boabdil y de su madre, la virtuosa Aixa la Horra, y en verdad ninguna otra parte de la torre es a más propósito para este fin.”
Washington Irving, “Cuentos de la Alhambra”
Muley Hacén y su hermano "El Zagal", tío de Boabdil, huyen de Granada para refugiarse en Lecrín, después en la fortaleza de Mondújar y por último en Málaga. Desde allí vencerán a las tropas cristianas en la noche del 20 al 21 de marzo de 1483, cuando la hueste castellana de don Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, y otros caballeros se adentran en la Axarquía de Málaga (axarquía es la parte oriental de una cora o región), cayendo en una emboscada en un terreno barrancoso. Los cristianos que no perdieron la vida en la batalla conocida como "de las lomas de Cutar" (y el lugar del combate como "la cuesta de la matanza"), fueron conducidos a Málaga, desangrados por los caminos y vendidos como esclavos.
Torre del homenaje del castillo del Moral en Lucena, donde Boabdil estuvo preso |
Aprovechando esta victoria de su padre, Boabdil, junto con su suegro Aliatar, pone sitio a Lucena, (conocida como la "Huerta de Aliatar" por el hostigamiento a sus habitantes) defendida por Diego Gonzalez de Córdoba, de 19 años de edad. La victoria estaba asegurada y afianzaría a Boabdil ante los ojos de los granadinos pero un mal augurio se cierne sobre él cuando al salir de la ciudad de Granada por la Puerta de Elvira (Bab al-Hadid o Puerta de Hierro) con su ejército, el hasta de su estandarte se partió al chocar contra el arco. Pero además al llegar a la rambla del río Beiro, atravesó una zorra y al intentar cazarla con una ballesta, el tiro erró y el animal consiguió escapar, traduciéndose como una mala señal.
Armas pertenecientes a Boabdil, emir de Granada (siglo XV) Grabado de Historia General de España, Modesto Lafuente 1838 |
El ejército nazarí constaba de tres cuerpos: uno al mando de Hamed Abencerraje, otro por Aliatar y el tercero por Boabdil. Hamed, con sus trescientos hombres, se encargaría de distraer y hostigar las tierras de don Alonso de Aguilar, derrotado por Muley Hacén en la Ajarquía. Sin embargo Aliatar y Boabdil se dirigieron a Lucena, que se encontraba bien protegida y pertrechada ya que un lucentino cautivo en Granada, Bartolomé Sánchez Hurtado, conocedor del propósito de los nazaríes, avisó a sus paisanos a través de un arriero de los que tenían paso franco por la frontera (y que solían ser espías dobles). Desde las almenaras del camino se levantaron ahumadas para anunciar el avance de los granadinos, y tiraron por las atalayas, en la dirección de Lucena, cinco hachos encendidos, indicando que era el propio rey nazarí, Boabdil, quien capitaneaba la ofensiva. Además, los atajadores de Aguilar, a los que Hamed Abencerraje había soliviantado, sembraron la alarma por todos los señoríos del entorno por lo que Lucena se vio reforzada con caballeros llegados aprisa desde Córdoba, lo que hizo imposible que las huestes nazaríes entrasen por el arrabal lucense y poner fuego a las puertas de la villa. En consecuencia, los nazaríes establecieron un cerco y talaron viñedos y olivares. Al día siguiente, tras comprobar la dificultad del asedio, Boabdil y sus hombres decidieron levantarlo para retirarse a sus confines pero fueron interceptados por los refuerzos del Conde de Cabra y Señor de Baena, tío del Alcaide de los Donceles y señor de Lucena, convirtiéndose los atacados en atacantes, y cundiendo el desconcierto entre las tropas granadinas.
Y así fue, el 20 de abril de 1483 (otras fuentes hablan del 21 de abril) muere Aliatar luchando bravamente en las aguas del arroyo Martín González y Boabdil es hecho prisionero por Diego Fernández de Córdoba, Alcaide de Los Donceles (no confundir con Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán") cuando su caballo Sihr (que quiere decir "Magia") se atascó en el fango de la orilla. Es conducido a la fortaleza de Porcuna por los caballeros cristianos que se disputan el éxito de la captura. Las armas y las ropas de Boabdil pasaron a la propiedad del alcaide de los Donceles mientras que las veinte banderas de las puertas de Granada, más el pendón real de Boabdil y el de Aliatar fueron a poder del Conde de Cabra que servirían a sus sucesores de orgullo y testimonio en su escudo en el Palacio de los Córdova, en Granada.
Mientras en Granada, llega la noticia y Muley Hacén es repuesto en el trono. Los Reyes Católicos convierten a Boabdil en una moneda de cambio para poder negociar, no obstante, a pesar de estar cautivo es tratado con dignidad, por ser monarca (recordemos que los Reyes de Castilla y Aragón querían potenciar la institución monárquica en sus reinos). Los Reyes Católicos pretenden alimentar la discordia familiar nazarí y debilitar al reino enemigo.
Escultura en Loja del suegro de Boabdil, Aliatar |
Y así fue, el 20 de abril de 1483 (otras fuentes hablan del 21 de abril) muere Aliatar luchando bravamente en las aguas del arroyo Martín González y Boabdil es hecho prisionero por Diego Fernández de Córdoba, Alcaide de Los Donceles (no confundir con Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán") cuando su caballo Sihr (que quiere decir "Magia") se atascó en el fango de la orilla. Es conducido a la fortaleza de Porcuna por los caballeros cristianos que se disputan el éxito de la captura. Las armas y las ropas de Boabdil pasaron a la propiedad del alcaide de los Donceles mientras que las veinte banderas de las puertas de Granada, más el pendón real de Boabdil y el de Aliatar fueron a poder del Conde de Cabra que servirían a sus sucesores de orgullo y testimonio en su escudo en el Palacio de los Córdova, en Granada.
Mientras en Granada, llega la noticia y Muley Hacén es repuesto en el trono. Los Reyes Católicos convierten a Boabdil en una moneda de cambio para poder negociar, no obstante, a pesar de estar cautivo es tratado con dignidad, por ser monarca (recordemos que los Reyes de Castilla y Aragón querían potenciar la institución monárquica en sus reinos). Los Reyes Católicos pretenden alimentar la discordia familiar nazarí y debilitar al reino enemigo.
Los granadinos retiran la confíanza en Muley Hacén, y esto provoca una nueva rebelión dirigida por los alfaquíes (teólogos, doctores e intérpretes de la ley), alzándose como rey de Granada "el Zagal" en 1484. Muley Hacén se retira a una fortaleza de la costa granadina, posiblemente Almuñecar (al-Munakkab), y allí muere en 1485.
"El Zagal" despierta el entusiasmo de sus vasallos al defender valerosamente el castillo de Moclín, pero en 1485 pierde la plaza fuerte de Ronda, ciudad localizada en la algarbía Malagueña (algarbía es la parte occidental de la cora o provincia), el 22 de mayo. La conquista de Ronda empuja la entrega de otras localidades, villas y alquerías de la Serranía sin lucha al rey Fernando el Católico por medio de una carta, fechada en 2 de junio de 1485, en la que los vecinos se acogen como mudéjares. Se rescataron numerosos cautivos cristianos y algunas de sus cadenas se colgaron en la entrada de la iglesia de San Juan de los Reyes de Toledo (Tulaytula).
"El Zagal" despierta el entusiasmo de sus vasallos al defender valerosamente el castillo de Moclín, pero en 1485 pierde la plaza fuerte de Ronda, ciudad localizada en la algarbía Malagueña (algarbía es la parte occidental de la cora o provincia), el 22 de mayo. La conquista de Ronda empuja la entrega de otras localidades, villas y alquerías de la Serranía sin lucha al rey Fernando el Católico por medio de una carta, fechada en 2 de junio de 1485, en la que los vecinos se acogen como mudéjares. Se rescataron numerosos cautivos cristianos y algunas de sus cadenas se colgaron en la entrada de la iglesia de San Juan de los Reyes de Toledo (Tulaytula).
Grilletes de los esclavos cristianos liberados en la Toma de Ronda |
Fachada de San Juan de los Reyes en Toledo donde cuelgan las cadenas de los cautivos cristianos liberados en la conquista de Ronda en 1485 |
En varias partes de la fachada de San Juan de Los Reyes en Toledo se conservan los grilletes de los cautivos liberados en 1485 |
Hecho prisionero Boabdil en los campos de Lucena, su hermano Yusuf y otros partidarios de la causa de Boabdil, continuaron la guerra civil desde Almería hasta que, asediada esta ciudad por el Zagal por orden de su hermano el rey nazarí Muley Hacén, y tras un asedio de seis meses, logró con promesas y otras artes atraerla a su obediencia, abriéndole los habitantes las puertas de la ciudad y de su alcázar, donde, sorprendido el infante Yusuf (hermano de Boabdil), fue degollado sin piedad por su tío, juntamente con otros muchos caballeros adictos a su hermano. Mientras tanto, Boabdil permaneció retenido en Porcuna al cuidado de Martín de Alarcón, y allí fue tratado muy honradamente y acompañado de muchos criados y servidores granadinos, hasta que los Reyes Católicos, un tanto contrariados por el descalabro que sufrieron en Moclín de mano de los nazaríes durante los meses de agosto y septiembre de 1485, y por la mayor pujanza que adquiere el Zagal, único dueño del reino de Granada, por lo que estiman que había llegado el momento de soltar a Boabdil para que cumpla las condiciones convenidas con ellos, lo que debió suceder al final de 1485 o comienzos de 1486.
Boabdil acordó con los Reyes Católicos para su liberación, el reconocimiento de vasallo de los mismos, la obligación de ejecutar sus mandatos y acudir a sus llamamientos, siempre que no se le impusiera cosa contraria a su religión mahometana; entregaría cuatrocientos cristianos, trescientos lo que nombrasen los reyes cristianos; pagaría en cada año un tributo de 12.000 doblas zaenes, equivalentes a unos 14.000 ducados; daría posada segura y mantenimiento por las villas y lugares de su mando a las gentes del Rey y de la Reina que fuesen a atacar a las que estuviesen bajo la obediencia de su padre y los suyos; pondría en libertad a 60 cautivos cada año, durante cinco, a contar desde la firma del pacto, y respetaría los antiguos términos de Alhama para seguridad de sus habitantes. Para garantizar el cumplimiento de estas obligaciones, Boabdil tuvo que entregar a los Reyes Católicos a su hijo el infante junto con otros mancebos hijos de los principales que seguían su partido como rehenes.
Boabdil acordó con los Reyes Católicos para su liberación, el reconocimiento de vasallo de los mismos, la obligación de ejecutar sus mandatos y acudir a sus llamamientos, siempre que no se le impusiera cosa contraria a su religión mahometana; entregaría cuatrocientos cristianos, trescientos lo que nombrasen los reyes cristianos; pagaría en cada año un tributo de 12.000 doblas zaenes, equivalentes a unos 14.000 ducados; daría posada segura y mantenimiento por las villas y lugares de su mando a las gentes del Rey y de la Reina que fuesen a atacar a las que estuviesen bajo la obediencia de su padre y los suyos; pondría en libertad a 60 cautivos cada año, durante cinco, a contar desde la firma del pacto, y respetaría los antiguos términos de Alhama para seguridad de sus habitantes. Para garantizar el cumplimiento de estas obligaciones, Boabdil tuvo que entregar a los Reyes Católicos a su hijo el infante junto con otros mancebos hijos de los principales que seguían su partido como rehenes.
Por su parte, Fernando de Aragón otorgaba treguas por dos años a Boabdil y a todos los lugares que estaban bajo su obediencia, y por solicitud del nazarí, permitiría que un caballero partidario de Boabdil llamado Mohammed Abencerraje que pudiera pasar libremente desde África por mar hasta la Península. Además, Don Fernando prestaría ayuda a Boabdil cuando se la pidiese como súbdito que recurre al amparo de su señor; Boabdil poseería las ciudades, villas y fortalezas del reino de Granada que de buen grado le reconocían por su rey, o aquellas otras que ganara en adelante; y en caso de apoderarse de alguna población o fortaleza del reino de Granada con auxilio de las tropas cristianas, los nuevos dominios prestarían vasallaje a los Reyes Católicos. El autor árabe Almacari afirmaba además que al liberar a Boabdil, el rey Fernando le regaló ricas vestiduras, tanto a él como a los caballeros que formaban su cortejo, así como le prometió satisfacer sus deseos, le dio dinero y hombres y le aseguró que cualquier musulmán que le obedeciese y le reconociera como rey disfrutaría del armisticio y paz.
De acuerdo a los autores cristianos (Pérez del Pulgar, Alonso de Palencia, Nebrija Zurita y otros) el tiempo en que se cerró este pacto y Boabdil fue liberado fue de algunos meses, en Septiembre de 1483, cuando el Rey Fernando de Aragón, organizada la defensa de sus nuevas conquistas y avances en las fronteras del reino de Granada, se disponía a marchar a Vitoria a reunirse con Doña Isabel para atender mejor a los asuntos de Navarra. Entonces dicen que Boabdil se dirigió a Guadix y Almería, restos del reino que le quedaban fieles bajo el gobierno de su hermano el infante Abulhachach Yusuf (Algije es llamado por algunos de esos cronistas), que tenía su residencia en el Alcázar almeriense, desde la cual Boabdil, ayudado eficazmente con dinero y hombres del Rey Católico, prosiguió la lucha contra su padre Muley Hacén.
Sin embargo, a comienzos del año 1485 sucede la mencionada rebelión de Almería, cuya guarnición, sobornada por los alfaquíes vendidos al partido contrario, abre sus puertas al infante Abuabdala Mohammed (El Zagal), hermano del rey Muley Hacén y tío de Boabdil. Boabdil, avisado a tiempo de la traición de Almería, logró a duras penas escapar de su alcázar, y con 60 de los suyos corrió a refugiarse al amparo de la Reina Isabel, que se hallaba en Córdoba, en tanto que Don Fernando sometía a su autoridad la parte oriental de la tierra de Málaga con las conquistas de Setenir, Coín, Cártama, Ronda y Marbella y multitud de otros pueblos y castillos de aquella provincia. Distinta suerte corrió Abulhachach Yusuf, hermano de Boabdil, quien fue sorprendido en su alcázar por la traición, siendo decapitado por orden de su padre Muley Hacén con otros principales partidarios a la causa de Boabdil.
El cronista cristiano Bernáldez o el Cura de los Palacios indica que una vez que Boabdil estuvo libre del poder de los Reyes Católicos “se fue a Granada y no le quisieron recibir e fuese a Guadix e alli le recibieron, e alli estuvo algún tiempo, fasta que salió de allí para ir a Vera, e desque salió de Guadix nunca mas le quisieron aco jer en Almería, e estonce huyo el e vinose a Castilla e estuvo acá algunos días, e después volviese a Vera, e estuvo allá fasta que se tomo Loxa que se vino a Granada e lo acogieron en el Albaicín” (de la obra “Crónicas de los Reyes de Castilla D. Fernando e Dª Isabel” tomo III, pág 611). No obstante hay diversa información sobre el momento en que Boabdil fue liberado por los Reyes Católicos entre los cronistas de la época puesto que no existe un parecer unánime sobre el lugar en que se hallaba Boabdil cuando sucedió la traición de Almería; Alonso de Palencia indica que Boabdil figuraba en el cortejo del príncipe y los magnates de Córdoba que salen a esperar y recibir a Don Fernando cuando regresa victorioso de la brillante campaña de Málaga. Tras esto, los autores cristianos no vuelven a dar noticias de cómo y cuándo salió de nuevo Boabdil al lado de los Reyes Católicos, hasta que en 1486 nos lo presentan en el Albaicín de Granada, en lucha contra su tío El Zagal, a quien los granadinos habían alzado en lugar de su hermano en vida de éste, cuando, falto de fuerzas por su vejez y atacado de grave dolencia, quedó imposibilitado para el gobierno y acción enérgica que reclamaba la inminente ruina del estado. Esa lucha fratricida, al decir de los mismos cronistas cristianos citados, concluye con una concordia entre tío y sobrino, quedándose ambos con el título de rey y mandando el primero en Granada, Málaga, Almería, Almuñecar y Vélez Málaga, y el segundo en la parte oriental hacia Cartagena y en la ciudad de Loja, la cual iba a ser atacada por el rey católico y que los granadinos pensaban que sería benevolente por consideración a Boabdil dado lo establecido entre ambos.
Por la narración de Hernando de Baeza y de los escritores musulmanes se entiende que Boabdil, al ser puesto en libertad por los Reyes Católicos, se dirigió a Alcaudete, y de aquí pasó a establecer su residencia en los castillos de los Vélez Blanco y Rubio, cuyos señores y pueblo reconocieron previamente su autoridad y abrazaron la defensa de su causa. Desde allí Boabdil partió con sólo doce a caballo y otros tanto a pie, caminando de noche, hasta presentarse a las puertas del Albaicín, que le fueron abiertas por sus partidarios y proclamado por el populoso barrio, el 9 de marzo de 1486. Reconocido como legítimo rey de Granada por los habitantes del Albaicín, Boabdil pactó una concordia con su tío el Zagal por la que ambos retienen el título de rey, y se reparten el territorio que les resta del reino nazarí, quedando Loja entre la parte sometida a la autoridad de Boabdil, a fin de evitar que D. Fernando, por respeto a la capitulaciones con Boabdil, no emprendiese la conquista de esta ciudad como se temía.
El rey Fernando de Aragón se dirige contra Loja para tomarse la revancha por el fracaso de esta campaña cuatro años antes. "El Zagal" no se atreve a salir en su defensa por miedo a perder el trono de La Alhambra en su ausencia. Sin embargo es Boabdil quien en vano acude en ayuda de los lojeños.
El rey cristiano realiza los preparativos y armamentos para el sitio y conquista de Loja en la que Boabdil se encierra, dispuesto a resistir con todo el poder sus armas al ejército cristiano, luchando a la cabeza de las fuerzas nazaríes en los primeros choques hasta que fue retirado de uno de ellos herido en diferentes partes de su cuerpo. Tras algunos días de inútil resistencia, perdido el arrabal y aportillados los muros por los fuegos de la Artillería, los habitantes de Loja se rindieron a D. Fernando mediante las condiciones siguientes: que fuese perdonado Boabdil por haber quebrantado sus promesas, que dejaría el título de Rey de Granada y tomaría en adelante el de Duque o Marqués de la ciudad de Guadix si en seis meses se ganaba esa plaza; que si quisiera irse a Castilla, podría vivir seguro en ella, o si prefiriera pasarse allende, el Rey y la Reina le mandarían dar salvoconducto para el pasaje; que, además, fuese segura la vida de todos los habitantes que salieran de la ciudad y seguros también los bienes que llevasen consigo; y si algunos de ellos prefiriesen vivir en los reinos de Castilla, Aragón o Valencia, lo pudieran hacer libremente. Ellos, por su parte, entregarían la ciudad a D. Fernando y todos los cautivos cristianos que en ella tenían el 30 de Mayo de 1486, pero el rey de Castilla no dejó ir libremente a Boabdil, sino que lo retuvo a su lado, a fin de exterminar por su medio el resto del reino nazarí, de lo cual se habló mucho en Granada. Al parecer, según se lee en un manuscrito conservado en la Biblioteca nacional de Madrid (véase Historia de la casa de Córdoba, página 34), en las capitulaciones ajustadas para el rescate de Boabdil, éste prometía que procuraría ganar la ciudad de Loja en cualquier poder que estuviese, por estar mejor a sus Altezas para la defensa de Alhama, por lo que la ida a Loja de Boabdil no sería más que una estratagema para facilitar su entrega a D. Fernando, en cumplimiento de lo pactado entre ambos.
Tras la caida de Loja (9 de mayo 1486), les sigue Illora (4 junio 1486), Moclín (7 junio 1486), Montefrío (a finales de junio de 1486), Colomera (a principios de julio del mismo año). El Salar fue conquistada al asalto por Hernán Pérez del Pulgar y en esta misma campaña muere el noble Martín Vázquez de Arce, conocido como "El Doncel de Sigüenza".
Sepultura del Doncel de Sigüenza en la catedral de la localidad, Guadalajara. En la escultura, el noble caballero reza su "libro de horas" recostado sobre laureles. |
Ante el avance cristiano sobre el reino nazarí, incluso sobre aquellos lugares que se habían acogido a las treguas de paz ofrecidas por Boabdil sobre los Reyes Católicos, arrecieron en su irritación contra este, y en el mismo Granada los alfaquíes llegaron a acusar a Boabdil de infiel a la religión y a la patria en sus predicaciones en las mezquitas. Boabdil por su parte cortó algunas cabezas de aquellos alfaquíes exaltados y con esto creció la animadversión del pueblo contra él, viéndose obligado a extremar la vigilancia sobre su persona y a desconfiar de los más íntimos, encontrándose en una situación muy apurada y en peligro inminente de ser víctima de los suyos o entregado a su rival, su tío El Zagal. Por este motivo escribiría a la reina Isabel de Castilla:
Al reverso se lee esta nota en castellano, a modo de sobre o dirección: “Carta del rey moro chiquito para la reyna donna Isabel de crendençia quando andaban los tratos de la entrega de Granada.
Al Estado alto… Estado de la princesa, la sultana excelsa, magnífica, noble, honrada, famosa, grande, liberal, excelente, benéfica, ilustre, encumbrada, muy honorable y esclarecida, princesa de sultanes y la más grande y noble entre ellos, la princesa, la sultana Dª Isabel. ¡Quiera Dios otorgarle sus beneficios y acrecentar su bien y prosperidad!
En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Dios salve a nuestro señor y jefe Mahoma, a su familia y compañeros, y les de la salutación más cumplida.
Estado a quien se debe y es necesario honrar, el más famoso por sus hechos memorables y virtudes, el más caritativo y liberal, Estado de la princesa, la sultana alta, magnífica, noble, honrada, esclarecida, grande, liberal, excelente, benéfica, ilustre, princesa de sultanes y la más grande y noble entre ellos, emperatriz Dª Isabel ¡Quiera Dios mostrarse propicio a Su Alteza y acrecentar Su Majestad! Saluda a vuestro alto y próspero Estado, el que tiene en mayor estima vuestro poder y elevado rango, el de más grande afecto y amor a vuestro imperio, el siervo de Dios (Abdalá) emir de los muslimes Mohamed Algálib bilá (el victorioso por Dios), hijo de nuestro señor emir de los muslimes Abulhásan, hijo del emir de los muslimes Abunázar, hijo del príncipe agraciado Abulhasán, hijo del emir de los muslimes Abulhachach, hijo del emir de los muslimes Abuabdála, hijo del emir de los muslimes Abulhachach, hijo del emir de los muslimes Abulualid, hijo de Názar, Dios le proteja y fortifique con su auxilio; con salutación sincera, afectuosa y cumplida correspondiendo a la de V. Estado. Escribimos esta carta a V. Estado desde nuestra casa de la Alcazaba de Granada. ¡Quiera Dios guardarla en el más completo bien y prosperidad más grande! ¡La alabanza sea para Dios! ¡Que os conceda el honor de velar por vuestro imperio! ¡Y el elogio más cumplido! ¡Que ayude a V. Estado y Excelencia!
Después de esto (sabed), Dios haga duradera vuestra dignidad, que llegó a nosotros vuestra honrada carta con vuestra expresión de sinceridad, y la más importante noticia que nos brinda, es que gozáis de salud y bienestar; pues así no nos falta vuestra vida, ni es arrasada para nosotros vuestra casa. También han llegado a nuestro poder vuestros beneficios y mercedes con vuestro servidor el caballero Guzmán y juntamente mis servidores y caballeros, guárdelos Dios, y los aceptamos y agradecemos muchísimo, como se debe a vuestro real Estado; pues conocemos que con nosotros están príncipes de sultanes que se preocupan de nuestras cosas y atienden a toda nuestra situación. Y nosotros, oh príncipes de sultanes, somos prestos a vuestro servicio; nuestro pueblo y nuestras vidas se sacrificarán en vuestro honor, y no cesarán de serviros a no ser por la muerte.
Hacemos saber esto a Vuestra Alteza con toda sinceridad, y ojalá sea posible a vuestro real Estado que no nos sean retiradas vuestras mercedes y beneficios; porque no tenemos después de Dios otro auxilio que vuestra casa y vuestro real Estado. Para sostenernos en esta ciudad, oh príncipes de sultanes, necesitamos muchas cosas y no tenemos de donde nos venga un dracma ni cosa alguna útil, como no sea de vuestra casa y de vuestro real Estado. ¡Quiera Dios que vuestro real Estado no cese de ampararnos, ni nos olvide! ¡Dios haga durable Vuestra Alteza y real Estado! La salutación honrada en correspondencia a la de V. Estado. Fue escrita en 14 del mes de Dulhicha del año 894 (8 de Noviembre de 1488). Dios conceda sus dones y bendición”.
El cerco se estrecha y cunde el desaliento en Granada que continua dividida entre los partidarios de Boabdil y de "el Zagal". Boabdil, conocedor de la crueldad de su tío, continua refugiado en la cora de Almería (al-Mariya nazarí), donde es alertado de un plan para asesinarle: avisado de que su tío entraría de noche en la ciudad ayudado por los alfaquíes, huye a caballo hasta tierras cristianas cayendo nuevamente prisionero en Loja. "El Zagal" ostentará el título real y reina sobre Granada, Málaga y Almería, mientras que Boabdil mantiene de su lado a Baza y Guadix, Vera y las dos Vélez, además de la legitimidad sobre el Albaicín de Granada. En Loja, Boabdil renuncia al título de rey y obtiene de los Reyes Católicos la promesa de ser nombrado duque o marqués de Guadix y Baza si consigue rendirlas para Castilla. Los gobernantes agarenos, que hasta ahora le seguían, le dan la espalda ante este nuevo tratado.
Sin embargo, el 15 de octubre de 1486, Boabdil entra clandestinamente en Granada, se refugia en el Albaicín donde alza a los que aún le son fieles y durante cincuenta días las calles de la ciudad se riegan de sangre, enfrentando a los de la Alhambra (por parte de "el Zagal") contra los del Albaicín, separados sólo por el río Darro. Los seguidores de Boabdil, entre los que por vez primera se encuentran caballeros cristianos como Gonzalo Fernández de Córdoba, futuro Gran Capitán, resisten las terribles acometidas de sus contrarios que se ven obligados a refugiarse en la ciudad baja o medina.
Sin embargo, el 15 de octubre de 1486, Boabdil entra clandestinamente en Granada, se refugia en el Albaicín donde alza a los que aún le son fieles y durante cincuenta días las calles de la ciudad se riegan de sangre, enfrentando a los de la Alhambra (por parte de "el Zagal") contra los del Albaicín, separados sólo por el río Darro. Los seguidores de Boabdil, entre los que por vez primera se encuentran caballeros cristianos como Gonzalo Fernández de Córdoba, futuro Gran Capitán, resisten las terribles acometidas de sus contrarios que se ven obligados a refugiarse en la ciudad baja o medina.
Esta fachada es lo poco que se conserva en Montilla (Córdoba) de la casa de Gonzalo Fernández de Córdoba, "El Gran Capitán", en la que poco tiempo residió por sus continuos viajes pero que siempre fue de su propiedad en su ciudad natal |
En 1487, los reyes de Castilla y Aragón, conceden una tregua de tres años a quienes reconociesen la soberanía de Boabdil, mientras que los proyectos bélicos de los castellanos se dirigen hacia Vélez-Málaga. Los malagueños, hasta ahora seguidores de "el Zagal", viendo que sus tierras estan siendo invadidas por el ejército cristiano, se declararán vasallos de Boabdil.
A pesar de que "el Zagal" sigue contando con la confianza de los mereníes africanos que se concentran en el castillo de Gibralfaro en Málaga, y con los arraeces o alcaides de Almería, Almuñecar (al-Munakkab) y Salobreña (Salawbaniya), así como los gobernadores de Guadix y Baza. No obstante, su situación es cada vez más apurada ante el empuje de las fuerzas cristianas, por lo que convence a su sobrino para que no intervenga en la guerra formando parte del bando cristiano, y que se limitase a tomar una actitud pasiva ante la situación. Así, su tío aprovechará para fortalecer la ciudad de Málaga y marcha titubeante con 20.000 peones en ayuda de Vélez-Málaga aunque la ciudad, y la alcazaba de Comares el 29 de abril, terminará siendo entregada sin resistencia el 27 de abril de 1487, tras el asedio de la villa por mar con cuatro galeras cristianas. El efecto inmediato de esta derrota es la rendición de toda la Axarquía malagueña y el 18 de agosto la ciudad de Málaga, con terribles represalias por parte de los vencedores.
Pero Boabdil tampoco perderá el tiempo haciéndose dueño de la ciudad de Granada, y cuando su tío regresa, tras refugiarse en Almuñecar (al-Munakkab) y Almería después, los nobles musulmanes le niegan su obediencia arguyendo su fracasada expedición, nombrando nuevamente a Boabdil como su rey. El Zagal perderá los territorios que le seguían fieles en 1489 cuando caen en manos cristianas y muere al poco tiempo desolado y arruinado.
Así lo contó el visir Abu l-Qásim al-Mulih a Fernando de Zafra, secretario real de la corte castellana, en una de las cartas que ambos se cruzaron para pactar la entrega de Granada: "Y hagos saber que quando vino el alguazyl [Yusuf Ibn Kumasha] de seuilla y se levantó la gente desta cibdad, y fueron á las heras de abenmozdi [donde hoy se levanta el monasterio de san Jerónimo en Granada], y pidieron al Rey mi señor ue alzase guerra, que el Rey mi señor les dixo: sy queréys obligadvos a darme todo quanto ouiere menester para cauallos e otras cosas, yo lo haré, y respondieron todos que sí, que quanto les mandare é quisiere dellos, tanto harían".
Las circunstancias mientras tanto conceden una tregua al herido reino nazarí: las tropas cristianas de los Reyes Católicos están agotadas por el esfuerzo que supuso la toma de Málaga, así como problemas internacionales, principalmente en el Rosellón, entre Aragón y Francia.
A pesar de que "el Zagal" sigue contando con la confianza de los mereníes africanos que se concentran en el castillo de Gibralfaro en Málaga, y con los arraeces o alcaides de Almería, Almuñecar (al-Munakkab) y Salobreña (Salawbaniya), así como los gobernadores de Guadix y Baza. No obstante, su situación es cada vez más apurada ante el empuje de las fuerzas cristianas, por lo que convence a su sobrino para que no intervenga en la guerra formando parte del bando cristiano, y que se limitase a tomar una actitud pasiva ante la situación. Así, su tío aprovechará para fortalecer la ciudad de Málaga y marcha titubeante con 20.000 peones en ayuda de Vélez-Málaga aunque la ciudad, y la alcazaba de Comares el 29 de abril, terminará siendo entregada sin resistencia el 27 de abril de 1487, tras el asedio de la villa por mar con cuatro galeras cristianas. El efecto inmediato de esta derrota es la rendición de toda la Axarquía malagueña y el 18 de agosto la ciudad de Málaga, con terribles represalias por parte de los vencedores.
Escultura dedicada al rey Boabdil situada cerca del Alcazar del Genil en Granada |
Pero Boabdil tampoco perderá el tiempo haciéndose dueño de la ciudad de Granada, y cuando su tío regresa, tras refugiarse en Almuñecar (al-Munakkab) y Almería después, los nobles musulmanes le niegan su obediencia arguyendo su fracasada expedición, nombrando nuevamente a Boabdil como su rey. El Zagal perderá los territorios que le seguían fieles en 1489 cuando caen en manos cristianas y muere al poco tiempo desolado y arruinado.
Así lo contó el visir Abu l-Qásim al-Mulih a Fernando de Zafra, secretario real de la corte castellana, en una de las cartas que ambos se cruzaron para pactar la entrega de Granada: "Y hagos saber que quando vino el alguazyl [Yusuf Ibn Kumasha] de seuilla y se levantó la gente desta cibdad, y fueron á las heras de abenmozdi [donde hoy se levanta el monasterio de san Jerónimo en Granada], y pidieron al Rey mi señor ue alzase guerra, que el Rey mi señor les dixo: sy queréys obligadvos a darme todo quanto ouiere menester para cauallos e otras cosas, yo lo haré, y respondieron todos que sí, que quanto les mandare é quisiere dellos, tanto harían".
Las circunstancias mientras tanto conceden una tregua al herido reino nazarí: las tropas cristianas de los Reyes Católicos están agotadas por el esfuerzo que supuso la toma de Málaga, así como problemas internacionales, principalmente en el Rosellón, entre Aragón y Francia.
Armadura y espadas de Boabdil según la visión romántica de Joseph Lavallé y Adolphe Guéroult de la obra "Espagne", publicada en París en 1844 |
Parecía que la guerra tocaba su fín en 1490; las conquistas sobre tierras nazaríes llevaban un ritmo extraordinario, a pesar que, con "el Zagal" derrotado, Boabdil se las promete relativamente felices en Granada, salvo que por el "tratado de Loja" debía entregar en treinta días la ciudad al rey Fernando.
Por el contrario, Boabdil se ve fuerte y sale de Granada para poner cerco a la fortaleza de El Padul, que conquista para posteriormente sitiar Salobreña sin éxito en este caso. Los Reyes Católicos mientras tanto esperan a la llegada de la primavera de 1491 y parten desde Sevilla con un ejército de más de diez mil jinetes y cuarenta mil infantes que se extienden por la vega, Loja y Alcalá la Real hasta confluir en el puente de Pinos (actual municipio de Pinos Puente). El marqués de Villena siguiendo el mandato del rey Fernando, devasta el valle de Lecrín donde insurrectos musulmanes se habían alzado y regresa a El Padul llevando consigo a numerosos cautivos. Mientras Boabdil intenta ofrecer resistencia en el puente de Tablate y en Lanjarón, pero es inútil.
Dobla de oro acuñada bajo el reinado de Boabdil y que se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid es una de las rarísimas acuñaciones de su reinado que pusieron fin a las emisiones de monedas andalusíes en la Península y que eran usadas para el comercio exterior y el pago de tributos a los reinos cristianos en las que aparecen la genealogía del soberano y el lema dinástico que decora la Alhambra (una dobla nazarí equivalía a 107 maravedíes y un maravedí tendría el valor actual de 16 euros) |
Reunido con su Mexuar o Consejo en la Alhambra, Boabdil decide resistir hasta el final mientras la ciudad de Granada es cercada y obligada a rendirse por el hambre. Esto duraría desde le 26 de abril de 1491 hasta el 2 de enero de 1492. Este cerco de hierro sólo deja a los sitiados una vía de escape a través de Sierra Nevada (Yabal al-Talch) por donde muchos habitantes huyen del hambre y del miedo.
Se impone la negociación con la llegada del invierno y las copiosas nevadas. Boabdil busca firmar unas capitulaciones honrosas que no degraden y humillen a su pueblo. Congrega en la Alhambra una junta de adalides, comerciantes y notables donde todos convienen que no existe otra alternativa que entregarse. Para ello encargan al alcaide Abul Cacim, llamado El Maleh que inicie las negociaciones con los cristianos. Y así fue, ya que una vez firmadas las capitulaciones, el legado regresa a la Alhambra donde son ratificadas tras una patética sesión del mexuar.
Pero Boabdil se arrepiente y no cumple con la fecha de entrega, a lo que los Reyes Católicos responden con una enérgica carta de exigencia:
"Don Hernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios, Reyes de Castilla, de León, de Aragón, de Sicilia, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, de los Algarbes, de Algeciras y Gibraltar, Conde y Condesa de Barcelona, Señores de Vizcaya y de Molina, Duques de Athenas y de Neopatria, Condes de Rosellón y de Cerdania, Marqueses de Oristán y de Goziano, etc. A los alcaydes, cadis, sabios, letrados, alfaquis, alguaciles, escuderos, ancianos y hombres buenos, y gente común, chicos y grandes de la muy gran ciudad de Granada y del Albaycín, hacemos os saber cómo estamos determinados tener esa ciudad cercada desde esta que mandamos edificar (Santa Fé), y poner este exército en la parte de la vega que fuere necesario, hasta que Dios quitiendo, nuestra intención y voluntad se cumpla. Esto tened por cierto. Y juramos por el alto Dios que es verdad, y quien otra cosa en contrario os dixere, es vuestro enemigo. Nos por la presente os amonestamos que con brevedad vengáis a nuestro servicio y no seáis causa de vuestra perdición, como lo fueron los de Málaga, que no quisieron creernos, y estuvieron en su pertinacia, siguiendo la vía de los simples hasta que se perdieron. Si con brevedad viniéredes a nuestro servicio, remuneraros lo hemos con bien, y el que quisiere quedar, estése en su casa con todos sus bienes y hacienda, como lo estaba antes de agora. Esto hacemos porque los Granadinos sois buena gente, nobles y principales, y os queremos por nuestros servidores, y tenemos intención de haceros mercedes, y os prometemos y juramos por nuestra fe y palabra real, que si con brevedad, y de vuestra voluntad nos quisiéredes servir y entrar debaxo de nuestro poderío real, y nos entregáredes las fortalezas, podrá cada uno de vosotros salir a labrar sus heredades, y andar por de quisiere en nuestros reynos a buscar su pro donde lo hubiere; y os mandaremos dexar en vuestra ley y costumbres, y con vuestras mezquitas, como agora estáis; y el que quisiere pasar allende, podrá vender sus bienes a quien quisiere y quando quisiere; y le mandaremos pasar con brevedad y venid a nuestro servicio, y enviad presto uno de vosotros que nos venga a hablar, asentar, capitular y concluir estas cosas, que para ello os damos veinte días de término, dentro de los quales se efectúe . Ved agora lo quees vuestro provecho y libertad vustro cuerpos de muerte y cautiverio. Y si pasado el dicho término no hubiérades venido a nuestro servicio, no nos culparéis sino a vosotros mesmos, porque os juramos por nuestra fe, que pasado, no os admitiremos más, ni oiremos más palabras sobre ello. En vuestra mano está el bien o el mal, escoged lo os pareciere, que con esto alimpiaremos nuestra faz con Dios altísimo, Fecha en nuestro Real de la vega de Granada a veinte y nueve días del mes de Noviembre de mil quatrocientos noventa y uno. Yo el Rey. Yo la Reyna. Por mandato del Rey y de la Reyna. Hernando de Zafra."
Boabdil recibe en el salón de la torre de Comares a unos caballeros cristianos recelosos que esperan recibir una respuesta para regresar al campamento de Santa Fe. Aunque no se expresa en la siguiente carta el negocio grave que precede a la embajada que la lleva, hace pensar por la fecha y otras circunstancias indicadas en la misma, que se trata de la entrega de Granada.
“Al muy alto Estado, que se halla revestido de toda virtud y nobleza, Estado del príncipe, del sultán alto, celoso, excelente, ilustre, muy honrado, muy cumplido, príncipe de sultanes y grande de ellos, emperador D. Fernando. Y al Estado de la princesa la sultana alta, poderosa, noble, honrada, famosa, grande liberal, ilustre, excelente emperatiz D.ª Isabel. ¡Quiera Dios otorgarles sus beneficios y acrecentarles el bien y prosperidad!En el nombre de Dios clemente y misericordioso, Dios salve a nuestro jefe y señor Mahoma, a su familia y compañeros, y les de la salutación más cumplida.Estado alto, excelso, que se halla revestido con toda virtud, gloria y nobleza; Estado del príncipe, del sultán engrandecido, celoso, excelente, ilustre, muy intrépido, muy honrado, muy famoso, muy esclarecido, el primero, el sin par, el magno, el muy elevado príncipe de sultanes y grande e ilustre entre ellos, el emperador D. Fernando. Y Estado de la princesa, la sultana alta, magnífica, excelente, honrada, famosa, grande, princesa de sultanes y grande entre ellos, emperatriz D.ª Isabel. ¡Quiera Dios otorgarles sus beneficios y acrecentarles el bien y prosperidad! Saluda a vuestro Alto Estado el que estima vuestro poder y se adhiere a vuestro honor, el de más grande afecto a vuestro imperio, el siervo de Dios (Abdalá) emir de los muslimes, Mohamed Elgalib bilá (el vencedor por Dios), hijo de nuestro señor emir de los muslimes Abulhasan, hijo del emir de los muslimes Abunázar, hijo del príncipe benéfico Abulhasan, hijo del emir de los muslimes Abulhachacha, hijo del emir de los muslimes Abulualid hijo de Názar, ¡Quiera Dios concederle completa felicidad y dispensarle por su gracia, excelencia y liberalidad divinas, su dicha y su existencia! Con salutación honrada, afectuosa, intensa y muy grande, correspondiendo a la salutación de vuestro Estado y Dignidad.Os escribimos desde nuestra casa en la Alcazaba de Granada, ¡quiera Dios conservarla en el bien más cumplido y más grande prosperidad!La más grande alabanza sea para Dios ¡Ponga especial vigilancia en la guarda de vuestro imperio! Y para El sea el mayor elogio. ¡Asista con su auxilio a vuestro Estado!A más de esto, Dios haga duradero vuestro Estado y prolongue vuestra vida, hanos llegado de vuestra corte nuestro servidor el alcaide Abulcasim Elmuleh, Dios le favorezca, con vuestra carta honrada e ilustre para nosotros, y han llegado juntamente vuestros alcaides, y lo más importante de la información que de aquella y de estos hemos recibido es saber que vosotros gozáis bien y prosperidad; pues así no nos falta vuestra vida. Después de leer la carta, hemos conferenciado con nuestro servidor sobre lo que se había de contestar a vuestra Alteza, y hemos resuelto, como mejor, que vaya el a vuestra corte y presencia y conferencie más a satisfacción con vuestra Alteza.Suplicamos de vuestro Estado que le deis fe en todo lo que, tocante a nosotros, os dijere, y del mismo modo a vuestro alcaide Gonzalo y al alcaide Martín.Nosotros prestos estamos a vuestro servicio y a cumplir lo que nos sea ordenado, en lo cual sacrificaremos nuestras vidas y nuestro ser por consideración a vuestro real Estado y Dignidad. La salutación honrada, afectuosa y expresiva en correspondencia a la salutación de vuestro Estado. Fue escrita en 29 del mes Safar honrado del año 895 (22 de enero de 1490). ¡Dios conceda su bien!Es válida esta."
Según el cronista Hernando de Baeza, tras tomar Baza, el rey Fernando el Católico envió como embajadores a Gonzalo Fernández de Córdoba, alcaide de Íllora y que llevaría el apodo de “Gran Capitán”, y a Martín de Alarcón, alcaide de Moclín, a la corte alhambreña. En respuesta a esta embajada, Boabdil enviaría a continuación su respuesta a través de un caballero de su casa llamado Abulcasim. “Volvió este -añade el cronista- con la respuesta, de la cual Boabdil quedó muy espantado y admirado y quisiera revolver guerra, si algunos grandes no le aconsejasen que no lo hiciese, sino que antes enviase sus mensajeros segunda vez, y el rey moro lo hizo, y estando los reyes católicos en Sevilla envió al Alguacil mayor de Granada, que a la sazón era un caballero llamado Yusuf Abencomixa, que llevó en su compañía a un mercader muy honrado que se decía Abraham Alcaisi, grandísimo amigo mío; estos también vinieron muy descontentos diciendo que no se guardaba lo que antes se había asentado con el rey, y a dos veces con esto se alborotó la ciudad, y desde en adelante se hicieron guerra los cristianos y los moros.”
Posteriormente continuaron las hostilidades y últimos tratos antes de la rendición de Granada. Finalmente la ciudad será entregada el 6 de enero, aunque hubo que adelantar la fecha al 2 de enero de 1492, ante la atónita mirada de los granadinos que son desconocedores de las negociaciones. Ese es el principal motivo para adelantar la entrega de las fortalezas y lugares estratégicos de interés militar, evitar situaciones conflictivas con los habitantes de la ciudad, de rebeldía del pueblo vencido.
La conquista de Granada tendrá un inmenso eco en todas las cortes europeas, incluso en Roma donde se celebró una solemne procesión y hasta una corrida de toros a cargo de Rodrigo Borja, futuro Papa.
El acto de sumisión aconteció según lo pactado: mientras que a reina Isabel esperaba con su séquito, el príncipe don Juan y la infanta Juana en Armilla, el rey Fernando se adelantó hasta la ribera del Genil al ver la cruz y el estandarte cristiano sobre la Torre de la Vela. Finalmente, en la explanada que existió al final del Paseo del Violón se celebró, el 2 de enero de 1492, el encuentro entre Boabdil y el rey aragonés, efectuando la entrega de las llaves de la ciudad junto a la ermita de San Sebastián -según refiere Mármol- para posteriormente el destronado monarca nazarí continuara su destierro de la Alpujarra.
"La Rendición de Granada" fue pintado por Francisco Pradilla y Ortiz a finales del siglo XIX por encargo del Senado (donde se conserva actualmente) |
Boabdil llegó a caballo acompañado por algunos caballeros; al querer descabalgar, el rey Fernando se lo impidió a lo que Boabdil le respondió besandole el brazo, entregándole las llaves y diciéndole: "Toma, Señor, las llaves de tu ciudad, que yo y los que estamos dentro, somos tuyos". El rey Fernando le entregó a continuación las llaves a la reina Isabel, la reina al príncipe Juan y éste a don Íñigo López de Mendoza, Conde de Tendilla, quien sería desde entonces gobernador de la ciudad.
Tras este acto público las comitivas se separaron y Boabdil se dirigió a Santa Fé y los Reyes Católicos a La Alhambra. Tras pasar algunos días en el campamento cristiano junto a Aixa, su madre, Morayma, su esposa, y Ahmed, su hijo, se fue a vivir a las villas de la Alpujarra (al-Busarrat) que se le asignaron conforme a las capitulaciones. Acompañado por su familia fijó su residencia en Laujar de Andarax, (el feudo recibido por los Reyes Católicos estaba formado por las tahás de Berja, Dalías, Boloduy, Andarax, Marchena, Juviles, Láchar y Ugíja) donde pasaba los días cazando. En una pequeña alquería llamada Cobda (conocida actualmente como Fuente Victoria) que disponía de un recinto murado y una alcazaba en el que se había asentado el destituido monarca. La población contaba también con dos mezquitas, la de Johari y la de Tarfe, y varias rábitas habitadas por místicos y sus discípulos que se dedicaban al estudio del Corán en un entorno de espiritualidad y paz; la más importante era la rábita de Ismael en el mismo Laujar y junto a la margen derecha del río Andarax.
Al poco tiempo fue traicionado por su visir Aben Comixa quien vendió sus posesiones a los Reyes Católicos por 80.000 ducados, ya que en las Capitulaciones se estableció que para que la familia real nazarí y sus allegados pudieran exiliarse, tenían la autorización de vender cuanto poseyeran a quien quisieran, siendo ofrecido primeramente a los Reyes Católicos con derecho de prelación. Pero ni Boabdil ni su familia cumplieron este acuerdo, y la reacción de Isabel y Fernando no se hizo esperar.
En septiembre de 1493, el secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra, presiona a Boabdil para que abandone las Alpujarras y embarque rumbo a África. Una vez vendidas sus posesiones, los reyes cristianos ponen a su disposición dos carracas eximiéndole de la obligación de pagar derecho para sacar sus pertenencias. Pero la partida se retrasa debido a que las naves de Íñigo de Artieta, destinadas al transporte del destronado rey nazarí y su familia, se encontraban dando escolta y reserva, hasta las islas Canarias, a la flota de Cristobal Colón en su segundo viaje a las Indias, el 28 de agosto de 1493.
Tras este acto público las comitivas se separaron y Boabdil se dirigió a Santa Fé y los Reyes Católicos a La Alhambra. Tras pasar algunos días en el campamento cristiano junto a Aixa, su madre, Morayma, su esposa, y Ahmed, su hijo, se fue a vivir a las villas de la Alpujarra (al-Busarrat) que se le asignaron conforme a las capitulaciones. Acompañado por su familia fijó su residencia en Laujar de Andarax, (el feudo recibido por los Reyes Católicos estaba formado por las tahás de Berja, Dalías, Boloduy, Andarax, Marchena, Juviles, Láchar y Ugíja) donde pasaba los días cazando. En una pequeña alquería llamada Cobda (conocida actualmente como Fuente Victoria) que disponía de un recinto murado y una alcazaba en el que se había asentado el destituido monarca. La población contaba también con dos mezquitas, la de Johari y la de Tarfe, y varias rábitas habitadas por místicos y sus discípulos que se dedicaban al estudio del Corán en un entorno de espiritualidad y paz; la más importante era la rábita de Ismael en el mismo Laujar y junto a la margen derecha del río Andarax.
Al poco tiempo fue traicionado por su visir Aben Comixa quien vendió sus posesiones a los Reyes Católicos por 80.000 ducados, ya que en las Capitulaciones se estableció que para que la familia real nazarí y sus allegados pudieran exiliarse, tenían la autorización de vender cuanto poseyeran a quien quisieran, siendo ofrecido primeramente a los Reyes Católicos con derecho de prelación. Pero ni Boabdil ni su familia cumplieron este acuerdo, y la reacción de Isabel y Fernando no se hizo esperar.
En septiembre de 1493, el secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra, presiona a Boabdil para que abandone las Alpujarras y embarque rumbo a África. Una vez vendidas sus posesiones, los reyes cristianos ponen a su disposición dos carracas eximiéndole de la obligación de pagar derecho para sacar sus pertenencias. Pero la partida se retrasa debido a que las naves de Íñigo de Artieta, destinadas al transporte del destronado rey nazarí y su familia, se encontraban dando escolta y reserva, hasta las islas Canarias, a la flota de Cristobal Colón en su segundo viaje a las Indias, el 28 de agosto de 1493.
A finales de septiembre, las naves de Artieta regresan y anclan en el puerto de Adra. El pueblo costero de Adra y antiguo puerto fenicio fue testigo del exilio de Boabdil, último rey de Granada, entrado el mes de octubre, donde pasaría sus últimos días en España. Una flota compuesta por una carraca, cuatro galeones y una carabela transportaron al depuesto rey nazarí, junto a su familia y séquito de 1.130 personas, musulmanes granadinos que quisieron seguir a su antiguo rey al exilio. Un total de mil trescientas personas, junto a cien marineros y doscientos soldados entre espingarderos y ballesteros se dirigieron hacia Cazaza (خصاصة), una ciudad fortificada sobre roca que servía de puerto del reino de Fez, situada en el poniente del cabo de Tres Forcas y cercana a Melilla, un mundo perdido entre dos culturas; cuatro años más tarde la ciudad iba a ser capturada por los españoles, quienes temiendo una invasión de la Península por los marroquíes, establecieron en ella una guarnición.
La libertad para emigrar con los bienes acordados en la capitulaciones estaba limitada por las leyes de Castilla que impedía sacar del reino oro, plata, materiales preciosos o estratégicos, entre los que se contaban las armas y los caballos. A quienes emigraron con el monarca nazarí no se les impidió portar, además de su dinero y armas blancas, sus caballerías, por lo que hubo que reforzar la escuadra con una tafurea para el viaje de los animales. Los castellanos estaban deseando que Boabdil se fuera y transgredieron sus propias normas para conseguirlo cuanto antes.
Boabdil y su séquito se trasladaron a Fez desde Melilla, donde fueron acogidos bajo la protección del sultán Ahmed el Meriní. En la corte de Fez, Boabdil fue considerado como un príncipe, recibiendo agasajos y consuelo por la pérdida de su reino. En su destino a Fez donde su rastro se pierde; algunos, como al-Maqqari, afirman que allí murió en 1533 y otros que murió en el campo de batalla luchando del lado de los mereníes contra los Xerifes. Se cuenta, que algunos años después de su llegada, Fez fue atacada por las hordas de los sanguidarios hermanos Xerifes. Boabdil acompañó al sultán al frente de su ejército, que se enfrentó a sus enemigos en el llamado río de los Esclavos, al pie de las montañas del Atlas. Las tropas del sultán de Fez fueron derrotadas, y Boabdil pereció a manos de aquellos salvajes, quedando su cadáver abandonado en el campo de batalla.
El historiador árabe Ahmed ibn Muhammad al-Aqqari afirma que Boabdil fue enterrado en la Rauda que hay a la salida de Bab al-Sharía (Puerta de la Ley). Pero el periodista y profesor Álvaro Machordom Comins, en su libro "Granada: El último rey andalusí", dice que investigando los Archivos y Bibliotecas de Fez, no encontró huella alguna de la presencia física del último rey nazarí en esta ciudad, ni halló vestigios del rey de Granada en los diversos cementerios que visitó, dedicando especial atención a la Rauda que hay en Bab al-Sharía.
Los interrogantes sobre su muerte y enterramiento siguen en pie.
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