Alcazaba de Antequera
Merece la pena visitar Antequera y es de felicitar los esfuerzos que la ciudad hace para poner en valor su patrimonio cultural. Su alcázar es un ejemplo de ello; por 6 euros se puede acceder e incluye una audioguia que explica la conquista de la ciudad en 1410 por Fernando de Aragón y cuál era el estado original de la alcazaba y sus posteriores modificaciones.
Plano de la Alcazaba y recorrido de la visita |
Antequera, de origen romano, fue un enclave estratégico por su situación en el centro de la Bética andaluza, sometida por el reino taifa de Málaga, pronto pasó a manos de los ziríes granadinos, posteriormente formaría parte del imperio almoravide y almohade (1090 - 1232), momento de gran expansión de Madinat Antiqira, cuando se construyen los dos anillos de murallas de tabiya o tapial y enlucidos de cal, que cercaban una extensión de 62.000 m2.
Bajo dominio nazarí, se mejoraron las defensas de la ciudad, añadiendo estuches de piedra a las murallas, para defenderse del hostigamiento cristiano, acompañado del momento de mayor esplendor de la ciudad en época musulmana, y de un incremento importante de la población.
Estos arreglos en la muralla frenaron el avance de Pedro I de Castilla sobre la ciudad en 1361, además de suponer un nuevo impulso para reforzar la muralla con la construcción de una barbacana a modo de parapeto exterior y la edificación de una coracha (como en el caso del castillo de Salobreña), para asegurar el suministro del agua a través del río en caso de asedio. Además se reedificó la Puerta de Málaga, siguiendo el programa de puertas emprendido por Mohammed V.
Fue en 1410, cuando tras cinco meses de asedio de esta fortaleza difícil de conquistar y la heroica resistencia de sus habitantes, la ciudad cayó en manos del rey aragonés Fernando I: "¡Sálganos el sol por Antequera y sea lo que Dios quiera!". Los esfuerzos militares y diplomáticos por parte de los granadinos fueron infructuosos. Fue de tal importancia que se consideró como el mayor triunfo desde la batalla del Salado y no sería superado hasta la toma de Granada casi un siglo después.
La alcazaba contaba con un gran Patio de Armas rectangular destinado al acuartelamiento de las tropas nazaríes, al pie de las torres del Homenaje y de la Torre Blanca, y una claustrofóbica mazmorra de unos 6 metros de profundidad por 3 de ancho. Además contaba con un aljibe para almacenar agua de planta rectangular de 6,20 x 4,10 metros y que se encontraba junto a una mezquita que pasó a convertirse en parroquia.
Plano de la Torre del Homenaje |
La Torre Blanca, de época también nazarí, es también maciza hasta la altura del adarve de la muralla, de planta rectangular, cuenta con dos plantas de altura y terraza. El acceso se realiza desde el paso de ronda de la muralla occidental aunque en el lado oriental también tenía una acceso, hoy cegado. Para su construcción se utilizaron sillares rectangulares, con bóvedas interiores de ladrillo y las estancias interiores se dividen con cajones de mampuesto delimitados entre vergaduras de ladrillo. La planta baja estaba destinada al uso de armamento con el objetivo de defender la torre, dividida en dos partes: un pasillo como continuación al adarve de la muralla y que comunica con la escalera para subir a la segunda planta y un segundo núcleo dividido en 5 pequeñas estancias abovedadas y dotadas de saeteras. La segunda planta tenía una función residencial, con un espacio central al cual se abren una pequeña estancia y dos grandes alcobas rectangulares, la mayor al sur y con balcones desde los que observar la Peña de los Enamorados. La Torre Blanca estaba unida con la Torre del Quiebro por el lienzo de muralla, pero el Alcaide de la fortaleza ordenó su demolición en 1510, pero tras los trabajos arqueológicos ha sido reedificada.
Alzado fotogramétrico sur de la Torre Blanca. Oficina Arqueológica Municipal de Antequera |
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