El Maristán
El solar cubierto de hierbas es todo lo que quedaba del Maristán antes de su recuperación en 2023 |
Hipotética reconstrucción del Maristán de Granada |
Estado en que se conservaban algunos restos muy deteriorados de su alzado sur de dos plantas |
Evolución de las obras de recuperación del edificio del Maristán (junio 2022) |
Me ha alegrado ver que tras años de abandono los restos del Maristán se han consolidado, conservado y protegido |
Estaba esperando a terminar la novela "El Perfume de Bergamota" antes de escribir esta entrada, por la relación que guarda con este edificio, del cual hoy en día poco se conserva lo que obliga llevar a cabo un ejercicio de reconstrucción mental. Ocupaba un amplio solar en la margen derecha del río Darro, en la ladera meridional de la Colina del Albaicín, en el arrabal del Haxaris o del Deleites, cerca de los Baños del Nogal y de la Puerta de los Tableros.
El edificio se construye con una planta rectangular articulada en cuatro crujías de dos alturas, simétricas en sus flancos opuestos y precedidas por una galería porticada |
El Maristán es una institución de origen oriental que se introdujo de forma muy tardía en el occidente islámico. El Maristán era un hospital que prestaba cuidados médicos a todo tipo de enfermos, aunque con el tiempo terminó dedicando atención también a dementes hasta la conquista de Granada en el siglo XV. En Al-Ándalus (Levante y Zaragoza) ya habían existido otra serie de instituciones de este tipo antes de su construcción, derivando el vocablo maristan del persa bimaristan, término que hace referencia a hospicio u hospital, por lo tanto su origen es oriental. El modelo a seguir en este caso fue el de la dinastía meriní del actual Marruecos, como advirtió el cronista egipcio al-Qalqasandi, que, en el caso concreto de la atención hospitalaria, había construido en Fez el primer maristán hacia 1350, y con el sultãn Abũ 'Inãn (1349-1358) se reproducirían en las principales ciudades del reino.
A partir de 1985 se realizaron tres campañas de excavación, que han permitido un conocimiento más riguroso y la corrección de algunas fantasías deslizadas en los dibujos de F. Enríquez |
Los fragmentos recogidos en excavaciones del Maristán desde 1984 son claramente indicativos de esta situación, haciéndose un registro de las piezas para la restauración del pórtico sur que se completará en una Fase 2 en un futuro, junto con dos réplicas de los leones surtidores que se van a emplazar en la Fase 2, volviendo a manar agua en la alberca como lo hicieron en origen y en el emplazamiento temporal del Palacio del Partal para posteriormente ser protagonistas indispensables del Maristán recuperado.
Este edificio cuenta con una larga e interesante historia. Sabemos que el hospital de Mohammed V se construyó aprovechando una edificación anterior, en el barrio de la Coracha del Albaicín. El Hospital de San Lázaro, fundado por los Reyes Católicos y destinado a la curación de leprosos, dió continuidad a la labor del Maristán. Al mismo tiempo, el Maristán pasaría a convertirse en Real Casa de la Moneda (1497-1685) para producir monedas, un privilegio real que en la Península Ibérica sólo tuvieron siete ciudades: Sevilla, Burgos, Segovia, Cuenca, La Coruña y Toledo, a las que se unió Granada a partir de 1492 por decisión de los Reyes Católicos. La institución necesitaba de un edificio amplio, capaz de albergar almacenes para la materia prima, combustible, hornos de fundición, zonas de tratamiento de las láminas producidas y los cospeles (círculos embrionarios de las monedas), amplias áreas para los acuñadores, que realizaban su trabajo con cuños y martillos, y estancias para las balanzas y pesos (Sala del Tesoro). Debía ser un edificio que garantizase la seguridad de todo el proceso para evitar robos y todo esto lo garantizaba el antiguo Maristán para acoger la ceca granadina. destino que mantuvo hasta el s. XVII, en que pasó a uso industrial en manos privadas, finalmente, en 1843, fue parcialmente derribado.
La Sala del Tesoro aprovechó una estancia más amplia del hospital, en la planta alta del pórtico sur, y el resto de las estancias superiores fueron convertidas en salas de trabajo de los acuñadores |
El edificio del Maristán se construyó con muros de tabiya o tapial (argamasa de tierra y cal), sobre una masa de mampostería que la aislaba de la humedad, utilizando dos canteras de tierra distintas, lo que explica la diferencia de coloración en los paramentos, conservando las huellas de los tableros empleados en el encofrado, las agujas de madera de los mechinales o la superficie del acabado, permitiendo conocer la forma de construcción en la segunda mitad del siglo XIV |
Para formar el alfarje de la planta primera se colocan sobre los pilares de ladrillo del pórtico unas zapatas de madera y sobre éstas unas vigas pareadas de gran sección para cubrir los vanos |
Tras su derribo tan solo quedaron los dibujos de F. Enríquez publicados en París el año 1858, además de la inscripción y los leones que adornaban el Partal. La demolición progresiva de la portada del Maristán hasta su desaparición a finales del siglo XIX produce una dispersión de los restos de la profusa decoración del marco ornamental dedicado a destacar los dos elementos clave de la entrada: la lápida fundacional y la puerta. Sin embargo, el edificio fue redescubierto e identificado en la década de los 70.
Conocemos la ubicación de la inscripción en la portada del monumento gracias a un dibujo de Rada y Delgado (1873) antes de su demolición a mediados del siglo XIX |
Replica de la portada del Maristán de Granada que se exponía en uno de los patios del MAN de Madrid (Museo Arqueológico Nacional) antes de la Guerra Civil |
La portada desaparecida de este edificio ha sido recreada en modelos y dibujos que muestran la riqueza decorativa del pórtico de acceso al hospital nazarí, abarcando toda la altura del edificio, destacando el cuerpo que hace de ático por su decoración cerámica con detalles geométricos profusos que enmarcaban la lapida de mármol fundacional descrita que se conserva en el Museo de la Alhambra desde 1942. Esta lápida de gran belleza resulta una rareza tanto por su forma y labra como por la delicada moldura perimetral, como del texto en caligrafía cursiva mezclado con representaciones vegetales de frutos y palmas. Su traducción es la siguiente:
Loor a Dios. Ordenó la construcción de este maristán, como muestra de amplia misericordia para con los más débiles enfermos musulmanes y como acercamiento útil —si Dios quiere— al Señor de los mundos, perpetró su buena obra que habla en la lengua elocuente, y realizó sus deberes de caridad para el transcurso y la sucesión de los años, hasta que Dios herede la tierra y a aquellos que están en ella, pues Él es el mejor de los herederos (alusión a Q. XXI, 89), el señor, el iman, el sultán, el héroe, el grande, el ilustre, el puro, el victorioso, el más feliz de su gente en su gobierno, el primero de ellos en abalanzarse en la senda de Dios, el detentador de las victorias, de las acciones favorecidas por Dios y de la magnanimidad, el que recibe la asistencia de los ángeles y del espi-ritu, el defensor de la tradición, el refugio de la religión, el principe de los musulmanes al-Gani bi-lläh Abu 'Abd Allah Muhammad, hijo del gran señor, el célebre, el sultán ilustre y elevado, el combatiente por la fe, el justo, el magnánimo, el feliz, el mártir, el santificado, el principe de los musulmanes Abu L-Hagyaj, hijo del señor, el sultán ilustre, el célebre, el grande, el magnificado, el victorioso, el que derrota a los politistas y subyuga a los infieles injustos, el feliz, el mártir Abu L-Walid ibn Nasr al-Ansari al-Jazrafi. ¡Que Dios le otorgue la aprobación de sus obras y su cumplimiento, por su favor completo y la recompensa amplia de sus esperanzas! Por ello realizó una buena obra que no tuvo precedente desde la introducción del Islam en este pais, por ella agregó un bordado de gloria al excelente manto de la guerra santa y buscó la fax de Dios, deseando la recompensa, pues Dios es el poseedor de la gracia inmensa. Él ha preparado una luz que vaya delante y detrás de él «el día en el que no sean útiles ni riqueza ni hijos salvo presentarse a Dios con un corazón integro» (QXXVI, 88-89). Y tuvo lugar el comienzo de su construcción en la decena de mediados del mes de mubarram del año setecientos sesenta y siete (27 septiembre-8 octubre de 1365), y se terminó lo que se propuso, para lo que asignó legados píos, en la decena de mediados de jawwal del año setecientos sesenta y ocho (9-18 junio de 1367). Dios no descuida la recompensa de los que realizan buenas obras ni frustra el esfuerzo de los benefactores. Salve Dios a nuestro señor Muhammad, sello de los profetas, a su familia y a sus compañeros, todos.
Dos piezas de mármol constituyen la estela (Alt. 179,5 cm. Anch. 95,5 cm) en forma de puerta con arco de herradura apuntado con una inscripción de 26 líneas de escritura cursiva que constituye la conmemoración de la construcción del nazarí en el siglo XIV |
La escritura de esta inscripción es muy cuidada y está perfectamente conservada; como suele ser común en otras inscripciones fundacionales nazaríes, desaparecen las típicas fórmulas introductorias, como basmala, etc., aquí sustituidas tan sólo por la hamdala. La lengua utilizada manifiesta la corrección típica de la cancillería nazarí, al igual que su ampulosidad, lo que se manifiesta no sólo en el cúmulo de adjetivos que ensalzan al soberano, sino también en la repetición mediante sinónimos de la construcción gramatical de la idafa con dos primeros términos, que exige dos segundos. Un problema interesante de traducción que presenta esta inscripción es el término duafa, en la tercera línea, que Lévi-Provençal interpretó como "pobres", si bien su sentido original es el de "débiles", en lo que se incluye también el de "débiles mentales", aunque en la traducción más próxima a la época, la de Pedro de Alcalá, aparecen los dos sentidos. En cuanto al objeto que conmemora la inscripción, el Maristán, se construyó en el segundo reinado del monarca Mohammed V en la fecha indicada, lo que se ha puesto en relación con las secuelas de la Peste Negra que asoló a toda Europa en los años 1348-1350. Tras la epidemia el rey nazarí tomó la decisión de crear esta institución para la asistencia de enfermos pobres. Fue el primer manicomio europeo asistiendo a los enfermos mentales, adelantándose en cuarenta años al Bethlem Hospital de Londres, fundado en 1403, y al del Padre Jofré de Valencia, de 1409, que siempre han sido considerados los primeros.
Fundado a instancias del rey nazarí Mohammed V, se inserta en una larga serie de obras de este soberano, tanto palaciegas, como sus trascendentales construcciones en la Alhambra, así como militares, sus numerosas fortificaciones fronterizas, y civiles, de lo que es una muestra este hospital. Con ello se trataba de profundizar en la línea decididamente emprendida por su antecesor, Yusuf I, de reislamización del reino, frente a las anteriores influencias castellanas, lo cual tuvo una de sus manifestaciones más palpables en la arquitectura que nos han legado.
La construcción del edificio duró 20 meses, tal como recoge uno de los fragmentos de su lápida fundacional conservado en el Museo de la Alhambra, comenzando su construcción "en la segunda decena del mes de muharram del año 767" (entre septiembre y octubre de 1365) y finalizando "en la segunda decena del mes de shawwal del año 768" (entre inicios y mediados de junio de 1367). En la carta de su fundación se decía: "Es un hospital para que en todo tiempo sean recogidos de entre vosotros los desahuciados, y aquellos enfermos que se hallen fuera y lejos de su patria. Vosotros los visitareis con preferencia a través de los días, para contemplarlos con ojos cariñosos, y reconocer sus adversas circunstancias y sus manifiestas necesidades. Y lo primero que habéis de procurar es que recobren la salud, ellos y también los locos, que son numerosos, extendiéndose entre sus mujeres la disipación..."
Alzado sur tras su recuperación en 2023; de las escaleras y cubierta del pórtico sur no quedaban restos materiales |
El inmueble se organizaba en torno a un patio central con una gran alberca adornada por dos leones de mármol blanco de Macael en posición sentada sobre sus cuartos traseros, labrados sin realismo, a la manera oriental y que vertían agua desde el centro de los lados mayores, según se aprecia en la planta del edificio dibujada por el arquitecto Francisco Enríquez en el siglo XIX y por lo que refiere Jorquera en sus anales, vertían agua por la boca. Los leones surtidores del Maristán poseen un simbolismo como guardianes del lugar, representando la fuerza y el valor de la fundación del hospital.
Uno de los dos leones del Maristán que se conserva en el Museo de La Alhambra en el Palacio de Carlos V |
Su disposición rectangular, formada por cuatro naves porticadas, estrechas y alargadas, contenían unas cincuenta salas, con capacidad para cuatro enfermos cada una, estando las dependencias superiores destinadas a las mujeres y las del piso bajo a los hombres.
Sobre los muros de tapial o tabiya se apoya una estructura ejecutada con madera que define el piso de la planta superior, las escaleras situadas en las esquinas del inmueble y la cubierta |
El hospital contaba con un complejo sistema de saneamiento de las aguas residuales, con varias canalizaciones en compartimentos estancos. En la esquina suroeste, hubo un espacio destinado a las letrinas y una puerta secundaria que salía a la calle Bañuelo y permitía conectar con el cercano baño del Nogal o Bañuelo.
En las estancias, como puede observarse en el techo de las salas, se ha recreado con precisión el original, existe una jácena o viga principal y unas balseras perpendiculares que se asientan en los muros norte y sur. En la planta superior del pórtico sur existió un espacio de mayores dimensiones que no estuvo dedicado a albergar enfermos, quizás con un uso plurifuncional. Además de contar con cocinas, almacenes y lavandería, en el ala oeste, en una esquina se encontraba la sala en la que se realizaba la asistencia ambulatoria durante la mañana.
Sobre la coronación de los muros se emplazaba una tabla que recibe el relleno de regularización y el pavimento |
Otra estancia, la jizanat al-tibb o farmacia estaba destinada a la elaboración de medicamentos para el hospita y pacientes del ambulatorio, en la que trabajaban tres agiris o drogueros: ruibarbo, achicoria y agárico como depurativos y laxantes; sedantes como el acónito o el cañamo y la nuez índica; cicatrizantes y analgésicos como el nabo y el mirto.
La restauración del pórtico sur y la excavación arqueológica han permitido confirmar que el Maristán granadino tenía un jardín o huerto delantero que llegaba hasta el muro de contención del río Darro, que pudo tener distintos usos: lugar de esparcimiento, cultivo de plantas medicinales y espacios auxiliares |
Sobre su función asistencial, las ocho naves del edificio se subdividían en un número aproximado de cincuenta celdas, por lo que se calcula una capacidad para doscientos enfermos. El carácter de estos enfermos ha sido discutido a partir de la cita de J. Münzer, quien lo llamó Casa de los Locos en 1494, por lo que se interpretó como un cambio de uso en un hospital general, a partir de la versión dada por Lévi-Provençal de la inscripción.
Las habitaciones tenían una superficie que oscila entre los 5 y 8 metros cuadrados, con suelos de tierra compactada y todas estaban abiertas al patio, pudiendo albergar, al menos, a dos enfermos por sala |
El Maristán granadino disponía una plantilla de siete médicos o tabib: cuatro especialistas divididos en cuatro secciones (fiebres, demencias, ulceras e incurables) y otros tres que además de atender a los pacientes ingresados, recibían a enfermos sin recursos en el ambulatorio, que sólo abonaban escasos mizcales, mientras que los ingresados no debían pagar nada, aunque no era fácil recibir el ingreso. El hospital se financiaba por las continuas donaciones económicas o la sadaqa, además de percibir parte del zakat del reino, un impuesto obligatorio que era destinado a limosnas.
Los ricos preferían recurrir a médicos privados que abundaban en la ciudad, o sanadores, conocidos como mutatabid y que habían aprendido de forma práctica junto a los tabib y que ejercían en los mercados.
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