Biografías: Ibn al-Jatib (1313 - 1374)
Uno de los más renombrados eruditos del mundo hispanomusulmán nació en Loja en 1313 ocupando los cargos más altos de la corte de la Alhambra nazarí y destacando como humanista |
Hoy se cumplen exactamente 700 años del nacimiento del insigne y polifacético Ibn al-Jatib. Gracias a sus escritos hemos conocido más sobre muchos aspectos del Reino Nazarí, por lo que merece un lugar destacado en este blog.
Su nombre completo era Abu Abd Allah Mohammed Lisan al-Din ibn al-Jatib al-Salmaní al-Garnatí y nació en Loja el 25 de Rayab del 713 de la Égira, el 15 de noviembre de 1313, según el calendario cristiano. Era hijo de un predicador llamado Abd Allah cuya familia descendía de una tribu del Yemen, los Murad, que se establecieron en Córdoba (Qurtuba) con la llegada del Islam a la Península Ibérica, pasando por Toledo (Tulaytula), hasta establecerse en Granada. Su abuelo Said fue un destacado alfaquí, juez y predicador de la Mezquita Aljama de Loja, conociéndose a su familia como los Banu al-Jatib o Hijos del Predicador.
Ibn al-Jatib es uno de los personajes más destacados del municipio de Loja reconociendo su destacado papel con una fundación que lleva su nombre |
Su padre luchó junto al rey de Granada Ismail I para devolverle el trono usurpado por su tío Nasr, siendo llamado a la Corte para desempeñar el cargo de secretario de la Chancillería, así que toda la familia se trasladó a la capital nazarí.
Su padre quiso que entrase al servicio de la Oficina de Redacción de Documentos del Estado o Diwan al-insa, con el objetivo de que desarrollase la carrera de funcionario en la Corte de La Alhambra. Para ello trabajó su caligrafía, la redacción y filiación de textos oficiales en la Oficina de Escritura o Diwan al-kitaba, siendo su maestro Abu-l-Hasan Alí ibn Mohammed al-Ansarí, también conocido como Ibn al-Yayyab. De este modo pasó su juventud rodeado por el olor de la tinta, el cuero y el aceite de los candiles.
A la muerte de su padre en la Batalla del Salado contra los cristianos, la amistad de Ibn al-Jatib con Ibn al-Yayyab se estrechó y fue nombrado secretario auxiliar de la Chancillería, siguiendo los pasos de su progenitor, y su amigo y maestro ascendió al cargo de visir del rey Yusuf I.
Su maestro y amigo confió en él y le preparó para que le sucediera en el cargo. Llegó la Peste Negra a Granada desde Almería (al-Mariya) en 1348, y el visir Ibn al-Yayyab fue una de sus víctimas. De este modo, el rey Yusuf I le nombró visir, encomendándole la supervisión de la Casa de la Moneda o Ceca.
En Loja, su pueblo natal, numerosas calles están decoradas con las reflexiones del sabio nazarí |
Tras la muerte del rey, su sucesor Mohammed V es derrocado tras un sangriento golpe de estado instigado por su hermanastro Ismail II huyendo precipitadamente a Guadix donde sus aliados le protegen. Por otro lado, Ibn al-Jatib fue encarcelado en Granada por orden del nuevo monarca pues se niega a apoyar la insurrección, sus bienes son confiscados, así como su casa de la calle de los Arraeces y su finca de recreo conocida con el nombre de Ayn al-Damaa (Fuente de las Lágrimas). No obstante, gracias a sus relaciones diplomáticas y a su amigo meriní Ibn Marzuq logra ser liberado y huye a Fez junto al destronado monarca y otros seguidores viviendo bajo el amparo de la corte meriní de Abu Salim, hasta que Mohammed VI fue depuesto.
De este modo Mohammed V y su séquito regresan a Granada en 1362, se estrechan las relaciones con el rey de Castilla Pedro el Cruel, quien da muerte al usurpador Mohammed VI. El reino nazarí vuelve a gozar de paz y prosperidad, siendo nombrado nuevamente Ibn al-Jatib como visir, por lo que fue conocido como Du-l-wizaratayn o el de los dos visiratos.
Desarrolló una actividad política e intelectual incansable, por lo que le apodaron también como Du-l-amrayn, el de las dos vidas por sus problemas de insomnio lo que le llevaba a vivir de noche y de día. Es el autor de la mayoría de las redacciones sobre medicina teórico-práctica de la época nazarí que han sobrevivido hasta la actualidad, como el manual llamado "Práctica del que emplea si talento médico en favor de aquellos que ama", desarrollado en dos partes, una primera describiendo y recomendando tratamientos para las enfermedades que afectan a cada órgano del cuerpo humano y la segunda una lista de los males que afectan al cuerpo en su conjunto como la fiebre, mordeduras y picaduras de animales venenosos, etc. Hay también en esta segunda parte un capítulo dedicado a la cosmética y otro sobre los efectos de las bebidas alcohólicas y los métodos para contrarrestarlos. La estructura interna de este libro sigue una misma pauta: descripción de la enfermedad, descripción de las causas que la producen y de sus síntomas, indicación del tratamiento y régimen alimenticio pertinente. Pero además, en ocasiones el autor añade un apartado que denomina "consejos y advertencias", donde señala aspectos esenciales a tener en cuenta y otro titulado "remedios simpáticos" en el que enumera procedimientos curativos de carácter popular, arraigados en el tratamiento de ciertas enfermedades.
La segunda obra que nos ha llegado de Ibn al-Jatib es un poema didáctico sobre la medicina, cuya finalidad es ayudar al aprendizaje de futuros médicos.
La tercera obra es un libro que recibe el nombre de Libro del cuidado de la salud durante las estaciones del año, dedicado al rey Mohammed V y escrito entre los años 1362 y 1371, constando de tres partes, una que versa sobre las estaciones del año y las alteraciones que influyen al cuerpo humano y la segunda sobre la fisiología del cuerpo humano y la tercera en los elementos que son imprescindibles para el ser humano como el aire, los alimentos, la evacuación, el sueño, los estados anímicos, etc. El libro sirve para establecer el tratamiento para las enfermedades dependiendo de la estación del año y el régimen que debe de seguir el niño, el anciano y el viajero.
Pero además de estos, se le reconocen la autoría de otros dos tratados que aún no han sido encontrados: uno sobre la embriología titulado Sobre la formación del feto y un apéndice al mismo titulado Determinación de la última etapa de la formación del feto, así como un tratado Sobre la triaca. La triaca era un tema frecuente en la medicina árabe y que trata el doctor Gastón Morata en su libro "El Perfume de Bergamota", y que se refiere a un antídoto universal contra todo tipo de venenos.
Pero también fue conocido como Lisan al-Din o Lengua de la Religión, por su elocuencia y brillante oratoria. Escribió más de setenta obras, que abarcan materias muy diversas que pueden dividirse en las siguientes categorías:
- antologías (Al-Katiba al-Kamina o "El escuadrón al acecho", Kitab al-sihr wa-l-shi`r o "Libro de magia y de poesía")
- ascética y sufismo (Istinzal al-lutf o "Invocación de la gracia", Rawdat al-ta`rif bi-l-hubb al-sharif o "Jardín de la definición del amor supremo")
- género biográfico e histórico (Al-Ihata fi ta´rij Garnata, abreviadamente, Ihata una recopilación de la historia de Granada, al-Iklil al-zahir o "La diadema resplandeciente", A`mal al-a`lam o "Gestas de los hombres", Al-lamha al-badriya o "El resplandor de la luna llena", acerca de la dinastía nazarí, demás de su propia autobiografía en 1369)
- género epistolar, geografía y viajes (Jatrat al-tayf, Mi`yar al-ijtiyar)
- política, poesía, medicina, derecho, etc
Llegó a ser en el reino de Granada un hombre poderoso y de gran saber, despertando muchas envidias a su alrededor. Ibn al-Jatib sufrió una de tantas intrigas promovidas por la las luchas de poder, especialmente por Ibn Zamrak, de quien había sido mentor y a quien ayudó a promocionar dentro de la Corte desde sus orígenes humildes. Se levantaron contra él todo género de intrigas y calumnias, principalmente referidas a su concepción sobre el Islam.
Advirtiendo las conspiraciones que se urdían contra él, y temiendo compartir el destino de otros visires anteriores a él como a Ridwan, pidió dejar el cargo y peregrinar a La Meca, pero el rey se lo negó. Bajo la excusa de encabezar una misión para inspeccionar las fortalezas que cubrían la parte occidental del reino nazarí, huye camino a Tremecén en el 1371, buscando la protección del sultán Abd Al Aziz. Ibn Zamrak toma el puesto de visir pero cree que si Ibn al-Jatib sigue con vida su posición en la Corte nazarí podría peligrar.
En el año 1372, muerto Abd Al Aziz, los meriníes dejarían la ciudad de Tremecén e Ibn Al Jatib se establece en Fez, viéndose beneficiado con numerosas propiedades. Mohammed V pide constantemente que se le encarcele y extradite a Granada para ser juzgado, temiendo que su antiguo visir revele secretos políticos que le perjudiquen. Es entonces cuando todo se precipita, sus enemigos estaban al acecho y presionaron hasta que finalmente fue arrestado. Ibn Zamrak y el juez supremo de Granada Abu-l-Hasan se trasladan a Fez y, junto con el ministro meriní Sulayman Ibn Dawud, Ibn al-Jatib es juzgado acusándole de heterodoxia religiosa.
Pero antes de ser condenado, apareció muerto y su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Bab al-Mahruq en Fez, pero su tumba fue profanada y quemando su cadáver, uno de los mayores escarnios para un musulmán ya que así no puede llegar a alcanzar con el paraíso. Sus familiares recogieron sus maltrechos restos y los depositaron en una fosa más profunda, por lo que se le conoció como Du-l-qabrayn o el de las dos tumbas.
Si te interesa saber más sobre la agitada vida de Ibn al-Jatib recomiendo que leáis la novela histórica titulada "El cautivo de Granada".
Placa colocada en recuerdo de Ibn al-Jatib en el ayuntamiento de su Loja natal |
"Dominada por su parte meridional la población de la Alhambra, corte del Reino, coronándola con sus brillantes almenas, sus eminentes torres, sus fortísimos baluartes, sus magníficos alcázares, y otros edificios suntuosos que, con su brillantísimo aspecto, arrebatan a los ojos y el ánimo. Hay allí tal abundancia de aguas que, desbordándose a torrentes de los estanques y albercas, forman en la pendiente arroyos y cascadas, cuyo sonoro murmullo se escucha a larga distancia.Rodean el muro de aquella población dilatados jardines propios del Sultán y arboledas frondísimas, brillando como astros, a través de su verde espesura, las blancas almenas. No hay, en fin, en torno a aquel recinto, espacio alguno que no esté poblado de jardines, de cármenes y de huertos. Pues, en cuanto al terreno, que abarca la llanura que se extiende en lo bajo, todo son almunias de gran valor y de tan excesivos precios que ninguna de ellas podría pagarlas sino un príncipe, habiendo algunas que producen cada año renta de quinientos dinares... Sólo en la cerca de la ciudad y en el recinto de sus muros hay más de veinte almunias pertenecientes al real patrimonio, donde se ve gran muchedumbre de hombres y de animales briosos de gran precio para las labores de cultivo, habiendo en muchas de ellas castillos y molinos y mezquitas. Esta prosperidad y estado floreciente de la agricultura alcanza igualmente a todas las alquerías y terrenos que poseen los súbditos, lindando con las propiedades del Sultán, pues se ven por doquiera campos dilatados y alquerías pobladas, habiendo entre ellas algunas muy extensas y habitadas donde tienen parte millares de pensonas y que ofrecen un espectáculo muy variado, así como las hay también que pertenecen exclusivamente a un dueño o dos. Los nombres de todas pasan de trescientos y hay cerca de cincuenta con su mimbar para los viernes, donde se extienden las blancas manos y se levantan a Dios las voces clementes. En el recinto de la ciudad y sus extremos hay más de ciento treinta molinos que muelen con agua corriente... en cuanto a las costumbres, los granadinos son dóciles y obedientes para sus emires, sufridos para el trabajo, espléndidos y liberales, y en cuanto a sus personas son hermosos de cara, de mediana nariz, tez blanca, cabellos por lo común negros y regular estatura, y hablan con elegancia la lengua árabe... Son naturalmente obstinados en sus controversias y discusiones... y en cuanto a su vestimenta, la principal que usan, comúnmente, en el invierno, son alquiceles persanos, almalafas ostentosas y otros trajes de mucho precio, de lana, lino, seda, algodón y pelo de cabra, mantos africanos y mocathas tunecinas, que se hacen de seda gruesa con vistosas labores: en el estío visten todos blancos almaizares, de suerte que, al verlos reunidos en las mezquitas los viernes, parecen flores abiertas en un prado fértil, bajo la templada atmósfera de la primavera... Las casas y edificios en que viven... son medianos y los días festivos son hermosos de ver en esta ciudad, dando ocasión para la composición de poesías, resonando el canto por todas partes y hasta en las tiendas, a donde concurre gran muchedumbre de jóvenes... Es costumbre de los habitantes de esta ciudad el trasladar al campo su domicilio para pasar la pascua del 'Asir, en tiempo de vendimias, así como también salir a regocijarse en las campiñas con sus hijos y familias... Respecto a los adornos y joyeles de las damas granadinas, usan hoy día ricos collares, brazaletes, ajorca y pendientes de oro puro con mucho de pedrería y de plata en el calzado. Esto en la clase media, porque las damas de la clase principal, como son las pertenecientes a la aristocracia cortesana o a la antigua nobleza, ostentan gran variedad de piedras preciosas, como rubíes, crisólitos, esmeraldas y perlas de gran precio. Las granadinas son hermosas, distinguiéndose por lo regular de su estatura, lo garboso de sus cuerpos, lo largo y tendido de sus caballeras, lo blanco y brillante de sus dientes, lo perfumado de su aliento, la graciosa ligereza de sus movimientos, lo ingenioso de sus palabras y la gracia de su conversación, mas, por desgracia, han llegado en nuestros días a tal extremo en el atavíom el afeite y la ostentción, en el afán por las ricas telas y joyas y en la variedad de los trajes y adornos, que ya es un desenfreno."
Ibn al-Jatib, descripción de Granada en tiempos de Mohammed V
Un artículo muy completo. Enhorabuena y gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a tí Isacio! Lo cierto es que ha sido una de las biografías más complicadas de realizar. Un abrazo
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