Al-Saqilla Al-Sultan (Acequia Real de La Alhambra)

Trazado de la Acequia Real en su curso por el Generalife y
La Alhambra; la zona punteada marca la hipotética
trayectoria de la acequia en época nazarí

Debió de ser Mohammed I quien ordenó la construcción de la Al-Saqilla Al-Sultan o Acequia Real con el fin de dotar a La Alhambra de un suministro permanente de agua. La ciudad palatina de la Alhambra se emplaza en lo alto de una colina, la Sabika y sin agua no es posible la vida en ella. Para poder abastecerla de agua fue necesario desarrollar una serie de ingenios capaces de dar suministro. Muchas de estas construcciones son reconocibles por el uso del denominado tapial hidráulico, fabricado a base de mortero rico en cal que permite la impermeabilización de depósitos y canales.

Las acequias constituían un conjunto de arterias que conducían el agua de los dos grandes ríos de la ciudad, el Darro (Hadarro) y Genil (Xennil) que abastecían a la población en todo momento, sin necesidad de acudir fuera de las murallas a buscar otras fuentes más lejanas, como el Beiro, el Monachil o el Dílar. El abastecimiento de agua a la medina era complicado dada la situación elevada de la ciudad respecto de los cauces de los ríos. Los palacios reales de la Alhambra, situados sobre la elevada colina de la Sabika, requerían una acequia, la del Alcotán o Real, que suministrase agua y para elevarla, se habían diseñado diferentes norias de sangre, accionadas por animales de tiro y con ruedas verticales realizadas con cangilones que subían a depositos situados más elevados, los albercones, el agua necesaria.

Cangilones de noria
del castillo de Almuñecar

El sistema de abastecimiento es pasivo. Se aprovecha la pendiente del terreno para llenar los embalses y aljibes y el efecto del desnivel consigue la presión necesaria para hacer surtir el agua en las fuentes.

La Acequia Real (Al-Saqilla Al-Sultan) canalizaba las aguas desde el río Darro para conducirlas a La Alhambra, ésta se almacenaba en un gran depósito de agua por encima de las huertas del Generalife: el Albercón de las Damas (Los Albercones). En primer lugar abastecía en primer lugar al Generalife y sus huertas y después surtiendo a los palacios, baños, mezquitas, casas, pilares, aljibes y huertos del conjunto aúlico, así como a algunos barrios de la ciudad.

Antes de la construcción de la Acequia Real, para surtir de
agua La Alhambra un brazo de muralla o coracha bajaba
desde la Alcazaba al río Darro hasta lo que se conoce
como Puente del Cadí o de los Tableros para surtirse

La Acequia Real, también llamada de los Dos Tercios, comienza cerca de Huétor Santillán y pasa por el cortijo de Jesús del Valle. Allí, el agua es secuestrada mediante una presilla se canalizaba el agua hacia la margen izquierda del río y ladera norte del Cerro del Sol, a través de la cual se abre paso salvando barrancos y manteniendo cierta altura hasta llegar a las inmediaciones de El Generalife.

Antes de llegar a El Generalife, a tres kilómetros de su inicio, queda dividida en dos ramales por medio de un partidor; la Acequia Real se escinde en dos en el siglo XIV frente al Carmen del Partidor fundando la Acequia del Tercio, llamada así por recibir la tercera parte del agua destinada a servir otra franja del territorio encima del Albercón de las Damas. La Acequia del Tercio circulaba a mayor altura permitiendo regar las tierras de las cotas altas y la Acequia de los Dos Tercios que continúa como hemos dicho hacia el Generalife, así como a los barrios del Mauror y la Antequeruela entre otros.

Sin entrar en la Alhambra, la Acequia Real riega el Generalife y sus huertas (Huerta Colorada, Huerta Grande, Fuente Peña irrigadas directamente por la Acequia Real o de los Dos Tercios, y la Huerta de Mercería suministrada por el agua de los Albercones) que alimentaba a los habitantes de la Alhambra con sus variedades de especies hortofrutícolas que requerían una importante cantidad de agua.

A mano izquierda, antes de entrar en el recinto de la Alhambra
por el Secano, se encuentran los restos descubiertos
recientemente de la Acequia Real

Antes de adentrarnos en el recinto amurallado, vamos a detenernos en un reciente descubrimiento. Tras rehabilitar el pavimento de una parte del Paseo de los Cipreses de la Alhambra, el Patronato descubrió un tramo de la Acequia Real de tapial hidráulico. El hallazgo arqueológico que se encuentra a metro y medio por debajo de la superficie está delimitado por dos muros de mortero de cal que, dispuestos en paralelo, permitían el paso del agua en su interior. 

Anteriormente a la ocupación napoleónica, el agua de la
Acequia Real pasaba por este canal en ruinas salvando el
foso para acceder al recinto amurallado de La Alhambra

Tras pasar el aljibe que pudo servir de partidor para desviar parte de la corriente a los barrios de la Antequeruela y el Mauror, la Acequia Real se adentra en el recinto amurallado de la ciudad palatina de la Alhambra circulando a través de la Calle Real. Tanto la acequia del Tercio como la de los Dos Tercios se unen antes de entrar a la Alhambra por la Torre del Agua.

La Calle Real es la arteria principal que organiza parte de los espacios de la Alhambra y se localiza en la loma de la colina de la Sabika, en su altura máxima, permitiendo que el agua se vierta por ambas laderas. Es probable que en algún momento de su recorrido por la Calle Real la acequia se bifurcase creando un ramal que circulase por la Calle Real Baja, como sucede con los diferentes cauchiles que sirven el agua a palacios, viviendas, jardines y talleres, transformando la estructura militar y defensiva alhambreña en un palacio acuático y paradisiaco, a la vez que se convierte en un elemento arquitectónico decorativo en los jardines y palacios, en símbolo de un lijo único y de poder capaz de doblegar las reglas de la naturaleza.

En los trabajos de solería para todo
el Palacio de Carlos V, se encontró parte
de la Acequia Real y de la calle bajo
la que discurría, a nivel inferior de las
cimentaciones del muro exterior del
palacio, respetando la acequia,
que siguió en uso


Este hallazgo supone la posibilidad de
valorizar el urbanismo medieval integrado
en una arquitectura renacentista


En la década de 1990, con el acondicionamiento del Palacio de Carlos V para el Museo de la Alhambra, se dejó una abertura vallada de la misma acequia en la sala II como ventana arqueológica en dicho museo. Aunque sabemos que el trazado de la antigua calle siguió aproximadamente el actual, se vió algo desdibujado con construcciones del siglo XVI.


Vista de la Acequia Real a su paso por 
la sala II del Museo de la Alhambra
 ubicado en el Palacio de Carlos V


En este caso, a su paso por la Calle Real, bajo el Palacio de Carlos V, las paredes de la acequia no son de mortero hidráulico como el encontrado en el tramo del Paseo de los Cipreses, sino de ladrillo revestidos de paramento en su lado interno y cubiertas de lajas de piedra.

Los ladrillos señalados con el recuadro rojo y
colocados a sardinel representaban el quicio
de una puerta que daba acceso a una
vivienda nazarí de la Calle Real
de La Alhambra

Desde este lugar del hallazgo puede
observarse, a través de las ventanas
de la sala, la orientación de la calle
y de la acequia hacia la Puerta del vino,
entrada principal a la Medina de la Alhambra

Las soluciones más comunes conservadas
de bordillos de sepultura son las de piedra
caliza talladas en su parte vista, que fueron
reutilizadas en edificaciones mudéjares y
en general, cristianas como atestigua las
losas tapando la acequia en la sala Il del
Museo de la Alhambra en las que la
talla aparece muy diferente en cada una de ellas


Pasado el Palacio de Carlos V, la acequia continuó hasta la Alcazaba para llenar el aljibe situado al oeste del barrio castrense de su interior (que a su vez suministraba agua al pozo de la esquina sureste de la Torre de la Vela), aunque se desconoce como cruzaba la acequia el desnivel entre la medina y la Alcazaba.

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