El campamento cristiano de Santa Fe
El actual municipio de Santa Fe, al oeste de la ciudad de Granada, se levantó a partir del campamento que establecieron los Reyes Católicos para sitiar la capital nazarí. Al inicio de la primavera de 1491 del mes jumada al-awwal (marzo), las tropas castellano-aragonesas procedentes de las tierras de Jaén, Sevilla, Córdoba y Cádiz se concentraron en las poblaciones de Loja (Lawxa) y Alcalá la Real, y al final del mes siguiente levantaron un campamento en la Vega granadina, en la zona conocida como "Ojos de Huescar", cerca de la alquería de El Gozco a quince kilómetros de la capital nazarí. Allí, bien protegidos con trincheras y empalizadas, los cristianos asediaron y conquistaron las alquerías y poblaciones cercanas desalojándolas de sus pobladores, al tiempo que comenzaban el asedio de la capital, con talas, destrucciones y devastación de todos los alrededores de Granada.
Plano de Santa Fe, ciudad fundada por los Reyes Católicos a finales del siglo XV, conservado en el Archivo Histórico Provincial de Granada. Catastro del Marqués de la Ensenada |
El aspecto del campamento cristiano era magnífico, concentrando huestes procedentes de Galicia, Asturias, Cantabria, Vasconia, Cataluña, Cerdeña, Gascuña, Castilla y Aragón. Miles de soldados y cientos de nobles habían acudido a la campaña contra la ciudad musulmana. Además de las naves para almacenes y los barracones para la tropa bien protegidos para soportar las inclemencias del tiempo, pues los reyes cristianos estaban decididos a mantenerlo hasta la rendición definitiva de la ciudad aunque llegase el invierno, disponía de regios alfaneques (pabellones de campaña) para alojar a la familia real y tiendas señoriales adornadas con cortinajes sutuosos y ricos muebles para albergar a todos los nobles del séquito regio. Tazadao en forma de cruz y con los pabellones reales en el centro, todos los entoldados lucían pináculos en los que ondeaban pendones y banderas coloreadas que podían contemplearse con un catalejo desde Granada, al igual que los almajaneques, las máquinas construidas para batir las murallas de la ciudad.
Granada carecía de apoyo mientras que al ejército castellano-aragonés les animaba toda la cristiandad que veían en la conquista de esta tierra, la forma de resarcirse de la caída de Constantinopla a manos de los otomanos musulmanes. Toda Europa deseaba que el reino nazarí desapareciera, olvidando qye durante siglos al-Ándalus había enviado al mundo cristiano arte, ciencia, conocimiento y saber. Infantes suizos, artilleros alemanes y caballeros ingleses se habían unido a castellanos y aragoneses, y convertido esta guerra en una nueva cruzada.
Granada carecía de apoyo mientras que al ejército castellano-aragonés les animaba toda la cristiandad que veían en la conquista de esta tierra, la forma de resarcirse de la caída de Constantinopla a manos de los otomanos musulmanes. Toda Europa deseaba que el reino nazarí desapareciera, olvidando qye durante siglos al-Ándalus había enviado al mundo cristiano arte, ciencia, conocimiento y saber. Infantes suizos, artilleros alemanes y caballeros ingleses se habían unido a castellanos y aragoneses, y convertido esta guerra en una nueva cruzada.
Fernando, el rey de Aragón, estaba dispuesto a no utilizar la artillería como habían hecho sus tropas unos años antes en la ciudad de Málaga (Malaqa) pues sabía que el tiempo jugaba a su favor y que, a no muy tardar, la joya del último reino musulmán de la Península caería en sus manos, limitándose a esperar que Boabdil se decidiese a negociar, lo que sucedió el 25 de Noviembre de 1491: en representación de Granada iban Abú l-Qasim el Muleh como visir del reino y Abén Comixa como alguacil mayor de la ciudad y por parte de los castellanos un hombre duro y enérgico, poco amigo de las concesiones, llamado Hernando de Zafra, secretario de los monarcas cristianos.
La guerra, que duraba ya diez años, no se había desarrollado como habitualmente se hacía con batallas de grandes ejércitos en campo abierto dispuestos a destrozar y aniquilar al enemigo. Había estado caracterizada por el asedio a las ciudades como Almería (al-Mariya), Baza y Málaga (Malaqa).
Los cristianos no estaban dispuestos a arriesgar su ventaja en el azar de un combate de grandes contingentes, prefiriendo cercar la ciudad, incomunicarla y privarla de sus provisiones asegurándose que el hambre mellase la defensa de los refugiados entre las murallas y decidiesen entregarla pacíficamente.
Las puertas del recinto amurallado se localizan en los cuatro extremos de las calles principales de la población. De acuerdo con las cónicas de la época y la documentación que se posee, el primitivo recinto amurallado de la ciudad de Santa Fé tenía forma rectangular y disponía de cuatro puertas, torres de defensa y foso o cava (sin que quede vestigio alguno, a no ser que existiese algún resto entre las edificaciones construidas posteriormente adosadas a la muralla).
La guerra, que duraba ya diez años, no se había desarrollado como habitualmente se hacía con batallas de grandes ejércitos en campo abierto dispuestos a destrozar y aniquilar al enemigo. Había estado caracterizada por el asedio a las ciudades como Almería (al-Mariya), Baza y Málaga (Malaqa).
Los cristianos no estaban dispuestos a arriesgar su ventaja en el azar de un combate de grandes contingentes, prefiriendo cercar la ciudad, incomunicarla y privarla de sus provisiones asegurándose que el hambre mellase la defensa de los refugiados entre las murallas y decidiesen entregarla pacíficamente.
Las puertas del recinto amurallado se localizan en los cuatro extremos de las calles principales de la población. De acuerdo con las cónicas de la época y la documentación que se posee, el primitivo recinto amurallado de la ciudad de Santa Fé tenía forma rectangular y disponía de cuatro puertas, torres de defensa y foso o cava (sin que quede vestigio alguno, a no ser que existiese algún resto entre las edificaciones construidas posteriormente adosadas a la muralla).
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