Espacio del Mes: Baño Real de La Alhambra o Dar al-mulk

Planta baja de los Baños Reales, conocida
como Sala de las Camas, de gran tamaño
pues en esta sala serían comunes las reuniones 
más o menos numerosas 

No me ha tocado la lotería :) pero en el día de hoy he estado en el mejor lugar del mundo: La Alhambra. Estaba deseando llegar a Granada y poder disfrutar del espacio abierto para este mes de diciembre, tanto por su belleza como por estar cerrado al público desde hace mucho tiempo.

Planta superior de los Baños Reales

Esta vez, para acceder a él ha sido necesario adquirir la entrada general de 13 euros para poder visitarlo ya que se encuentra en el recorrido de los Palacios Nazaríes, a diferencia de las veces anteriores en las que con la entrada de Alcazaba-Generalife-Partal de 8 euros era suficiente. Pero sin lugar a dudas merece la pena, porque además, creo que con motivo de la exposición del Milenio de Granada, han abierto otros espacios como la parte baja del Peinador de la Reina y han colocado piezas especiales distribuidas por los palacios.

El Baño del Palacio de Comares tenía una función más
allá de la higiene: cultivar las relaciones diplomáticas


Este baño pertenecía al Palacio de Comares, aunque también es llamado Baño Real o Dar al-mulk por haber estado reservado su uso para los Reyes Católicos. A parte de servir para la higiene, tenía una función relacionada con la política y la diplomacia para los reyes nazaríes, siendo un lugar confortable donde se trataban los asuntos oficiales de una manera más amistosa. Por eso su puesta en funcionamiento no era diaria, sólo cuando era necesario ganarse la amistad y el favor de los diplomáticos y políticos de otros reinos.


El baño de Comares, también llamado
Baño Real por haber formado parte de
la zona habitada como Casa Real de los
reyes cristianos, es el más suntuoso y
mejor conservado de cuantos existieron
en La Alhambra de Granada


La higiene del cuerpo era y es un principio insoslayable de carácter sociorreligioso  en la vida social de los musulmanes y por tanto influía en el urbanismo medieval, como el equivalente a la plaza en occidente o al ágora clásica. Para un musulmán era costumbre lavarse antes y después de las comidas, tras una secreción corporal o antes de tocar el Corán.

Alzado del baño de Comares por Jesús Bermúdez Pareja,
indicando el paralelismo con las termas romanas
Sección de la Sala Templada del Baño
Real de la Alhambra
Techo de la Sala de los Baños del Palacio de Comares,
The Arabian Antiquities of Spain, James Cavanah Murphy
(Londres, 1815)



Los musulmanes tomaron la forma del baño de las termas romanas, heredando su característica división en frigidarium o sala fría (bayt al-barid), tepidarium o sala templada (bayt al-wastani) y caldarium o sala caliente (bayt al-sajun), pero adaptándola a su idiosincrasia y estilos decorativos.



Pasillo que comunica el Palacio de los Leones con las
habitaciones del emperador Carlos V, donde también
residió el escritor estadounidense Washington Irving

Reconstrucción de la planta original del baño de Comares,
según la investigación de Jesús Bermudez Pareja y publicada
en los "Cuadernos de la Alhambra" (nº 10-11), 1974-75

Otro plano de la planta del Baño Real de la Alhambra mostrando las tuberías
que partían de la caldera para calentar las estancias


Sección en 3D de la Sala de las Camas, el
primer espacio del baño y que servía para
desnudarse y prepararse a la temperatura
de las demás habitaciones, así como la de
reposar antes y después del baño


El bayt al-maslaj era la sala de reuniones que
en el baño de Comares es conocido como sala
de las Camas, debido a los dos amplios aposentos
a modo de camas de 50 cm de altura aproximadamente
situados en sus galerías oriental y occidental
como se ven en esta sección de la sala

"A section of the Baths in the Alhambra" (Sección de los
baños de la Alhambra), de la obra de James Cavanah Murphy
"The arabian antiquities of Spain", Londres 1815

Pintura romántica ambientada
en la Sala de Las Camas
del Baño de Comares

Estos baños reales se ubican entre los palacios de Comares y de los Leones, cerca de las habitaciones del palacio, con una puerta por la que se accede directamente al Patio de los Arrayanes, junto a la crujía en la que residían y gobernaban los monarcas nazaríes. 

En el muro este por donde se accede a la parte superior de
la Sala de las Camas se encuentra esta puerta de salida al
Patio de los Leones
En cúfico formando un arco lobulado central y derivaciones
y lazo de ataurique aparece inscrito "Loor a Dios por el beneficio
del Islam" y el lema nazarí "No hay vencedor sino Dios"

Su acceso se encontraba en la galería oriental del Patio de los Arrayanes, próxima a la Sala de la Barca y a las habitaciones del palacio en las que residía el rey de Granada. A ese mismo nivel del patio, una entrada conduce a un primer espacio a través de un acceso en recodo, un vestíbulo o apoditerio donde desvestirse o vestuario (del que descendían unas escaleras que conducían a la Sala de las Camas) con una alcoba para ello y, tras la alcoba, una letrina apartada y aireada. A la entrada desde el palacio debió de haber grabado un poema de Ibn al-Yayyab, hoy desaparecido, que incluyó Ibn al-Jatib en el Diwan que recopiló de su maestro y predecesor al frente de la Oficina de Redacción, diciendo que "se caligrafió sobre la puerta del baño":

Entra en nombre de Dios en la mejor casa,
lugar de pureza, estancia a respetar:
es el baño de la Casa Real,
en el que grandes mentes se afanaron.
El fuego un agradable calor tiene allí
y el agua pura se derrama.
En él, los más diversos deseos se armonizan,
bástete con los dos contrarios: el agua y el fuego.
Los vestidos se quitan con alegría,
y el primero de ellos, el de la seriedad.
Dios lo ennobleció con un señor
cuyas buenas acciones brillan cual sol de mediodía.
¡Quién como Abu l-Hayyay, nuestro sultán!
Perdúrele la soberanía alta cual alminar.

Son numerosos los artistas que han situado
escenas exóticas e idealizadas en baños
andalusíes, como esta en la Sala de las Camas
dibujada por Alexandre Wagner y publicado 
por Théodore Simons, en París en 1881
en Alhambra L’Espagne

Por una escalera pronunciada se desciende a la llamada popularmente Sala de las Camas por las dos "camas" existentes en los lados oriental y occidental frente a la fuente, a medio metro del suelo y enmarcadas con doble arco, columna central y dos laterales adosadas al muro. Un segundo apodyterium y uno de los principales espacios del baño. Nos encontramos ahora en el mismo plano inferior de los sótanos de los palacios nazaríes. Esta sala está bellamente decorada y rematada por una linterna cubierta mediante una armadura ataujerada.  

Sala de las Camas o del Reposo en el piso inferior

Había que descender unas escaleras que conducían a la Sala de las Camas o del Reposo, llamada bayt al-maslaj, en el piso inferior, era adonde regresaban una vez que habían tomado el baño, a descansar y a resolver amistosamente los problemas políticos o diplomáticos que posiblemente habían sido tratados anteriormente de manera oficial y protocolaria en el Salón de Embajadores, próximo a este lugar.

El espacio de la Sala de las Camas está aireado e iluminado
cenitalmente por una linterna central, un recurso frecuente
en la arquitectura nazarí

La Sala de las Camas esta centrada por una fuente en torno a la cual hay cuatro columnas que sostienen respectivos dinteles y dejan a su alrededor un pasillo perimetral, con una organización que recuerda a la Sala del Mexuar y a la Torre del Peinador de la Reina. Las ventanas del piso superior iluminaban y ventilaban la sala.

En el siglo XVI, la armadura del techo fue repuesta, cambiando
el sistema de vanos de la linterna que da luz a la estancia


Su reconstrucción la realizó Rafael Contreras entre 1848 y 1866, muy polémica por sustituir el rojo ocre original de la policromía por carmín (desconocido en Europa antes del descubrimiento de América) y colocar inscripciones arbitrariamente utilizando los restos de los que disponía, descolocando las estrofas originales; hoy es imposible distinguir que inscripciones eran auténticas, lo que pone en duda si el constructor de los baños fue Ismail IYusuf I o Mohammed V, aunque posiblemente fuese construido en época de Ismail I (1314-1325), por las arcaicas columnas de la sala templada, como parte integrante de su alcázar regio, y reformado por su hijo Yusuf I (1333-1354), añadiéndole nuevas inscripciones áulicas y la linterna de la qubba de la Sala de las Camas. Por otro lado, Rafael Contreras, conservó lo que juzgó en mejor estado, como las columnas, yeserías, alicatados y la fuente.

Acceso a la galería superior conocida como la
Galería de los Músicos, 
desde las habitaciones
del Emperador

Rafael Contreras, que para bien o para mal
 (hoy lo juzgamos con mayor benevolencia)
acometió por primera vez la restauración a mediados
del siglo XIX con cierta sistematización la sala de
las Camas y casa del guardián, situando en la
galería alta la tribuna que creía destinada a una
orquesta de músicos ciegos, con una opinión
 erótica y sensual, transformando esta parte
preliminar del baño en un vibrante y cálido
espacio por medio de un colorido irreal
 incitador de tanta pintura "orientalista"
dentro y fuera de España 


"Entrance to the Baños" del libro Sketches and
Drawings of the Alhambra, made during a Residence
in Granada in the years 1833-34 por John Frederick
Lewis, publicado en Londres en 1835


En 1878, Rafael Contreras hablaba del derribo parcial que había sufrido en épocas anteriores: "sufrió importantes modificaciones desde muy antiguo, hasta la última del año 1827, que le hizo perder un cuerpo más alto que tenía, guarnecido de ventanas caladas. Nosotros la hallamos así en el año 1848. Importaba mucho a nuestro juicio que este misterioro cuarto, quizás el de más arácter oriental, no se acabe de perder; y en él puede decirse que hicimos los primeros ensayos de restauración". Hoy todos estos testimonios son una valiosa fuente de información que nos permite conocer cómo ha sido su evolución a lo largo del tiempo.

Salón de Baños de la Alhambra de Voyage pittoresque et historique
de lÉspagne por Alexandre de Laborde publicado en París en 1806

Algunos viajeros románticos, como Laborde o
Taylor denominaron el Patio de los Arrayanes
como "Patio de los Baños de la Alhambra" como
ocurre en este grabado, incluyendo en ocasiones
personas bañándose en la alberca del patio

Sala de las Camas hacia 1890 por Rafael Garzón Rodríguez


Actualmente se accede a la Galería de los Músicos
desde las habitaciones del Emperador Carlos V


En la planta superior del baño se encuentra lo que se conoce como la Galería de los Músicos, a la que actualmente se accede desde el pasillo que lleva a los aposentos de Carlos V desde la Sala de las Dos Hermanas. Se conoce como la Galería de los Músicos porque la imaginación popular situaba aquí músicos ciegos que amenizarían el baño sin mancillar con miradas lujuriosas las eróticas escenas que se desarrollarían abajo, pero para empezar, no se permitía la convivencia de ambos sexos durante el baño, además del sentido religioso de purificación que para los musulmanes tenía el baño.

Acceso a la sala del guardián del baño en la planta alta

Corredor de la planta superior que conduce a la sala del Guardián

El guardián del baño debía ser una persona de confianza y fiel ya que observaba a través de una celosía en la planta alta los movimientos de los acompañantes del rey, pudiendo pedir auxilio en caso de necesidad al vecino puesto de guardia.

Celosía nazarí del siglo XIV, en madera,
procedente del baño de Comares que
se expone en el Museo de la Alhambra

Esta celosía mudéjar (siglo XVI) que se conserva
en el Museo de La Alhambra (R. 257) es un
trazado geométrico exactamente igual se encuentra
en el encintado del zócalo cerámico de la Sala de
Dos Hermanas, una composición de madera que
conserva restos de policromia en ambas caras, blanco
en el espacio entre los dos gramiles exteriores del mar
y rojo en la moldura de cuartos de caña del interior de
dicho marco; la secuencia del color es la misma que en
la celosía nazarí de la Sala de Dos Hermanas: negro,
 rojo, negro, negro, rojo y negro

Enmarcada por un octógono en posición sesgada,
esta celosía, con sus lados iguales dos a dos,
siendo prácticamente un cuadrado con sus 
ángulos en ochava, mientras que en el centro
dos hexágonos alargados se entrecruzan, dejando
un cuadradito central, y después de cruzarse en
aspa los lazos de su prolongación se dirigen hacia el
marco, donde se unen en las esquinas en ángulo recto
y en el centro de cada lado diagonal del octógono se
entrelaza un hexágono alargado y aislado ocupando
en diagonal el centro interior de los ángulos
de la composición

Inscripción en dos lineas de escritura y dentro de un círculo
polilobulado; la misma decoración se repite en la cara que mira
hacia el corredor superior.

Regresando al piso inferior, tras la Sala de las Camas, se accedía a la sala fría o bayt al-barid, formando una especie de vestíbulo que debió servir para dar masajes y para aclimatarse al entrar y salir del baño; cuenta con una pileta a la derecha para las abluciones. Es curioso que la cerámica de la pared de la pileta representa en abstracto un reflejo del agua.

Junto a la sala fría se haya la sala templada o de vapor, llamada bayt al-wastani, donde por una pequeña depresión central correría el agua, mientras el calor circulaba por canales subterráneos que partían desde el horno para terminar en las chimeneas que se encuentran en el interior de las paredes. El agua, al contactar con el mármol calentado por el subsuelo, producía una gran cantidad de vapor que ayudaba a ablandar la piel, abrir los poros y permitiendo limpiar las toxinas y dejando los cuerpos dispuestos para el lavado con el agua de las pilas que por costumbre tenían plantas aromáticas que favorecían la higiene corporal y el buen olor. Para caminar por estas salas era necesario calzar unas sandalias con suelas gruesas, llamados chapines.

En la parte inferior derecha de este cuadro del artista
francés decimonónico Jean-Léon Gérôme se
puede observar un ejemplo de chapines de
suela gruesa para proteger los pies del
calor del suelo

Las lucernas cerámicas habilitadas
en las bóvedas de ladrillo de
las salas del Baño de Comares se
podían abrir para dejar salir el
vapor y facilitar la circulación
de aire fresco


En la sala fría, una hendidura central en el suelo de mármol
permitía el paso del agua sobre el calor del suelo 


Sala fría tras su restauración en 2017

Sala fría del Baño Real de La Alhambra



Tras las columnas, sentados o acostados en unos estrados de madera, los bañistas eran frotados por los empleados del baño que sólo eran superados en importancia social y técnica por el copero, es decir, el encargado de servir las bebidas.


Capitel de la Sala Templada, posiblemente construida bajo
el reinado de Ismail I, por los toscos detalles del labrado

Vista de la cúpula de tragaluces desde el corredor
de las habitaciones de Carlos V

Las bóvedas de la sala fría y la de los depósitos están adornadas con multitud de tragaluces, ligeramente cónicos, con formas lobulares y estrelladas y que estaban dotadas de cristales de color rojo que podían abrirse y cerrarse desde fuera accediendo por una escalera sobre las cúpulas para regular el ambiente de vapor y permitir que entrase oxígeno (el vapor de agua consume mucho oxígeno). La luz tamizada de rojo, junto al enlucido de almagra de las paredes interiores contribuían psicológicamente a producir la sensación de calor.


Otra sala de baños árabes en Granada
Voyage pittoresque et historique de l’Espagne
Alexandre de Laborde (1773-1842)
París 1812
De este modo describía Alexandre de Laborde el ambiente que debía haber en el palacio de Comares: “la misma riqueza de ornamentos, la misma prodigalidad de materiales preciosos, de estucos adornados y pintados, se observa en estas salas. La calma y el frescor que reinan en estas estancias debían ser cautivadores cuando se disponían todas las demás comodidades.


En las fuentes árabes, el Baño de Comares
era denominado Hammam del Alcázar del
Sultán, según las últimas investigaciones

Interior del baño del Palacio de Comares
(año 2012), por Fernando Manso,
 de la serie Alhambra oxidada

La sala caliente o bayt al-sajun era la siguiente, a cuyos extremos bajo amplios iwanes, pabellones cerrados por tres lados y abiertos por uno a la sala, dos grandes pilas vertían agua fría o caliente al gusto del usuario a través, según dicen de dos grifos de oro con sendas cabezas de leones talladas. En la taca existente en esta sala se conserva el siguiente poema, posiblemente perteneciente a Ibn al-Yayyab para Yusuf I, pero sin constancia documental de su autoría. Tallado en mármol en una apretada y bella caligrafía cursiva. Como en los poemas de Ibn al-Yayyab de la Torre de la Cautiva y otros, presenta la conjunción del poder regio y lo edénico, aludiendo a la existencia en él de los dos sutidores mencionados, así como las dos virtudes regias por antonomasia: el valor y la magnanimidad, imagen que también aparece en la Fuente de los Leones:
Lo más maravilloso, ahora o en el pasado,
es una guarida de leones en una morada del paraíso.
Un león y, enfrente, otro semejante,
sirven erguidos a [nuestro] señor.
Ambos se reparten las dos cualidades de su grandeza:
valor ardiente y universal generosidad.
Y es que uno derrama agua fría,
mientras que su contrario agua caliente vierte.
¡Cuán suprema maravilla
honrada por la suerte de tener tan notable dignidad!
¡Quién como Abu l-Hayyay, nuestro sultán!
¡Que en triunfo y grandiosa victoria permanezca!

El subsuelo de esta sala esta formado por muchos canalitos entrecruzados que recibían el calor del horno o al-furn de manera casi directa, por lo que la temperatura en este lugar debía ser alta. Para calentar el baño había tres calderas de cobre y de 400 arrobas de peso que fueron vendidas en 1779, conservándose el hueco donde estaban situadas. Un horno de ladrillo, alimentado con leña, se comunicaba por canales con la sala caliente y templada. 

Acceso a la leñera, un gran espacio para almacenar el
combustible de estos Baños Reales

La leña para el horno llegaba hasta la leñera, con su correspondiente puerta trasera de servicio, desde el Callejón de Leñadores que iba desde el bosque hasta la entrada del horno, en lo que hoy es la galería oeste del Patio de Lindaraja.

La leña para el horno del baño de Comares
llegaba desde el bosque por el Callejón de
Leñadores, que iba desde la puerta del
bosque hasta la entrada del horno,
en lo que hoy es la galería oeste del
Patio de Lindaraja



Galería oeste del Patio de Lindaraja

Este corredor pertenecía al Callejón de Leñadores.
A la derecha se puede ver la salida de la Sala de las Camas,
salida habilitada en el siglo XVI y que conduce al Patio
de la Lindaraja, también construido en el mismo siglo.



La conocida como Sala de los Secretos, fue en realidad
la leñera que guardaba el combustible para los baños


El hammam siempre ha traído de una manera especial la mirada de sus visitantes. Jerónimo Münzer, ciudadano de Nüremberg, fue de los primeros viajeros que visitaron el reino de Granada recién incorporado a la Corona de Castilla, en octubre de 1494 a la fortaleza, donde fue recibido por el alcaide, Iñigo López de Mendoza, conde de Tendilla, quien le guía a él y a sus acompañantes por el recinto alhambreño. En especial, les muestra los palacios ante los que no puede por menos el germano que rendirse entusiasmado: “Todo está tan soberbio, magnífica y exquisitamente construido, de tan diversas materias, que lo creerías un paraíso”. Y entre las estancias y cosas que llaman su atención, ante las que se detiene para describir, o mejor, para recrear imaginativamente, están los baños, donde no puede reprimir la evocación del placer amoroso envuelto en leyendas, fruto mismo de esa imaginación que habrá de perdurar hasta la actualidad: “Había en el baño una bella taza de mármol, donde se bañaban desnudas las mujeres y concubinas. El rey, desde un lugar con celosías que había en la parte superior -y que nosotros vimos-, las contemplaba, y a la que más le agradaba, le arrojaba desde arriba una manzana, como señal de que aquella noche había de dormir con ella”. Semejante impresión vuelve el baño a causar pocos años después en otros viajeros de más allá de nuestras fronteras, Antonio de Lalaing, señor de Montigny, y Antonio de Quiévranis, señor de Monceaux, ambos cortesanos del borgoñón Felipe el Hermoso, quienes llegaron a la Alhambra en 1502. A sus ojos, el frescor de este espacio solado de mármoles era el lugar ideal en el que el rey moro reunia a “multitud de mujeres” para su solaz, que venía a culminar la impresión general que les proporcionaban los palacios nazaríes como espacios de placer inigualables a cualquier otro del mundo cristiano conocido por ellos. 

Bain à l'Alhambra (París, 1890) toma como
referencia los baños de La Alhambra, fruto 
de las modas orientalistas del siglo XIX
añadiendo personajes femeninos que
entremezclas el exotismo y el erotismo

El impacto que los baños árabes debieron hacer en los nuevos inquilinos de la Alhambra, desacostumbrados a espacios y usos de tal refinamiento que ya en la Granada musulmana Ibn Jaldun, el célebre historiador, consideraba privilegio de grandes ciudades, fruto de la “sensualidad derivada del lujo y las riquezas”. Con más razón, entonces, cabría entender el cierre de estos establecimientos tan higiénicos y de tanta raigambre cultural, incluso desde el mundo antiguo, en el clima de tensión que fue creciendo en la convivencia diaria entre la comunidad islámica y la cristiana en la Granada del Quinientos. Así, el Sínodo de Guadix de 1554 no veía a los baños sino como “oficinas del demonio, donde nos consta cometer muchos pecados, deshonestidades y ofensas de nuestro Señor y hacerse en ellas Guadoes(sic) (los llamados “Guadoes” o Guadoch eran las ceremonias islámicas consistentes en cierto modo de lavarse con postura particular y oraciones)... y otros ritos mahométicos y abominables”.

En el siglo XIX los viajeros románticos que recorrieron España manifestaron esta atracción mediante la presencia de los baños en un extenso repertorio de dibujos, relatos literarios, etc. Hoy todos ellos son una valiosa fuente de información que nos permite conocer cómo ha sido la evolución a lo largo del tiempo.

Bains à l’Alhambra (Baños en la Alhambra)
L’Univers ou histoire et description de tous
les peuples. Espagne, Joseph Lavallée y
Adolphe Guéroult. París, 1844


Por último dejo aquí un video sobre este espacio del mes de diciembre que merece realmente la pena visitar ya que por motivos de conservación suele encontrarse cerrado al visitante.









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