‘Ayn al-Dama’ (La Cartuja)

La fundación del Monasterio estaba acordada desde 1459 por la Cartuja del Paular, aunque sin determinar emplazamiento hasta 1506 gracias a que el Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, donó para ellos dos huertas situados al pie de la Golilla de Cartuja el 8 de diciembre de 1513, llamada del Alcudia ( que quiere decir collado o cerro) de Aynadamar y de los Abencerrajes. 

Gonzalo Fernández de Córdoba y Aguilar
Obra realizada por Mª Nieves Rivera Gaitán
y donado al Monasterio de San Jerónimo de Granada
el 2 de abril de 2016
El actual monasterio de La Cartuja se ubica en los cerros de Aynadamar, uno de los lugares más hermosos a las afueras de Granada como indicara el viajero musulmán Ibn Battuta, que visitó Granada en 1360, cubierto de vergeles y que Ibn al-Jatib lo señala como el más delicioso lugar de Granada, sembrado de huertas y floridos jardines, con aguas dulces y copiosas que llegaban del cercano monte de Alfacar (Al-facar) en el que existían suntuosos aposentos, numerosos alminares y casas de solida construcción, plantíos de hierbas aromáticas y otras delicias, en medio de un ambiente templado y suavísimo.

Entrada a la iglesia del
Monasterio de la Cartuja
de Granada
Su belleza no sólo inspiraron numerosas composiciones de autores islámicos, sino que también los cristianos hacen elogio de este sitio, llamado en época andalusí ‘Ayn al-Dama’ que, según Luis de Mármol, quiere decir fuente de lágrimas, y conocido en la actualidad como Cármenes de Ainadamar, que ocuparía una extensión de 6 km, desde la ladera de la sierra del Albaicín que mira a la Vega, hasta cerca de los muros de la ciudad, a cuyos cármenes iban los granadinos nazaríes a pasar los meses de primavera.

Tras la expulsión de los moriscos, esta zona de Cartuja fue derivando en huertos de olivos y almendros, con zonas de terrazas de cultivo y los cármenes privados fueron desapareciendo.

Los numerosos restos islámicos como tejas, vasijas, etc que aquí se suelen hallar son una prueba de lo que estos lugares fueron en aquel tiempo, del que quedan también varias albercas destinadas a los riegos y, entre ellas, en la parte alta del recinto de la Cartuja, una de grandes proporciones conocido como Albercón del Moro, con muros de argamasa y fuertes estribos, en la que, según el testimonio de Bermúdez de Pedraza, celebraban los hispanomusulmanes fiestas navales muy vistosas.

Albercón del Moro, en la Cartuja

El Albercón recogía el agua de la Acequia de Aynadamar -que penetra en la ciudad para abastecer los barrios del Albaicín y de la Alcazaba (al-Qasba Yadida)- para regular el riego y data de época nazarí (siglo XIV) o incluso anterior. Por los testimonios conservados y los materiales que hay alrededor de él no descarta que pudiera formar parte de un complejo residencial perteneciente a la aristocracia nazarí, similar al Cuarto Real de Santo Domingo (Yannat al-Manyara). La aparición de muros, anillos o incluso monedas, según las fuentes, indicaban que en este lugar se había construido un pequeño palacio.

El 7 de mayo de 2018, la Universidad de Granada (UGR) y Emasagra, firmaron un convenio para su restauración, ya que hasta el momento estaba siendo usado por la empresa de aguas públicas como el 'Deposito Alto del Beiro'. El objetivo de la universidad granadina era rehabilitar la zona para darle importancia desde el punto de vista histórico.

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