Supersticiones nazaríes: el mal de ojo
Pulseras de vidrio como estas se han encontrado habitualmente en excavaciones arqueológicas además de diferentes tamaños por lo que los niños y bebés también las llevaban y servían para alejar el mal de ojo |
El periodista e historiador británico Roger Clarke, autor del ensayo Una historia de los fantasmas (Siruela). “La gente se vuelve más supersticiosa en general durante una crisis económica, ambiental o gubernamental. Si hacemos este pequeño gesto ¿podremos mantener el destino de nuestro lado? Y en esos momentos, los fantasmas de repente parecen representantes de fuerzas invisibles que afectan a nuestra vida cotidiana”.
Los granadinos hispanomusulmanes eran muy supersticiosos, como era habitual en otras sociedades medievales. La mortalidad infantil era elevada y en muchos casos se atribuía al mal de ojo. Cuando un niño estaba aojado, un curandero realizaba sahumerios por toda la cada. Se rodeaba la cuna con un círculo de sal, se componía un ungüento con saliva y grasa de carnero que se extendía por el cuerpo del niño, se colocaban pelos de gato negro bajo la almohada y se le colocaba una bolsa de cuero con hojas de muérdago.
Amuleto nazarí de latón, cobre y plata del siglo XV hallado en Mondújar (Granada) y que se expone en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid |
A veces se pensaba que la mujeres que tenían hijos enfermos o aquellas en período de menstruación podían lanzar una mirada maligna como la de un basilisco, un monstruo que mata con la vista, que se creía nacía de la cópula de un gallo y una serpiente y que todos los malos humores que se acumulaban en el intestino del animal formaban un huevo venenoso donde se engendraba este ser mitológico con cuerpo de lagarto y una cresta en la cabeza. En el Medievo no había ninguna diferencia entre los seres míticos y los reales, los dos estaban igualmente imbricados en el mundo y solo se puede entender ese periodo teniendo en cuenta que esa barrera no existía.
También rechazaban los número pares, pues la vida de los musulmanes transcurre guiada por los cinco rezos diarios o los cinco pilares del Islam. Al séptimo día de la vida de un niño se le ponía el nombre y a los siete años se le circuncidaba.
Piezas de vidrio andalusíes del Museo Arqueológico de Jaén |
La religión musulmana impregna la vida cotidiana de los creyentes y con frecuencia aparecen referencias a Alá en la decoración de objetos y recipientes. En otras ocasiones, las inscripciones pueden tener un sentido distinto, ligado a la magia, como los alfabetos o invocaciones grabadas en omoplatos de vaca que aparecen en el interior de silos y que podrían interpretarse como talismanes que protegían el cereal allí guardado.
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