Cetrería nazarí
El cetrero del Parque de las Ciencias de Granada sujeta al halcón con mimo y cuidado, protegido con una lúa, un guante protector de piel y tela con el que se guarnece y aseguran las patas del ave |
La cetrería era un pasatiempo muy apreciado por los monarcas nazaríes y las clases altas granadinas, quienes cazaban en las dehesas de Alfacar, Sierra Nevada (Yabal al-Talch) o en el Soto de Roma. En la halconera de la Alhambra se criaban y adiestraban los polluelos de una calidad inigualable, obteniendo ejemplares sanos e inteligentes y ligando al cetrero y al animal en la caza y la fidelidad. El ave rapaz es el único animal que el hombre domestica sin utilizar la fusta o el látigo y sin tenerlo que uncir al yugo. Buenos albéitares -veterinarios- formados en la Madraza y especializados en aves precaven, sanaban sus enfermedades y cuidaban de ellos, amaestrándolos con sumo esmero. Varios boticarios preparaban electuarios, que mezclados con carne, servían para acentuar la vista, tratar sus alas, plumas y garras.
Ningún otro ave puede disputarle al halcón el dominio de los cielos. Es tan ágil, veloz y fiel a su amo e instructor como lo es a su pareja, pues se une a la hembra de por vida. En el vuelo, estas aves rapaces son capaces de despedazar a otras aves más débiles.
En la granada nazarí, la cetrería era entendida como un arte, y sus útiles -armas, accesorios y trajes- se diseñaban y fabricaban con esmero, convirtiéndose incluso en un tema popular para artistas de la época. La nobleza entrenaba halcones y otras aves rapaces para la caza de altanería o "de vuelo alto".
Las partidas de caza solían celebrarse temprano, antes del amanecer. Por ejemplo, Muley Hacén disponía de pocos ratos de ocio, pues la situación del reino nazarí de Granada no le permitían descansos ni largos asuetos, por lo que bastantes asuntos de Estado los atendía al mismo tiempo que practicaba alguna de sus aficiones como la cinegética, disfrutando del contacto con la naturaleza, con los monteros y admirando los animales amaestrados por el hombre que cumplían con su oficio de arma mortal contra otras alimañas.
Además de halcones, eran utilizadas otras rapaces como aguilas de fuertes patas con garras bien desarrolladas y una potente vista. Había ejemplares que eran atrapados y adiestrados en la serranía de Ronda o en Alhama de Granadaque demostraban su agresividad dando caza a zorros y gatos monteses e incluso a cuadrúpedos de mayor tamañno como ejemplares viejos y enfermos de lobos y cabras monteses. Aunque tienen una picada rápida, ésta es inferior a la del halcón, aunque con un vuelo más majestuoso y vistoso que el del ave del monarca. Utilizaban el brazo de su propietario como una atalaya que vigila con su aguda vista hasta que descubren a su presa y levantar el vuelo y acecharla. La larga cola del ave constituye un timón eficaz para efectuar cambios bruscos en el aire persiguiendo a su víctima. Tras su golpe certero, permanecía en el suelo junto a su presa hasta la llegada de los cazadores.
En la granada nazarí, la cetrería era entendida como un arte, y sus útiles -armas, accesorios y trajes- se diseñaban y fabricaban con esmero, convirtiéndose incluso en un tema popular para artistas de la época. La nobleza entrenaba halcones y otras aves rapaces para la caza de altanería o "de vuelo alto".
Las partidas de caza solían celebrarse temprano, antes del amanecer. Por ejemplo, Muley Hacén disponía de pocos ratos de ocio, pues la situación del reino nazarí de Granada no le permitían descansos ni largos asuetos, por lo que bastantes asuntos de Estado los atendía al mismo tiempo que practicaba alguna de sus aficiones como la cinegética, disfrutando del contacto con la naturaleza, con los monteros y admirando los animales amaestrados por el hombre que cumplían con su oficio de arma mortal contra otras alimañas.
Las águilas tienen un color pardo-grisáceo apizarrado, de pico oscuro y patas amarillas con una altura de 70 centímetros |
Además de halcones, eran utilizadas otras rapaces como aguilas de fuertes patas con garras bien desarrolladas y una potente vista. Había ejemplares que eran atrapados y adiestrados en la serranía de Ronda o en Alhama de Granadaque demostraban su agresividad dando caza a zorros y gatos monteses e incluso a cuadrúpedos de mayor tamañno como ejemplares viejos y enfermos de lobos y cabras monteses. Aunque tienen una picada rápida, ésta es inferior a la del halcón, aunque con un vuelo más majestuoso y vistoso que el del ave del monarca. Utilizaban el brazo de su propietario como una atalaya que vigila con su aguda vista hasta que descubren a su presa y levantar el vuelo y acecharla. La larga cola del ave constituye un timón eficaz para efectuar cambios bruscos en el aire persiguiendo a su víctima. Tras su golpe certero, permanecía en el suelo junto a su presa hasta la llegada de los cazadores.
En el Parque de las Ciencias de Granada podemos asistir a una exhibición de aves rapaces, mostrando como vuelan |
Un nutrido grupo, entre invitados, servidores, cetreros, escoltas y veedores acompañaban al monarca, en un cortejo que se desplazaba a los cotos de caza. Los cazadores retiraban la caperuza que cubría la cabeza de sus halcones y aflojaban sus correajes. Entonces batían las alas para remontar el vuelo y tomar altura. En lo alto del cielo, el halcón daba unos aletazos antes de dejarse caer en picado tomando velocidad antes de atrapar a su presa, pareciendo que se estrellaría contra el suelo, alcanzándola con sus unñas corvas y fuertes y asegurando su captura en el suelo. Entonces regresaban a su dueño, depositando la presa en el suelo antes de posarse en el brazo protegido por la lúa, esperando recibir una gorga (comida para las aves de cetrería) como recompensa. Los halcones maneros estaban acostrumbrados a venir a la mano tras la captura. Tal es su dominio del aire, que cunado viven en libertad, los machos entregan en pleno vuelo el alimento a su pareja, con una coordinación excepcional entre ellos, pájaros expertos y adiestrados.
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Caperuza de piel con cintas de cuero para tapar los ojos de las aves |
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Las garras del halcón son fuertes, con dedos largos con los que sujetan a las presas que matan con el pico, pequeño pero muy curvado y fuerte |
Tras la Toma de Granada en 1492, Boabdil se asentó en Laujar de Andarax, en la Alpujarra almeriense, ocupando gran parte de las jornadas en actividades cinegéticas a las que era aficionado tanto en la modalidad de cetrería como en la caza con galgos.
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La cetrería es un deporte ancestral y puente con el pasado en los países del desierto |
Ibn Jafaya, poeta andalusí del siglo XII, escribió el siguiente poema cinegético en el que reprodujo todo el colorismo y dinamismo de una cacería:
“Caza con toda clase de aves de rapiña,
de ruidosas alas y rojas garras,
cuyos costados están rodeados de un tejido rayado
y tienen los ojos alcoholados de oro;
se les da suelta, con todas las esperanzas
y vuelven con las garras y el pico teñidos;
también están los corredores, de gran hocico, ojos pequeños,
flexible talle, correas al cuello, y experimentados;
muestran dientes como puntas de lanzas,
mas cuando corren, son las propias lanzas cimbreantes;
siguen a la presa sobre las rocas, mientras la noche
les envuelve con su manto de color de la pez;
unos son negros, con ojos llameantes,
que parecen lanzar carbones encendidos;
otros llevan camisa rojiza en la que, la correa,
parece un cometa errante en una nube de polvo”
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Fragmento de safa/sahfa (siglo XIV) que presenta dos rapaces a los lados de un tema vegetal a eje (Museo de La Alhambra R. 3990) |
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