La Madīna de La Alhambra


 
No disponemos de un examen profundo del urbanismo
 y entramado de la madīna alhambreña, sólo una imagen  
global de su estructura 

De todas las funciones que La Alhambra desempeñaba como ciudad palatina, capital del Reino nazarí de Granada, las investigaciones relacionadas con su núcleo urbano o madīna son las menos desarrolladas explícitamente, pues la preocupación principal se ha centrado siempre en los palacios y a lo sumo en la parte militar. A lo largo de dos siglos se forma como una ciudad regia con todas sus exigencias, desenvolviéndose tras su fundación como una ciudadela fortificada, muy compleja y con extensiones de una significación extraordinaria, en un proceso evolutivo que no se interrumpirá con la llegada de los Reyes Católicos en el siglo XVI.

Principalmente, los trabajos realizados sobre
el complejo arquitectónico de la Alhambra
se han centrado en la zona de los palacios,
dedicada a servir de residencia al representante 
del poder y a albergar los servicios 
administrativos del Estado

En cuanto a los historia urbana, la Alhambra constituye un jalón en la historia del urbanismo principesco del mundo musulmán: la gran expansión de este urbanismo se remonta al tiempo abbasí y su historia continúa hasta las ciudades reales nacidas en época moderna, Meknès cerrando el ciclo de las ciudades palatinas del Occidente musulmán. La Alhambra pertenece al tipo de la ciudad real-ciudadela, ciudad de gobierno tomando la forma de fortaleza situada a la vez fuera de la ciudad y junto a ella, encontrando un precedente notable en la ciudadela omeya de Amman, que funciona de manera autonóma, guardando al mismo tiempo fuertes vínculos con la ciudad situada a sus pies.

El reino nazarí nunca alcanzó la importancia de Córdoba,

 pero dejó un importante legado; tal vez la Alhambra 

pretendía emular a la mítica Medina Azahara,

 capital del Occidente en el siglo X

Ciudad excepcional por su carácter palatino, la Alhambra seguía siendo un centro urbano que reclamaba la presencia de infraestructuras necesarias para la vida cotidiana de sus ciudadanos: baños, mezquitas, casas, talleres de artesanos, acueducto, ciudadela, sistema de fortificaciones, calles, etc. Conocemos los planos de planta de 28 casas hispanomusulmanas (de muy diversa condición social y económica); sobre estas 28 casas, 15 se encuentran en la Alhambra, doce de las cuales en la ciudadela. De estos datos se obtuvo en época de Leopoldo Torres Balbás un valor de 348 hab./ha.

En época del rey nazarí Mohammed III, la Alhambra estaba configurada en líneas generales, es decir, en sus aspectos fundamentales, con una asignación de áreas: los palacios en la zona norte y la alcazaba al oeste. También hay elementos que configuran el esquema de la estructura urbana como la mezquita mayor de La Alhambra (hoy Iglesia de Santa María de la Alhambra) y los baños aledaños (Baños del Polinario). Aunque la mezquita mayor de la Alhambra era un edificio reducido (13,30 metros de ancho por 16 metros de largo) cumplía las funciones exigidas a una mezquita aljama, siendo lugar de encuentro en las grandes celebraciones religiosas y sobre todo en la oración de los viernes de todos los creyentes a la cabeza de los cuales estaba el sultán nazarí. El baño o hammam es reducido, en proporción con el tamaño de la mezquita y su entrada se hace por la Calle Real de La Alhambra, la vía principal de la medina.

La zona palatina del Partal ocupa la
parte superior de la colina de la Sabika,
quedando fuera de la estructura de
la medina de La Alhambra pero
integrada en la vida urbana

La Calle Real de La Alhambra serviría para vertebrar la ciudad y al mismo tiempo limitar dos modos de vida como veremos a continuación, el de la corte nazarí y el de la plebe que está a su servicio, y de transición entre estos dos espacios urbanos. Su uso, como señala Jesús Bermúdez Lopez, debió estar limitado al personal del palacio, seguramente con bastante vigilancia y también utilizado por la familia real para trasladarse de un palacio a otro, a los jardines o la mezquita.

La Calle Real de La Alhambra vertebraba la medina y viene definida por la Acequia Real (en todos los casos en que aquella ha sido descubierta, ha aparecido en relación con ésta) que estaba cubierta en su trazado para proteger el agua potable. Indicar que la acequia comienza en el recinto amurallado al entrar por la Torre del Agua y llega hasta la Alcazaba tras alcanzar el partidor de la Puerta del Vino.

La Puerta del Vino servía para
separar la parte militar de la
civil en la medina alhambreña

La Puerta del Vino, que como escribió Torres Balbás tiene "más aspecto de arco triunfo que de ingreso", es el inicio de una de las calles principales de la Alhambra: la Calle Real Alta. Este tramo llega hasta alcanzar el máximo nivel al Este de la mezquita mayor en un suave ascenso, marcando la jerarquización de los edificios, siendo mas importantes cuanto más cerca de los palacios estaban, en concreto en la zona menos elevada (allí se han identificado diversas viviendas de aspecto rico y de dimensiones de una evidente importancia, como el Palacio del Muftí, estudiada por Torres Balbás frente a la fachada meridional del Palacio de Carlos V.

Calle Real Alta junto a la fachada del
Palacio de Carlos V

El espacio que hay entre las viviendas y la Calle Real, que está junto a la acequia, es decir por debajo del palacio carolino, es muy grande, lo que hace pensar que o existía una manzana entre ellos con una calle secundaria o que existiría tal vez una plaza o explanada. En efecto, a partir del eje de la Calle Real Alta partirían ejes secundarios, como la posible calle que bajaba desde el citado palacete nazarí y que relacionaría las viviendas de la zona.

De una extensión algo menor es la casa que se halla bajo los transformadores cercanos a Santa María de la Alhambra. Jesús Bermúdez López publicó la planta de esta vivienda tras las excavaciones arqueológicas realizadas por su padre en la década de 1950. Por sus dimensiones y por su proximidad a la mezquita se deduce que debió ser una vivienda de cierta importancia. Estos restos no quedaron al descubierto tras los trabajos arqueológicos pero queda constancia por Antonio Orihuela Uzal de que "El edificio ocupaba una parcela rectangular de unos 166 metros cuadrados y se desarrollaba alrededor de un patio de unos 40 metros cuadrados e igual forma, con crujías en los cuatro lados, entre las que destacaba la septentrional". El acceso debía hacerse por el lado occidental, abierto a una calle perpendicular a la de la Calle Real Alta, que la unía con la Calle Real Baja, aunque tampoco cabe descartar que se hiciese por la parte sur, donde también había una pequeña calle de 2.70 metros de ancho. 

Otra vivienda, la llamada núm. 47 de la Calle Real, junto a los baños del Polinario, ocupa una parcela trapezoidal de 215 metros cuadrados entre la Calle Real y el llamado callejón del Guindo. La entrada es posible que se hiciera por ésta. Sus dimensiones son demasiado importantes para considerarla una vivienda para los servicios del baño y cuenta con una alberca de gran longitud con una fuente en el extremo oeste y crujías en los cuatro lados, siendo la sala de poniente la principal de la casa y que linda con el baño. 

Paseo de cipreses por El Secano de La Alhambra

Si continuamos por la Calle Real aparece otra vivienda de importantes dimensiones que fue descubierta por Bermúdez López en los años 60: "En el último tramo de la actual calle Real de la Alhambra ante la fachada del Parador Nacional de San Francisco existe un solar  de forma triangular que alberga un frondoso jardín. En dicho lugar existió hasta 1963 la modesta y casi ruinosa casa que fue de D. Santiago González Sola, bajo la cual, una vez derribada, aparecieron restos de muros y solerías que evidenciaban una construcción anterior". La importancia del edificio lo constata tanto su superficie como que contaba con un baño privado.

Otra vivienda de dimensiones espectaculares para ser
una simple morada se halla en las 
proximidades de unas tenerías

Siguiendo por la Calle Real, tras pasar el acceso de El Secano encontramos los restos de un gran edificio que ocupaba una parcela rectangular de unos 645 metros cuadrados que se desarrollaba alrededor de un patio de 295 metros cuadrados y con la misma forma. No quedan vestigios claros de la existencia de planta alta, aunque en palacios de similar tamaño siempre había una planta superior al menos en los lados mayores. Posiblemente se accediera a este edificio por una calle perpendicular a la Calle Real Alta.

El centro del patio lo ocupaba una gran
alberca de 19,80 x 3,05 metros y contaría
con una fuente con taza baja


Al norte encontramos una sala posiblemente corrida
y no hay huellas de que hubiese pórtico, aunque cabe
pensar que existiese uno de cinco arcos

Las salas de levante y poniente son
complejas porque están más
alteradas por construcciones
posteriores, entre las que
destaca un horno cerámico
de época cristiana

En los aledaños se encuentran
restos confusos de estructuras y
muros diversos entre
las que se distingue un silo
excavado a comienzos 
del año 2000

Algunos vestigios hacen pensar que también contaría con un baño lo que habría que considerar este espacio como un palacio por sus características tanto por sus dimensiones como por sus características. Sin embargo es extraño que una vivienda tan noble estuviera junto a las tenerías descubiertas por Torres Balbás en los aledaños dado que es difícil compaginar los problemas de salubridad de esta industria.


Se piensa que esta zona noble de la Alhambra
se convirtió en una zona totalmente productiva
tras la conquista castellana

A partir de aquí, del Parador Nacional o antiguo Convento de San Francisco, la calle se desviaba originalmente, hasta que su trazado fue modificado en el siglo XX, enfilando la Puerta del Compás. Su trazado se desconoce con seguridad, aunque por los estudios realizados cabe pensar que continuada en ligera ascensión hacia el este. Este recorrido supone limitar a la izquierda el palacio del convento de San Francisco y las tenerías a la derecha junto a otros edificios de carácter artesanal.  Se deduce por tanto que la Calle Real finalizaría en las proximidades de la Puerta de los Siete Suelos, principal acceso exterior a la medina, donde es posible que se celebrasen las grandes concentraciones populares de la Alhambra en la parte externa según una crónica anónima sobre los últimos años del reino nazarí:

"Quiso el emir celebrar una revista del ejército con objeto de mostrar al pueblo la caballería de que disponía y de predisponerles con ello a aumentar los tributos. Mandó preparar, como espacio para la celebración de la misma, el lugar de la Ciudadela de la Alhambra de Granada, conocido por Attabla, cerca de la puerta de Algadar o Algodor. Construyó una tribuna para sí mismo, y ordenó el arreglo del camino y de la explanada donde había de evolucionar la caballería y mostrar sus habilidades los jinetes.


Fué el día señalado para el primer día de revista un martes, dies y nueve Dulhicha del año 882 -1477-. Todos los días que duró la revista salía la gente de Granada, hombres, mujeres y niños en dirección a la Assabica y a los contornos de la Alhambra con objeto de recrearse con tal espectáculo. Habían acudido a tomar parte en la revista, jinetes de toda la Andalucía, así oriental como occidental; un día revistaba un bando de caballería, otro día otro y así sucesivamente."


Cuando quedó amurallado y poblado el arrabal exterior de Granada se abrió en época de Yusuf I la Puerta de los Siete Suelos, de clara influencia norteafricana, que daba directamente al camino de ronda y comunicaba con la Calle Real, aunque no se conoce bien toda su disposición original.


No se ha conservado por tanto el trazado original de la Calle Real Baja que partía, según pudo comprobar arqueológicamente Bermúdez Pareja de la plazoleta que precede a la zona administrativa de los palacios. Allí llega una calle descendente desde la Puerta del Vino que desde esa plazoleta asciende lentamente por el este. En el principio de la calle habría una puerta de la que quedan las mochetas.

La Calle Real Baja limitaba al norte
con la zona administrativa de los 
palacios nazaríes, mientras que
el sur ha desaparecido a causa
de la explanada construida para
levantar el Palacio de Carlos V

Bajo el palacio de Carlos V se halla gran parte
del trazado de la Calle Real Baja que servía 
para comunicar una serie de casas nazaríes 
que allí existirían 

Una vez pasado el Palacio de Carlos V, el trazado de la Calle Real Baja vuelve a aparecer la altura de la fachada de entrada principal en recodo del palacio de los Leones, marcando un nuevo quiebro hacia el sur, continuando la calle su recorrido hacia Levante, dejando a su izquierda las espaldas del Palacio de los Leones y a la derecha  el muro que cierra la Rauda. Posiblemente el Palacio de Comares tendría otro acceso independiente por la misma calle pero lamentablemente desconocemos su trazado. 

Fachada del Palacio de los Leones junto
a la Calle Real Baja de La Alhambra

Al llegar al Partal se pierde el trazado de la Calle Real Baja, que debió continuar hasta el este, donde se halla la Puerta del Arrabal. Habría ejes de comunicación que enlazarían la Calle Real Baja y la Calle Real Alta como el callejón en las proximidades del Parador Nacional o cerca del baño de la Mezquita hasta las proximidades del Palacio de Yusuf III, así como otro que seguía la línea de la fachada oriental del Palacio de Carlos V.

Por último pero no menos importante, el camino de ronda, que habría sido otra vía de comunicación perimetral de la medina, desde la Puerta de la Justicia, aunque faltan algunos tramos que por ahora no se han podido identificar.

En la parte de la fachada interior de la Puerta de la Justicia, a pocos metros de ella y siguiendo la línea de murallas hacia el oeste existen indicios de una vivienda sobre la que estuvo la Casa del Arquitecto de la Alhambra, que tras su demolición se pudieron explorar las ruinas de una casa nazarí de grandes dimensiones. La casa se desarrollaría sobre una parcela trapezoidal de unos 207 metros cuadrados, alrededor de un patio de unos 77 metros cuadrados, con crujías principales en los lados menores y secundarias en al menos uno de los otros. Posiblemente se accediera a ella a través de un callejón por el lado este que saldría perpendicular al camino de ronda que ascendía desde la Puerta de la Justicia. Esta casa no solo debía ser importante por su tamaño, sino también por su situación, ocupando un espacio entre la Puerta del Vino, de donde partía la Calle Real Alta y la Puerta de la Justicia. Se desconoce con seguridad si este recorrido es original o fruto de la transformación para abril la Puerta de los Carros. A partir de esta puerta se puede identificar el camino de ronda, aunque con algunas transformaciones recientes. La torre del Palacio de los Abencerrajes permite el paso por debajo de ella sin problemas. Desde ella hasta la Puerta de Siete Suelos continúa este trazado sin problemas.

Cerca de la Torre del Capitán hay dos
viviendas excavadas por Torres Balbás 

Las puertas de las casas próximas a la torre del Capitán se abren a un callejón que no sabemos donde acaba. No obstante, en la zona había vías secundarias descubiertas a partir de excavaciones. Estas viviendas son representativas de la casa nazarí. La situada al oeste ocupa una parcela de 119 metros cuadrados, de forma rectangular, cuyo lado mayor es paralelo al camino de ronda. Contaba con una alberca en el centro del patio, que fue modificada, alimentada por una fuente situaba en el posible pórtico que precedía a la sala oeste, la principal, mientras que al otro lado de la alberca se percibe una especie de alcorque u hoyo para un árbol o para recoger agua de lluvia, o un punto de agua. La otra casa es de menores dimensiones, 82 metros cuadrados, contaba con un zaguán empedrado y posiblemente al fondo habría un una cuadra, apareciendo además un sumidero. Tras un recodo, en donde hay una banqueta para las visitas, llegándose a un patio. En el centro había un alcorque, que no parece haberse utilizado como alberca ni punto de agua. A poco de entrar en el patio, a la izquierda se encuentra la letrina. En ese mismo lado, a poniente, se identifica un ámbito que podría haberse utilizado como cocina. En frente estaba la sala principal y en el extremo noreste se han hallado restos de una escalera para acceder a una planta alta.

Al este de estas casas, lindando con la última descrita, hay restos de otra casa que está completamente destruida por la construcción de un horno de cerámica de época moderna. A partir de este punto los vestigios son abundantes pero de difícil estudio pues las tropas napoleónicas volaron esta zona y quedó muy maltrecha. Este problema afecta también al camino de ronda, a partir de la Torre del Cabo de la Carrera, donde va descendiendo, pasando por un túnel debajo de las torres de las Infantas y de la Cautiva (residencias de los personajes vinculados a la familia del emir), hasta llegar a la Torre de los Picos donde se vuelve a perder el trazado que se confunde con el adarve de la muralla, pasando por los palacios. Esta vía vuelve a emerger en el Patio de Machuca y a partir de ahí sigue hasta llegar a la explanada que hay frente al aljibe de Tendilla.

Patio de Machuca, junto a la Sala del Mexuar

De las investigaciones de Jesús Bermúdez Pareja sobre la red de viales de la Alhambra, una de las vías más importantes sería la mencionada calle-foso que permite bordear las murallas intramuros y, por consiguiente, rodear la ciudad, comunicando las torres-palacio anteriormente señaladas y que están instaladas sobre la muralla sin interrumpir el paso inferior del camino de ronda que da acceso a otras torres de vigilancia. Las torres con una función militar, instaladas también sobre esta misma muralla, como la Torre de las Gallinas o la Torre del Cadí no afectan al paso por la calle de Ronda, ni tienen comunicación directa con el interior de la ciudad.

Sería interesante y necesario un estudio sobre las fases de ocupación, que siguió siendo intensa en tiempos cristianos y las siguientes transformaciones, dando a conocer las posibles estructuras productivas, como los talleres artesanales que tuvo La Alhambra, así como las tierras cultivadas en el interior amurallado, que seguramente las hubo.

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