Espacio del mes: Torre de la Cautiva
Interior de la Torre de la Cautiva, con esmerada decoración de yeserías, alicatados y textos redactados por Ibn al-Yayyab |
El espacio de este mes vuelve a acercarse a la muralla, a la Torre de la Cautiva, por lo que debéis aprovechar para visitar la Alhambra y acercaros a conocer una parte del monumento que normalmente tiene restringido el acceso por motivos de conservación. Empecemos por un dato curioso: su nombre se debe a una leyenda del siglo XVIII, por creerse que en ella se encerró a Isabel de Solís, favorita de Muley Hacén, pero como la denomina Ibn al-Ýayyab en los poemas que la adornan es “Calahorra”.
Construida en 1340 bajo el reinado de Yusuf I, innova con respecto a las torres andalusíes incorporando un palacio de mínimas proporciones en su interior, manteniendo el aspecto defensivo del exterior, apenas diferenciándose del resto de torres. Junto con el Salón de Comares, la Torre de la Cautiva atesora el más complejo programa decorativos alhambreños.
Además de la sección del interior de la torre, se puede apreciar la disposición del adarve y la calle de ronda, dispuestas para no molestar a los ocupantes de la torre-palacio. |
Otra sección similar a la anterior, de la Torre de la Cautiva |
A diferencia de las torres de uso estrictamente militar, como la del Candil, la Torre de la Cautiva, estaba separada del recinto urbano por la calle de ronda, de manera que el adarve discurría por encima de la muralla sin que existiera comunicación posible con la ciudad - esto también sucede con vecina Torre de las Infantas-. Por el contrario, la Torre de la Cautiva salvaba la calle del Foso que pasaba por debajo mediante un puente con bóveda de cañón (reconstruido en los primeros años del siglo XX), al igual que el adarve que pasa por un túnel inferior al nivel del piso principal de la torre. De esta manera la guardia podía circular por el adarve sin importunar a los habitantes de la torre, mientras que en las torres castrenses, el adarve tenía paso obligado por la habitación interior desde el que se controlaba el paso de la guardia. Este lugar es uno de los mejores para comprender el funcionamiento de la estructura defensiva de la fortaleza.
Acceso a la Torre de la Cautiva, sobre la muralla |
Vista exterior, desde el adarve, de la Torre de la Cautiva |
Torre de la Cautiva desde la Cuesta de los Chinos |
Se trata de una torre-palacio, o Qalahurra (como ya la dominaría Ibn al-Jatib en el siglo XIV y como es llamada en el poema epigráfico que figura en su interior), cuya distribución y estructura es la misma que la de las casas y palacios de La Alhambra, llevado a la mínima expresión. Se accede por una entrada en recodo o basura, con bóveda de arista, para llegar a un patio de apenas dos metros cuadrados, porticado en tres de sus lados con arcos sobre pilares. Las paredes del patio está decorado con una banda de yesería muy restaurada donde se alternan, como en el Partal, cuadrados con un círculo central y lazo de ocho y rectángulos con epigrafía.
Entrada principal a la torre, en recodo como es habitual |
En primer lugar, desde la entrada, se llega a un patio de pequeñas dimensiones |
Uno de los pilares del patio interior de la Torre de la Cautiva |
Rodeando la puerta que accede al pasillo en recodo aparece la siguiente inscripción: No hay dios sino Alá, Mahoma es el Enviado de Dios |
Alacena a la derecha de la entrada al patio de la torre con arcos de medio punto peraltados y agallonados y repisas de mocárabes |
Decoración de mocárabes del interior de las alacenas, con columnillas que fingen sostenerlos y que dividen la inscripción: "La dicha continua", cada palabra separada creando su propio arquillo lobulado con el interior relleno de ataurique. |
La estancia principal es de planta cuadrada, de casi 5 metros de lado, con ventanas geminadas al exterior que a su vez forman pequeñas alcobas abiertas al paisaje. Encierra todos los elementos necesarios y habituales de los palacios de los alcázares granadinos, salvo la letrina, de la que no ha quedado rastro. Pero a la vez, es una verdadera fortaleza por fuera, de volúmenes limpios y rectos que apenas se diferencian de las restantes torres del recinto, haciendo difícil adivinar lo que guardan en su interior.
Vista del salón y del mirador norte desde el patio |
Vista exterior de las ventanas de la Torre de la Cautiva |
En las alcobas que rodean en tres de los lados de la sala principal de la Torre de la Cautiva, en concreto en la alcoba que se encuentra justo en frente de la entrada a la sala principal desde el patio, aparecen unas inscripciones en elegante cursiva que llega hasta la concha central del arco y que luego se repite. En ella se recuerda al padre de Yusuf I, Mohammed IV, como mártir ya que fue asesinado por su primo, señor de Algeciras en 1324. Aunque el calificativo muqaddas, es decir, venerado o santificado, es visto hoy por muchos musulmanes como inapropiado, lo cierto es que en algunas inscripciones, como en la Puerta de la Justicia, se aplica a los soberanos ya fallecidos. En las inscripciones identificadas en la foto más abajo con la letra C, indican: "Gloria a nuestro señor el sultán preservado, el príncipe de los musulmanes Abu l-Hayyay Yusuf, hijo de nuestro señor el sultán y venerado mártir, el difunto Abu l-Walid Ismail, Dios le favorezca con su ayuda".
Sus zócalos están recorridos por bellos alicatados, rematados por cenefas con inscripciones coránicas de compleja factura y una perfecta curvatura de las piezas que se adaptan a las medias columnas de las alcobas. Van en cerámica azul sobre fondo blanco, en cursiva, con entrelazamientos y encabalgamientos de letras y palabras, vocalización casi completa y algunos elementos vegetales en los vacíos. Las letras de cerámica azul fueron recortadas y combinadas con otras piezas en blanco, apreciándose los cortes para formar el conjunto.
Sus zócalos están recorridos por bellos alicatados, rematados por cenefas con inscripciones coránicas de compleja factura y una perfecta curvatura de las piezas que se adaptan a las medias columnas de las alcobas. Van en cerámica azul sobre fondo blanco, en cursiva, con entrelazamientos y encabalgamientos de letras y palabras, vocalización casi completa y algunos elementos vegetales en los vacíos. Las letras de cerámica azul fueron recortadas y combinadas con otras piezas en blanco, apreciándose los cortes para formar el conjunto.
Desgraciadamente los que ocupaban el suelo desaparecieron y los mármoles actuales son fruto de una restauración del s. XIX, pero sí permanecen los zócalos de alicatado de los cuales se presenta un fragmento conservado en el Museo.
Sobre los zócalos, se combinan adornos de yesería con unos epígrafes que recogen poemas creados por Ibn al-Yayyab para Yusuf I:
Torre entre las torres grandiosa,(Poema 1, en los muros sur y este de la esquina derecha según se entra en la sala principal de la Torre de la Cautiva)
corona de la que la Alhambra esta orgulllosa.
Calahorra nos aparece y dentro encierra
un luminoso palacio de ardiente fulgor.
Tiene excelentes labores en simétricas
proporciones de pares e impares.
La fábrica de azulejos de sus muros y el suelo
son como maravillosos brocados.
Bastante gloria para la religión es que se forzara
a trabajar en ella a infieles esclavos.
Viste bordados (tiraz) de honor, pues en ella
se muestra el nombre de Abu l-Hayyay, nuestro señor,
rey majestuoso, valeroso y generoso,
socorro de quien lo pide, lluvia de quien espera.
Es de la faamilia de Sa´d, de los Banu Nasr,
y de quienes ayudaron y asilaron "al Señor de la Escala"
-Dios le bendiga y salve-
Nunca tan excelso edificio como éste se erigió,(Poema 2, en los muros norte y este de la esquina frontal derecha desde la entrada principal)
de él en todas partes ya se habló.
¡Por Dios! Torre, que le viene de león, altiva y defensiva:
¡cuidado con su acometida!
Tal adorno es para la Alhambra que ésta,
con la belleza de sus alajas, embriagada se ufana.
Calahorra que entre las estrellas en su órbita se mete
y qye vecina es de Piscis y de Pléyades.
En su construcción, de alta piedra,
el arte se afanó cuando quiso.
Ella nos muestra la faz de Yusuf
cual sol al que no oculta el ocaso.
Conél se nos regala todo bien que nos contente,
y se nos evita cualquier mal que nos consterne.
Es de la familia de Nasr: ¡que feliz y triunfantes permanezca
y que construta lo que quiera y como quiera!
Esta obra que a la Alhambra engalana(Poema 3, en la esquina izquierda frontal, en los muros norte y oeste)
del pacífico y del guerrero es morada.
Calahorra que un palacio tiene en custodia:
fortaleza, di, o también alegre lugar de reunión.
Es un palacio cuyo esplendor se reparten
cubierta, suelo y cuatro partes.
Maravillosos son sus yesos y azulejos,
pero la carpintería del techo más prodigiosa es aún;
tras ser ensamblada se levantó, con precisión,
a su elevadísima posición.
Al igual que en la poética, allí hay paranomasias,
antítesis, rameados y taraceas.
El rostro de Yusuf nos muestra
cual signos en el que todas las beldades se completan.
Es de los gloriosos Jazray, cuyas obras a favor de la religión
luminosas como el rayo son.
Enaltece a la Alhambra torre que en el cielo se alza
y que el más alto imán proyectara.
Calahorra que un palacio tiene en su interior:
fortaleza, di, o también gozoso lugar de solaz.
Los recamados de sus paredes,
por su inefable belleza, al más elocuente callan.
Cada forma, sola o emparejada,
se corresponde con otra en simétrica proporción
Adonde mires verás variados trazados,
todos ellos coloreados, dorados y ornados.
Maravilloso edificio surgido de una sabiduría
que sólo el califa Yusuf alcanzó.
Rey que, si los reyes de gloria se jactan,
su gloria, al invocar, nos la recita el propio Corán.
Es de lo mejor de los Ansares: ¡que en su reino perdure un triunfo
que camino preferente tiene en la religión!
(Poema 4 de la esquina izquierda desde la entrada, en los muros sur y oeste)
Por el resto de las estancias inferiores, en arcos, tacas, jambas, etc se recogen epígrafes de contenido religioso con continuas alusiones a Dios y los beneficios recibidos por su especial protección, así como mencionan al rey Yusuf I como su constructor.
En el alicatado de la alcoba este se encuentra esta pieza maestra y excepcional ya que es la única de color púrpura. El vidrio de color rojo era bien conocido en la Antigüedad, pero no así la cerámica magenta-púrpura que se tostaba en el horno con las más altas temperaturas derivando al marrón o al amarillo |
La cartela epigráfica alicatada que bordea la parte superior de los zócalos, parientes directos de las existentes en los umbrales del mirador de la Lindaraja, constituyen obras maestras en su tipología. Desgraciadamente el pavimento original se ha perdido, que se piensa pudo ser de azulejos (como aparece en el poema de Ibn al-Yayyab), así como la armadura original de madera. También se ha perdido la policromía de las yeserías de la sala, que se distribuían a modo de entelado o tapizado por encima de los alicatados, algo muy característico de la decoración arquitectónica nazarí, presente en los espacios más destacados de los palacios de la Alhambra.
En el arco de acceso que comunica el patio con la sala principal aún se conservan restos de la pintura que lo decoraba |
Decoración conservada entre los pequeños mocárabes de la entrada a la sala principal de la Torre de la Cautiva |
Policromía que aún se conserva en los mocárabes del arco que comunica patio y sala de la torre |
Pinturas que aún conservan los mocárabes |
Mocárabes que aún conservan policromía original |
A semejanza de las estructuras domésticas tradicionales, la torre tiene sus habitaciones y una terraza en la planta superior, a la que se accede por un portillo desde el recodo de la entrada.
Justo al acceder a la torre, a la derecha hay una puerta tras la cual unas escalerillas llevan al piso superior y al tejado en terraza |
Habitar una torre es un ejercicio arduo donde el volumen se excava con precisión dentro de un prisma perfecto, procedimiento que en la Alhambra es de extrema delicadeza como lo demuestran las torres de la Cautiva y de las Infantas, con una ubicación privilegiada hacia la almunia del Generalife, tienen la Puerta del Arrabal en sus inmediaciones, concebida fundamentalmente para salir al Barranco del Rey Chico y pasar rápidamente al Generalife por el acceso concebido para este fin. Son, por lo tanto, dos viviendas singulares colocadas en una zona estratégica de la Alhambra, que tuvo sin lugar a dudas una continua relación con la almunia real en cualquier época del año.
La Torre de la Cautiva y la de las Infantas tienen la cualidad de ser pabellones en un jardín o en un vergel y la individualidad propia de la casa primitiva interceptada por una muralla |
A la izquierda, Torre de la Cautiva desde las huertas del Generalife, con el Albaicín al fondo |
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