Biografía de reyes: Mohammed V (1338-1391)

Predecesor: Yusuf I
Sucesor: Yusuf II

Hijo primogénito de Yusuf I, nació la madrugada del 4 de enero del año 1339 (739 de la Hégira). Con quince años Mohammed V asciende al trono el mismo día en que es asesinado su padre, el 19 de octubre de 1354. Su reinado sera uno de los mas fecundos y mas largo de la dinastía nazarí, por lo que se le conoce como "el viejo" asi como al-Gani bi-Ilah, es decir, "el contento o regalo de Dios".

Según Ibn al-Jatib, podemos afirmar que fue un gran hombre de bella figura, atlético (pues practicaba ejercicios de caballería) y de gran corazón, a quien se eligió para suceder a su padre no sólo por ser su primogénito, sino también por su buen juicio, ser serio y paciente, generoso y de buenas costumbres. Las personas que le trataban se sentían cautivadas por su forma de ser. Pero también se encontró enemigos cuando reformó el servicio palatino, quedándose únicamente con los criados necesarios para su servicio lo cual molestó a los perjudicados.

En sus primeros años de reinado (1354-1359), Mohammed declina el poder en dos personalidades vigorosas: en su tutor, Ridwan ibn Abd Allah Bannigas y en su hayib o primer ministro, el intelectual Ibn al-Jatib, quien nos ha transmitido en sus obras los minuciosos detalles de la escisión familiar y vicisitudes que tuvieron lugar en el entorno de la realeza nazarí: la madrastra del rey, llamada Maryam, que quiere que reine su hijo Ismail, hermanastro del monarca, y su cuñado Abu-Said.

Palacio del Partal y Torre de las Damas donde
supuestamente Mohammed V recluyó
a su hermanastro y madrastra

Mohammed ordena que Ismail sea confinado en una de las torres-palacio de la Alhambra (para algunos, esta prisión-vivienda será la Torre de las Damas, que durante un tiempo se conoció como torre de Ismail, para otros se encontraba en lo que posteriormente sería el Mexuar). Junto a Ismail vivía Maryam, quien había acumulado riquezas siendo reina (Yusuf I, quien era bastante desconfiado, guardaba los tesoros en su dormitorio para vigilarlos de cerca, y al morir repentinamente, Miryam aprovechó el desconcierto para apropiarse de todo lo que pudo) y hermanos de madre; así el monarca podría tenerlos controlados.

Miryam trazó un plan para derrocar a Mohammed V: una hija suya estaba casada con el príncipe Abu-Said, un notable arraez, quien se puso de su parte con sus guardias y sus partidarios para acabar con el joven rey.

Mohammed V se encontraba en el Palacio del Generalife
en el momento de la revuelta planeada por su cuñado

En la madrugada del día 23 de agosto de 1359 estalla un motín cuando varios hombres armados y dirigidos por Abu-Said, cuñado del rey, asaltan la Alhambra escalando sus muros a través de un andamio, saqueando y asesinando, siendo Ridwan la primera víctima e Ismail el principal beneficiado al ser proclamado nuevo rey de Granada. El depuesto rey Mohammed recibe la noticia mientras descansaba en el palacio del Generalife (Yannat al'arif) y huye a Guadix ayudado por un grupo de leales. Sin embargo, Ismail II no reinará más de unos meses; es un hombre apocado, con poca personalidad y manipulado por su madre y su cuñado, por lo que al final es asesinado por el ambicioso Abu-Said. La misma suerte correrá el tercer hijo de Yusuf I, Qais, a quien hace degollar. Libre de toda traba y movido por la codicia, Abu-Said se hace proclamar rey, pasando a la historia como Mohammed VI, con el apodo de "El Bermejo".

El acceso al Generalife se encontraba 
protegido desde la Torre de los Picos
por este camino amurallado


En Guadix acogen al depuesto Mohammed como legitimo rey, pero ante los inciertos y dudosos avatares, embarca en Marbella poniendo rumbo a Fez, donde es recibido por el sultán meriní Abu Salim con cariño. En su destierro le acompañan Ibn al-Jatib y su discipulo Ibn Zamrak.

Al legitimo rey le consume la impaciencia en el destierro marroquí, a la espera de una ocasión propicia para recuperar lo perdido, a la vez que otea el horizonte en busca de ayuda, que la encontrará en la figura del rey de Castilla, Pedro I el Cruel, quien le promete su ayuda. Apoyándose en este hecho, Mohammed vuelve a la Península Ibérica en agosto de 1361, estableciendo una reducida y provisional corte en Ronda.

Estatua orante de Pedro I de Castilla en
alabastro procedente del desaparecido Convento
de Santo Domingo el Real (Madrid), elaborada
en la primera mitad del siglo XV para su
monumento sepulcral en el mencionado convento

"El Bermejo" cree que puede ganarse al rey castellano y se encuentra con él en Sevilla (Ishbiliya), donde encontrará la muerte a manos del propio rey don Pedro quien le envía la cabeza cercenada del usurpador al nuevamente entronizado rey con el siguiente mensaje: Así veas, ínclito rey de Granada, todas las cabezas de tus enemigos.

Aclamado por sus seguidores y anhelado por su pueblo, Mohammed V había entrado triunfante en la ciudad de Granada el día 16 de abril del año 1362. Una vez que accedió de nuevo al trono en el Palacio de Comares, procedió a nombrar a gente leal para sustituir a los antiguos gobernadores de las ciudades desafectas y a los alcaides de los castillos que no le habían declarada lealtad. El emir quería mostrar a su pueblo que retornaba con la intende dominar todos los resortes del poder y asumir el control de los diversos destacamentos militares que había en el reino para impedir futuras asonadas. Suprimió el visirato, asumiendo él mismo ese cargo y sus funciones. Confirmó como secretario y encargado de la correspondencia real a su fiel Ibn al-Jatib, poniendo a su lado, como ayudante a su discípulo, el joven poeta Ibn Zamrak, que también lo había acompañado en el exilio.

Acababa de cumplir veinticuatro años y comenzaba la segunda etapa de su reinado (1362-1391), formando una alianza con el rey castellano, empezando por la liberación de cautivos cristianos y ayudándole en su lucha contra los aragoneses de Pedro IV "el Ceremonioso", que responden atacando el litoral granadino, por lo que reinará la paz con la vecina Castilla, embarcada en luchas internas. Del mismo modo despliega todos sus recursos diplomáticos con alianzas y acuerdos con los países vecinos para alcanzar paz y estabilidad.

No se fiaba de las tropas meriníes acantonadas en Torres Bermejas por lo que puso bajo discreta vigilancia al caudillo Yahya ben Umar ben Rahhú. Pasados unos meses, los capitanes granadinos acusaron al africano de deslealtad y de estar solo al servicio del sultán de Fez y Mohammed V lo mandó prender, a él y a su hijo, en junio de 1363, encerrándolos en el castillo de Almuñécar, donde estuvieron presos hasta que, firmada una nueva alianza con los meriníes, les permitió trasladarse al Magreb. Como no deseaba enemistarse con los norteafricanos, que tanto lo habían ayudado en la guerra que le permitió recuperar el trono, dio muestra de su generosidad perdonando la vida de Yahya ben Umar y de su hijo y firmando una nueva alianza con el sultán de los meriníes, Abu Zayyán Muhammad.

El Palacio de los Leones es considerada la obra cumbre
del arte nazarí, realizada bajo el reinado de Mohammed V

Gracias a esa paz, Granada progresa sin tregua con la construcción de maravillosos edificios, como el Palacio de los Leones, el del Mexuar, el patio del Cuarto Dorado, la Puerta del Vino, el Maristán, etc. Se restablece el respeto internacional de la dinastía nazarí, se diversifica el comercio y las exportaciones, se desarrolla la industria sedera con miles de telares, los paños alpujarreños y los tapices, la orfebrería, las armas, se explotan minas, se fomenta la ganadería y la agricultura, especialmente la industria azucarera, se impulsa el arte, la ciencia y la poesía.

Pero Mohammed V se preocupó también en optimizar las defensas fronterizas, invirtiendo grandes sumas a renovar alcazabas y murallas, y recursos en proteger militarmente al reino nazarí. y en mejorar la flota marítima del reino, cuyas bases más significativas se hallaban en Pechina, Almería, Almuñecar (al-Munakkab), Salobreña (Salawbaniya) y Gibraltar, con arsenales y con sus propios mandos coordinados pero independientes. Acometió una profunda reforma del ejército, ampliando el número de jinetes, de ballesteros y de máquinas de asedio y contratando una sección de renegados cristianos que le eran absolutamente leales y a los que confiaba las empresas más comprometidas y peligrosas.

Dobla de oro a nombre de Mohammed V, sin ceca ni fecha,
conservada en el Museo de la Alhambra de Granada
(una dobla nazarí equivalía a 107 maravedíes y un
maravedí tendría el valor actual de 16 euros)

En el año 1367, adoptó el sobrenombre de al-Gani bi-Llah. Es venerado por su pueblo que cree que su rey posee el secreto de la transmutación de los metales por todos estos avances y construcciones; según decía Ibn al-Jatib "el oro que él gastó en decorar los palacios de la Alhambara, traído del interior del África y batido en hojas muy finas, sobrepasa todo cálculo".

Pero nuevamente acecha la guerra y obligados los nazaríes por el pacto de amistad y vasallaje con Castilla. En la corte nazarí se encuentra el famoso médico judío Ibn Zarzar como embajador del rey castellano. Pedro I el Cruel esta en lucha con su hermano Enrique de Trastámara.

En una primera fase de la guerra fratricida sobre Castilla, la balanza parecía que se inclinaba del lado del rey don Pedro y de sus aliados. En la batalla de Nájera, que tuvo lugar el 3 de abril de 1367, el ejército petrista, constituido por fuerzas de la nobleza leal, mil jinetes granadinos y las tropas enviadas por el rey de Inglaterra, Eduardo III, mandadas por Eduardo de Woodstock (el famoso Príncipe Negro) venció a las tropas de don Enrique de Trastámara, formadas por los voluntarios franceses y los nobles que le eran fieles en Castilla y León. Aunque la victoria no fue completa, porque el pretendiente logró escapar y refugiarse en Francia. Posteriormente don Enrique volvería a entrar en Castilla con nuevas tropas mandadas por el mariscal de Francia, Bertrand du Guesclin (las conocidas como Compañías Blancas). En esta ocasión, Burgos, Córdoba y Toledo se pasaron al bando del conde de Trastámara. Mohammed V, entendiendo que el rey de Castilla se encontraba en una situación muy apurada, le envió otros seis mil jinetes y cinco mil infantes.

No obstante, el propósito del rey de Granada, que mantenía conversaciones secretas con el rey de Aragón y con embajadores del pretendiente don Enrique, era utilizar estas tropas en su propio beneficio. Decidió atacar a las poblaciones y fortalezas que habían declarado su fidelidad al conde de Trastámara y apoderarse de ellas, alegando -con el beneplácito de los ulemas granadinos-, que eran fortalezas que antes habían pertenecido a los musulmanes, pero que fueron conquistadas en el pasado por los cristianos. Y así, a lo largo del año 1368, atacó y tomó por asalto Priego, Iznájar, Utrera, Úbeda y Jaén. En el verano de ese año, puso cerco a Córdoba. Una poderosa fuerza expedicionaria granadina ataca en 1368 Córdoba (Qurtuba), y aunque no consiguieron tomar la ciudad, sí provocaron estragos; la batalla es feroz, pero una fuerte lluvia les obliga a retirarse atravesando el río Guadalquivir, arrasando a su paso Úbeda y Jaén. El astuto rey nazarí utilizó hábilmente aquel grave conflicto armado entre cristianos, en el que se desangraría el reino vecino dividido entre los partidarios del rey don Pedro y los de su hermano don Enrique, para fortalecer el prestigio internacional del reino nazarí, mejorar su economía, reformar el ejército y hacer de Granada el estado más poderoso de la región, posición que perduraría durante el resto de su reinado.

La causa del rey don Pedro se estaba deshaciendo, no solo por el incremento del número de adeptos que se sumaban al bando Trastámara y las victorias parciales logradas por el ejército de don Enrique, sino porque las crueles represalias con que, un rey vengativo, que parecían haber perdido la razón y el sentido de la justicia, castigaba por igual a enemigos como a amigos y aliados de los que, sin motivo alguno, sospechaba supuestas traiciones. Estos desafueros estaban haciendo que buena parte de sus súbditos lo abandonaran, cansados de persecuciones y muertes. Un estado generalizado de terror que provocaba que los gobernadores de ciudades y villas, que antes le eran leales, se pasaran en gran número al ejército del conde don Enrique.

El 14 de marzo del año 1369, ante los muros de la fortaleza de Montiel, tuvo lugar el encuentro decisivo entre ambos ejércitos. Las desmoralizadas tropas del rey de Castilla fueron derrotadas, teniendo el monarca vencido que buscar refugio en el cercano castillo. Asumiendo que todo estaba perdido, que eran muy escasos sus seguidores y que no le quedaba otra opción que entrevistarse con su hermano y acordar con él las cláusulas de una rendición honorable, dando muestra de una gran ingenuidad y olvidando los sangrientos crímenes que habían jalonado su reinado y los deseos de venganza de los damnificados, solicitó parlamentar con don Enrique. Este lo recibió en su tienda de campaña donde acabó con su vida dándole de puñaladas con la ayuda de su mariscal, el francés Bertrand du Guesclin. El 23 de marzo del año 1369, de aquella innoble manera, acabó la turbulenta existencia del rey don Pedro I, llamado por sus enemigos el Cruel y por sus seguidores el Justiciero, después  un convulso reinado amenazado por la rebeldía de su hermanastro el conde de Trastámara desde que fuera entronizado en 1350 tras la muerte de su padre, el rey Alfonso XI, víctima de la Peste Negra, cuando ponía cerco a la ciudad de Gibraltar. 

Con aquel asesinado regio, con el que don Enrique calmaba su justificada sed de venganza por las muertes violentas de su madre, doña Leonor de Guzmán, y de su hermano, don Fabrique de Castilla, Maestre de Santiago, por orden del rey Pedro I, había puesto fin a la larga guerra fratricida en la que había participado, con numerosa tropa y enorme habilidad diplomática, el rey Mohammed V. Una prolongada contienda que favoreció los ocultos proyectos del emir nazarí, que no eran otros que lograr la decadencia del reino castellano, ampliar y consolidar las fronteras de su estado y establecer una ventajosa alianza con el nuevo soberano de Castilla y con el rey de Aragón.

Cuando Pedro de Castilla es asesinado en Montiel por su hermano, Mohammed V firma una tregua de ocho años con el nuevo rey don Enrique, renovada en varias ocasiones y rota otras tantas como en 1370 cuando los granadinos atacan Algeciras (al-Yazirat al-Jadra) y la arrasan porque Mohammed V al-Gani bi-llah no esta seguro de que su ejército pudiera preservar la ciudad de los frecuentes ataques cristianos -no renacerá como tal hasta el siglo XVIII-. Sin embargo, Mohammed y Enrique terminarán reinando en paz durante años, siendo amados por su pueblo. Granada era una ciudad espléndida.

Ahora los problemas internos se ciernen sobre Granada, cuando Ibn al-Jatib, visir del rey nazarí, huye a África llevándose graves secretos de Estado y sembrando la inquietud en Mohammed V. Ibn al-Jatib debe desaparecer, por ello es acusado de hereje y asesinado en Fez. En el puesto de visir le sucede su discípulo, Ibn Zamrak, quien había sido Secretario Personal del rey, que casualidades del destino, correrá la misma suerte dos años después de la muerte de Mohammed V en 1391.    

Por su parte Mohammed V morirá con 53 años, un 16 de enero de 1391, tal día como hoy, cuando se encontraba en la cumbre de su poder. Su cuerpo fue lavado y enterrado en el panteón de los reyes en el Generalife o Yannat al'arif y muchos le lloraron pues había muerto el mejor rey que nunca tuvo Granada.

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