Ibn As-Sabbah
Poco se sabe de la biografía de Ibn As-Sabbah más que pertenecía a la tribu de los Qahtani del sur del Yemen, alardeando de su rancio abolengo y afirmando que su familia participó en la conquista de al-Ándalus.
Durante su estancia en La Meca (alrededor de 1450 o 1460) por un año memorizó el Corán, además de aprovechar la peregrinación para aprender de los ulemas de diferentes ciudades. Poseía una mediana cultura religiosa pero un buen conocimiento de historia, aunque su estilo de escritura era poco cuidado, hay que puntualizar que la obra es fruto de un dictado oral, cuando Ibn As-Sabbah era sexagenario y había perdido la vista y vivía en la ciudad de Almería hasta después de su conquista en 1490 por Fernando El Católico.
Entre estos apuntes hay varios fragmentos dedicados al Reino nazarí de Granada. Traducción de los textos árabes de Ibn As-Sabbah:
“Llegué a la ciudad de Granada, que es la morada de su realeza. Es una ciudad de bellas construcciones públicas y hermosos rincones, que pende de la montaña. Sobre ella se encuentra la Alhambra, que es la residencia del monarca. Es una ciudad generosa. En ella hay de toda clase de bienes: abundan las aguas, los sembrados, los cultivos, las huertas, las verduras y tiene muchas edificaciones; todo ello prolifera en ciudades y fortalezas. Es una capital de su reino y entre sus gentes: hay rectitud en la administración de justicia; corrección en las ventas y las compras; respetan lo recomendado y rehúsan lo reprobado. No hay en ella nadie hambriento, ni desnudo, ni quien proteste, ni quien llore, y esto indica que reina la justicia y la benevolencia. En sus gentes reside la bondad y la piedad.
De mi tristeza por la pérdida de la península de Al-Andalus me consuela -y doy gracias a Dios-, porque dejó una parte de la península de España (yazírat Isbánfya) bajo el gobierno de los musulmanes /Gracias a Dios! Doy gracias a Dios cuando le irrita alguna de sus criaturas, ya que su clemencia, su generosidad, su liberalidad, su gracia y su misericordia, vencen a su indignación y su cólera”
"Alabado seas, Señor de los inicios, Señor de todas las cosas. Tú eres el Dios único, no hay otro dios sino Tú, y recordé la historia de nuestro padre Adán, su salida y caída del Paraíso”
“Quien vive en el territorio de Al-Andalus es un bienaventurado, quien muere en él es un mártir. Ello demuestra que aquella tierra es lo último que les resta a los devotos. Sus pobladores son los últimos devotos”
“Entré en la ciudad de Granada -¡Dios la devuelva al Islam y triunfe en ella!-, y vi en ella bellos edificios privados, buenas construcciones públicas y ríos surcándola por medio de ella. También vi a ulemas, lectores coránicos, y a los siete jueces, cuyos nombres eran renombrados entre los viajeros.”
“Es una ciudad que pende de un monte -de Sierra Nevada (Yabal Sulayr)-; con un aspecto extraordinario, mira hacia el territorio enemigo; de blancas murallas, es una bella ciudad, con una corona encima de su cabeza: es la residencia del rey titulado ‘de la Alhambra’, que derrama desde ella agua y verdor. Es una ciudad adornada con muchos árboles, edificios privados y alcázares (qusür). Entre todo lo que encierra, en ella hay un millón de jardines, hay un millón de alcázares habitados por hombres, niños y mujeres. En tiempo de los frutos está llena de buena gente. En cada alcázar (qasr) se encuentra el canto y la música durante cinco meses, con comida, bebida, fiesta y alegría.”
“La ciudad de Granada no tiene semejante entre todas las ciudades de Al-Andalus. Es ciudad en la que hay rectitud en toda la administración de justicia: en el almotacenazgo, en los precios, en las ventas y en las compras, tomando precauciones contra la usura, y observando lo licito.”
“La ciudad de Granada tiene buena atmósfera y buenas aguas; se ven elegantes brocados en hombres, niños y mujeres y son frecuentes los ricos trajes y los vestidos. Hay extensos sembrados, mucho ganado, excelentes dehesas (al- marcá), y mucha esperanza en todos los asuntos. Quien la habita es bienaventurado, y quien es muerto en ella es un mártir.”
“Es suficiente con que el enemigo la observe, para que sea sometido; suficiente es que ella combata con Satanás y con los seguidores de los ídolos para ser vencedora de los señores de las cruces, los cristianos. La ve el enemigo y se angustia. Basta con los símbolos de la opulencia del Islam que en ella han perdurado contra los adoradores de los ídolos y las cruces. Tiene ciudades y fortalezas de renombre. Hay caballería regular en las fronteras de los cristianos; están preparados con gran número de tropas y material de guerra, con las espadas afiladas; están dispuestos a toda hora y en cualquier época; esperan al enemigo con los pechos distendidos y los corazones alegres. Sus algazúas son renombradas, sus estandartes difundidos y sus contraataques victoriosos. Sometieron al enemigo e hicieron triunfar la religión. Están orgullosas de ellos las capitales de los musulmanes.”
“Dios le bendiga-: quien quiera ver a Damasco mire hacia Valencia y a Granada, y lo vera en sus aguas, sus aires, sus edificios privados y sus buenas construcciones públicas. Mi alma no se alivia cuando entro en las ciudades en que tomo residencia, si no es en la ciudad de Granada. Hay en ella muchas fortalezas, alquerías y ciudades, como en Siria. Han sido los viajeros que describieron las ciudades, quienes dijeron: <<La península de Al-Andalus es sublime>>٠ Y es cierta esta afirmación suya.”
“ De los siete climas existentes, de los cinco por los que viajé no vi mejor, ni con más donaire, ni más luminoso panorama como en la tierra de Valencia, a fierra de Murcia, a fierra de Córdoba, y a fierra de Granada. Quien quiera ver Siria que mire a este país de Al-Andalus -aunque Siria sea tierra sagrada, en ella está el lugar de reunión, y en ella está el destino-.”
“El país de los Banü l-Ahmar tiene ciudades en número comparable con Siria: como Malaga, Guadix, Baza (Basta) -la casa del azafrán-, Almería -la morada de los comerciantes-, Almuñécar (Munakab) -la sede de la caña dulce y del azúcar-, Málaga -la casa de la loza dorada-, Sierra Nevada -la morada de la seda temprana-. Debajo de ésta, la ya citada ciudad de Granada es la sede de la artesanía del tejido de la tela de seda y del tafetán. No se ve en el país otra manufactura; es todo lo que produce su población en cuanto a artesanías. Esto semeja lo que hay en la ciudad de Granada y su reino, además de sus sembrados y su ganado.”
“Se satisface con el excedente del terreno y de las regiones. Es un país en que no se interrumpe la producción de cosechas en el campo, ni de frutos, en el que sus cereales son abundantes, y sus viviendas son amplias. No hay entre ellos temor en los comercios (mahall); sin haber carestía, los hombres en sus vientres tienen hambre, sus caras son luminosas, sus cuerpos recios, y son sus corazones fieles en la fe. No prestan oídos ni a lo falso, ni a lo imposible. Los hemos descrito con un carácter como el de los ansar: son jóvenes libres, combatientes. No ven en Dios sino a un censor severo que reprocha, y no atemorizan sino a los infieles. La muerte en el yihád es para ellos más dulce que la miel, y más tierna que la mantequilla; reclaman la otra vida, y complacen al Señor con el esfuerzo, la resolución, la determinación, la energía y el amor. Piden el favor del Clemente, el paraíso de la satisfacción, las huríes de negros ojos y el paraíso de la satisfacción.”
“Se asemeja el dominio de los Banü l-Ahmar a Siria. En cada alquería hay mezquita con predicación (jutba), agua, y llamada a la oración, es decir, hay alminares, o sea minaretes; en cada alquería hay un minarete que se asemeja a las torres de la costa; en cada alquería hay jutba. Alquerías y fortalezas semejan en número a las estrellas del cielo, y también a las montañas de Jerusalén. ¡Por Dios, su heredad es bendita!, es el resto de la bendición (baraka) que existió en la península de España (yazírat Isbáníya); la prueba de esta bendición se encuentra en el texto coránico y en la victoria sobre el enemigo en todos los años pasados y venideros. Observa si no, las numerosas batallas de nuestra época, y de época de nuestros abuelos, ¡en cuántas batallas vencimos a los enemigos! Basta con mencionar la batalla del desfiladero (waqca fayy), lo mejor de este tiempo nuestro. Esta es la mejor prueba y el mérito que la destaca sobre los demás países. Así ocurrió en ella con una numerosa partida de cristianos y un pequeño grupo de musulmanes, como en la batalla de Guadix -que es una capital del reino, con fertilidad, prosperidad y riquezas; en su tierra cuenta con abundancia de aguas, huertas y jardines; entre unos montes, hacia el occidente, está la ciudad de Ronda, en su alfoz tiene muchos cultivos, sembrados y ganado-.”
“Después de Siria y Egipto no hay en los países árabes mejor lugar para el creyente, señalado por lo religioso y lo material, sino la heredad de los Banü l-Ahmar, en Al-Andalus. Con la ayuda de Dios esto es lo que hemos resumido de las historias de la península de España, y de lo que en ella ocurrió de bueno y de malo. Pedimos a Dios nuestro Señor que sea bondadoso con la descendencia que permanece, y que extienda un velo protector sobre los fieles a la religión que están bajo la dimma en la citada península; que no castigue a quien tuvo la posibilidad de salir de ella, y no salió. Que Dios no les sancione con el castigo; ciertamente, Él es liberal, generoso, indulgente, no se precipita , y les salva con la bendición de la profesión islámica de fe en el 'monoteísmo' y con la 'intención' (niyya) sincera en la religión de Dios y en la ley canónica (sarfca) de Su Profeta -¡sobre él sea la paz!-. Pedimos a Dios nuestro Señor que reúna a la comunidad (yamáca) de los musulmanes en los jardines del Paraíso, con los profetas, los mártires y los devotos. Amén. ¡Oh, Señor del universo! Dios, el Altísimo, dice: Asignamos esa Morada Postrera a quienes no quieren conducirse con altivez en la tierra, ni corromper. El buen final es para los que temen a Alláh.”
“Salí del país de Al-Andalus, y ha sido descrito en sus bondades y diferencias. ¡Dios es quien da el éxito principal! Nos fuimos del dominio de los Banü l-Ahmar. Éste se extiende por una distancia de siete jornadas a lo largo, y tres a lo ancho, sin embargo, se halla bien poblado de alquerías y fortalezas. Todas sus poblaciones se hallan enfrente una de otra; no está alejada una ciudad de otra, una alquería de su vecina, una fortaleza de la otra. Todas ellas miran una a la otra inmediata. ¡Dios restaure el Islam hasta el día de la Resurrección!.”
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