Exposición: Los moriscos en el reino de Granada
Hasta el 31 de marzo de 2020 se podrá visitar esta exposición que cuenta cómo fue la vida de los moriscos después de la conquista de Granada |
"Inventarte des dessins exécutes pour Roger de Gaignières" con atuendos moriscos de Granada en 1572 |
Aunque las capitulaciones que se firmaron tras la conquista de Granada respetaban el estatus mudéjar de los musulmanes del Reino, en realidad los Reyes Católicos desearon su conversión al cristianismo desde el principio. Por ejemplo, aunque las Capitulaciones de Granada de 1491 prometen respetar los vestidos de los moriscos, desde muy pronto se establecieron medidas para acabar con ellos (permiten mantener sus vestimentas hasta que se les rompan y se prohíbe a los sastres hacer trajes a la morisca…), aunque esto no se lleva a la práctica hasta 1567. Los trajes de los hombres estaban más asimilados a los de los cristianos, pero no los de las moriscas. Andrés Navagero, en 1526 las describe así:
"Todas las mujeres visten a la morisca, que es un traje muy fantástico: llevan la camisa que apenas les cubre el ombligo, y sus zaragüelles, que son unas bragas atacadas de tela pintada, en las que basta que entre un poco de la camisa; las calzas se ponen encima de las bragas (…); en los pies no usan pantuflas, sino escarpines pequeños y ajustados; pónense sobre la camisa un jubón pequeño con las mangas ajustadas, (…) y se cubren con un paño blanco que llega hasta los pies, en el que se envuelven."
Moriscas granadinas en 1572. “Inventaire des dessins exécutés pour Roger de Gaignières” Original en la Biblioteca Nacional de Francia, París. |
La actitud aculturadora percibe vestidos y bailes moriscos como una práctica de tradición musulmana, motivo por el cual se propone su prohibición. El viajero Johannes Lange en 1526 describe de esta manera una zambra en Granada:
"Bailaron a la manera de su país al son de laúdes y tambores por mujeres que trendrían unos cincuenta años y una de aproximadamente cuarenta años acompañó con un cante de voz desagradable y tosca haciendo palmas con alegría."
Por el contrario, uno de los ámbitos en los que el proceso aculturador de los cristianos tuvo menos éxito fue el de la alimentación. Los moriscos basaban su alimentación en verduras, legumbres, frutas y cereales, carnes, especialmente de cordero, carnero, cabrito, así como aves de corral, aceite, que utilizaban para guisar evitando la manteca, etc. Lejos de acabar con las costumbres de los moriscos, fueron éstos los que influyeron en la alimentación cristiana. Así habla la Lozana andaluza en 1528 de sus hábitos:
"…Deprendí hacer fideos, empanadillas, alcuzcuzu con garbanzos, arroz entero, seco, graso, albondiguillas redondas y apretadas con culantro verde, (…) Sabía hacer hojuelas, prestiños, rosquilas de alfajor, tostones de cañamones y de ajonjolí, nuégados, sopaipas, rosquillas de alfajor, hormigos torcidos con aceite, talvinas, zahinas y nabos sin tocino y con comino; col murciana con alcaravea (…) Pues boronía, ¿no había hacer?: ¡Por maravilla! Y cazuela de berenjenas monjíes en perfición, cazuela con su ajico y cominico, y saborcico de vinagre (…) rellenos, cuajarejos de cabritos, pepitoria y cabrito apedreado con limón ceutí. Y cazuelas de pescado cecial con oruga y cazuelas moriscas por maravilla."
En cuanto a su medicina, los moriscos siguieron practicando la andalusí, aunque de forma empírica. Sus procedimientos fueron fundamentalmente empíricos y creenciales, por lo que la magia, hechicería y superstición estuvieron muy presentes en su medicina. Era habitual en sus prácticas, el uso de amuletos, conjuros o frases del Corán. A los moriscos no se les permitió el acceso a las facultades de medicina.
Remedios populares y supersticiosos para diversos males y venenos (siglo XVIII); traducción de textos moriscos por algún arabista de la época |
El urbanismo de la ciudad de Granada y de su Reino también cambia sustancialmente en el siglo XVI con la llegada de un número mayor o menor de cristianos, con nuevas instituciones y con un interés manifiesto por ennoblecer las ciudades, haciendo que su aspecto se modifique: las mezquitas se transforman en iglesias, se crean otras de nueva construcción, se edifican conventos, hospitales, palacios, mercados, etc. Dentro de la arquitectura morisca hay que destacar la vivienda, que sigue fundamentalmente modelos nazaríes. Así describe Navagero las casas de los moriscos en 1526:
"Por todas partes alrededor de Granada, así en las colinas como en las llanuras, hay casas de moriscos, aunque muchas las cubren los árboles, todas juntas formarían otra ciudad no menor que Granada; las más son pequeñas, pero todas tienen agua y rosas, mosquetas y arrayanes, y están muy cultivadas, mostrando que el país era más bello que ahora, cuando estaba en poder de los moros, pues se ven muchas casas arruinadas y jardines abandonados, porque los moriscos disminuyen en vez de aumentar, y ellos son los que cultivan la tierra y los que han sembrado los muchos árboles que hay."
Fotos antiguas de algunas casas moriscas de Granada |
No obstante, no todas las casas fueron tan pequeñas como éstas descritas. En la actualidad, en el barrio del Albaicín de Granada, se conservan más de ochentas casas moriscas que constituyen un importante testimonio arquitectónico e histórico. Algunas han sido restauradas de forma acertada mientras que otras, en precario estado de conservación, corren el riesgo de caer en manos de la especulación inmobiliaria inapropiada que en ocasiones está modificando su tipología original.
Las conversiones masivas realizadas por Cisneros en 1499 acabaron con la revuelta del Albaicín, extendida al resto del Reino. Una vez sofocada la rebelión, en los primeros años del siglo XVI acaba el estatus de mudéjar y se obliga a los musulmanes a convertirse al cristianismo. Los nuevos conversos son llamados “cristianos nuevos de moros” o moriscos, convirtiendo a la sociedad morisca en una “inmensa asociación semisecreta”. Puesto que no puede desarrollar su vida públicamente en plazas y mercados, se vuelve hacia la familia, en la que la mujer ocupa un lugar fundamental y elemento de cohesión, manteniendo en gran parte las tradiciones de sus antepasados, así como su lengua. De acuerdo con el Memorial que el morisco Francisco Núñez Muley envía a la audiencia de Granada para evitar la prohibición del uso de costumbres, hábitos y lengua de los moriscos (1567):
"Deprender la lengua castellana todos lo deseamos, mas no es en manos de gentes. ¿Cuántas personas habrá en las villas y lugares fuera desta ciudad y dentro della, que aun su lengua árabe no la aciertan á hablar sino muy diferente unos de otros, formando acentos tan contrarios, que en solo oir hablar un hombre alpujarreño se conoce de qué taa es? Nacieron y criáronse en lugares pequeños, donde jamás se ha hablado el aljamía ni hay quien la entienda, sino el cura o el beneficiado ó el sacristán, y estos hablan siempre en arábigo. "
Durante la época nazarí, la Alpujarra era una comarca bien definida, dividida en 13 circunscripciones o tahas: Ógiva, Poqueira, Ferreira, Jubiles, Ugíjar, Andarax, Lúchar, Alboloduy, Marchena, las dos tahas de los Céheles (Suhayl y Sahil), Berja y Dalías. La conquista de esta comarca del Reino nazarí es diferente, pues tras las capitulaciones de 1491 la Alpujarra fue entregada a Boabdil como señorío, aunque estaba sometida a la soberanía de los Reyes Católicos. No obstante, este estatus se mantuvo apenas dos años. Las conversiones forzosas de 1501 y con la aplicación de la pragmática de 1567 en el reinado de Felipe II, se les impide seguir manteniendo sus peculiaridades culturales (lengua, vestidos, bailes, etc). Este presión unida a las expropiaciones de sus tierras, a la crisis de la seda -una de las bases de su economía-, etc. dará lugar a la guerra de las Alpujarras.
Proclamación de Don Fernando de Córdoba y Valor como rey de Granada. “Historia de España Ilustrada” por Rafael del Castillo, Barcelona (1871-1880) |
El día de nochebuena de 1568 el morisco Hernando de Córdoba y Válor es proclamado rey en Béznar, tomando el nombre de Aben Humeya. A partir de este momento se producen los primeros hechos bélicos en la Alpujarra. En octubre de 1569 Aben Humeya es asesinado por los suyos en Laujar de Andarax, sucediéndole Aben Abó. Frente a ellos se situó, entre otros, don Juan de Austria, que a partir de abirl de 1670 consigue tratos de rendición, dándose por finalizada en noviembre de ese año la lucha organizada y ordenándose la expulsión de los moriscos del Reino de Granada.
No todos los cristianos fueron partidarios de su expulsión. El marqués de Mondéjar hacía preguntas de este tipo a los que abogaban por ella: "¿Cómo se había de despoblar un reino como aquél, donde se perderían los frutos de la tierra, que tan apropiada era para aquella nación, acostumbrada a vivir entre sierras, y a sustentarse con muy poco, y tan impropia para los cristiano?"
Los moriscos son enviados a los reinos de la Corona de Castilla. Pero fue Felipe III, en 1609, quien dictó su expulsión definitiva, pero hasta ese momento se habló árabe en la Península y buena muestra de ello son las palabras del español de este origen. Entre 1609 y 1614 se realizó la expulsión, primero de los de Valencia, y luego de los de Andalucía, Extremadura, las dos Castillas, Aragón y Cataluña y finalmente los del Valle de Ricote. Se estima que en la segunda mitad del siglo XVI salieron en torno a 80.000 moriscos del Reino. El destino principal de estos moriscos fueron los países del Norte de África más cercanos: Marruecos, Argelia y Túnez, aunque también se constata su presencia en algunos países de Europa Occidental -Francia por ejemplo, pero como destino transitorio de camino a Túnez- y Turquía.
Ya antes, una vez concluida la conquista del Reino Nazarí en 1492, un buen número de musulmanes decidió abandonar la Península Ibérica y desplazarse al norte de África. Fruto de estos movimientos es, por ejemplo, la refundación de la ciudad de Tetuán, destino de numerosos andalusíes y moriscos. Al-Maqqari, polígrafo nacido en Tlemecén (Argelia) contemporáneo a la expulsión morisca, indicó cuáles eran sus destinos principales:
"Salieron millares para Fez y otros millares para Tlemecén, a partir de Orán, y masas de ellos para Túnez (…) Ellos construyeron pueblos y poblaciones en sus territorios deshabitados; lo mismo hicieron en Tetuán, Salé y la Mitidja de Argel (…) Un grupo llegó a Istambul, a Egipto y a la Gran Siria, así como a otras regiones musulmanas. Actualmente, así están los andalusíes."
La expulsión hacia Marruecos y el Norte de África de buena parte de la población que no se convirtió al cristianismo, o que como los judíos se consideraba peligrosa, supuso también un freno en las relaciones entre ambos lados del Estrecho, que sólo sería retomada sobre nuevas bases mucho después. La presencia andalusí aún es visible en el urbanismo y el paisaje de algunas ciudades de Argelia, Túnez o Marruecos, en sus tradiciones gastronómicas, culturales, etc.
Sala de exposiciones de la segunda planta en el Cuarto Real de Santo Domingo |
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