Comares (Málaga)

El origen del nombre de Comares parece que procede
de una especie de hipérbole en árabe respecto a su altitud

Comares o Comarex, en la actual provincia de Málaga, se halla a 35 kms al NE de la capital, y a unos 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar. Según cuenta don Diego Hurtado de Mendoza, apoyado en una leyenda, la construcción de la Torre de Comares, y de ahí su nombre, fue construida por los artesanos de la villa de Comares, una de las más notables del reino de Granada.

Fue una importante fortaleza o Hisn  en época nazarí que Ibn al-Jatib ya describía por la bondad de sus mantenimientos y sus excelentes condiciones estratégicas y de seguridad, punto de parada para los viajeros y el reposo de la abundancia. Sus aguas eran copiosas y puros sus alimentos; era rica en labranza y plantíos, de mucho aceite, almendras e higos, pero principalmente se aventajaba por sus viñedos. Pero el principal inconveniente de este pueblo consistía en el carácter áspero y fiero y grande ignorancia de sus moradores, tanto que allí sólo se encontraban seguros sus pobladores. El fuerte castillo de esta población había servido repetidas veces de refugio a algunos reyes de Granada en tiempos de revueltas, poniendo allí a salvo a sus tesoros y a ellos mismos, y haciendo morir de rabia y despecho a los enemigos que en vano habían venido a sitiarlos. Comarex era almacén abundante de provisiones y lugar de estación en la campaña, donde se aglomeraban los becerros y cabritos, donde el agua era cristalina y el alimento de la mejor calidad. En él florecen vides que causan admiración de los viajeros, así como olivos, almendros e higuerales, y sembrados donde tiene para ellos posibilidad y lugar estable. Pues le falta la planicie y es grande su aspereza, por lo cual tan sólo su gente se halla a gusto en él.

Contamos con dos cartas dirigidas a los gobernadores de Comarex (Málaga) y que proceden del Archivo de Hernando de Zafra, secretario de los Reyes Católicos, documentos que estuvieron a comienzos del siglo XX en poder de Don Juan Hurtado de Amézaga, hijo del Marqués del Riscal. Ambas fueron redactadas en excelente papel, en los que por la acción destructora del tiempo, sólo se distingue el color rojo (señal de prerrogativa y alto rango) que debió tener en algunos puntos.

Escudo de Comares, vinculado a Diego
Fernández de Córdoba, Marqués de Comares
Alcaide de Los Donceles

La primera de las dos cartas fue escrita, como se lee en su texto, el 13 de noviembre de 1427 por el rey Mohammed VIII “el pequeño” (quien ceñiría por segunda vez la corona nazarí el mes de enero de ese mismo año), tratándose de una credencial de alcaide de la fortaleza de Comarex, expedida con los más favorables pronunciamientos a favor del caballero Abulcásim, hijo de Abdalá Elbechí. La vista de este documento hace pensar que la línea que contenía la invocación de Dios y la salutación al Profeta y a sus compañeros fue cortada hace tiempo, probablemente al ser romanceada como indica en la nota castellana puesta al pie del texto árabe y que dice así: “E yo Juan Rodríguez escrivano romanceador de las escripturas aravigas de Granada y su reino por su magestad romançee esta çedula y la corregi en Granada a siete de febrero de mil e quinientos e çinquenta e quatro años”. Las versiones que el escribano Juan Rodríguez hizo de estos documentos, según se lee en las notas puestas al pie del texto árabe no aparecieron entre los papeles conservados por Don Juan Hurtado de Amézaga. No obstante la traducción castellana dice así:

Del emir de los muslimes Abdála Elgáni bilá (el contento con la posesión de Dios), hijo del emir de los muslimes Abulhachach, hijo del emir de los muslimes Abulhachach, hijo del emir de los muslimes Abuabdála, hijo del emir de los muslimes Abulhachach, hijo del emir de los muslimes Abulualid, hijo de Názar, ayude Dios a Su Estado (o Majestad), haga felices sus días y ensalce sus banderas, a los jeques y visires ilustres, altos, excelentes, bravos, voluntarios de la fe y nobles y a los regidores honorables, dignos de consideración y aprecio, de la gente de la fortaleza de Comarex, Dios haga duraderos sus honores y preserve sus moradas; y la salutación sea sobre todos vosotros, y la misericordia de Dios excelso y sus bendiciones. Después de este preámbulo necesario, sea tributada la alabanza a Dios, el digno de ser alabado y elogiado, el único eterno y perdurable en su imperio y en la conmemoración de gracias, poderoso y excelente, por los universales beneficios que concede y señalados favores que dispensa, el que hace de la administración pública causa de la seguridad de las regiones, de la custodia de las vecindades de la ciudad y del buen orden; en todo lo cual se echa de ver la bendición divina que abarca la repetición y el comienzo de los hechos; y la glorificación más perfecta y la salutación más cumplida sean sobre nuestro señor y jefe Mahoma, el que cierra la serie de los enviados y profetas de Dios, el asistido con milagros y vaticinios patentes, el que fue hecho inaccesible a sus enemigos por la araña durante un mes; y la piedad de Dios sea sobre la familia de Mahoma, sobre sus compañeros y auxiliares ilustres y sobre sus confederados, los jefes honrados y firmes en la esencia de Dios, los que lograron la compañía de aquel en este mundo y su vecindad en el paraíso.

Os escribimos desde la Alhambra de Granada, Dios excelso la preserva, pues la acción de Dios es bella y grande y excelsa su virtud. ¡Sea Dios muy alabado y conmemorado por esto! Sois vosotros de los nobles varones, cuyos propósitos agradecemos y cuyos hechos y fines, por lo que hace a la obediencia, nos complacen plenamente. En atención a vuestra generosidad y nobleza respecto de nuestro antecesor, que Dios santifique, os contamos entre los más fieles y adictos, y en justa conformidad con esto, os expresamos nuestra consideración más distinguida, os hacemos objeto especial de nuestro buen gobierno y os declaramos nuestra mayor satisfacción por la felicidad que nos guardáis. Al presente limítase nuestro gobierno a lo que nos previene para conferir el cargo de alcaide para vosotros en la forma acostumbrada, a fin de que con él seáis felices, si Dios quiere, y obtengáis la prosperidad; y hemos nombrado alcaide de vuestro lugar al alcaide excelente, honrado, alto, ilustre, bravo, voluntario de la fe, noble, esclarecido, estimado, perfecto, apreciado, bondadoso y afable Abulcásim, hijo del jeque ilustre, poderoso, alto, noble, bravo, voluntario de la fe, amable, excelente, cumplido, afable piadoso y digno de la misericordia divina, Abdalá Mohamed Elbechi, Dios haga duradero su honor y continuada su dignidad; pues es entre los alcaides reconocido por su probidad y famosa su conducta en las resoluciones, tomadas confirme exigen la bondad y la justicia; se halla adornado con las virtudes de los bravos, cuyas acciones satisfacen y cuyas disposiciones en las empresas guerreras son dignas de alabanza, y goza de nuestra preferencia entre sus iguales ilustres y de nuestra consideración entre los varones de notoria capacidad y suficiencia.

Cuando se presente a vosotros con este nuestro escrito honrado, guardadle la consideración y rendidle los honores que le son debidos y necesarios, y sed con él como una sola mano o como una tropa cuyos individuos se prestan mutuo auxilio. Dios os haga dichosos con su gobierno y os ponga bajo la égida de su dirección, y la salutación sea sobre todos vosotros, y la misericordia y bendiciones de Dios, que alto. Escrito en el día 23 del mes de Dios Elmoharrem del año 831 (13 de Noviembre de 1427 de J. C.).

Es válido esto.

La segunda carta, que hoy clasificaríamos como un parte militar por su asunto, es debida a un llamado Abunázar que sería un príncipe de la dinastía nazarí, pero no un rey, por los calificativos que acompañan a su nombre, pues no se dice “emir de los muslimes”, título que en los documentos de esta índole va unido siempre y exclusivamente a los nombres de los monarcas del reino nazarí. Está fechada el 29 de mayo de 1428, año en el que el rey nazarí Mohammed VIII (autor de la primera misiva) había sido sustituido en el trono por un pariente suyo, primo o tío, del mismo nombre Mohammed, y que por una dobla de la dinastía nazarí de granada descubierta en 1910 se deduce que fue hijo suyo. La traducción al castellano del documento dice lo siguiente:

En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Dios salve a nuestro señor Mahoma y a su familia y compañeros, y les de la salutación más cumplida.

Se notifica al alcaide, al jeque de la guardia africana y a los jeques que se hallan en la fortaleza de Comarex, ilustres, nobles, voluntarios de la fe, defensores de la frontera, piadosos, Dios haga durable su honor y continuada su dignidad, que Su Estado alto os saluda y hace saber que, según comunicación llegada a la Puerta ilustre el mismo día en que esto se escribe, los cristianos, que Dios aniquile, se proponen correr en algarada por esas partes, Dios las preserve y haga fracasar el intento de los enemigos del Islam.

En consecuencia, os ordenamos, sea Dios en vuestra ayuda, que tan pronto como llegue a vosotros esta carta, toméis la más enérgica resolución en la defensa de vuestra tierra, en arrancar vuestras siembras y guardaros de las emboscadas del enemigo, ¡quiera Dios frustrar su esfuerzo! Y no descuidéis la ejecución de cosa alguna necesaria a ese efecto, ni aflojéis un punto en la firmeza para mantenerse en vigilancia. Dios, que es excelso, sea en vuestra ayuda y defensa y El, que es alabado, haga durable vuestro honor y dignidad. La salutación y misericordia de Dios y sus bendiciones sean sobre vosotros. Escrita en 13 del honrado Xaban del año 831 (29 de mayo de 1428 de J.C.)

De parte del príncipe alto, asistido por Dios, el honrado, el feliz, el regio, el esforzado, el satisfecho con la posesión de Dios Abunázar, Dios, que es excelso, haga perdurable su alta dignidad y preste auxilio a su bandera.

Es válido esto.


Vista aérea de la población de Comares



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