Artillería cristiana en la conquista de Granada

La Guerra de Granada poco tiene que ver con las batallas a campo abierto medievales, nace la guerra moderna. El ejército cristiano recoge la tradición anterior castellana, superándola al contar con nuevas armas y elementos inexistentes en tiempos pasados y concibiendo nuevas fórmulas militares de estrategia.

Bajo el reinado de los Reyes Católicos se esboza el primer ejército permanente en el Estado español, un primer diseño organizativo de tropas y contingentes militares reunidos durante la Guerra de Sucesión del trono castellano y particularmente en la conquista del Reino nazarí de Granada, sentando las bases de un nuevo período armamentístico que alcanzaría su máxima expresión con la artillería imperial del siglo XVI.

Variados oficios rodeaban
la primitiva artillería,
junto a esta media lombarda
con munición de hierro

Entre dichos contingentes, tanto Castilla como Aragón contaban con una artillería independiente que se fusionaron con el matrimonio de ambas Coronas. Los orígenes de dicha artillería medieval está asociada al uso de la pólvora y su aplicación en las armas de fuego que tendrán su máxima expresión y desarrollo en el Renacimiento.


Bocas de fuego como ésta en el Alcázar de Segovia, que junto a otras
situadas en la torre del homenaje son el claro antecedente de las
colecciones de la Real Armería y que contribuyeron al derecho
dinástico de Isabel I al trono de Castilla
Esta pieza artillera de tiro parabólico quizá corresponda con la denominada
"Cuartadao" en el siglo XV, antepasado del mortero de épocas posteriores,
diseñado para el disparo de un proyectil que traza un vuelo parabólico y cae
sobre el objetivo casi de forma vertical, con un gran bolaño de piedra
caliza o "pelota" como munición o bien un cesto de piedra que actuaba
como metralla
En el interior del tubo o "ánima" se aprecian multiples duelas de hierro
longitudinales que, a la manera de las tablas de un barril, forman la pieza,
manteniéndose unidas por medio de argollas anulares

La artillería castellana o trastámara heredada por Isabel I de Castilla pertenecía anteriormente a Juan II y a Enrique IV, aunque aún no puede hablarse propiamete de la existencia de una artillería real, aunque contaba con contingentes artilleros, con trenes de artillería formados por las bocas de fuego, y ganado para el arrastre como sucedía con la artillería fernandina o aragonesa. Sin embargo esta última destacaba por las excelentes piezas, de superior calidad de materiales, organización y experiencia adquirida en las campañas expansionistas del reino de Aragón, contando ya en 1410 con ribadoquines y cerbatanas en 1410.

Ribadoquín (1501 - 1515) de la Colección de la Casa Ducal del Infantado
(el servidor y la montura son añadidos modernos) era una pieza de
artillería de gran longitud y pequeño calibre, de igual estructura
que las bombardas o lombardas, que desde el siglo XI se añaden
ruedas para facilitar su transporte y mejorar su posicionamiento de disparo


La artillería era más utilizada en el asedio que en la campaña en una primera etapa, siendo su presencia un signo de poder y de disuasión. Su papel en la Guerra de Granada, situando la artillería al final de las operaciones militares cerca de los parapetos: entre 1483 y 1489, se contabilizaron quince asedios con artillería.

1. Falconete
2. Ribadoquín
3. Espingarda
4. Bombarda o Lombarda
5. Pasavolante

Ambos monarcas se rodearon de leales administradores para su gobierno, así como con hombres con experiencia bélica, como Francisco Ramírez de Madrid que se fue distinguido como secretario real en 1476; en el conflicto dinástico, con la organización del apoyo logístico en la frontera con Portugal, fue recompensado con el nombramiento general de la artillería, participando como capitán general de artillería desde 1482, recibiendo el sobrenombre de "el artillero", en la conquista de Granada. Su base estaba en Écija, almacenando la artillería en una casa de su propiedad.

Cenotafio de Don Francisco Ramírez
"El Artillero" por Hernán Pérez de Albiz en
alabastro (Hacia 1530, Museo de San Isidro)

El mes de abril de 1482 puede considerarse la fecha en que da comienzo el desarrollo del Arma de Artillería en España, refrendando Ramírez de Madrid la contratación de 65 hombres con diferentes oficios y especialidades: lombarderos, tiradores de ribadoquín, artilleros, salitreros, polvoristas, picapedreros, herreros, carreteros y carpinteros.

En el sitio de Málaga, Ramírez de Madrid, protagonizó una acción decisiva al tomar el puente de Santo Domingo, permitiendo el acercamiento a las murallas de las baterías de calibras ligeros para batirlas. 

El castillo de Salobreña fue defendido por Francisco Ramírez de Madrid


Otra famosa acción de "el artillero" ocurrió al defender el castillo de Salobreña durante quince días mientras que Boabdil le sitiaba. Le salvó la llegada del rey Fernando quien, en reconocimiento, le nombró alcaide de Salobreña en 1490.

Francisco Ramírez Madrid enviudó en 1484, y por deseo de la Reina, volvió a casarse con Beatriz Galindo "La Latina" en 1491, y por sus intervenciones en la Guerra de Granada incrementó su patrimonio y fundaron varios recintos como el desaparecido hospital de la Latina en la plaza de la Cebada en Madrid y los monasterios de la Concepción Franciscana y Jerónima.

Los Reyes Católicos contarían con expertos artilleros que aparecen en la documentación como "bombarderos" y que siempre acompañaban a los contingentes militares. Para el autoabastecimiento de armas de fuego se creó la Fundición de Artillería de Medina del Campo, a la que siguieron otras como en Baza, Burgos o Málaga, trasladando a Castilla y Aragón fundidores alemanes y franceses para lograr bocas de fuego de menor calibre y más ligeras y de una sóla pieza.

Durante la Guerra de Granada, el objetivo artillero estaba en obtener piezas más resistentes, pasando de la antigua forja a la fundición, y a alear cobre y estaño en proporciones variables o "fuslera". Las duelas eran batidas en la fragua y después unidas con una capa de anchos aros del mismo material.

La munición se cargaba por la boca, contando con una recamara para acoger la pólvora, mientras que a la altura de la boca descansaba un cepo formado por dos barrotes verticales con travesaño horizontal, que servía para graduar la puntería, subiéndolo y bajándolo. 

En resúmen, la artillería supuso un gran cambio en la forma de hacer la guerra, con especial relevancia en los conflictos de Fernando e Isabel para acceder a la Corona de Castilla y la conquista de Granada para la unificación territorial ya en los comienzos de la Edad Moderna.

Para saber más sobre el papel de la artillería en la Guerra de Granada recomiendo leer la novela "El Mercenario de Granada" de Juan Eslava Galán.

A finales del siglo XV la retrocarga en la artillería cae en desuso como
como en este falcón de campo

Esquema del falcón de campo del siglo XIV

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