Nigüelas (Niwalas)





Esta construcción nazarí del siglo XIV
 escondida entre callejuelas es el
edificio más antiguo de Nigüelas, 
conocida como “La Torrecilla” o “La Atalaya”,
 aunque perdió su silueta por la
construcción de los dos edificios
 anexos, quedando sólo la fachada
noroeste  visible al exterior 


Nigüelas se encuentra situado en el Valle de Lecrín, a 32 km de la ciudad de Granada, conocida en época nazarí como una alquería agrícola de nombre Niwalas

Los historiadores no se ponen de acuerdo
en si esta construcción nazarí fue una torre
que sirviera para avisar en caso de ataque
o como refugio, o un alminar de una mezquita; 
se puede visitar con cita previa, los sábados
y domingos de 11.00 a 13.00 llamando a
los tel. 634081856 o 634081746



La torrecilla de Nigüelas está construida en
mampostería de piedras de mediano tamaño 
formando hiladas, y dividida mediante las
llamadas “vergaduras”, es decir, filas
horizontales de ladrillos cuya finalidad 
es la de dar consistencia al muro

La zona donde se encuentra “La Torrecilla” o “La Atalaya” (apoyada en lo que parece ser una plataforma de nivelación construida con hormigón de cal y piedras de y de 1,40 metros de altura) fue en época nazarí el centro neurálgico del pueblo confluyendo aquí elementos tan importantes como el aljibe, los hornos, la mezquita, y en la zona colindante a la iglesia de San Juan Bautista, el macáber o antiguo cementerio hispanomusulmán. 

La fachada de la iglesia de Nigüelas es de
ladrillo y mampostería con sillarejos en las
esquinas y la cornisa de piedra caliza de Cónchar,
estando el tejado cubierto por tejas vidriadas
y demás cerámicas que fueron compradas a 
María de Robles, una de las pocas mujeres 
alfareras en la Granada del siglo XVI

El interior de la iglesia de San Juan Bautista 
de Nigüelas está cubierto por una armadura 
mudéjar de pino de Albuñuelas 

La nave central de la iglesia está separada del
capilla mayor por un gran arco toral, con un
retablo barroco de finales del siglo XVIII

Curiosamente, la iglesia de Nigüelas, de estilo mudéjar, no fue construida sobre la antigua mezquita, algo muy recurrente en aquella época, sino sobre un solar adjunto al macáber. Recién terminada su construcción en 1570, fue parcialmente quemada durante la segun rebelión de los moriscos, según el “Libro de Apeos de Nigüelas”:

“el cuerpo de la iglesia de Nigüelas de ella está sano aunque quemado la sacristía e torre e puertas quemaron los moros, ay su campana, el Sr Juez e yo el dicho escribano lo vimos por biesta de ojo, e doy fe de ello”


Este partidor del siglo XVI está coronado
por una cruz latina de piedra caliza que
dado su origen andalusí tal vez se debe
a que era habitual en la reconquista 
que las construcciones islámicas de
carácter práctico no se destruyeran
sino que se cristianizaran con símbolos 
religiosos

Pasear por Nigüelas es oír el murmullo del agua debido a la acequia de Nigüelas-Dúrcal, que toma sus aguas de una presa del río Torrente, situada a 980 metros de altura. El primer tramo de la acequia es más abrupto hasta llegar al partidor de Nigüelas, situado en la parte alta del pueblo, para dividir la acequia en dos ramales importantes: el que riega las tierras de Dúrcal y el que llega a los pagos de Nigüelas. A partir de ahí atraviesa el pueblo suavemente, aprovechando la leve inclinación del terreno y subdiviéndose a su vez hacia distintas zonas de riego. Los partidores son estructuras de piedra cuya función es dividir el caudal de la acequia para distribuir el agua a los diferentes términos municipales para su uso agrario.

El Paseo de la Pavilla es un recorrido junto a la
acequia que recoge el agua del río Torrente;
alguno de sus tramos aún conservan en pie
trazados de época nazarí 

En el primer tramo del sendero de La Pavilla
se pueden ver la cuevas que fueron horadadas 
en la montaña, antiguas viviendas hoy en
desuso prácticamente 

En los siglos XIV y XV se construyeron dos aljibes que recogían el agua de la acequia y la almacenaban para sus uso doméstico; el aljibe era la solución para retener parte del agua de la acequia, pero cayeron en desuso a partir de 1960, cuando se introdujeron las modernas canalizaciones. En las acequias, el agua fluye de manera constante y no puede volver atrás. La solución aportada por los hispanomusulmanes para los sistemas de canalización mediante acequias es el aljibe. El termino aljibe (“algibe”) proviene del árabe hispanomusulman algúbb y éste del árabe clásico gubb que significa pozo, cisterna o fosa.



Además de servir como reserva de agua en época de sequía, los aljibes tenían un sistema de decantación que permitía el posado de los sedimentos calizos en el suelo del cubo, dejando el agua clara y limpia de impurezas. No menos importante era la función social que se generaba alrededor de los aljibes, siendo puntos de encuentro de las mujeres aprovechando el rellenado de cubos y cántaros, como en el aljibe de la plaza que aparece en el vídeo o en el aljibe de abajo.

El modelo tradicional de aljibe andalusí es un recipiente
total o parcialmente subterráneo y cubierto por una
bóveda de cañón ligeramente apuntada, construido 
con ladrillos unidos por argamasa

Las paredes internas de los aljibes se
recubrían con una mezcla de cal, arena,
óxido de hierro, arcilla roja y resina
de lentisco, que le daba al vaso cierta
impermeabilidad y -lo más importante-
impedía la putrefacción del agua

Este aljibe, debido a sus pequeñas dimensiones 
y a su poca profundidad, carecía de escalera de
acceso a su parte baja, siendo la pequeña ventana,
ahora enrejada, el único acceso al agua, para lo
que los nigüeleños se valían de un cubo metálico 
o cerámico unido a una cuerda intentando
dejarlo caer con cuidado para no enturbiar 
el agua del interior

Dentro de la cultura del agua en este municipio, parte importante de la población vivió durante siglos del cultivo del cereal y de los molinos, en su mayoría harineros (aunque también contaba con algunos de aceite) que funcionaban con el “sistema cubo” aprovechando las acequias que corrían a su paso. En el pasado Nigüelas contó con una amplia red de molinos distribuidos por el pueblo y en la rivera del río Torrente que actualmente forman parte de casas particulares.

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