Pieza del mes en el Museo de la Alhambra: el gran ataifor del árbol

La pieza de este mes de febrero está
presentada por Anissa Foulkalne, estudiante
holandesa de origen marroquí que se encuentra
 en Granada participando en un
Máster de Historia del Arte y colaborando
con el Museo de La Alhambra


Para introducirnos en el contexto histórico de la pieza, Anissa Foulkalne nos ha contado un relato inspirado en la descripción de Ibn al-Jatib sobre la fiesta que Mohammed V dió en el Patio de los Leones. No obstante, llegó a la segunda mitad del XX en fragmentos, pero se logró recomponer entre 1968 y 1980 por la restauradora Natividad Gómez-Moreno Bolívar, hija de Gómez Moreno. 

El ataifor del árbol fue fabricado en el siglo XIV y
fue descubierto fragmentado en más de 40 piezas
durante unas excavaciones arqueológicas
realizadas en La Alhambra en 1940.

Exceptuando los grandes jarrones,
la gran zafa R.E. 425 es  la pieza
cerámica decorada en azul y dorado
que se conserva en el Museo de La
Alhambra de mayor envergadura

Los bordes llevan un labio como
para recibir una tapadera, que pudo
no ser cerámica ya que por ahora, no
se han hallado tapaderas tan grandes

Aunque se ha señalado un posible uso como
pila de abluciones en un oratorio privado en
un palacio de la Alhambra, lo más probable es
que se usara para guardar alimentos, muy
posiblemente el pan, resguardados por una
cubierta de otro material menos pesado que la
cerámica, tal vez de cestería decorada y
forrada, por ser menos pesada y
para facilitar su uso

Un ataifor es un recipiente abierto, profundo y curvo; el ataifor al que hacemos mención tiene una altura de 45 centímetros y un diámetro de 90 centímetros, lo que lo convierte en una pesada pieza de barro que para su transporte serían necesarias al menos dos personas, más aún si su interior se llena con alimentos o líquidos. Su complejidad de uso aumenta por la desproporcionadamente pequeña base con la que cuenta para su apoyo, por lo que se colocaría en alguna esquina o soporte para evitar su vuelco. Además cuenta con un labio en el borde que hace pensar que contaría con algún tipo de tapadera para conservar los alimentos.

La tapadera sería similar a esta, fabricada en cestería,
un material menos pesado que una tapa de cerámica
para un objeto de un gran tamaño que lo quebraría

Tanto el interior como el exterior de la pieza está decorada con motivos vegetales, un gran árbol en azul de cobalto sobre fondo blanco, cuyas abundantes ramas se incurvan cubriendo todo el campo, en una compleja y armónica distribución que se complementa con las hojas y flores con que terminan las ramificaciones: trifolios, quinquefolios y septifolios. Falta la decoración en dorado que enriquecería aún más su aspecto.

El exterior está adornado espaciadamente
con grandes piñas, interpretadas
como árboles de la vida

Destaca por su forma  troncocónica, con un
solero demasiado pequeño para las proporciones
de la vasija, lo que debió dificultar su estabilidad
y yampoco debió ser fácil mantener sus paredes
curvas en regularidad en el momento de su ejecución
como manifiestan las huellas en blando de un
cinchado de cuerda para evitar deformaciones
hasta la cochura


El orígen de la cerámica azul y dorada se encuentra en Persia, concretamente en la ciudad de Kashan que fue destruida por los mongoles y cuyos artesanos llegaría a Al-Ándalus, aunque otra teoría indica que llegó a la Península Ibérica por influencia también persa, pero transmitiéndose a través del Norte de África.

Este plato es una reproducción inspirada
en el ataifor del árbol, perteneciente
a una colección lanzada en la década
de 1990 por la Caja General de Granada

Este detalle del borde del plato
representa la decoración
exterior del gran ataifor del árbol

La técnica de la decoración en azul y dorado cuenta con varios ejemplos en los que se representan imágenes vegetales, figurativas, epigráficas, etc. pudiendo distinguirse seis grupos de diferentes escuelas. El ataifor del árbol pertenece a la escuela conocida como "libre vegetal". Se desconoce su procedencia de fabricación, pero la decoración vegetal que representa es similar a la de las albanegas de los arcos de la Sala de la Barca del Palacio de Comarex.

La técnica decorativa es de gran complejidad ya que cada color necesita una temperatura de cocción diferente.

Esta pieza es fruto de las diestras manos de un alfarero nazarí capaz de solventar con éxito el reto de modelar tan altas y voladas paredes, aunque se discute si fue fabricado en un gran torno, obra difícil de realizar hoy en día.

El artesano debía elegir la arcilla dependiendo  del uso que fuera a tener la pieza. El uso de este gran ataifor también es discutidos, resumida en dos hipótesis:
  • conservar alimentos en un lugar seco (por ejemplo pan)
  • utilizado como pila de abluciones religiosas que se pudiera transportar conteniendo agua (por ejemplo localizándolo en pequeños oratorios como el de la Sala de la Barca)
Esta pieza es excepcional por su estado de conservación, su bella decoración y por la duda que envuelve sobre su uso.

Recomiendo asistir cualquier sábado de este mes a la explicación de esta pieza.

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