Bodas nazaríes


Las leyes nazaríes en aspecto de matrimonio, eran muy similares a las de cualquier país musulmán de su entorno. La mujer estaba sometida al hombre por voluntad divina y se permitía la poligamia (pudiendo casarse el marido hasta con cuatro mujeres si su condición económica lo permitía), pero no la poliandria, aunque el marido estaba obligado a mantener a su esposa y no podía tocar nada de la dote de su mujer e inclusive la esposa podía pedir que su marido le ofreciera una segunda vivienda si éste se casaba por segunda vez.

El novio aportaba económicamente para la autonomía de la mujer en caso de que el marido faltase, mientras que la novia aportaba el ajuar. En los acuerdos matrimoniales entre las familias pudientes nazaríes se comenzaba negociando la dote o nafaqa que recibiría la novia: esclavos, tierras, vestidos, joyas, perfumes. Estas donaciones se conocían como hadiyya o regalo. Estos pagos solían realizarse en dos partes, una adelantada a la boda (al-naqd) y la restante (al-kali al-baqi). Tras haberse fijado las condiciones económicas se cerraba este contrato, especificando que se había realizado según la palabra de Dios y la Sunna del profeta Mahona, deseando a los contrayentes buena suerte (al-sa'd), éxito (tawfiq) y abundantes favores en esta y en la otra vida. La fecha para la celebración de la boda era consultada al astrólogo (munayyím), para elegir la más propicia para atraer la suerte a los novios.


Este collar p al-haiathe de oro pertenece
al Tesoro de Mondújar y pudo formar
parte de un importante ajuar de joyas
para una novia perteneciente a una
importante familia nazarí

Las joyas formaban una parte importante del ajuar de las novias, por lo que también encontramos numerosas referencias y descripciones de alhajas en las cartas de dote moriscas, en las que se especifica las piezas que la novia aportaba al matrimonio y en las que se puede ver la variedad y riqueza de los adornos de joyería usados en aquel momento.

El día de una boda o nikah se fijaba por el munayyin o astrólogo, sin dejar al azar la fecha para la celebración, ya que creían que los astros podían ser los responsables de la desgracia en un enlace matrimonial. 

La preparación de la novia requería al menos una semana, que se celebraba entre todas las mujeres, solteras y casadas de la familia, gastándose bromas, bailando en la privacidad de la casa (en la zona reservada sólo para las mujeres), despojándose del jimar o incluso realizando alguna indecencia, como corretear en paños menores por la casa.

Para la preparación de la novia antes de la boda, las mujeres pasaban por el hammam. En la sala templada, mientras su cuerpo se acostumbraba al calor, cada una portaba una vela encendida y extendían el aroma de un incensario por todos los rincones pues una arraigada creencia islámica dice que los genios malignos, los yenun, habitan donde hay agua abundante, y que en los hammam hay demonios que se apoderan de quienes vienen a molestarles. Algunas muchachas gritaban con voces agudísimas mientras realizaban extraños movimientos con los cirios en sus manos. Acabadas las invocaciones las muchachas se dirigían a la puerta que comunicaba con la sala contigua donde sentirían el golpe de calor húmedo en un ambiente acogedor cargado de notas de agradables aromas. 

El cuerpo de la novia se bañaba en un ritual realizado en una cuba de duelas de madera, masajeando su cuerpo con aceites y enjabonándose cuidadosamente su cabellera para conseguir un pelo suelto y sedoso, se perfumaba con almizcle (que se consideraba el perfume de los esponsales) además de hacerse la manicura en pies y manos y embadurnando con un mejunje acaramelado para la depilación corporal.

Se le tatuaba con alheña para espantar la mala suerte y desear fertilidad, y mientras que la tela lo permitiera, el vestido de novia se heredaba de generación en generación entre las familias humildes, mientras que en las ricas, el vestido era de nueva creación. En el reino nazarí de Granada, a diferencia de las novias en otras tierras musulmanas, tradicionalmente se vestía a las novias con una alcandora (camisa) y zaragüelles blancos, mientras que el novio sin embargo vestía un albornoz negro, elegante y sencillo.

La novia era llevada, sentada sobre los brazos unidos de dos familiares para que sus pies no tocasen el suelo, hasta la casa de su futuro esposo. Por la calle, las mujeres voceaban algazaras y albórbolas de alegría en la puerta de la vivienda donde la novia debía entrar con el pie derecho según la tradición. Entonces la novia aguardaba en una habitación, junto con el resto de las mujeres, cubierta con una sábana blanca, recibir los parabienes de los invitados y celebrar su boda, mientras que el novio atendía a los invitados varones.

Se celebraba una ceremonia en la mezquita en la que el imán o sacerdote leía unos pasajes del Corán para transmitir paz, sosiego y fidelidad a los contrayentes. Los novios firmarían después un certificado matrimonial y comenzaría la esperada celebración. Todos los presentes voceaban algaradas y albórbolas de alegría mientras duraban los esponsales, que dependiendo de la categoría de los contrayentes, las costumbres islámicas y la tradición granadina, podría durar entre cuatro y siete días.

Contrato de esponsales 
("Documentos arábigo - granadinos", traducidos por Luis Seco de Lucena) 

En el nombre de Dios clemente y misericordioso.

Dios bendiga y salve a nuestro señor Mahoma, a su familia y a sus compañeros. Loado sea Dios, el cual ampara y salva a sus siervos, los cuales son los elegidos.

Este es un feliz y bendito contrato de esponsales pactado, con la gracia y el concurso de Dios, por manifiesta vía y procedimiento legal, entre el excelso visir, el muy afortunado, notable, generoso y creyente... y la virgen feliz..., hija del notabilísimo jeque... ya difunto, mediante un azadaque (dote) compuesto por seis dinares de oro al cambio corriente, un campuz (toca), un almaizar (banda de tela) murciano de seda de cinco rayas, un foxtul (velo), grande de lino, un almaizar baezí de seda y un atabaque con perfumes y adornos, todo lo cual recibe para la novia su hermano..., el cual se hace cargo de ello y libra cumplida carta de liberación de pago al esposo...

La madre del cónyuge varón, la casta..., instituye en "nihla" (bienes del esposo) la casa situada en la alquería de Pulianas, fuera de la capital, cuya celebridad la exime de la descripción de deslindes y además la parte que le corresponde de la herencia de su hermano... compuesta por un predio situado en Caparacena del Campo, con diecisiete marjales de extensión... una parcela de viña en Pulianas, cerca de la alquería de Jun y una viña en Los Majuelos.

Comparece..., hermana del novio, la cual le hace entrega de la parte que le corresponde en la propiedad situada en la Alcazaba Qadima o Qasba al-Qadima, dentro de la capital, cuyas lindes no es necesario citar por ser muy conocida.

En los términos expresados se concluye este contrato, mediante el cual se completan y perfeccionan el propósito y la intención (de las partes) y en virtud del dicho divino... la desposa de acuerdo con la recomendación del Profeta de que se ha de tratar amablemente a la esposa mientras se la conserve al lado, o se la ha de despedir bondadosamente cuando se prescinda de su compañía, teniendo el esposo, por su parte, derecho a recibir de ella semejante trato, además del privilegio que le corresponde sobre la esposa...

En consecuencia, mediante el consentimiento y complacencia de la novia, se la da en matrimonio su hermano..., de acuerdo con la facultad que Dios le concedió y en atención a que ella es virgen, púber... y está exenta de toda clase de impedimentos que pudieran estorbar la celebración de estos esponsales.

Previo el requerimiento de testimonio procedente y a que tiene derecho la novia... los testigos instrumentales lo emiten invocable contra las partes a las que conocen y saben que gozan de capacidad física y legal bastante.


(Fechas y firmas rubricadas)

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