Tapial

El molde, que da nombre al sistema constructivo,
se compone de varias partes y poseía unas dimensiones fijas
que definían el tamaño de cada pieza.

La técnica del tapial consiste en compactar tierra humedecida dentro de un molde mediante el uso de un pisón. La cimentación del tapial se hacía de sillería para evitar la subida del agua por capilaridad. Sobre ella se montaban cajones con tableros de madera resinosa separados unos centímetros para que escurriera el agua de la masa. 

Al tratarse de una construcción por piezas, hay que seguir las leyes de la traba; los cajones se sostenían sobre "agujas" transversales que les servían de base además de soportar el andamio. Según se iba fraguando la mezcla se separaban los tableros y se reutilizaban por la otra cara. Las agujas se quedaban incorporadas al muro aserrándoseles su cabeza y eran el único elemento perdido en cada uso del encofrado.

Los múltiples agujeros del muro son las huellas
de las "agujas" que se montaban para construir
los muros de tapial

Los muros de tapia, una vez secos y consolidados se solían revestir con un enlucido realizado con mortero rico en cal, que además de protegerlos de la lluvia, regularizaba su aspecto. Habitualmente eran decorados imitando sillares y era común el empleo del tapial calicastrado formado por tongadas de tierra con pellas de mortero rico en cal en los cantos.

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