Biografías: Ibn Battuta


Dibujo del artista Leon Benett de
Ibn Battuta en Egipto, donde viajó
en tres ocasiones (1325, 1332 y 1349),
del libro Les grands voyages et
les grands voyageurs (Paris, 1878)

Bab l-Marsa da acceso a la Medina de Tánger,
Ciudad natal de Ibn Battuta,
el 24 de febrero de 1304

Ibn Battuta nació y creció en Tánger. Tras diez años afincado en Fez, Ibn Battuta emprendió en 1359 los que habrían de ser los últimos viajes de su vida. Sus periplos habían comenzado con un peregrinaje a La Meca en 1326, para cubrir más tarde Persia, África Oriental, Siria, Anatolia, el sur de Rusia, Afganistán, Pakistán, India, SriLanka, las Maldivias, Sumatra, China, el Golfo Pérsico y Cerdeña. Ahora tenía intención de encaminarse hacia lo que quedaba de al-Andalus y más tarde, a su vuelta a Marruecos, dirigirse hacia el sur a través del desierto hasta la legendaria Tombuctú.

"Sus alrededores no tienen igual entre las
comarcas de la tierra toda" Ibn Battuta

Un joven escritor y erudito a quien iba a conocer en la Granada nazarí, Ibn Yuzayy, documentaría más tarde todos los periplos de Ibn Battuta en una inmensa crónica. Llegó a Tarifa poco después del asedio de Alfonso XI, visitó a un familiar en Ronda, bordeó la costa malagueña y llegó a Granada en su período de mayor estabilidad política, cuando las ciencias y las artes de al-Ándalus experimentaron un florecimiento final bajo el reinado de Yusuf I y Mohammed V. A pesar de que nunca consiguió una audiencia con el rey nazarí de Granada, Ibn Battuta recibió muchas monedas de oro de la madre del monarca y fue recibido en las casas de muchos personajes importantes, entre ellos el eminente jurista Abu'1-Kasim ibn'Asim, cuyo jardín fue el escenario de los momentos más memorable y significativos de la estancia en Granada del viajero marroquí. Allí, Ibn Battuta, entretuvo a sus brillantes interlocutores con el relato de sus grandes hazañas, dejó una profunda impresión en el joven Ibn Yuzayy, de veintiocho años, que entonces ocupaba un puesto de secretario en el gobierno nazari. Los dos hombres se iban a encontrar de nuevo en Fez, donde Ibn Yuzayy, con ayuda de su imaginación y su habilidad de escritor, daría forma literaria a los viajes de Ibn Battuta.

Ciertamente limitó sus viajes a las tierras dominadas por su propia religión y aunque le encantaba recalcar el hecho de haber sido invitado por príncipes y reyes durante la mayor parte de su vida de viajero tuvo que compartir la misma suerte que la inmensa mayoría de sus compañeros musulmanes de viaje que como él cumplían con la hajj a la Meca y Medina, alojándose en albergues para los pobres y dependiendo en alto grado de la caridad y hospitalidad de aquéllos a quienes iba conociendo por el camino. Sólo visitó el Reino de Granada y a Tombuctú cuando de algún modo contó con el apoyo del soberano meriní Abut-Hasan'Ali, buscando alianzas para extender sus territorios.

Después de acabar sus estudios de derecho a la edad de 21 años en Tánger, Ibn Battuta tuvo poco contacto más con su ciudad nativa. Al volver de sus últimos viajes a España y Tombuctú, se estableció en la corte del sultán de Fez, ciudad donde se tienen las últimas noticias de él dictando sus memorias de viajes al erudito que había conocido en Granada, Ibn Yuzayy, las Memorias de Viajes (rihla) de Ibn Battuta, un espléndido reflejo del siglo XIV. 

Al parecer murió en su ciudad de nacimiento (aunque no hay pruebas de ello). Existe en la ciudad una tumba dedicada a él que con casi toda seguridad es falsa, en la kasbah de Tánger.

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