Los Jarrones de la Alhambra

"Jarrón árabe de la Alhambra
y otros restos arqueológicos"
Atribuido a Gustave de
Beaucorps, cerca de
1858 (reproducción
en papel albúmina)


Corría el año 2007 y lo que en un principio parecía imposible de lograr se hizo realidad; por primera vez en la historia se pudieron reunir en una única exposición, en la cripta del Palacio de Carlos V, algunas de las piezas más importantes del legado de cerámica nazarí de la Alhambra: los famosos jarrones.


Vaso Fortuny
(actualmente en el Hermitage)



Entre los objetos con que los reyes nazaríes adornaban sus palacios destacaron estos jarrones, algunos de los cuales partieron como regalo a personalidades de la época como símbolo de su refinada concepción estética, mientras que otros fueron objeto de expolio hasta bien entrado el siglo XX debido al gran atractivo que tuvieron para el coleccionismo moderno.


Detalle del asa del Jarrón de las Gacelas


Reproducción del Jarrón de las Gacelas, expuesto en
La Alhambra durante la celebración del "Milenio de
Granada" en el año 2013 cedido por el artista,
Miguel Jimenez Ruiz

Detalle del cuello agallonado del Jarrón de las Gacelas
Jarrón de las Gacelas - Palacio de La Alhambra, 1762
Dibujo preparatorio para la serie “Antigüedades Árabes”
en un papel pegado, a tinta, y aguadas de colores sobre
papel, por Diego Sánchez Sarabia (Granada, 1704 - Fondón,
Granada 1762): “in circulo maiori / Perpetuitas comes felici-
/ tas. / Perpetuidad e igual / felicidad. / Non est Deus nisi Deus.
/ que quidem verba in meiori / in utroque circulo minori eadem
/ repetitas legas. / Solo Dios es Dios”


Los talleres de cerámica del Reino nazarí de Granada eran famosos mucho más allá de la Península por su artesanía artística, confeccionando otros objetos cotidianos como candiles y juguetes de barro, pero sobretodo destacan estos jarrones de grandes dimensiones, codiciados regalos para otras casas reales.


La loza dorada nazarí tuvo Málaga como principal centro de producción. Una parte importante era destinada a la exportación, siendo muy apreciada en el mundo occidental, donde era conocida como opera de Malica.

En el Museo de la Ciudad de Murcia se conserva un
cuello de tinaja tipo "Jarrón de la Alhambra"
de cerámica vidriada con reflejo metálico
y decoración incisa datado entre los siglos
XIV y XV y que fue hallado en la calle
de San Antonio de la ciudad

Conservado en el
Museo de la Alhambra
el jarrón Hirsch (siglo XIV) 
toma su nombre del 
coleccionista Jacob Hirsch y
aunque no se sabe cuando
se separó del cuerpo del
jarrón al que debió pertenecer,
es probable que la rotura se 
produjera por la zona de unión
pues este tipo de jarrones se
hacían por partes

La técnica se basa en tres cochuras: las dos primeras, mediante fuego oxidante, sirven para fijar la forma y decoración; la última, mediante fuego reductor, sirve para dar el dorado conseguido aplicando una solución de cobre y mercurio a la decoración. Es muy frecuente también la combinación con azul cobalto.

Destacan asimismo los jarrones tipo Alhambra, los azulejos como revestimientos de muros, las escudillas, jarras y otros recipientes de uso cotidiano, así como los conjuntos de piezas pintadas y vidriadas de carácter popular decoradas con motivos epigráficos y vegetales.

El Jarrón de las Gacelas está
considerado una obra maestra

La Galería Freer de Arte es un museo de
 la Institución Smithsonian dedicado a arte oriental y
el cual exhibe este jarrón comprado por Mariano
 Fortuny en una taberna de Granada, aunque
el soporte es obra del artista inspirándose
en los leones de la Alhambra


Fragmento del gollete (cuello)
de un jarrón tipo Alhambra con
decoración vidriada en blanco,
azul y reflejo dorado (ésta
última muy perdida) que se
conserva en el Museo de La Alhambra
-en los cantos fracturados
se aprecia el color rojo
de la pasta rojiza-


Se conoce la existencia de 16 jarrones completos, desperdigados en diversos museos del mundo como el Hermitage de San Petersburgo, el Metropolitan de Nueva York y The Hispanic Sociaty of America, además de en colecciones privadas, en total setenta prestatarios nacionales e internacionales. Por ejemplo el jarrón conservado en el Museo Nacional de Estocolmo y que fue un botín obtenido por los suecos que ocuparon Praga al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648. Al parecer este jarrón salió de La Alhambra como un regalo, y terminó en un convento de la capital de Chipre donde se custodiaban en su interior las reliquias de las Bodas de Caná; posteriormente fue un botín de guerra del general turco Mustafá Pashay quien se lo vendió al embajador de Alemania y este lo trasladó a Viena.

El Jarrón de Estocolmo (también conocido como
"La tinaja de Caná" o Alhambravasen) es un
vaso de reflejos dorados de época nazarí, al
que se le añadió en el S. XVIII unos adornos
de metal tanto en la base  como en el cuello de la
pieza, con forma de dragón para reemplazar
el asa perdida, ocultando parte de la inscripción nazarí

En 1975 se pudo adquirir el gollete de uno de estos jarrones procedente de Sicilia que, por medio de viejas fotografías, se conocía de su existencia en Ginebra (Suiza), en la colección del doctor Jacob Hirsch (de donde le vino el nombre). Con las vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial, pasó a Nueva York y allí fue vendido. 

El gollete del jarrón Hirsch fue adquirido
en 1975 en Londres por un anticuario madrileño,
 y de manos de otro pasó al poco tiempo
a la Alhambra, por adquisición del Patronato

El jarrón Hirsch está mejor conservado que
el jarrón de Simonetti y es un poco más esbelto
que él, pero presenta el mismo esquema compositivo,
aunque los temas incluidos en los paños difieren
bastante; aquí, además, están tratados de una
manera más estilizada, e, incluso más sumaria

Hay que lamentar no saber cómo fue
la decoración del cuerpo

A pesar del esfuerzo de los organizadores, por estado de conservación o por no atender las solicitudes de préstamo, algunos de estos jarrones no pudieron estar presentes físicamente, pero sí a través de catálogos y documentación. Se llegó a reunir 130 piezas de arte hispanomusulmán de setenta espacios para decorar la Alhambra con objetos que le pertenecieron en el pasado, consiguiendo hacer volver otros elementos como las lámparas de cobre de la mezquita de Fez Qarqwiyyin o cortinas de seda desde Cleveland.

El conocido como Jarrón de Antequera, 
realizado por los nazaríes en el siglo XIV,
no aparece en el catálogo del Museo de
la Alhambra en 1995 ya que anteriormente 
se conservaba en el Museo Arqueológico
y Etnológico de Granada (R.233)

El jarrón de Antequera ha perdido sus asas y el
gollete del que sólo se conservan sus arranques; se
le incorporaron grapas de sujeción modernas
cuando fue reutilizado como contenedor de aceite,
habiendo perdido su decoración dorada sobre
vidriado blanco (sólo se conservan los restos de un
dibujo en zigzag que rellenaba la superficie
rehundida entre los gallones, así como la
decoración vegetal de uno de ellos



El jarrón árabe que se alumbraba por la noche
con bombillas eléctricas (de 13 metros de altura)
fue una de las más singulares y bellas arquitecturas
efimeras de Antonio Accame y Federico Godoy que  construyeron para el Carnaval gaditano de 1929,
cuyo interior contenía un lujoso salón rojo, desde el
que aparecieron asomadas varias mujeres arrojando
al público flores, palomas y dulces, todo inspirado
en el jarrón nazarí que se había descubierto casualmente
formando parte de la superficie exterior de una bóveda, apareció a finales de febrero de 1927 en
la Cartuja de Jerez de la Frontera, exhibido en la
Exposición Iberoamericana de Sevilla y finalmente,
 el 29 de julio de 1930 ingresó en
el Museo Arqueológico Nacional



Detalle del Jarrón de la Cartuja
de Jerez expuesto en el
Museo Arqueológico Nacional de
reflejo dorado, tipo "Alhambra"

Jarrón de Hornos expuesto en el
Museo Arqueológico Nacional


En la actualidad siguen existiendo alfares
en Granada donde se fabrican los famosos
vasos de la Alhambra con técnicas similares 

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