Los Jarrones de la Alhambra
"Jarrón árabe de la Alhambra y otros restos arqueológicos" Atribuido a Gustave de Beaucorps, cerca de 1858 (reproducción en papel albúmina) |
Corría el año 2007 y lo que en un principio parecía imposible de lograr se hizo realidad; por primera vez en la historia se pudieron reunir en una única exposición, en la cripta del Palacio de Carlos V, algunas de las piezas más importantes del legado de cerámica nazarí de la Alhambra: los famosos jarrones.
Vaso Fortuny (actualmente en el Hermitage) |
Entre los objetos con que los reyes nazaríes adornaban sus palacios destacaron estos jarrones, algunos de los cuales partieron como regalo a personalidades de la época como símbolo de su refinada concepción estética, mientras que otros fueron objeto de expolio hasta bien entrado el siglo XX debido al gran atractivo que tuvieron para el coleccionismo moderno.
Detalle del asa del Jarrón de las Gacelas |
Reproducción del Jarrón de las Gacelas, expuesto en La Alhambra durante la celebración del "Milenio de Granada" en el año 2013 cedido por el artista, Miguel Jimenez Ruiz |
Detalle del cuello agallonado del Jarrón de las Gacelas |
Los talleres de cerámica del Reino nazarí de Granada eran famosos mucho más allá de la Península por su artesanía artística, confeccionando otros objetos cotidianos como candiles y juguetes de barro, pero sobretodo destacan estos jarrones de grandes dimensiones, codiciados regalos para otras casas reales.
La loza dorada nazarí tuvo Málaga como principal centro de producción. Una parte importante era destinada a la exportación, siendo muy apreciada en el mundo occidental, donde era conocida como opera de Malica.
Conservado en el Museo de la Alhambra el jarrón Hirsch (siglo XIV) toma su nombre del coleccionista Jacob Hirsch y aunque no se sabe cuando se separó del cuerpo del jarrón al que debió pertenecer, es probable que la rotura se produjera por la zona de unión pues este tipo de jarrones se hacían por partes |
Destacan asimismo los jarrones tipo Alhambra, los azulejos como revestimientos de muros, las escudillas, jarras y otros recipientes de uso cotidiano, así como los conjuntos de piezas pintadas y vidriadas de carácter popular decoradas con motivos epigráficos y vegetales.
El Jarrón de las Gacelas está considerado una obra maestra |
Fragmento del gollete (cuello) de un jarrón tipo Alhambra con decoración vidriada en blanco, azul y reflejo dorado (ésta última muy perdida) que se conserva en el Museo de La Alhambra -en los cantos fracturados se aprecia el color rojo de la pasta rojiza- |
Se conoce la existencia de 16 jarrones completos, desperdigados en diversos museos del mundo como el Hermitage de San Petersburgo, el Metropolitan de Nueva York y The Hispanic Sociaty of America, además de en colecciones privadas, en total setenta prestatarios nacionales e internacionales. Por ejemplo el jarrón conservado en el Museo Nacional de Estocolmo y que fue un botín obtenido por los suecos que ocuparon Praga al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648. Al parecer este jarrón salió de La Alhambra como un regalo, y terminó en un convento de la capital de Chipre donde se custodiaban en su interior las reliquias de las Bodas de Caná; posteriormente fue un botín de guerra del general turco Mustafá Pashay quien se lo vendió al embajador de Alemania y este lo trasladó a Viena.
En 1975 se pudo adquirir el gollete de uno de estos jarrones procedente de Sicilia que, por medio de viejas fotografías, se conocía de su existencia en Ginebra (Suiza), en la colección del doctor Jacob Hirsch (de donde le vino el nombre). Con las vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial, pasó a Nueva York y allí fue vendido.
En 1975 se pudo adquirir el gollete de uno de estos jarrones procedente de Sicilia que, por medio de viejas fotografías, se conocía de su existencia en Ginebra (Suiza), en la colección del doctor Jacob Hirsch (de donde le vino el nombre). Con las vicisitudes de la Segunda Guerra Mundial, pasó a Nueva York y allí fue vendido.
El gollete del jarrón Hirsch fue adquirido en 1975 en Londres por un anticuario madrileño, y de manos de otro pasó al poco tiempo a la Alhambra, por adquisición del Patronato |
El jarrón Hirsch está mejor conservado que el jarrón de Simonetti y es un poco más esbelto que él, pero presenta el mismo esquema compositivo, aunque los temas incluidos en los paños difieren bastante; aquí, además, están tratados de una manera más estilizada, e, incluso más sumaria |
Hay que lamentar no saber cómo fue la decoración del cuerpo |
A pesar del esfuerzo de los organizadores, por estado de conservación o por no atender las solicitudes de préstamo, algunos de estos jarrones no pudieron estar presentes físicamente, pero sí a través de catálogos y documentación. Se llegó a reunir 130 piezas de arte hispanomusulmán de setenta espacios para decorar la Alhambra con objetos que le pertenecieron en el pasado, consiguiendo hacer volver otros elementos como las lámparas de cobre de la mezquita de Fez Qarqwiyyin o cortinas de seda desde Cleveland.
Detalle del Jarrón de la Cartuja de Jerez expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de reflejo dorado, tipo "Alhambra" |
Jarrón de Hornos expuesto en el Museo Arqueológico Nacional |
En la actualidad siguen existiendo alfares en Granada donde se fabrican los famosos vasos de la Alhambra con técnicas similares |
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