La enseñanza en la Granada nazarí

Los estudios superiores pasaron de impartirse
en la Mezquita Aljama a partir de la mitad del
siglo XIV para hacerlo en la Madraza de Granada;
en esta imagen una recreación de una lección
en la famosa Madraza Yussufiyya


Aprovechando que la enseñanza en nuestro país se encuentra este mes inmersa en la polémica por la defensa de la educación pública, he encontrado interesante abordar este tema. ¿Cómo se desarrollaba la formación intelectual en el reino nazarí de Granada?

Con el impulso de la reconquista, numerosos sabios hispanomusulmanes se refugiaron en el reino de Granada en busca de paz para el estudio, originando el último renacimiento cultural de al-Ándalus. De ahí que el reino nazarí fuera el centro islámico de Occidente durante los siglos XIII y XIV, en lo referente a la lengua árabe, la literatura y la historia.

La enseñanza era privada y el Estado no intervenía en ella, salvo para asegurar su libertad por encima de la intransigencia de los clérigos musulmanes. La única intervención de los monarcas granadinos consistía en traer a famosos maestros orientales y norteafricanos a Granada para dar lecciones magistrales.

Las mezquitas solían ser el centro de la sabiduría en cualquier población del territorio nazarí. Hasta las aldeas y agrupaciones de cortijos contaban con escuelas coránicas. La disciplina fundamental que los maestros, pagados por los padres de los alumnos, impartía desde modestos locales cuyo suelo estaba cubierto de esteras, se orientaba fundamentalmente en el conocimiento de El Corán, por su importancia para el estudio de las leyes islámicas y otras asignaturas relacionadas con estas. Su finalidad era que los niños tuviesen una buena escritura, una buena dicción, recitaran correcta y armoniosamente las sagradas escrituras islámicas y supieran marcar las pausas y los acentos al hablar.

Al conocimiento de El Corán le precedía el estudio de fragmentos poéticos y epistolares, tras lo cual el alumno se acercaba al cálculo y la gramática. La enseñanza era oral: primero el maestro leía la materia de que se tratara, para que los alumnos lo repitieran después y por último copiar y leer lo copiado, agudizando de tal modo la memoria tanto de profesores como de alumnos. Para aprender a escribir, se copiaban pasajes de las escrituras sagradas, lo cual no se hacía en Oriente, quizá por respeto a los textos islámicos por considerarlo impío -aunque eran famosos los calígrafos orientales, en Granada la población escribia bien, mientras que en Europa la mayor parte de la población era analfabeta-.

Los estudios podían prolongarse de cinco a quince años, incluso una misma materia era estudiada con más de un profesor. Más aún entre las clases aristocráticas y la realeza nazarí, quienes recibían un nivel de estudios muy elevado. Mohammed II, contemporáneo de Alfonso X el Sabio, recibió el mismo apelativo, formó su biblioteca a partir de los libros pertenecientes al califa Omeya cordobés al-Hakem II. Ismail II aprendió griego de la mano de Abbad, un liberto cristiano. En general todos los hijos de los reyes nazaríes recibían instrucción de sabios y la preocupación por su formación era fundamental.

En cuanto a la enseñanza superior, hay que destacar la fundación de la Madraza de Granada en el año 1349, una universidad destinada a proteger ciencias y letras, y donde confluyeron estudiantes granadinos y de diferentes procedencias atraídos por la munificencia del rey Yusuf I.

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