Juegos nazaríes

Los juguetes aparecidos en yacimientos arqueológicos en Granada, Almería y Málaga, así como en otros municipios, nos acerca al mundo infantil y al de las relaciones lúdicas populares nazaríes, cuya pervivencia etnográfica han llegado hasta la actualidad.

La aparición de este tipo de figuras no es extraño entre los restos arqueológicos de lugares hispanomusulmanes ya que su uso estaba extendido como juguetes entre los niños.

En la imagen unos niños juegan con figuritas de barro

La representación en miniatura de los enseres de cocina -ollas, cazuelas, jarros, anafres, etc- ofrecen una imagen de los juegos domésticos a través de la cual los niños reproducían las tareas cotidianas que veían en su entorno. Muestran en miniatura formas similares de la vajilla nazarí, manteniendo la misma calidad y decoración, con acabados en bizcocho, baño de engalba, capa vítra parcial o bien baños estanníferos con decoración en azul y dorado, como los ejemplos conservados en el Museo de la Alhambra.

Con un marcado carácter festivo se han encontrado juguetes antropomorfos y zoomorfos, junto a otros en forma de silbato o sifarat. La existencia de estas piezas se ha relacionado con la costumbre de regalar figuritas en fiestas del calendario musulmán como es la del nayruz o nawruz, celebración de origen persa que en Granada solía coincidir con el día de Año Nuevo o con el día de la Epifanía.

Dos figuras zoomorfas de barro y barros vidriado verde
expuestas en la Alcazaba de Almería

Estos objetos, cuyo uso de extiende en el tiempo y en el espacio, eran casi siempre de animales y solían ir acompañados con el correspondiente silbato. En la actualidad, la sifarat o silbato andalusí se sigue utilizando en lugares como Mallorca, Andújar, etc. 

Silbato de agua actual, muy similar a los nazaríes

Los silbatos de agua tenían la finalidad de producir un sonido similar al canto de un pájaro, presentando un pequeño depósito de agua al que entra el aire, solución mantenida en uso en nuestros días a nivel popular.



Figuritas cónicas zoomorfas conservadas en
la Alcazaba de Almería

Las figuras de caballo eran frecuentes y se han encontrado en diferentes lugares. Su representación en los ejemplares más naturalistas se atiene a un tipo de caballos árabes por su anatomía y similares a las representaciones que aparecen en las pinturas de la casita del Partal en la Alhambra. En algunos casos no aparecen sin decoración ni jaeces, aunque presentan al animal con las crines cortadas pero marcadas y la cola igualmente recortada. Presentan atajales que se conocen actualmente en la Península Ibérica como "árabes" con cabezal, bridas, pecho-petral y en algún caso atajarre, simulando cuero, decorados generalmente decorados con silueta curva o perforaciones o incisos. Algunos ejemplos se completan también con algún jinete, completados con cerones y escudos. Los jinetes aparecen representados de forma sencilla sin destacar en detalle, nada más que a veces tienen sus piernas apoyadas, rectas, sobre sus estribos y sus brazos se sujetan al cuello del animal.

Sin embargo, son pocas aquellas figuritas que se conservan con forma de oso puesto en pie con los brazos cruzados por delante o con las manos unidas en forma de oración. Se realizaron de forma sencilla estirando la arcilla de color claro y sin vidriar. Algunas tienen aplicaciones plásticas para los ojos, y en algún caso simulando pelo a los lados de la cara.

Los juegos de naipes se
introdujeron en el siglo XIV
en España por los musulmanes
como esta antigua baraja en la que
aparece la imagen de un caballero
nazarí esgrimiendo una espada
jineta y protegido por su adarga
Además de los juguetes, había juegos al aire libre como el "juego de la estornija" en la que los niños, con una vara o palo recto de aproximadamente ochenta centímetros dibujaban una circunferencia en el suelo mientras colocaban en medio del círculo una estaca de medio palmo (veinte centímetros) con sus extremos bien afilados en forma de punta y llamado "tala" o "coto". Con la vara se daba un golpe seco a uno de los extremos del "coto" para que saltara en el aire y seguir golpeándolo para que no tocara el suelo para evitar que los demás niños la interceptaran, entonces el jugador que tenía la vara la soltaba dentro del círculo y se dirigía hasta donde había caido el "coto", se quedaba en ese lugar y devolvía la estaca al lugar de los lanzamientos. Un jugador tras otro repetía la operación si que ninguno lograse interceptar el vuelo del "coto". Ganaba el equipo que fuese capaz de enviar más lejos el "coto".

Los niños se divertían con estos juegos conocidos, o se inventaban otros. En verano, en los días más calurosos, bajaban hasta el río Genil (Xennil) para bañarse, cazar ranas e incordiar a lagartijas y culebras que vivían en las márgenes del río. En el resto del año correteaban por las calles o trepaban a los árboles de la cercana alameda de Muamil para ver nidos e intentar cazar pájaros.

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