El origen de la familia real nazarí

En la Edad Media era importante legitimarse ante sus súbditos a nivel político como religioso, como cualquier dinastía medieval de su tiempo, por lo que crearon su propia genealogía enraizada en una tribu de importancia en la historia temprana del Islam a pesar de no contar realmente con vínculos familiares ni de sangre con ella. Por tanto, los Banū Naṣr no dudaron en buscar un ancestro destacado en el entorno social que tenía el profeta Mahoma en el siglo VI; Banū Naṣr  significa “hijos” o “descendientes de Naṣr”, derivación de la raíz árabe naṣara que significa "ayudar", en el sentido de "asistir al alguien frente al enemigo a conseguir la victoria". 

En tiempos de Mahoma, existía en la ciudad de Medina una tribu llamada alAnṣār -literalmente "los defensores" o "los auxiliadores"- procedentes de Yemen. Cuando el profeta huyó a esta ciudad en el año 622 esta tribu le prestó una gran ayuda convirtiéndose al Islam. Se fijaron especialmente en el miembro más destacado de la tribu llamado Sa‘d Ibn Ubāda quien ambicionaba convertirse en el primer califa del Islam tras la muerte del profeta, pero finalmente no pudo por pertenecer a una tribu distinta de la de Mahoma. Decepcionado, Sa‘d Ibn Ubāda se trasladó al final de su vida a Siria, donde falleció tan sólo unos años más tarde. Los genealogistas nazaríes realizaron el teórico entronque con Sa‘d Ibn Ubāda a través de uno de los hijos de éste, llamado Qays, difundiendo su ascendencia Anṣārí a partir del siglo XIV, coincidiendo con el cambio de rama familiar reinante en la dinastía nazarí y con la intención de proclamar un califato que no tuvo trascendencia fuera de los muros de la Alhambra. No es casualidad que en los siglos XIV y XV empiecen a proliferar los nombres de Sa‘d, Qays y Naṣr entre los miembros de la familia real nazarí en un intento de legitimar su derecho a reinar.


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