El ejército nazarí
El ejército nazarí se caracterizaba por la mezcolanza, influidos militarmente por cristianos y africanos, al igual que la caballería ligera castellana debía mucho a su homóloga granadina, como veremos a continuación.
Se trataba de un ejército profesional, que ingresaba su sueldo en oro, aunque también recibía parte del botín obtenido. Los soldados cobraban a través de unas oficinas de reclutamiento que se ocupaban de todo lo concerniente a la tropa. La soldada o ratib era pagada en mizcales de oro, así como una parte proporcional del botín que obtuvieran en la guerra, en función de su grado militar y su actuación en la contienda, estando reservado 1/5 del total al monarca nazarí.
Al ejército se le denominaba como unidad yaish y englobaba elementos de caballería e infantería, distinguiendo entre el ejército regular o yund que incluía a una guardia de élite formada por conversos al islam de origen cristiano conocidos como "elches" y que formaban la guardia palatina desde 1375. La guardia palatina era la encargada de velar por la seguridad del rey de Granada y su familia, y el puesto de jefe de la guardia era Sahib al-Surtâ.
El ejército nazarí tendría sus principales bases en Granada, donde se acantonaba el grueso del ejército real nazarí, Málaga, Guadix y Ronda. Con el orden, la obediencia, la disciplina y la organización, el ejército musulmán había subsistido durante siglos. El ejército se dividía en cinco: cada cinco mil hombres había un amur o general, que a su vez se dividían en cinco grupos de mil hombres, cada uno de ellos bajo las órdenes de un oficial o qa'id. A su vez, estos mil hombres se subdividían en cinco grupos de doscientos hombres que dependían del capitán o naqib quien caminaba con su estandarte. Y cada doscientos hombres se dividían en cinco secciones de cuarenta, cuyo oficial, arif, portaba un pendón. Éstos se fragmentaban en cinco escuadras de ocho soldados bajo las órdenes de un sargento o nazir que prendía a su lanza un banderín.
Sin embargo, en época de actividad guerrera se recurriría a un sistema se levas entre la población local hispanomusulmana, como sucedió en el reinado de Muley Hacén cuando los granadinos trataron de recuperar Alhama. Aunque no disponemos de documentación que precise fehacientemente el sistema nazarí de reclutamiento, no es aventurado suponer que la población estuviera obligada a prestar servicio militar en caso de necesidad, estando formadas por cualquier varón mayor de edad y capaz de combatir y ordenadas por grupos sociales, según cita la historiadora y arabista Mabel Villagra:
Por otra parte se encontraban los destacamentos destinados a custodiar la frontera o ath-thagr y las fortificaciones como la de Loja (Lawxa), Vélez-Málaga (Ballis), Setenil y que eran conocidos como "zegríes" -o cenetes o gomeres-, casi todos norteafricanos venidos de tribus conocidas como los Masmuda, Zenetes, Gumara o Gómeres o los Banú al-Sarrax o Abrencerrajes, liderados por un miembro de la nobleza o jassa, así como por morabitos o "voluntarios de la fe", una especie de eremitas-guerreros que venían a ejercer la Yihad o Guerra Santa contra los cristianos. Estos gomeres son definidos por del Pulgar como "...gentes de los reinos de África que usan la guerra continuamente y pasan al reino de Granada a ganar sueldo y facer guerra a los cristianos...". Por otra parte el imperio otomano colaboraba con sus buques en el transporte de los combatientes al emirato nazarí.
Sin embargo, cuando no había guerra declarada, al ejército nazarí le quedaban dos opciones: realizar una razzia adentrándose en territorio cristiano -frecuentemente en primavera y verano- o acercarse a la frontera, arrasar un pueblo e incluso tomar un castillo.
Desde el comienzo de la dinastía nazarí hasta comienzos del siglo XIV, en el reino de Granada convivieron dos corrientes militares: la imitación de los ejércitos cristianos por un lado y la de origen hispanomusulmán con influencias orientales y magrebíes. Con la llegada del siglo XIV, las tropas nazaríes sufren el influjo berberisco, debido sin duda al apoyo recibido por el sultanato benimerín y voluntarios de origen bereber, introduciéndose el uso del estribo corto y la monta "a la jineta" (con las piernas hacia atrás, lo que implicaba una silla de montar especial) frente "a la brida" cristiana (con las piernas rectas).
Daban más importancia a las panoplias norteafricanas como al escudo llamado "adarga"; la creación de unidades de caballería ligera que sustituirán a las de caballería pesada y tácticas militares propias de las tribus del Magreb como el tornafuye o karr wa-farr, simular una huida para cargar contra el enemigo al ser perseguidos, con las que obtendrían no pocas victorias.
Otro elemento singular del ejército nazarí es la "jineta". Al establecerse la montura "a la jineta" se popularizó el uso de la espada jineta, un arma corta y delgada, característica del arte nazarí. Fue introducida por las tropas bereberes al servicio de Mohammed I, según Alfonso X. Su pomo permitía apoyar la mano para rematar el golpe y podían colgarse del arzón de la silla.
Ibn al-Jatib da testimonio de los cambios que hubo en el ejército nazarí para adaptarse a la caballería pesada castellana: “Ahora han cambiado este equipo por otro sencillo, de corazas ligeras, cascos dorados, sillas árabes (para montar a la jineta), escudos de cuero de anta y lanza fina”. Las necesidades bélicas de los nazaríes provocaron un despegue de las industrias artesanas en Granada, Málaga y Almería principalmente y otros secundarios en Mondújar, Bentarique o Bérchules. Se producía hierro, forja y repujado de cueros, se especializaban en la fabricación de cotas de mallas, estribos, sillas de montar y armas tales como espadas, puñales y lanzas, así como escudos o adargas de ante, algunos de ellos profusamente adornados con piedras preciosas esmaltes, damasquinado y terciopelo. Las armas fabricadas en los talleres reales no sólo eran utilizadas por los monarcas nazaríes y su ejército, sino que también eran codiciadas por nobles y reyes castellanos, quienes adquirían estas piezas a un elevado precio, o bien las recibían como regalos diplomáticos.
La máxima autoridad del ejército era el rey, encabezando a las tropas, como el caso de Yusuf I en la batalla de El Salado o de Boabdil cuando fue capturado en 1483 mientras comandaba el ejército en Lucena. El zabalmedina era la máxima autoridad militar, sólo por debajo del rey. Era jefe del ejército del país y responsable de mantener el orden dentro de las fronteras, así como su defensa. El visir o wazir, ministros y los secretarios o hayib también podían comandar el ejército, de ahí que se produjesen tantas luchas de poder y guerras civiles dentro del reino nazarí. Por debajo estaban los arraeces -comandantes en jefe del ejército granadino- y los alcaides o al-qaid que ostentaban el poder militar en las tierras fronterizas, equiparados al walí o gobernador, por su alta estima moral, jurídica y religiosa. Habitualmente estos cargos suponían la tenencia de castillos y guarniciones. El amir por suparte, sería el equivalente a General del ejército, adalid de las tropas mercenarias del reino, integradas por mesnaderos norteafricanos, constituyendo las fuerzas de choque del ejército granadino. A su mando estaban los al-urafa o alarifes, subalternos encargados de grandes unidades del ejército, y los an-nazirin o inspectores.
Recreación histórica de tres tipos distintos de guerreros nazaríes |
Sin embargo, en época de actividad guerrera se recurriría a un sistema se levas entre la población local hispanomusulmana, como sucedió en el reinado de Muley Hacén cuando los granadinos trataron de recuperar Alhama. Aunque no disponemos de documentación que precise fehacientemente el sistema nazarí de reclutamiento, no es aventurado suponer que la población estuviera obligada a prestar servicio militar en caso de necesidad, estando formadas por cualquier varón mayor de edad y capaz de combatir y ordenadas por grupos sociales, según cita la historiadora y arabista Mabel Villagra:
- artesanos, comerciantes, religiosos o burgueses acudían con sus monturas como tropas auxiliares y caballería ligera de reserva.
Fragmento de cabezada de caballo en cobre esmaltado, hilos de seda y plata del siglo XV encontrado en Lorca (Murcia) y que se expone en la sección de arte nazarí del Museo Arqueológico Nacional (MAN) |
- el campesinado que actuaba como infantería de reserva aportando a arqueros, honderos, tiradores de venablo y especialmente ballesteros, muy respetados por sus enemigos por su fama de diestros tiradores con este arma.
Flechas del tipo utilizado pot los arqueros nazaríes y que se exponen en la sección de arte nazarí del Museo Arqueológico Nacional (MAN) |
Por otra parte se encontraban los destacamentos destinados a custodiar la frontera o ath-thagr y las fortificaciones como la de Loja (Lawxa), Vélez-Málaga (Ballis), Setenil y que eran conocidos como "zegríes" -o cenetes o gomeres-, casi todos norteafricanos venidos de tribus conocidas como los Masmuda, Zenetes, Gumara o Gómeres o los Banú al-Sarrax o Abrencerrajes, liderados por un miembro de la nobleza o jassa, así como por morabitos o "voluntarios de la fe", una especie de eremitas-guerreros que venían a ejercer la Yihad o Guerra Santa contra los cristianos. Estos gomeres son definidos por del Pulgar como "...gentes de los reinos de África que usan la guerra continuamente y pasan al reino de Granada a ganar sueldo y facer guerra a los cristianos...". Por otra parte el imperio otomano colaboraba con sus buques en el transporte de los combatientes al emirato nazarí.
Detalle del bajorrelieve de Felipe Bigarny, contemporaneo en la reconquista de 1492, representa a este soldado nazarí con una adarga. Capilla Real de Granada |
Vista de una adarga por ambos lados, lo que hace pensar que era pesada |
Sin embargo, cuando no había guerra declarada, al ejército nazarí le quedaban dos opciones: realizar una razzia adentrándose en territorio cristiano -frecuentemente en primavera y verano- o acercarse a la frontera, arrasar un pueblo e incluso tomar un castillo.
Espada jineta expuesta en el Museo de Cluny que según dicen perteneció a Mohammed XII o Boabdil |
Desde el comienzo de la dinastía nazarí hasta comienzos del siglo XIV, en el reino de Granada convivieron dos corrientes militares: la imitación de los ejércitos cristianos por un lado y la de origen hispanomusulmán con influencias orientales y magrebíes. Con la llegada del siglo XIV, las tropas nazaríes sufren el influjo berberisco, debido sin duda al apoyo recibido por el sultanato benimerín y voluntarios de origen bereber, introduciéndose el uso del estribo corto y la monta "a la jineta" (con las piernas hacia atrás, lo que implicaba una silla de montar especial) frente "a la brida" cristiana (con las piernas rectas).
Guerrero nazarí frente a la Puerta del Vino de La Alhambra por Augusto Ferrer-Dalmau |
Este soldado de Caballería Ligera del Reino de Granada muestra como portaban sus adargas en la montura |
Soldado de Caballería Ligera del Reino de Granada disparando un arco compuesto |
Estribos andalusíes (siglos XIII-XIV) expuestos en el Museo Arqueológico de Granada |
Los arqueros eran piezas clave en la infantería nazarí porque eran capaces de dañar al enemigo a distancia |
Daban más importancia a las panoplias norteafricanas como al escudo llamado "adarga"; la creación de unidades de caballería ligera que sustituirán a las de caballería pesada y tácticas militares propias de las tribus del Magreb como el tornafuye o karr wa-farr, simular una huida para cargar contra el enemigo al ser perseguidos, con las que obtendrían no pocas victorias.
En esta imagen una "jineta de ceremonia" y su vaina, conservada en el Museo del Ejército |
Otro elemento singular del ejército nazarí es la "jineta". Al establecerse la montura "a la jineta" se popularizó el uso de la espada jineta, un arma corta y delgada, característica del arte nazarí. Fue introducida por las tropas bereberes al servicio de Mohammed I, según Alfonso X. Su pomo permitía apoyar la mano para rematar el golpe y podían colgarse del arzón de la silla.
Los lanceros solían estar situados en la primera línea de infantería |
Ibn al-Jatib da testimonio de los cambios que hubo en el ejército nazarí para adaptarse a la caballería pesada castellana: “Ahora han cambiado este equipo por otro sencillo, de corazas ligeras, cascos dorados, sillas árabes (para montar a la jineta), escudos de cuero de anta y lanza fina”. Las necesidades bélicas de los nazaríes provocaron un despegue de las industrias artesanas en Granada, Málaga y Almería principalmente y otros secundarios en Mondújar, Bentarique o Bérchules. Se producía hierro, forja y repujado de cueros, se especializaban en la fabricación de cotas de mallas, estribos, sillas de montar y armas tales como espadas, puñales y lanzas, así como escudos o adargas de ante, algunos de ellos profusamente adornados con piedras preciosas esmaltes, damasquinado y terciopelo. Las armas fabricadas en los talleres reales no sólo eran utilizadas por los monarcas nazaríes y su ejército, sino que también eran codiciadas por nobles y reyes castellanos, quienes adquirían estas piezas a un elevado precio, o bien las recibían como regalos diplomáticos.
Casco de guerra conservado en el Museo Municipal de Algeciras que data de finales del siglo XIII y primera mitad del siglo XIV |
La máxima autoridad del ejército era el rey, encabezando a las tropas, como el caso de Yusuf I en la batalla de El Salado o de Boabdil cuando fue capturado en 1483 mientras comandaba el ejército en Lucena. El zabalmedina era la máxima autoridad militar, sólo por debajo del rey. Era jefe del ejército del país y responsable de mantener el orden dentro de las fronteras, así como su defensa. El visir o wazir, ministros y los secretarios o hayib también podían comandar el ejército, de ahí que se produjesen tantas luchas de poder y guerras civiles dentro del reino nazarí. Por debajo estaban los arraeces -comandantes en jefe del ejército granadino- y los alcaides o al-qaid que ostentaban el poder militar en las tierras fronterizas, equiparados al walí o gobernador, por su alta estima moral, jurídica y religiosa. Habitualmente estos cargos suponían la tenencia de castillos y guarniciones. El amir por suparte, sería el equivalente a General del ejército, adalid de las tropas mercenarias del reino, integradas por mesnaderos norteafricanos, constituyendo las fuerzas de choque del ejército granadino. A su mando estaban los al-urafa o alarifes, subalternos encargados de grandes unidades del ejército, y los an-nazirin o inspectores.
Representación de un caballero nazarí procedente de las pinturas murales conservadas en las casitas del Partal de la Alhambra de Granada |
Integrada por 7.500 jinetes repartidos por todo el territorio (30.000 km cuadrados), la caballería estaba considerada la principal fuerza del ejército nazarí (eficaz en talas masivas, algaradas, apoyo a la infantería, etc), formada por fuerzas auxiliares norteafricanas y locales, así como miembros de la aristocracia.
Como reseña, indicar que la marina de guerra nazarí no debió ser poderosa (no hay estudios que informen acerca de la flota nazarí) aunque los barcos granadinos realizaban algunas incursiones en las costas cristianas con cierto éxito. Debemos tener en cuenta las siguientes circunstancias:
La vocación política de los nazaríes fue por necesidad la defensa de su territorio y su supervivencia salvo en el reinado de Ismail I cuando por última vez el territorio se amplía con la conquista de Huéscar, Valera y Orce.
La marina nazarí no pudo compararse a la de sus vecinos mediterráneos, pero sí suficiente para guardar sus costas con naves corsarias que ejercían vigilancia y tripuladas por un cuerpo de arqueros,
Los principales puertos fueron los de Almería (al-Mariya) y Málaga (Malaqa), también se utilizaba como fondeadero Almuñécar (al-Munakkab), aunque su importancia era menor que la de las otras dos ciudades, en la que había atarazanas.
Ilustración que representa caballeros nazaríes |
Como reseña, indicar que la marina de guerra nazarí no debió ser poderosa (no hay estudios que informen acerca de la flota nazarí) aunque los barcos granadinos realizaban algunas incursiones en las costas cristianas con cierto éxito. Debemos tener en cuenta las siguientes circunstancias:
- Las onerosas parias que debía pagar a Castilla
- Los costes altos para construir y fortificar las torres, fortalezas, alcazabas y castillos de la defensa interior y sus fronteras
- Los gastos que exigía el mantenimiento del ejército y especialmente los mercenarios africanos
- El mantenimiento de la vida palaciegas
- Las continuas guerras e incursiones cristianas que empobrecen la economía agraria
- El elevado coste de una embarcación
En la ilustración pueden observarse tres tipos de soldados del ejército nazarí: ballestero, jinete y un mercenario africano o gomeres |
Nave del siglo XIV, junto con las enseñas de Marruecos a la izquierda y Tremecén a la derecha |
La marina nazarí no pudo compararse a la de sus vecinos mediterráneos, pero sí suficiente para guardar sus costas con naves corsarias que ejercían vigilancia y tripuladas por un cuerpo de arqueros,
así como complemento de su economía. El Reino de Granada solicitaba ayuda en este sentido a sus aliados, así por ejemplo, en la batalla del Estrecho, fue la marina de los mereníes la que llevo la mayor parte de la acción, mientras que Aragón también ayudó a los nazaríes en los tratados que con ellos hacían.
Los principales puertos fueron los de Almería (al-Mariya) y Málaga (Malaqa), también se utilizaba como fondeadero Almuñécar (al-Munakkab), aunque su importancia era menor que la de las otras dos ciudades, en la que había atarazanas.
Durante los 250 años de dominación islámica, el ejército nazarí renovó sus armas, innovando con armas de fuego, como los espingarderos o divisiones de artillería que comenzó funcionando con nafta para terminar arrojando bolaños o pellas de piedra gracias a los llamados "truenos de fuego", utilizados en el asedio de Huescar (1324) y Algeciras (1344).
Me gustaría saber qué fuentes y recursos has utilizado para extraer esta información, gracias.
ResponderEliminarHola josejuangf! Las fuentes son numerosas aunque no suelo incluirlas en los artículos. No obstante, en relación al tema militar nazarí, te recomiendo el nº 13 de la revista Desperta Ferro que profundiza sobre el tema. Un saludo
ResponderEliminarApreciado Miguel, mi nombre es Mabel Villagra, historiadora, arabista y asesora histórica de la Serie ISABEL de TVE.
ResponderEliminarVeo que usted ha usado y copiado ahí textos de mis artículos de la Serie Isabel para TVE copiando párrafos enteros sin citarlos.
Le rogaría amablemente que los retirase o entrecomillase como citas en su artículo y sí pusiese la fuente de donde los ha sacado dado que los está ud. copiando/pegando tal cual, haciéndolos pasar como creación suya ante sus lectores.
Y un consejo, si quiere que su blog sea más serio, debería Ud. citar sus fuentes. Le daría más legitimidad.
Gracias y un saludo.
Estimada Mabel, a raíz de su comentario he llegado al artículo utilizado al que hace referencia para citarla. Así lo he hecho, disculpe y sobretodo le felicito por su investigación.
EliminarMe considero un apasionado de la historia de Granada y disfruto con ello, por lo que decidí publicar este blog como algo personal y al mismo tiempo compartir esta afición con los demás, sin pretender pasar por propio lo que leo, visito o escucho. Con lo que agradezco su consejo, pero no busco que esto sea un trabajo más serio que el propio disfrute de recopilar este conocimiento, venga de un libro, una novela o un medio audiovisual y si puedo compartirlo, lo que conlleva bastante trabajo y tiempo, pero lo disfruto igualmente.
Como ya he indicado en otros comentarios no siempre guardo conmigo la fuente y si dispongo de ella la comparto con los demás si con eso ayudo a quien esté interesado/a.
Reitero mis disculpas al haberle molestado.
Un saludo