Programa de visitas guiadas por especialistas: La Casa Real de la Felicidad, el Palacio del Generalife (Palacio del Generalife)
Palacio de el Generalife y su entorno |
Hoy he tenido la oportunidad de visitar el Generalife y conocer en profundidad este espacio dentro del programa de visitas dirigidas por especialistas, en concreto la visita llamada "La Casa Real de la Felicidad, el Palacio del Generalife" guiada por el Doctor en Historia del Arte y profesor del instituto granadino Padre Manjón, Carlos Vílchez Vílchez, gran conocedor del monumento ya que realizó una tesis sobre este complejo en el año 1991.
El recorrido continua por el Paseo de los Nogales, obra contemporánea ideada por Torres Balbás para facilitar el acceso y mantenimiento del palacio y las huertas. El Palacio del Generalife o Yannat al'arif (traducido por Huerta del Arquitecto), era conocido por los granadinos nazaríes como "La Huerta del Rey".
La distancia que separa ambos recintos regios es muy corta a través de un camino que conducía a la familia real y la corte durante el caluroso verano granadino principalmente. Este tramo medieval estaba vigilado por la Torre de los Picos y la Torre del Cadí, siendo un camino amurallado -en gran parte restaurado actualmente- que garantizaba la seguridad para acceder al Generalife.
Tras dejar atrás el Patio de Descabalgamiento se accedía directamente al primer patio de entrada palatino, viendo sobre la puerta, y bajo el alero, la señal de la llave -como en otras tantas entradas de la Alhambra- lo que venía a significar que se estaba accediendo a una propiedad real nazarí. Aún puede verse, no sin dificultad, alrededor de las dovelas de cerámica colocadas siguiendo la tradición califal, restos de una pintura con figuras polilovuladas.
Partidor moderno que separa el cauce del agua que llega desde la Acequia Real, una acequia que ha variado mucho desde sus orígenes |
La organización en terrazas escalonadas con muros de tapial de El Generalife facilita la distribución del agua |
El recorrido continua por el Paseo de los Nogales, obra contemporánea ideada por Torres Balbás para facilitar el acceso y mantenimiento del palacio y las huertas. El Palacio del Generalife o Yannat al'arif (traducido por Huerta del Arquitecto), era conocido por los granadinos nazaríes como "La Huerta del Rey".
La distancia que separa ambos recintos regios es muy corta a través de un camino que conducía a la familia real y la corte durante el caluroso verano granadino principalmente. Este tramo medieval estaba vigilado por la Torre de los Picos y la Torre del Cadí, siendo un camino amurallado -en gran parte restaurado actualmente- que garantizaba la seguridad para acceder al Generalife.
Vista desde las murallas de La Alhambra del camino protegido que conectaba con el Palacio del Generalife y que era utilizado por la familia real nazarí |
En el Patio de Descabalgamiento se encontraban los establos y otras dependencias relacionadas con el equipo ecuestre |
Puerta de acceso por el pabellón noreste del Generalife. La construcción data del reinado de Mohammed III, mientras que la segunda planta -la ventana y los dos espacios decorativos de los lados- pertenece a modificaciones posteriores bajo el reinado de Yusuf III. |
Aunque su edificación es pobre y su aspecto exterior austero, su interior es un refugio idílico de paz y frescor, destacando sus jardines organizados a lo largo de una acequia; huertos y jardines, flores, plantas aromáticas, setos de arrayanes, rosales, jazmines, cipreses y árboles frutales como el naranjo forman un conjunto de aroma y belleza inigualable.
La orientación del palacio es Norte-Sur en su eje principal. Esta orientación es la que mejor se adapta al clima de Granada, permitiendo que el sol caliente e ilumine el patio y el pabellón principal durante los meses de invierno, mientras que en verano el sol, al estar más alto, no llega a entrar en las estancias del pabellón Norte y permanece menos tiempo en el patio.
Pabellón norte de El Generalife iluminado en una fría mañana de invierno |
La orientación del palacio es Norte-Sur en su eje principal. Esta orientación es la que mejor se adapta al clima de Granada, permitiendo que el sol caliente e ilumine el patio y el pabellón principal durante los meses de invierno, mientras que en verano el sol, al estar más alto, no llega a entrar en las estancias del pabellón Norte y permanece menos tiempo en el patio.
La galería del lado oeste era más cerrada en época nazarí |
Las fuentes eran utilizadas para señalar direcciones y ejes fundamentales en el jardín, como elementos decorativos y para escuchar el sonido del agua cayendo sobre el agua acumulada en la taza. Además algunas estaban destinadas a las abluciones.
Una de las fuentes de mármol del generalife |
El Generalife es un mirador en sí mismo, construido para disfrutar del paisaje que le rodea. Frente a la torre mirador del pabellón sur había otra torre defensiva, también de época nazarí, de la que se conserva la base de hormigón y sobre la misma se levantó una gran fuente capaz de lanzar un fuerte chorro de agua al aire para el disfrute de sus moradores. Por su situación, a mayor altura que La Alhambra, fue preciso construir una serie de obras hidráulicas que garantizasen su regadío desde la Acequia Real, tales como el Albercón Negro o el Aljibe de la Lluvia o diversos mayarib (surtidores de agua).
Esta gran fuente, de reforma cristiana, se ubica sobre una torre defensiva nazarí que ayudaría a proteger el palacio desde el lado del Albaicín y del camino de Guadix. |
Este muro saliente de color rojizo es de origen nazarí, lo que nos ayuda a conocer la altura de esta peculiar torre. Esta rematado con una albarrilla para que el agua de la lluvia descienda del muro. |
Junto al muro medieval, la puerta da acceso a la parte superior del pabellón sur del Generalife. Este pabellón fue elevado en época cristiana, construyendo sobre él dos miradores cubiertos que miran hacia el Albaicín y hacia el Patio de la Acequia y hacia el Pabellón Norte.
Vista del palacio del Generalife desde las plantas superiores del pabellón sur del palacio, con la perspectiva del Patio de la Acequia, la crujía oeste y el pabellón norte al fondo. |
Plantas de construcción cristiana con vistas al Albaicín. Con estos añadidos cristianos, el pabellón opuesto perdió sus vistas al Albaicín, como originalmente idearon los reyes nazaríes de Granada. |
En el centro de la larga acequia del Patio de la Acequia habría un pabellón en época nazarí que ha desaparecido, aunque la vegetación que adornaba el patio en época hispanomusulmana sí se ha recuperado gracias a la labor arqueológica al obtener el polen encontrado al llegar al sustrato medieval de los jardines del patio. Los famosos surtidores de la Acequia no existían hasta el siglo XIX, por lo que habría que imaginarlo como un lugar en silencio, sin el constante ruido del agua al caer.
El Patio del Ciprés o de la Sultana es un jardín construido en la época cristiana sobre los restos de los baños del palacio medieval |
La acequia del Generalife pasa por el lateral Norte |
El patio del Ciprés de la Sultana, un espacio de origen nazarí que fue remodelado para adaptarse a los gustos cristianos |
Una vez visitados los corredores abiertos que fueron añadidos en época cristiana y que conducen al Patio del Ciprés, conocemos que la leyenda del Ciprés de la Sultana se remonta a más allá del romanticismo decimonónico, hasta el siglo XVI, tal como recoge el embajador Navajero en su visita a la corte de Carlos V. Dejamos atrás el palacio por un momento para dirigirnos a la Escalera del agua, que presumiblemente finalizaría en un oratorio islámico que desapareció con la construcción del Mirador Romántico.
Escalera del Agua por la que el rey ascendería realizando las pertinentes abluciones con el agua que desciende por el pasamanos y con un canal que atravesaba los peldaños. |
Vistas desde el pabellón norte. Habría que imaginar el pabellón opuesto con la altura rebajada permitiendo ver la panorámica del barrio del Albaicín y la medina. |
La Casa del Amigo, de la que hoy sólo pueden verse restos arqueológicos, fue una construcción del rey Yusuf III situada junto a un callejón de servicio. |
Este paseo de cipreses, en origen, era un camino medieval que conducía a los aledaños del palacio del Generalife |
Punto en el que se unen estos dos ramales de la acequia, conocidos como el tercio y los dos tercios. Aquí finaliza la visita, en la misma Acequia Real desde donde partimos. |
Sin lugar a dudas, estas visitas guiadas por especialistas merecen la pena, por su módico precio (9 euros), ya que no sólo los conocimientos que te aportan, te permiten además acceder a espacios reservados al público en general y conocer en mayor profundidad el complejo alhambreño.
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